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Viaje maravilloso del Señor Nic-Nac/XXXIV

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CAPÍTULO XXXIV
psique

Una fuerza gigante, ilimitada casi, sirve á mi voluntad.

Soy invisible!

¿Sabeis lo que esto significa?

Significa que para mí no hay secretos y que, basta que desée transportarme de un punto á otro, abstrayendo lo impenetrable, para hacerme dueño de resortes poderosos.

He sido habitante de la Tierra, así como en la Tierra hay habitantes de la Luna; hoy mi existencia maravillosa se declina en Marte; mas tarde volaré talvez á Júpiter ó á Neptuno, y ¿quiénsabe si he volado, mariposa del éter, en alguno de esos astros lejanos que flotan invisibles en las profundidades infinitas?

Como todos esos seres humanos que pueblan los mundos innumerables, mi corazon ha palpitado bajo el impulso de pasiones placenteras, formas respectivas á cada uno de ellos, y que inevitablemente se manifiestan con mayor ó menor intensidad.

Pero observemos á Psique.

Mi cuerpo latente vuela á su mansion, y la mirada invisible penetra en su recinto.

Allí le veo, completamente abstraído, dominado por un pensamiento que seguramente no es una combinacion científica para resolver las cuestiones suscitadas en el debate.

Está sentado sobre una cómoda silla, la cual ha sido colocada en el vértice de un cono—¿de qué materia es ese cono... no percibo bien... no creo...... ah!...... de arena!

En torno suyo pululan formas sin luz.

Esas formas le han levantado el pedestal y el trono.

Hace un movimiento.

Psique va á hablar.

—"Señores!"... (profundo silencio).

En el fondo de mi alma, experimento una impresion dolorosa. Aquella palabra ha sonado en mi oido con la vibracion marcadísima de dos palabras.

—"Señores!" repite levantando la mirada, "¿veis este pedestal movible? Es un reflejo purísimo del mundo fisico y del mundo moral. Para colmo de mi gloria y de la vuestra, lo habeis construido de arena, como para probar á las generaciones futuras que sobre el pedestal menos seguro, puede levantarse la encarnacion de la verdad y de la justicia. Dislocad uno solo de sus corpúsculos, trasponed uno sólo de sus granos, habreis modificado esencialmente el equilibrio de las moléculas......"

—"Y el edificio se derrumba!" exclamaba Seele en aquel mismo momento.

¿Cómo había oído su voz, como había llegado hasta mí?

Seele era Seele.

Pero ¿qué misterio flota en torno de Psique? ¿Por qué causa inexplicable tiene su voz una doble intensidad acústica? Es acaso el eco murmurador? Es algun génio del aire que altera mi percepcion regular? Nó; eso no puede ser. En la persona de Psique hay una personalidad doble, cuya manifestacion puede verificarse en uno ú otro momento. Consultaré á Seele.

Independientemente de todo misterio, la voz de Psique es dulce, atractiva y agradable. Suena como la voz de un amigo, y en su organismo sensible, puede llegar á fascinar. Arrancadle la lengua y habreis concluido con Psique. Pero mientras conserve este órgano imprescindible para la emision de la palabra, no extrañeis que ejerza una accion poderosa sobre los espíritus mas exaltables, particularmente sobre aquellos que, haciendo abstraccion de toda su fuerza propia, se privan del raciocinio.

Cuentan los habitantes de la Tierra que cierto dia un zorro, huyendo de la persecucion de unos perros, pasó sobre un monton de guitarras que le interceptaban el camino, las cuales, al contacto de los pies del fugitivo, produjeron ciertos sonidos—"Para música estoy yo!" exclamó el zorro.

Cuestion de temperamento.

Un prosélito de Psique habría olvidado la persecusion, y hubiera quedado allí escuchando los semi-espontaneos sonidos, precisamente por la sensibilidad de su temperamento.

Independientemente de toda melodia, la voz de Psique no puede interpretar ideas fijas, porque sus abstracciones le han llevado al mundo del imposible en materia social, económica, política, científica, literaria y artística. Dislocad el grano de arena del pedestal de Psique, y habreis circumscripto ya los imposibles, pero para ello es necesario luchar con toda la música de sus prosélitos.

Para un oido habituado á su voz, la doble impresion acústica de su palabra no existe, y sólo un ser relativamente extranatural puede percibir esa, doble vibracion.

Tal es Psique, y tales los elementos que le rodean.

¿Puedo plegarme á sus prosélitos que atribuyen nuestras aureolas á. un fenómeno cósmico?

Eso es impracticable; yo no puedo hacer abatraccion completa del sentido comun.