Viajes de Fray Francisco Menéndez a Nahuelhuapi/I

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DIARIO
PARA
DESCUBRIR LA LAGUNA DE NAHUELHUAPI
Escrito por el P. Predicador App.
Fr. Francisco Menendez
DEL
COLEGIO DE SANTA ROSA DE OCOPA
que esta en (el) valle de Jauja
Arzbpdo de Lima

por mandato del Exmo Señor
Fr. D.n FRANCISCO GIL y LEMUS
Caballero profeso de la Sagrada Religion de San Juan,
Comendador de la Mayor del puente de Orbigo, del
Consejo de su Magestad en el Supremo de Guerra,
Teniente General de la Real Armada, Virrey,
Governador y Capitan General de estos
Reynos y Provincias del Perú
y Chile, Presidente
de la Real Audiencia
de Lima y
Superintendente de la Real Hacienda
en los

Años de 1791 y 1792 [1]

 

Habiéndome destinado la obediencia al Archipiélago de Chiloé el año de mil setecientos setenta y uno, estube en aquellas Islas hasta el de noventa, que consegui el retiro [2].Llegué a la capital de Lima el dia cuatro de Junio del mismo año [3], y luego el Excmo Señor Virrey Fr. Don Francisco Gil y Lemus [4], me mandó volber a Chiloé con el único fin de descubrir la Laguna de Nahuelhuapi, y registrarla cinco leguas en contorno [5]. De orden de su Excma se me havilitó de todo lo que consideré necesario en dicha capital, y su Exma dió orden al señor Governador de aquella Provincia [6], para que me diese todos los auxilios necesarios.

En primero de Octubre del mismo año me embarqué en la Fragata nombrada la Ventura [7], pasamos a Huacho a cargar de Sal [8] y continuamos el viaje para Chiloé, a donde llegamos el dia diez y siete de Noviembre a las cinco y media de la mañana. En el mismo dia comensó a llover y continuaron los aguaceros y malos tiempos hasta mediado el mes de Diciembre, que abonanzó el tiempo, y luego pasé a la ciudad de Santiago de Castro, capital de Chiloé [9], en donde me havilité de todo lo que restaba, de una Pirahua y gente miliciana para el viaje. Todo estubo pronto para principio del año siguiente.

AÑO DE 1791


Dia 3 de Enero de 1791

A las tres de la tarde me embarque en la ciudad de Castro con diez y ocho hombres en una sola Pirahua, pues otra la tomaré en Callvuco en donde me alcanzarán seis soldados con el sargento Pablo Tellez y tomaremos algunos Callvucanos.

Navegamos a remo todo el estero de Castro y al salir de él nos salió SO, y a vela seguimos hasta la punta de Aguantao, y despues a remo llegamos a Queil, en la isla de Quinchau, junto al pasage de la Isla grande a esta.

Dia 4 del mismo

Como a las seis de la mañana salimos y fuimos recogiendo la ropa de algunos peones, y a las dos de la tarde tomamos puerto en Quiquel por haber salido el SE, viento contrario a nuestro viage. A media noche salió el SO.

Dia 5 del mismo

Antes que amaneciese salí para Tenaun [10], y viendo que el viento no ayudaba, determinamos engolfarnos para Callvuco hasta propasar la boca de Quicavi: navegamos con el SO, y luego se cambió al SE, mas favorable; pero al estar frente a Huito, ya pasado mas de dos leguas, nos encontró el norte y nos fué preciso tomar puerto en Huito que es bueno y seguro [11].

Dia 6, de los Santos Reyes

En quanto amaneció dije misa y luego por ser calma nos embarcamos y a remo nos engolfamos governando al norte. A las nuebe poco mas salió NO y a vela seguimos a la isla Tabon [12], quando poco mas de una hora calmó el viento; pero despues de las once volvió el mismo viento y a vela llegamos al fuerte de Callvuco [13], cerca de las quatro de la tarde. Aquí encontré al Sargento Pablo Tellez quien me dijo que en el dia esperaba los soldados que nos havian de acompañar. Este sargento pasa de sesenta años; ha conocido los Indios de Nahuelhuapi, que despues que se perdió aquella Mision, por la muerte que dieron los Pogyas al P.e Laguna continuaron en venir a Chiloé por algunos años, hasta que el Governador Pozo los auyentó, diciéndoles que si volvian los havia de Ahorcar, segun cuentan generalmente todos los ancianos de este pais. Conserva algunas noticias de los caminos, que van a Nahuelhuapi, las que ha oido a algunos antiguos de los que havian ido allá, que todos se han muerto, y por esta razon pedí al Señor Governador le concedíese ir en mi compañia [14]. Buscamos otra pirahua mediana, y seis Milicianos de este partido. Los soldados no parecieron hasta el dia nuebe, que llegaron de (San Cárlos) con el P. Fr. Diego del Valle [15], que ba en mi compañia y el capitan de Exército Dn. Andres Morales [16] mandado por el Sr. Governador para el mismo efecto. Se repartió el bastimento en las dos pirahuas y se señaló la gente, que havia de ir en cada una para tenerlo todo pronto.

Dia 10 del mismo

Amaneció en calma y a las diez del dia nos embarcamos. Fuimos a la Isla de Huar [17] distante del fuerte de Callvuco cosa de tres leguas, y la mas cercana a las cordilleras en este partido. Quando llegamos corria leste y tomamos puerto en una playa a la parte del sur. Desde esta Isla se divisa al L. S. E, la entrada del estero de Reloncaví, y habrá de distancia poco menos de quatro leguas. A las quatro de la tarde cambió el viento al sur, tomamos viage a vela y remo, y a las siete y media ya estaba la pirahua grande a la boca del Estero, en donde ay unos Isletones que llaman Cayehuapi, y en uno hay puerto para pirahua[18]. La pirahua pequeña estaba atrasada mas de una legua. Quando llegamos a la boca havia comenzado la vaciante, y el viento conforme ibamos entrando, iba arreciando, bien es verdad que, menos el leste, todos los vientos son favorables para entrar, pero las corrientes siempre son contrarias, mas o menos segun las aguas, las que si son vivas no se puede entrar no siendo creciente. Con el favor del viento llegamos aunque tarde al puerto de Yate, que es una playa bien desengañada en el potrero del sargento Pablo Tellez [19] distante de la boca del estero tres leguas. Quando dimos fondo seria la una de la noche y la pirahua pequeña no llegó.

Dia 11 del mismo

Desde este puerto da vuelta el estero al norte y sigue cosa de quatro leguas. Todo está rodeado de elevados cerros, y en algunas partes ay a la orilla de la agua algunas llanuras pequeñas que sirven de potreros y Astilleros para hacer tablas de Alerce, de que ay cantidad en estos cerros; ay algunos derrumbes de tierras que dicen sucedieron el año de 86, dia 4 de octubre, a causa de un temblor que hubo aquel dia [20]. Mas adelante de Yate está el rio Puelo, que baja del Leste, y dicen en Chiloé, que los Indios Pogyas bajaban antiguamente por el, a maloquear a los que estaban en Yate; pero no ay noticia, que alguno de Chiloé haya subido, ni bajado por el [21]. Cerca de medio dia llegó la otra pirahua y luego fuimos a Ralun, que está al fin del estero a la parte del leste, adonde llegamos tarde y tomamos puerto en el lugar en que vivió el P. Javier Esquivel los años de 65 y 66. Aun ay vestigios de la casa o rancho de dicho padre, no obstante de estar lleno de monte nuebo. Por ser tarde no se hizo mas que descargar las pirahuas. Al norte se divisa un derrumbo bastante largo, y una abra o quebrada que presumimos será el camino. Despues de Ralun ay una ensenada, que para pasarla, es precisa baja mar [22]

Dia 12 del mismo

Se levantó un harpon para asegurar los bastimentos [23], y guarecernos en caso de algun aguacero. El Sargento Pablo Tellez, el Temente de Milicias Dn. Nicolas Lopez, Dn. Diego Barrientos [24] con otro Miliciano y un soldado veterano salieron a reconocer el camino para poder trabajar.

Dia 13 del mismo

Por la mañana se concluió el harpon. A las tres de la tarde llegaron los taladores y aseguran, que hasta la primera laguna llamada Callvutue, apenas ay monte por estar todo derrumbado. Se dispuso hacer soguillas de estopa [25] por si fuese preciso ir por las lagunas. Comenzó la gente a hacer sus albarcas [26] y aprontarse para el trabajo del monte en que ocuparon el tiempo hasta el Domingo.

Dia 16 del mismo

Despues de misa embarcamos el bastimento en la pirahua pequeña y nos pasamos a un riachuelo o estero, que está a la parte del norte por ahorrar a la gente el rodear la ensenada y pasar una ciénaga bastante trabajosa. Quedó con la otra pirahua y el resto del bastimento un viejo que llevé para este fin llamado Nicolas Aguila. Descargamos el bastimento y tomando cada uno su carga fuimos por un llano y a la orilla de un rio que viene del norte Dn. Andres Morales y yo medimos una legua de camino, y por causa de las piedras que estaban derrumbadas, no medimos mas. A otra legua poco mas o menos entra un monte de Robles, Laureles, y otros arboles de los que ay con abundancia en Chiloé. Despues de andar por él cosa de dos cuadras se encuentra un derrumbe pequeño en donde dormimos.

Dia 17 del mismo

Antes de amanecer comenzó a llober, pero duró poco, y en quanto amaneció bolbió la gente a buscar bastimento. Yo con nuebe hombres propasé a la primera laguna. Despues de casi media legua de monte entramos en un derrumbo desde donde se divisa la Laguna de todos Santos. Desde este monte corren las aguas al norte y entran en la Laguna de Callvutue [27]. A las doce del dia bajamos a ella, porque como se fué talando el monte y abriendo camino no se pudo correr mucho. La primera laguna corre del S. E, y desemboca al N. O, en la de todos Santos. Por la parte del Leste tiene un cordon de cordilleras o cerros y sin playa alguna. Por el O, tiene el derrumbo, que forma una playa tan larga como la misma laguna, y por ella le entran cuatro riachuelos, y el rio que baja del Sur. Por esta parte ha sido el derrumbo mui grande, pues no solo se derrumbaron los cerros, sino que arrastró con todos los arboles, que havia entre ellos y la Laguna, dejándolo todo limpio. Por el sur fué mayor, pues casi una legua de tierra quedó sin arboles, y se ven muchos enterrados bajo de las piedras y tierra. Quando sucedió este derrumbo subió la agua de la laguna (segun se reconoció en el monte) sobre tres estados de hombre [28]. En la playa del Sur en donde hicimos nuestro alojamiento ay dos montones de arboles que parecen los pusieron a mano [29]. A las cinco de la tarde salieron cinco hombres a ver la Laguna de todos Santos, y si se puede pasar desde esta en embarcacion. Nosotros hicimos unos ranchitos y los techamos con hojas de Pangue.

Dia 18 del mismo

Por la mañana salió el Sargento. Dn. Diego Barrientos y otros dos a ver si encontraban señales del camino que ba para Vuriloche, que es por el rio que baja del SE. [30]. A media mañana comenzó a llober, y a las diez volvieron con las noticias de haver hallado señas del camino antiguo. Todo el dia continuó lloviendo y los que fueron a la Laguna de todos Santos no han parecido.

Dia 19 del mismo

Toda la noche estubo lloviendo y continuó sin cesar hasta despues de medio dia. A las diez del dia llegaron, los que fueron a la Laguna de todos Santos, y dicen que no se puede pasar en pirahua desde esta por tener el rio saltos o caidas: hallaron en todos Santos un pedazo de pirahua y una tabla de un remo.

Dia 20 del mismo

Antes de amanecer comenzó a llober, y amaneció el tiempo oscuro, los cerros cubiertos de niebla: La laguna creció mucho y procuramos pasarnos a otro lugar mas apartado. Despues de medio dia nos volvimos a la entrada del camino que va para Vuriloche en donde formamos un rancho o cabaña de cañas clavadas en tierra por las dos puntas o estremos, y despues las cubrimos con ojas de pangue, que ay bastante, y assi forma una media cuba en la que no se puede estar sino acostado y quando mas sentado. Continuaron los tiempos lloviendo hasta el dia veinte y dos a la tarde, que sosegó un poco, y todos volvieron al monte en donde estaba Morales, el P. Valle y la gente, y todos juntos bajaron con el bastimento, que pudieron cargar. El dia veinte y tres, dia Domingo, despues de misa salieron nuebe hombres a registrar el camino de Vuriloche, nosotros procuramos traher el resto del bastimento, y talar el monte hasta encontrar con el rastro de los que salieron a registrar.

Dia 25 del mismo

Salí con diez y seis hombres para la Laguna de todos Santos. Anduvimos como una legua sin oposicion de arboles y cañas por la orilla de la primera Laguna. Despues seguimos un monte de arboles elevados y cañas. No se encuentra mas agua que la del rio, que ba desde la primera Laguna de Callvutue a todos Santos, y hace algunas vueltas y saltos. Antes de llegar a la Laguna de todos Santos encontramos un prado, que nos dió gusto aunque nos mojamos en el pasto que estaba bien crecido. Tendrá de largo ocho a diez quadras [31]. Despues sigue un monte claro cosa de cuatro a cinco quadras, y se enquentra la Laguna. Hallamos el pedazo de pirahua y una pala de un remo [32]. La distancia que puede haver de una a otra Laguna será poco mas de legua, aunque nosotros anduvimos mucho mas por las muchas vueltas que es preciso dar. La Laguna de todos Santos segun se reconoce en la primera vista corre del SE, al N. O. de la ahuja, y tiene en el medio una Ysla mediana [33], y otras dos pequeñas. Al norte se vé un cerro nebado mui elevado sobre un cordon de cerros que corre del Oest. al Leste [34].

Procuramos buscar arboles para hacer una pirahua y despues de algunas diligencias se hallaron dos en una barranca, pero al caer quedaron en estado que no se atrevieron a trozarlos. Se hicieron nuebas diligencias y se encontró otro en un llano, que dió plan y costados [35]. Aunque en todos los dias desde el veinte y cinco hasta el treinta no hubo alguno en que no se esperimentase aguacero, se compusieron los tablones para poder lebantar la pirahua el dia treinta, en cuyo dia, y al tiempo que la estábamos lebantando llegó un soldado con una carta del Sargento, que estaba en Vuriloche. En ella me decia, que havian encontrado un quartel antiguo (es sitio en donde antiguamente havian dormido). Presumo que seria en donde estubo el P. Segismundo Guell el año de sesenta y seis. Procuramos abrebiar la construcion de la pirahua.

Dia 1.° de Febrero de 1791

A primero de Febrero teníamos ya echa una pirahua de cinco brazas, en la que me embarqué con cinco hombres y los demas se retiraron a donde estaba el comandante. Seguimos la costa del Leste y despues de navegar mas de una legua se descubre otra ensenada tan grande y aun mayor ácia el oeste, en cuyo remate esta el volcan de Huañauca o de Pata, que se ve desde Chiloé [36]. Al leste sigue otra ensenada, y la seguimos al principio a remo hasta las ocho que comenzó la virazon, pero suave. Cuando nos pareció que se iba acabando la laguna se descubrió otra ensenada, que ba al S. E. de la ahuja y la navegamos con el mismo viento, y despues de navegar casi otra legua se cubrieron dos ensenadas opuestas, la una al norte, y la otra al sur: fuimos a esta y luego encontramos un arenal en donde havia fresas y una semilla que parecia centeno en la caña y espiga, pero el grano no cuaja como el de España [37]. Por la orilla del cerro baja por medio de dos cordilleras un rio, bastante caudaloso, de agua blanca [38], y poca corriente, baja de una abra que se ve al Sur y antes de llegar a la arena pasa por una vega bastante divertida, que tiene patos reales, canqueñes y otros pájaros, que llaman hualas [39]. Se ven al Sur unos cerros que me parecieron los que vimos ácia Vuriloche. Fuimos hacer noche en una playa que está al leste, y al anochecer cesó el viento y comenzó a crecer la Laguna, pero no creció mucho, de que infiero que el rio tiene su orìjen en las nieves [40].

Dia 2 del mismo

Por la mañana fuimos a la ensenada del norte: esta remata en un bajo de arena, nos desembarcamos en el medio y fuimos caminando por la arena, la que en algunas partes era dura en otras fangosa, y tenia algunos riachuelos. Ya estabamos a nuestro parecer fuera o para salir de ella, y entrando en una vega encontramos un rio tambien de agua blanca, no mui ancho: pero de mucho fondo. Intentaron dos mozos el vadearlo, pero no pudieron. Subimos un poco mas arriba, y dimos con otro rio que se separa del primero y lleba mucha mas agua. Sigue despues una vega al norte, y al medio de ella una abra que ba al Leste.

Me persuado que por aquí es el camino para Nahuelhuapi, caso de no hallarse paso por Vuriloche [41].

Cómo el Sargento me escribió que iban bien, procuré retirarme para juntarme con los otros, y assí nos volvimos a embarcar. A media mañana poco mas, salió la virazon, y no pudimos salir de la Laguna hasta el dia siguiente, que poco despues de medio dia nos juntamos con mi compañero [42] y Morales, que estaban esperando propio de Vuriloche. Toda la Laguna esta rodeada de un cordon de cerros que hacen diversas figuras, y no dan esperanzas de paso sino por el rio de la última ensenada del norte o por la del sur. Al pié del cerro que se divisa desde que se ve la laguna hace una mesa de monte que tira al NE. pero despues la atraviesan otras cordilleras [43].

Por quanto esperabamos el propio, que havian de remitir los taladores [44],su tardanza nos tenia con cuidado, a lo que se agregó la continuacion de aguaceros. Procuramos, que se fuese abriendo el camino, que havian señalado los taladores, y conducir algun bastimento mas adelante. En esto se divirtió la gente hasta el dia viernes once de febrero, que aunque tambien llovió, llegó el soldado Patricio Vargas mandado por el Sargento y me dió la carta siguiente:

Carta del Sargento Pablo Tellez

M. R. P. Por esta le participo a V. R., como no hemos podido encontrar el camino que solicitamos, motivo que hemos andado perdidos de el por mas diligencias que hemos echo por hallarlo, antes nos hemos propasado de él, por no saber a donde está por tantas cordilleras y abras que se ofrecen. Padre mio, los dias pasados cuando le he escrito, nos engañó el quartel viejo, no fué de los antiguos, sino del Pe. Guell que anduvieron topeteando como nosotros andamos. Despues de esto hemos caminado immensas cordilleras siguiendo el cordel de ellas hasta que encontramos un rio grande, que tendrá de ancho mas de ochenta varas poco mas o menos, blanco, el que pasamos como podimos por ver si podiamos hallar pase. Trepamos al otro lado de dicho rio una cordillera que la caminamos medio dia, porque demostraba tener pase, como que tiene, pero el rio es tan caudaloso y las cordilleras tan cegadas, que no nos dió lugar a pasar adelante. Barrientos con el portador volvió a pensar el rio, y lo corrió por el otro lado hasta donde pudo, y nos volvimos a juntar todos a la noche, y por la mañana seguimos todos otra vuelta de la cordillera y fuimos a dar en una eminencia, que no podimos pasar, en donde tomamos la vuelta para el otro lado a rebuscar otra cordillera, a ver si tenia pase: la caminamos dos dias pasando como se podia entre los tres, y encontramos un tajamar que no podimos pasar adelante, y nos retiramos por nuestro camino en busca de los seis compañeros, que se apartaron de nosotros en dicho rio, que nosotros cogimos primero la marcha para pasar dicho rio, y ellos se quedaron atras: hasta lo presente no sabemos si pasaron adelante o si fueron para bajo en busca del Padre = Desde el viernes por la tarde dejaronme sin comer a mí, y a mis compañeros, y hemos tomado retiro para abajo, y siempre buscando, lo que dejamos a la ida. El jueves a la tarde hemos encontrado un pase, y si el Padre le parece lo registraremos hasta su fin, por lo que hago este propio, para ver lo que el Padre manda sobre este asunto. Quedo esperando respuesta, y para registrarlo necesito de bastimentos. porque estamos con tanta dieta, que ha veinte y cuatro horas tomamos un poquito de arina, y esta ya no ay, y tambien quatro mozos de refresco para abrir el camino con sus cuchillos, que los seis, sino han bajado, estoi pronto a la hora que vengan mandarlos a la playa. Esto ha de ser pronto. Interin merezco la respuesta, quedo rogando a Dios le guee ms. as. en la montaña de Vuriloche y Febrero once de mil setecientos noventa y uno.—Pablo Tellez.—R. P. Fr. Franco. Menendez [45].

No obstante que esta carta nos dejó suspensos y sin poder hablar, determinamos seguir viage para juntarnos con ellos, y entre todos consultar lo que se havia de hacer, y registrar la abra, y en caso de no hallar pase, ir a la Laguna de todos Santos. Escriví al Sargento, para que el dia siguiente nos viniese a encontrar sin falta para tratar el asumpto.

Dia 12 del mismo

Antes de medio dia salimos todos, y despues de haver costeado la primera laguna por la parte del Sur, y haver hallado en dos partes rastros del camino antiguo subimos una cordillera que tardamos cerca de tres horas en llegar a lo alto de ella [46]. Bajamos al rio que viene del S. E. y despues de andar cosa de quarto y medio de legua llegamos al sitio, en que se havian puesto los bastimentos, en donde encontramos a los que se havian separado del Sargento, que nos causaron mucha alegria, y mas quando nos contaron que el motivo de la separacion havia sido por registrar una abra que ba al leste en cuia quebrada havian hallado unos baños de agua caliente, y que tenia paso a la otra banda de las cordilleras [47]. Con esto se sosegó nuestro afligido corazon.

Dia 13 del mismo

Llegó el Sargento con sus compañeros, los que havian entrado ya al registro y tienen pocas esperanzas de que ayga pase, porque han divisado cordilleras atravesadas. Determinamos seguir la otra abra que los seis registraron, y por estar todos cansados, se dejó el viaje para el dia quince.

Dia 15 del mismo

Seguimos rio arriba, y a la legua y media, viene del norte, y aqui se vadea. La gente al vadearlo le puso por nombre Quita Calzones.

Despues le entra otro, que viene de la cordillera del leste, el que tambien se vadeó [48]. Seguimos el viage a la orilla del rio que viene del norte, por medio de Alerces y Cipreses, que estan en ciénagas, y despues entra un monte de Laureles, Robles y Cañas[49] que tienen ocultas las cordilleras, sin dar lugar a verlas, sino se sube sobre alguno de ellos. A las dos leguas, poco mas hicimos alto frente a la abra, q.e estubo registrando el Sargento. Quando pasé el rio por Quita Calzones ví al sur una abra, que me dió muchas esperanzas, pregunté al Sargento, si se havia registrado, y respondió, que por causa de las lluvias no la havian visto ni registrado.

Dia 16 del mismo

Salimos temprano, vadeamos el rio, que baja de la abra, y cosa de media legua encontramos señas de un quartel, que presumimos seria en donde estubo alojado el P. Segismundo Guell el año de sesenta y seis. Proseguimos el camino y luego dimos con un rio, que corre al norte, el qual seguimos y despues de haverle pasado quatro veces por unos palos caidos, que le atravesaban a manera de puente [50], llegamos a una playa que hace al juntarse con un rio grande, que lleva la agua blanca, y le han puesto el Rio Blanco, que viene del leste, y dando vuelta al norte entra en la laguna de todos Santos. Tiene de ancho mas de ochenta y cinco varas por donde lo vadeamos, y es bastante peligroso por las muchas piedras que tiene. Dormimos a la otra vanda al pié de un cerro grande en un llano, que tiene mui bueno [51].

Dia 17 del mismo

Subimos el cerro que está a la parte del norte del rio, en lo que tardamos una hora. Desde lo mas alto se descubre una abra de las cordilleras, a quien parece atraviesa un cerro que por la parte del Sur demuestra tener paso, y esta abra es la que bamos a seguir. Despues volvimos a bajar al rio en donde ay un salto de agua, que entra en un encajonado que pone miedo [52]. De aquí comenzamos a subir ácia lo alto de los cerros: pasamos siete quebradas o barrancas, que forman los Zanjones por donde bajan las aguas de los altos, y algunas son bastantes peligrosas no solo para los que ban con carga, sino tambien para los que ban sin ella, pues es necesario agarrarse para pasar.

Dia 18 del mismo

Aunque continuamos siempre subiendo, no encontramos tantos Zanjones como ayer. Hicimos noche en una eminencia, pero nada podimos ver por ser el monte de arboles y las cañas, aunque no mui espesas bien altas.

Dia 19 del mismo

Pasamos quatro quebradas mui malas y la una de ellas peligrosisima tan al bajar como al subir [53]. Despues de pasadas comenzó a tronar y llober todo a un tiempo, y con toda brebedad fué preciso asegurar los bastimentos. D.n Andres Morales comenzó a echar sangre por la boca. Continuó lloviendo todo el dia siguiente.

Dia 21 del mismo

Bajamos dos cuestas mui largas, y a las dos de la tarde encontramos un riachuelo de agua caliente: siete a ocho varas mas adelante otro de agua fria: a las trece o catorce varas, otro de agua mui caliente: fuimos a ver su nacimiento que es a distancia de una tercia parte de quadra al pié de una barranca, en donde salen tres ojos de agua, de los que se forma el riachuelo. Es bastante caliente, y no tiene mal gusto. A igual distancia ay otro, pero no es tan caliente [54]. Fuimos a dormir a un llano mui pequeño, en donde quasi se juntan las dos cordilleras, tanto que solo el rio las divide. Fué don Nicolás López a ver el camino, por que quando vinieron solo llegaron a este sitio, y cosa de una quadra se halló con un rio que viene del norte a juntarse con el principal [55].

Dia 22 del mismo

Salieron diez hombres a buscar paso al rio para poder proseguir. A la tarde subió el P.e Valle con el Miliciano Diego Tellez a lo alto del cerro, y dice, que después del rio ay un llano de cañas, y que la abra da buenas esperanzas, pues no se ven cerros, que impidan el paso. D.n Juan Alvarez [56] fué siguiendo las señales, de los que salieron, pasó el rio por un árbol que estaba caido sobre el mismo rio, subió a las cañas y dice, que están mui espesas. Al anochecer comenzó a llover, duró toda la noche, y al dia siguiente hasta medio dia. A la tarde llegaron cinco hombres todos mojados y derribaron un árbol para pasar el rio.

Dia 24 del mismo

Fuimos por la orilla del rio grande hasta llegar al que viene del norte, y aunque este lleba bastante agua y mucha corriente, lo pasamos bien por el arbol, que ayer derribaron. La tala del cañaveral costó mucho trabajo por ser las cañas delgadas y estar mui espesas [57]: gastamos todo el dia en el, y al anochecer llegamos a otro rio algo mas pequeño que también baja del norte y ba a juntarse con el principal. Estos dos rios bajan de unos cerros que forman un cerro o ensenada por la parte del norte, de los que unos tienen nieve, y otros están sin ella, pero por ninguno se ve que pueda haber camino [58].

Dia 25 del mismo

Estando ya para salir, llegaron los que habian propasado a reconocer el terreno, y todos juntos fuimos por el camino que havian echo. Como a media legua encontramos el rio principal cerca de su nacimiento que es un cerro de tierra, piedra, y nieve todo mesclado, que continuamente se está derrumbando. Del pié de él salen tres rios de agua y luego se juntan. El sargento Pablo Tellez y Don Diego Barrientos, el dia de ayer quisieron verlo de cerca, y una piedra que se derrumbó los separó de su intento. Hallaron en él piedra azufre aunque mui dura, que es necesario golpearla con mucha fuerza para partirla [59]. Cortóse un árbol para pasar el rio, y no sirvió, porque se lo llebó, y fue preciso cortar otro. Subimos un cerro, que está a la parte del sur y corre al leste: caminamos por su cumbre hasta dejar atras el cerro derrumbado, y entramos en un monte colgado que no tenia mucho que abrir porque las cañas no están mui espesas, sino a montones separados que hacen la tala mas llebadera.

Dia 26 del mismo

Considerándonos cercanos a lo último de las cordilleras y que si se encontraba el paso nos podrían faltar los bastimentos, se despacharon siete hombres para la playa, y nosotros proseguimos el viage por el monte colgado. Antes de medio dia subimos a una pampa pequeña, en donde havia rastro de animales recien hechos [60]. Desde aqui reconocimos las cordilleras, que hacian tres abras a nuestro parecer. Volvimos a bajar por donde subimos, y llegamos a un llano, que nos causó mucha alegria, aunque las aguas aun ban para el rio que dejamos [61]. La cordillera del norte tiene un cerro mui elevado todo cubierto de nieve, el que continuamt.e se está derrumbando, que parece trueno [62]. Seguimos al Leste, y entramos en un monte colgado y sin cañas: luego comenzó a llober y nos costó bastante trabajo el asegurar los bastimentos, porque los arboles ya no despiden su corteza, y fué preciso supliesen los bordillos de la gente [63].

Dia 27 del mismo

Por la mañana seguimos al leste y a corta distancia encontramos un cerro redondo a cuia falda se hallan unos prados, y desde el mas alto descubrimos dos lagunas al leste, y otra al Sur: esta tendrá quatro quadras, y las otras son mas pequeñas [64]. Tambien se ven dos abras, la una al leste y la otra al sudeste. A la izquierda de la abra del leste se ven sobre un cerro unos mogotones, que parecen torres de una Cathedral. Tambien se divisa una pampa bien dilatada "después de un cerro sin arboles, y al pié un hoyo que presumo será derrumbo" [65]. Seguimos la abra, que ba al S. E. y después de pasar por unos prados casi una legua trepamos un cerro no mui alto, el monte bajo, y en lo alto ay otra pampa. Desde aqui divisamos al pié del cerro en que estabamos una laguna entre cerros que corre del N. O. al S. E.; no es mui ancha, pero de largo puede ser dos leguas y acia el sur se ensancha mas y se ve una Isla en el medio; tiene un monte y algunas pampas sin él. Me parece que tiene su desague por el norte entre dos cerros o cordilleras mui altas, y que irá por detras a la abra del leste [66]. Todo lo demas son cerros sin juntarse unos con otros. Buscamos bajada para la abra del este y no hallamos mas que barrancos peinados ni aun para la laguna de lo que quedamos desconsolados. Hicimos nuestro Plano nos enseña que atravesó la línea fronteriza que el señor Perito arjentino D. Francisco P. Moreno ha trazado precisamente sobre este cordon, considerándole como el portador del "encadenamiento principal de la Cordillera de los Andes".
Menendez acaba de pasar este cordon i la línea arjentina un poco al Sur del Tronador; no alcanzó a cruzar la línea chilena, como habia hecho en su viaje "a la Cordillera", pero la divisó a lo ménos.
La línea arjentina de la frontera corre hasta un poco mas allá del paso Cochamo en direccion casi meridional, pero como el cordón toma en esa parte la direccion al mar, el señor Moreno no trepida en abandonarle i cortar el rio Manso para continuar su línea por el cordón lateral siguiente que se presenta al frente.
Yernos que la línea propuesta por el Perito arjentino se acerca en este punto al mar hasta 8 a 10 millas de distancia solamente, condicion demasiado inconvemente para una buena línea de frontera, por dejar una lonja de terreno de anchura mínima i por establecer ademas de hecho el dominio de la República Arjentina en el Pacífico, en contravencion al derecho histórico i a las estipulaciones del Tratado i de los Protocolos. No podemos ménos pues de considerar violenta la pretension a que obedece esta demarcacion del señor Perito arjentino.
Por otra parte un exámen atento prueba que el señor Moreno no procede en conformidad con las leyes de la orografía al trazar esta línea. En verdad no es imposible que la cadena central o principal de una montaña sea atravesada por un rio, pero tenemos que admitir que podrá suceder solo escepcionalmente i a distancias mui largas. He demostrado en mi ensayo orográfico que según la regla casi constante, la cadena de los Andes que faldea la costa del Pacífico, no es atravesada por ningún rio. El hecho que esto suceda constituye por consiguiente una fuerte presuncion de que el cordon perforado no sea la cadena principal, sino solo un cordon secundario.
Esta presuncion se hace un hecho incuestionable si entramos a analizar el caso de que se trata: La línea arjentina de la frontera sigue, despues de haber cortado el rio Manso, en la misma direccion, i recorriendo apénas unas quince millas, en la parte donde concluye nuestro Plano, vuelve a cortar otro rio, el Puelo, que es el rio principal, algo mas arriba del punto en que recibe el Manso.
No es eso todo: la misma configuracion orográfica revela aun otra condicion inherente a la estructura de la Cordillera Austral, que manifiesta de un modo no ménos conducente la inconsecuencia de la línea arjentina. El lecho del rio Manso, en la parte en que esta línea le corte, tendrá cuando mucho unos 100 m, de altura sobre el nivel del mar. De tal manera esa línea desciende en esta parte repentinamente a este nivel tan sumamente bajo por la pendiente casi vertical de la "Angostura" del</ref> noche en un montecito, que ay entre dos pampas, que es lugar seco, porque las pampas todas son manantiales [67].

28 del mismo

Nos volvimos en busca de bajada del leste y tampoco hallamos, solo por la falda del cerro del norte que remata en la cordillera pudiera talvez encontrarse; pero es mucho monte y la gente está toda estropeada y descalzos, los dias que ya van minorando mucho, y por no esponernos a un trabajo y que nos vieramos encerrados entre cordilleras, me pareció el retirarnos. Este cerro del norte tiene en el remate mucha nieve y concluye con una loma que va para la abra del este [68]. Me persuado el camino de la laguna de Todos Santos, y que la cordillera que seguimos nosotros hasta aquí por la parte del sur, si fueramos por la laguna, la tuviéramos por el sur, y nosotros fuéramos por la parte del norte [69]. Con esto determinamos el retiro y de camino registrar las dos abras que no se havian registrado [70]. Procuramos andar cuanto se puede, y aunque tuvimos dos dias de aguaceros, me adelanté con la gente, dejando al comandante con cinco hombres para que le acompañasen, que por estar enfermo no nos podia seguir [71]. Llegamos temprano al río que está junto al cañaveral [72], y por no tener agua nos quedamos, y al anochecer nos alcanzó el comandante. Antes de amanecer el dia primero de Marzo comenzó a llover y no podimos salir hasta el dia dos, y habiendo tardado tres horas en pasar el cañaveral nos mojamos todos, y hicimos pascana en la junta de los ríos en donde nos enjugamos.

Dia 3 de Marzo

Amaneció buen dia y anduvimos tres jornadas, de las que haviamos andado a la ida. Pasamos las quebradas mas peligrosas, y en algunas fue preciso valemos de lazos para subirlas. En quanto amaneció el dia quatro salimos, pasamos siete quebradas, y antes de medio dia volvimos a vadear el rio blanco, y proseguimos costeando el rio que se le junta pasándole tres veces: andaríamos cosa de dos leguas, y hicimos noche junto a un Zanjon por haber arboles, de que sacar cortezas en caso de lluvia.

Dia 5 del mismo

Como a las dos leguas y media llegamos al quartel antiguo, que está entre dos rios que bajan de la cordillera, y el uno corre al norte y el otro al Sur. Despues de pasar este se halla la quebrada, que estaba registrando el sargento, y para concluir su registro se quedó el P. Valle con Dn. Nicolas Lopez y otros. Yo propasé con el sargento. Dn. Diego Barrientos y otros quatro a registrar la otra que no se havia registrado. Llegamos temprano a quita Calzones y descansamos hasta el dia siguiente, que en quanto amaneció tomamos el camino por la orilla del rio que baja del leste [73], y a las ocho quadras entramos en un monte de cañas, Colehues, Robles y Laureles. Tiene mui buen piso y a poca costa se pudiera componer para caballerias. A medio dia encontramos un derrumbo de piedras, que se havian desgajado de un cerro y pasamos por sobre las mismas piedras, aunque bien pudieramos por mas abajo. Poco mas adelante ay otro de la misma calidad. Como a las quatro de la tarde dimos con otro, que llevó todos los arboles que havia de una a otra cordillera, y por el medio la playa del rio [74]. Este derrumbo ademas de divertirnos, nos ahorró el trabajo de talar. Sigue esta playa toda la quebrada hasta terminar en los cerros de la parte del sur, en donde ay una quebrada mui estrecha por donde sale un riachuelo, pero está totalmente imposible el paso, por estar todo derrumbado y solo con escalas grandísimas se pudiera subir. Antes de llegar a esta abra ay al este una cordillera seguida, llena de arboles, y determinamos registrarla, porque segun noticias de los antiguos havia que subir una cordillera, y como aseguran que pasaba caballerias, y por ninguna parte de lo registrado se podia verificar, por lo malo del terreno, sino por esta, nos tenia en grandes esperanzas de conseguirlo [75].

Dia 7 del mismo

Amaneció niebla en los cerros, y se quitó cerca de las ocho de la mañana. Luego que comenzamos a talar encontramos una Zanja que iba culebreando acia arriba a manera de los caminos, que ay en el Perú y Chile para subir los cerros, presumí fuera camino por donde subian caballerias.
Esto nos alentó tanto que ya dábamos por hallado el paso y ya ideabamos despachar en busca de gente y bastimentos a la playa. Esta zanja la cortaban en algunas partes los palos caidos, pero se volvia a tomar rodeandolos. Esto duró hasta las tres partes de la subida, que totalmente se nos perdió. El monte es de cañas, robles y alerces de mucha grosura. Después de perdida la zanja o camino imajinado nos hallamos con cañas delgadas y nudo gordo y torcidas, mui duras y dificultosas de cortar; cerca de la una llegamos a una meseta que está llena de la misma calidad de cañas y arboles no mui espesos. Cosa de tres cuadras se seguia otra subida por medio de unos arboles que habia en una quebrada: fueron allá quatro a registrarla, subieron a lo alto de la cordillera, y no vieron mas que barrancas, cerros cubiertos de nieve y ninguna esperanza del paso [76]. Con esta noticia me quedé elevado, y luego nos bajamos y procuramos registrar de nuevo la otra abra desbarrancada, pero nada adelantamos, y asi determinamos el retirarnos a ver la resulta de mi compañero.

Dia 8 del mismo

Antes de amanecer comenzó a llober, y luego que amaneció tomamos el camino en busca de los compañeros. Nos mojamos bien en el monte y a las nuebe de la mañana llegamos a Quita Calzones en donde encontramos al teniente Don Nicolas Lopez y a un miliciano con una esquela del Pe. del Valle que por la mañana habia propasado. La esquela es la siguiente—

Carta del P.e Valle

"Mi amado Pe. El dia despues que nos separamos, como a las doce, dimos fin a la abra que nos mando registrásemos, la que finaliza en una laguna, que forman las aguas, que por todas partes se descargan de las cordilleras que la rodean. La Laguna es mediana, pero las cordilleras son de las clasicas e incapaces, de que las pase hombre alguno.

He hallado por conveniente el que Dn. Nicolas con otro compañero baya en seguimiento de V. R, y tambien el dejar los dos Huallcapas de Viscocho (dice gurupas) y la de charqui en este quartel por lo que pueda ocurrir, y yo con los restantes retirarme para la playa, porque de no hacerlo así se sigue el gastar el bastimento inutilmente. V. R, me escrivirá lo que tengo de hacer, y a Dios que le guarde muchos años. Rio y Marzo ocho de mil setecientos noventa y uno.—Valle" [77].

Con esta carta y lo que me dijo Dn. Nicolas Lopez nos retiramos para la playa, no quedandonos mas esperanzas que el camino de la laguna de todos los Santos, el que por ahora no se puede emprender, lo uno por ser la estacion mui atrasada y estar cercano el Invierno. Lo otro por estar toda la gente estropeada, y los mas cojos, por haberseles cortado la sangre en las piernas, que totalmente les impide el andar, y otros heridos de las cañas y golpes que han llevado. El dia siguiente a medio dia llegamos a la playa [78], en donde encontré al comandante con los demas.

Dia 10 del mismo


A la tarde nos embarcamos y llegamos a dormir a Yate, de donde salimos en cuanto amaneció, para ver si podiamos salir del estero antes de que comenzase el viento; pero este nos encontró antes de llegar ala boca y nos fué preciso tomar puerto y estar en él todo el dia y noche.

E1 dia siguiente antes de amanecer nos levamos y a remo fuimos hasta la isla de Guar, en donde descansó la gente, y a las tres de la tarde llegamos al fuerte de Callvuco, en donde hallamos la novedad de haberse muerto mucha gente a causa de unas evacuaciones de sangre [79].

Aquí aseguraron varios de este partido que segun las noticias que ellos tenian, haviamos estado mui cerca de Nahuelguapi; que haviamos de subir el cerro que nos pareció torres de mogotones; que la laguna que vimos era en donde havian tenido los misioneros sus vacas antiguamente [80], cuias noticias nos consolaron y animaron a la gente, la que está en ánimo de volver siempre que se ofrezca.

De este puerto salimos el domingo después de misa y a causa de los sures mui fuertes, no podimos llegar a San Carlos hasta el catorce de marzo a las diez de la noche, que con la luna clara y el tiempo en calma llegamos al cumplir dos meses y medio [81].

Esto ha pasado en este viaje en el que han trabajado todos con el mayor empeño y eficacia, tanto en talar como en lo demas que se ofreció. El camino es trabajoso, pues sacando las tres leguas que ay desde Ralun hasta la primera laguna todo fué preciso abrirlo a fuerza de hacha y machete. Las cañas son trabajosísimas para romper el sendero por medio de ellas y capaces de aburrir al mas esforzado; mas nada los acorbadó ni amedrentó.

Todo el estero de Reloncavi desde su primera desembocadura está rodeado por una y otra parte de cordilleras de cerros, y los de la parte del leste siguen hasta el lugar de donde dimos la vuelta para atrás. Ay, si, algunas quebradas o abras que fueron las que se registraron, pero no es otra cosa que estar por aquella parte mas bajo que por lo demas. Las de la parte del oeste siguen hasta la laguna de Todos Santos, sin mas interrupcion que frente al lugar o parage en que dejamos las piraguas ay un rio que viene de la laguna de Pata y es su desaguadero [82].

NOTA i.a

A últimos del año de sesenta y seis y principios de sesenta y siete, el P.e Seguismundo Guell intentó restaurar la Mission de Nahuelhuapi. Fué con doce hombres por Vuriloche y después de muchos trabajos llegaron los taladores al Rio blanco, y no lo pudieron Vadear, porque iba mui hondo, aunque no tan ancho como ahora. Fueron después por todos Santos en donde levantaron una pirahua, y pasaron la Laguna, y siguiendo la última ensenada del norte pasaron el rio Peulla, en donde encontró el P.e Huesos de gente, Chaquiras, Rosarios y pedasos de ollas. Mas adelante encontró un derrumbo de piedra y tierra, que tenia cegado el rio, el que salia por debajo de la tierra derrumbada, la que estaba temblando y me aseguró unos de los que fueron, que al P.e se le mudaron los colores. Los taladores o cansados, o aburridos se retiraron de la tala resueltos a no proseguir, y dijeron al P.e que no se encontraba camino y le fue forzoso el retirarse. Gastó en el viage cerca de seis meses. En el verano siguiente estaba el mismo padre para hacer nueva entrada, y antes vino la Expulsion de los Jesuítas, que fué en Chiloe el dia ocho de Diciembre de 1767 [83].

NOTA 2.a

Después que llegué al puerto de Sn. Carlos de vuelta del viage que queda escrito hablé con algunos de los que fueron con el P.e Guell, y particularmente con el capitán de Milicias D. Francisco Silva [84], que iba de niño del P.e y segun lo que me dijeron, y tambien lo que he visto, hablé al Sr. Governador sobre volver a la expedicion el verano siguiente, y su S.ia convino en ello. Pasé a la ciudad de Castro por el mes de Julio, y con algunas limosnas de misas, otras de mis hermanos los Misioneros y algunos devotos que me socorrieron me determiné a buscar gente que me acompañase. Esta también ayudó llebando algún bastimento de sus casas, y algunos llebaron para mas de tres meses. Todos se ofrecieron voluntarios, y me aseguraron, que no volvian sin descubrir la Laguna. Con este seguro se aprontaron los bastimentos en lo que trabajó mucho Dn. Joseph Vargas [85], como sindico que es de los Misioneros, y al mismo tiempo dió una gran limosna, y animó a la gente, para que trabajasen con todo empeño. A todos los que se ocuparon en tostar trigo y moler se les pagó y quedaron contentos.


Notas
  1.   (Nota del título que precede:) A mas del manuscrito, que abraza todos los seis viajes i sirve de base a nuestra edicion, existe un diario oficial i separado de cada uno de los cuatro viajes a Nahuelhuapi. Tres de estos corren impresos [n 1]. El primero de ellos, que corresponde al viaje actual, está encabezado por un título mas manso i diferente de nuestra version, el cual reproducimos aquí en estracto por ofrecer un dato especial. Dice como sigue:
    "Diario de la espedicion que yo, frai Francisco Menendez, misionero... hizo desde Chiloé en busca de la laguna llamada Nahuelhuapi, con el objeto de descubrir los césares i osorneses que se suponen existentes al S.E. de dicho archipiélago, de órden del Exmo señor frai Francisco Gil i Lemus........., i salí para dicha espedicion acompañado del padre frai Diego del Valle i treinta hombres entre milicianos i soldados, en 3 de enero de 91 hasta 14 de marzo del mismo, sin haber logrado el objeto de mi espedicion".
    Hemos aludido ya a los césares i osorneses en el primer capítulo de la "Introduccion" i volveremos a tocar luego este tema fecundo.
  2. Dejamos a Menendez estacionado a principios de 1789 [n 2] en la mision de Chacao. No permaneció mucho tiempo en este pueblo solitario, pero de algun recurso por hallarse cerca del puerto San Cárlos.
    Faltándole poco para completar los veinte años de mision en Chiloé, que se consideraban como el máximum de tiempo que se podia soportar tan pesado ministerio i daban derecho a descansar, nuestro autor obtuvo la autorizacion para retirarse a Ocopa.
  3. Menendez se embarcó en San Cárlos el diez i ocho de abril de 1790 en la fragata Cármen, que llevaba al puerto del Callao un cargamento de cuarenta i seis mil tablas de alerce. Fuera de él iba tambien de pasajero el alferez de fragata i primer piloto D. José de Moraleda, de cuya relacion [n 3] tomamos estos datos. Es significativo tal vez que Moraleda, quien suele señalar en otros diarios de navegacion a los pasajeros que le acompañaron, no mencione esta vez ni a Menendez ni u ningun otro. Vimos ántes [n 4] que Moraleda no abrigaba una opinion favorable sobre las excursiones de Menendez por la sospecha en parte fundada que ellas perseguian la quimera de los Césares.
    La navegacion fué feliz i amenizada por una estadia de quince dias en Valparaiso, a donde el buque habia recalado para pedir órdenes. Moraleda marcó al salir del puerto las enfilaciones con el volcan Aconcagua, la silla del Gobernador i la campana de Quillota, detalles importantes que no son mencionados en las relaciones de los viajes mas antiguos. La silla del Gobernador, que en la estacion del invierno era visible desde Valparaiso, recuerda el cuento del famoso gobernador Martinez de la Espada [n 5]. Menendez se refiere tambien mas adelante, en su tercer viaje a Nahuelhuapi, a esta estadia en Valparaiso [n 6].
  4. Al desembarcar nuestros viajeros en el Callao, recibieron la noticia trascendental que al virei D. Teodoro de la Croix habia sucedido hacia como mes i medio, el nuevo virei Fr. D. Francisco Gil i Lemus. Veremos que este alto funcionario tomó en los destinos de Menendez una injerencia, directa que duró casi hasta el fin de su gobierno en 1796.
  5. En los "Viajes a la Cordillera" que acabamos de repasar, Menendez ha espuesto claramente los motivos i antecedentes que tuvo para emprenderlos. Del mismo modo para sus primeros viajes, al istmo de Ofqui, le habian servido de estímulo los viajes relativamente recientes de los padres jesuitas José Garcia i Juan Vicuña i el encargo oficial, dado a los misioneros de Cailin, de hacer entradas a las tierras magallánicas.
    En cuanto a los nuevos "Viajes a Nahuelhuapi", en que nos proponemos acompañarlo ahora i con que concluyó su brillante carrera de esplorador, parece que le faltaron precedentes análogos. Por una porte este antiguo asiento de mision no llamaba tal vez su atencion, pues ella se hallaba abandonada ya por una larga série de años i su restauracion debia ser mui dificil, puesto que las tentativas de renovarla no habian tenido siquiera el resultado de hallar el camino que conducia a ella. La distancia relativamente considerable entre Castro, su residencia, i la entrada a este camino influia tal vez en el mismo sentido.
    Parece ademas que no existian en Chiloé documentos sobre la mision fundada en Nahuelhuapi por los jesuitas, tal vez por haberse perdido con motivo de su violenta espatriacion. Así es de suponer que Menendez conocia solamente las tradiciones populares que corrian sobre sus antecesores. Siendo el pueblo en jeneral mal informado sobre viajes distantes i atento mas bien a detalles insustanciales, el autor sin duda no se hallaba bien informado sobre Nahuelhuapi. De este modo sucede que nos comunica pocos datos sobre sus predecesores i solo incidentalmente; nos ha legado sin embargo algunos i preciosos, que no se hallan consignados en otra parte.
    Solo esta falta de antecedentes nos esplica, que el autor no mencione a Nahuelhuapi sino en el momento en que recibo la órden de hacerse cargo de una espedicion al lago de este nombre. Parece que no medió por su parte ninguna iniciativa para obtener esta honrosa e importante comision.
    En la historia de Chiloé de esa época hallamos mui pocos datos relativos a Nahuelhuapi, que está mencionado apénas por Beranger i Agüeros. Es seguro que el gobernador del Archipiélago no debe haber promovido las nuevas espediciones a la Mision que habia quedado en olvido por tanto tiempo.
    Vemos por Menendez que el nuevo virei Francisco Gil se propuso hacer reconocer ese territorio de ultra cordillera, que formaba parte del reino de Chile i de la provincia de Chiloé que se hallaba bajo su dependencia directa, pero ignoramos los motivos que hayan influido en la mente de este dignatario o en el del gobierno de España para esta medida. Quizá se trataba de establecer relaciones con los establecimientos de la costa del Atlántico. Parece sin embargo que este motivo no era el mas inmediato, porque no le hemos hallado consignado en ninguna parte. La única luz que esclarece de alguna manera esta cuestion, es el dato que señala el título citado del diario oficial de este viaje, segun el cual este se emprendió "con el objeto de descubrir los césares i osorneses".
    Causa verdadera estrañeza que un funcionario de tan alta categoria como Gil i Lemus diera todavia a fines del siglo XVIII crédito a esta fábula i aun se apresurara a enviar luego despues de su advenimiento, una espedicion para descubrir esos pueblos imajinarios.
    Benjamin Vicuña Mackenna opinaba que despues del fracaso de la espedicion del comisario Pinuer desde Valdivia (1777) i despues de la muerte, acaecida en 1788, del rei Carlos III, "el hijo de los Césares de España i el último que dejó de creer en los Césares de Chile", la mística fábula habia perdido todo crédito, de modo que las autoridades de la Colonia se habian negado a dar curso a las últimas órdenes de la Corte de continuar los reconocimientos.
    ¿Qué motivos pudieron haber influido con el virei a decretar otra espedicion en persecucion de este fantasma al parecer definitivamente extinguido?
    Carecemos de datos positivas sobre este particular. Creemos, sin embargo, que pueda haber contribuido a esta resolucion el carácter del virei como miembro de una Orden relijiosa, siendo que el clero se mostró siempre mui afecto a fomentar la leyenda de los Césares.
    Parece que Malaspina, quien se hallaba en Lima cuando Menendez arribó a esa capital, informó al nuevo virei de las datos, que recojiera en Chiloé sobre los Césares i Nahuelhuapi, i de las aptitudes especiales de Menendez para esplorador [n 7].
    Finalmente es probable, que hayan hecho impresion en la mente del Virei nuevas insinuaciones que le hiciera el anciano José De Orejuela, despues de su fracaso en Chile i su vuelta a Lima en 1789 [n 8]. Como entre los comprobantes presentados a la Corte por Orejuela se hallaba un Diario en solicitud de los nuevos españoles de Osorno por el capitan Salvador Arapil[n 9], i como su proyectada espedicion, de que dimos cuenta arriba, debia ir en busca de los césares osorneses, es posible que el incansable aventurero hiciera nuevas jestiones ante el crédulo virei i que estas al fin hallaran eco.
    Menendez fué el último viajero que recibiera la comision de descubrir a los Césares: desde entónces i en los albores del siglo actual su existencia quedó definitivamente reconocida como una ficcion i abandonada para siempre toda tentativa de buscarlos. Los Césares, despues de haber preocupado desde la misma conquista i durante un espacio de dos siglos i medio los ánimos de los colonos españoles, acabaron por ser despreciados i calificados como ridícula patraña de orijen i carácter incomprensible.
    Por fin el ilustre Vicuña Mackenna los ha vuelto a rehabilitar, colocándolos en su justo lugar i sobre elevado pedestal como "héroes de poética leyenda, cayo argumento es apropiado para un drama de palpitante emocion mas que tema de laboriosa historia".
    Desarrollando mas aun su injeniosa interpretacion, quisieramos ver en ella el núcleo de una grandiosa epopeya, que yace envuelto en boton i, una vez que se abra, lucirá la mas hermosa flor de la poesía popular de Chile i Sud-América.
    Sea como sea. Menendez, aun cuando recibiera órden de emprender su viaje en busca del nebuloso fantasma, ha hecho en la relacion de sus cuatro viajes que siguen solo una vez una alusion mui lijera a ella i ha suprimido ademas la parte correspondiente en el título que encabeza nuestra recopilacion de los diferentes diarios. Veremos que se preocupaba mas bien de reconocer el territorio, entablar relaciones con los indios i hacer preparativos para la fundacion de una mision.
    Es sensible que nuestro autor, al habilitarse en Lima para una espedicion dirijida a un pais desconocido, no se hubiera proporcionado dato alguno sobre el territorio que iba a recorrer i sobre sus predecesores en este campo. Se esplica esta falta por la circunstancia que las relaciones de los trabajos de ellos se hallaban guardadas en los archivos de Chile i España, faltando por consiguiente en el Perú. Parece tambien que la cancilleria del Vireinato no impuso a Menendez de los viajes i empresas realizados poco ántes por el lado del Atlántico, cuyo conocimiento habria favorecido altamente sus fines i cuya falta se nota con cierta estrañeza.
    Sus informes estaban reducidos a las tradiciones poco exactas de Chiloé, que alcanzaban solo hasta su antecesor mas inmediato el P. Sejismundo Guell.
  6. El coronel D. Francisco Garos, a quien conocemos desde los acontecimientos relatados al fin del segundo viaje a la Cordillera.
  7. No tenemos otros datos sobre este viaje por faltar la crónica correspondiente de Moraleda, quien pasó alejado de Chiloé durante dos años. Menendez hizo mas tarde otro viaje en esto fragatilla [n 10].
  8. Huacho, que se halla situado a poco distancia al Norte del Callao, es el puerto de las salinas del mismo nombre, que producen una cantidad mui considerable de sal de escelente calidad. La formacion espontánea de esta sal es un fenómeno mui curioso, debido indudablemente a las condiciones meteorolójicas escepcionales de esta costa en que no llueve nunca. El calor del sol evapora el agua del mar de que se hallan saturadas las arenas de la costa. He aquí como el viajero ingles W. B. Stevensson, quien visitó Chile i el Perú durante la guerra de la Independencia, describe estas salinas: "Como a tres horas de camino al Sur de Huacho se hallan las salinas o campos de sal. La sal está cubierta de una capa de arena mas o ménos gruesa; debajo de ella se halla la capa de sal sólida de ocho a doce pulgadas de espesor, que se quiebra con barretas i hachas. Despues de tres años la sal ha vuelto a crecer lo suficiente para ser beneficiada de nuevo. Este llano reducido, que no pasa de cinco millas inglesas de superficie, produce una cantidad suficiente de sal para abastecer la mayor parte del Perú i Chile". Segun Mateo Paz Soldan[n 11], los trozos de sal en bruto se esponen al sol para secar i endurecer. Parece que esta elaboracion es orijinal i propia solo de estas salinas, porque difieren de los procedimientos usuales en otras salinas del mundo.
    La obligacion de proveer a Chiloé de sal, como articulo de primera necesidad, i de aguardiente de Pisco, a que nos referimos al hablar de Chacao, ha sido el móvil principal para surtir el comercio del Archipiélago desde el Perú. Esta relacion comercial atrajo a su vez su dependencia administrativa del Vireinato. Se reconoce con satisfaccion en este arreglo la solicitud del gobierno español de atender a las necesidades de sus colonias mas distantes.
  9. El autor arribó, al venir del Callao, a San Cárlos, que era ya en ese tiempo la capital i el asiento de las autoridades de Chiloé; sin embargo, sea por su antigua deferencia sea por costumbre, no deja de calificar el modesto pueblo de Santiago de Castro, cada vez que le menciona, como ciudad i capital del Archipiélago.
  10. Hasta la punta de Tenaun, que conocemos ya, el autor sigue el mismo rumbo de navegacion que en los dos primeros viajes: despues de haber salido de la ensenada de Castro, dobla la punta de Aguantao i se dirije al Norte por el canal de Dalcahue que separa la isla de Quinchao de la isla grande de Chiloé. Recala en esta derrota, lo mismo que las veces anteriores, a Quiquel, residencia de sus amigos los Barrientos, que aun ahora, cuando no le sirven ya de guias, le ayudan. Es tanto el afecto que estos jóvenes profiesan a Menendez, que dos o tres de ellos le acompañan en todos los viajes a Nahuelhuapi en calidad de simples milicianos.
  11. Pasada la punta de Tenaun el viajero se aparta de la ruta seguida hasta entónces, para engolfarse en el "paso de Quicaví" que separa la isla de Chiloé de las islas Chauques [n 12]. En la costa de la primera se halla el escelente puerto de Huito (de huitu "cuchara", Vidal Gormaz), que es notable por ofrecer un magnífico varadero natural para los buques, lo mismo que el de Tenglo a inmediaciones de Puerto Montt. En Huito se carenó en 1858 La Esmeralda de la escuadra de Chile.
  12. "Esta isla es la mas meridional del grupo de Calbuco; es de forma mui irregular i las mas altas mareas la subdividen en cuatro islas menores. En jeneral es baja, sin bosque pero cultivada i cuenta con 340 habitantes (Vidal Gormaz) [n 13]. Ella cierra al Sur en una estension considerable el Seno de Reloncaví separándole del golfo de Ancud.
  13. El autor llega por la primera vez a Calbuco, la cabecera del distrito setentrional i en parte continental de la provincia de Chiloé, la cual conocemos ya como plaza militar i punto rmadas que se despachaban durante el siglo XVII para hacer esclavos.
    Fué fundado en 1602 en tiempo del gobernador Alonzo De Rivera por Francisco de Hernandez bajo el nombre de "San Miguel de Calbuco" [n 14]. El sitio primitivo en que se estableció fué en tierra firme a la entrada del vecino estero de Huito (diferente del puerto del mismo nombre mencionado ántes) en el lugar "el Rosario". Habiendo sido quemado dos veces por los indios, fué forzoso trasladarlo a la isla Caicayen, donde existe hasta hoi. El fuerte sirvió de refujio a los infelices vecinos de la destruida ciudad de Osorno, que llegaron a él acosados por las indios, despues de un viaje sumamente penoso [n 15]. Corre la leyenda que los fujitivos al divisar el mar, trasportados de inmensa alegria i gratitud esclamaron Callbu-có "agua azul", es decir el mar, que les brindaba salvedad i el fin de su peligrosa jornada. En condiciones parecidas, aunque ménos apremiantes, hace como dos mil años los diez mil griegos, capitaneados en su retirada de la Persia por el ilustre Jenofonte, prorrumpieron en el grito idéntico "talatta", el mar, por estar ya salvos i cerca de su patria.
    Calbuco corre hasta hoi en la boca de los habitantes de Chiloé bajo el nombre lejendario de el Fuerte, como en recuerdo de su antigua historia.
  14. El sarjento Pablo Tellez, aunque no tenia conocimiento práctico del camino a Nahuelhuapi, poseia nociones especiales sobre la antigua mision. El dato comunicado por él sobre los poyas i sus visitas a Chiloé, despues de la destruccion de ella, no carece de interes i llena en parte el vacio en nuestra historia de lo sucedido durante la larga época trascurrida desde aquel desastre. Es sensible que no hayamos hallado ningun otro dato sobre el gobernador Pozo citado por el Sarjento. Volveremos a tocar un poco mas adelante las bajadas de los Poyas al mar.
    El Sarjento cumplió bien con su tarea de guia i jefe de los taladores i trabajó, junto con algunos parientes que llevó, con todo celo i mediano acierto en la apertura de los caminos. Acompañó a Menendez en las tres primeras espediciones; en la última no es mencionado por éste, sea, porque no haya tomado parte en ella, por estar los caminos abiertos, sea que aquel lo haya omitido involuntariamente. Moraleda[n 16] asegura que Tellez acompañó a Menendez en las cuatro campañas i deduce de los méritos que contrajo en ellas i de su dilatado tiempo de servicio la recomendacion que se le concediera una merced de tierras, que estaba solicitando, en las orillas de los lagos Todos los Santos i Calbutué i del estero de Reloncaví, en que tenia establecido ya un potrero al emprender este viaje con Menendez. Tellez, retirado finalmente con grado de subteniente, obtuvo efectivamente esta merced, que comprendió los terrenos de toda la boca de Reloncaví i es todavia propiedad de su familia, que ocupa una posicion distinguida en la provincia. He aludido arriba a mi inolvidable amigo D. Manuel Tellez, quien cultivó las tradiciones de su abuelo aprovechándolas en beneficio de la ciencia jeográfica.
  15. Este modesto relijioso de Ocopa i compañero obligado de Menendez en las espediciones a Nahuelhuapi, hizo en ellas solo un papel pasivo. Sin embargo, el anciano J. Antonio Olavarria, quien sirvió de guia, a Gomez i Geisse i se halló listo para acompañarme en 1856, recordaba perfectamente al padre del Valle al lado de Menendez [n 17].
  16. El teniente de asamblea Andres Morales reedificó el fuerte de Chacao i era en 1782 comandante del fuerte de Maullin [n 18]
  17. Conocemos ya la historia primitiva de esta hermosa isla desde el tiempo del padre Mascardi [n 19].
    Aunque poblada en su oríjen por indios Chonos, Moraleda (1793) asegura que sus habitantes son todos españoles i que no hai indio alguno. La isla tiene 40 kilómetros cuadrados i una poblacion de 1,660 almas (Martín, 1872). Sus vecinos son mui diestros en la navegacion de los esteros i rios de la Cordillera i han prestado servicios importantes a los esploradores de la Boca. El distinguido facultativo, mi apreciado amigo Dr. Cárlos Martin ha visitado i estudiado prolijamente esta isla, con motivo de una epidemia de tifus que reinó en ella, llevándole con celo humanitario ausilios mui oportunos [n 20].
    Parece que la ensenada en que tocó Menendez es la misma a que recaló el Dr. Steffen en 1893.
  18. Los isletones o farallones de Cayehuapi, llamados por Moraleda Cayucura i hoi dia Caicura por corrupcion de este último nombre, marcan la entrada del Estero de Reloncaví. Son importantes para la navegacion de las embarcaciones menores, porque "tienen una buena caleta que es la estacion forzada de las lanchas i botes, que contrariados por las vientos, no pueden tomar el estero i que saliendo de este se hallan en el golfo con colinas o vientos contrarios mui fuertes en esa navegacion (Vidal Gormaz[n 21])". Llama la atencion que Menendez conocia ya este puertecito escelente, colocado allí como por la mano de la Providencia. Convendria tal vez restituir a este grupo o sea a la isleta con su puerto el nombre dado por Menendez que lo corresponde por derecho de prioridad.
    Notemos todavía que Agüeros marca, en el croquis anexo a su "Descripcion historial", a la entrada del estero de Reloncaví, que es apenas reconocible, una isla algo mayor bajo el nombre Cayucura.
  19. Este potrero parece haber sido el primer establecimiento fijo en la boca de Reloncaví, no habiendo otro por mucho tiempo. Solo en los últimos años se han poblado algunos lugares como Ralun i el llano o vega de Yate mencionado aquí en que existen ahora varias hijuelas i chácaras. El Dr. Steffen ha dado una descripcion detallada de este llano, que concuerda bien con el carácter de "playa desengañada" que le atribuye Menendez.
    Es singular que esta playa i llano hayan sido en tiempo reciente el teatro de dos grandes catástrofes causadas por accidentes propios de las altas montañas nevadas. Fueron derrumbamientos repentinos de un ventisquero del vecino volcan Yate i el desbordamiento consecutivo del rio Blanco, que desemboca en el Estero despues de haber atravesado el llano. La primera, que se conoce solo imperfectamente, tuvo lugar en 1870 i ha sido descrita por el señor Vidal Gormaz. La segunda, acaecida en los primeros dias del mes de julio de 1896, fué en realidad formidable en sus consecuencias, puesto que arrebató ocho personas, que se ahogaron, i muchos animales. El Dr. Steffen nos ha dado una idea de este terrible fenómeno segun los datos proporcionados por el Dr. C. Martin i por pobladores de la Boca [n 22].
    Estas catástrofes, de que se hallan tambien ejemplos en varias crónicas del tiempo de la Conquista i de la Colonia, prueban que mui poderosos i destructores ajentes físicos trabajan incesantemente en el interior de nuestra Cordillera, lo mismo que en los Alpes, en que son tan siniestros para el hombre.
  20. Menendez al entrar por primera vez al estero de Reloncaví tan notable por su aspecto grandioso i por el conjunto de fenómenos orohidrográficos sorprendentes, nos lo pinta a su modo con pocas pero bien diseñadas pinceladas. No habiendo tenido ocasion de reconocer este estero, nos abstenemos de dar su descripcion, remitiendo al lector a las que han dado los señores Guillermo Cox, Francisco Vidal Gormaz i el Dr. Stefen[n 23]. Deseariamos que el benévolo lector se sirviera recorrer ademas los apuntes dados en nuestro opúsculo "Introduccion a la Orografia" sobre el tipo pacífico glacial de costas i sobre los esteros i fiords propios de las altas montañas marjinales, de las que nuestra Cordillera anstral forma el prototipo. El objeto principal que nos propusimos al publicar ese tratado elemental de orografia aplicada a la rejion austral, fué que sirviera en este ramo de comentario de los viajes de Menendez. Se ofrece ahora el ceso de utilizarlo en este sentido, por lo que nos permitimos recomendar su lectura [n 24].
    El estero de Reloncavi llama nuestra atencion sobre todo por ser el primer estero o fjord que se presenta al Norte, despues que la costa de Chile haya efectuado su cambio de costa, de tipo pacífico entero o continental (Suess) a costa de tipo pacífico fraccionado o glacial. Es ademas estero de primer órden porque penetra mas adentro de la Cordillera, que la mayoria de los demas i recibe dos o tres rios grandes que derivan sus fuentes, a distancia relativamente grande, de la parte central de la Cordillera, mientras que por ejemplo el largo e imponente estero de Comau, que le sigue al Sur, recibe solo un rio que es ménos caudoloso i nace de un alto cordon lateral.
    Menendez contribuye en este lugar con una observacion de importancia científica bajo varios aspectos i señala la fecha exacta de un lejendario temblor, del que se conservaban solo tradiciones incompletas.
    Francisco Velasquez, un paciente mio algo anciano i vecino de le isla Puluqui, me contó en 1862, que hubo antiguamente el fuerte temblor de San Francisco, que es el mismo que cita Menendez, porque el 4 de octubre corresponde efectivamente el dia de este santo. Mas tarde obtuve tambien datos del anciano D. José Maria Borquez de Calbuco, quien habia nacido algunos meses despues del temblor. Segun le refirió su madre, el temblor tuvo lugar el dia indicado, hallándose ella con mucha jente en la iglesia de Castro oyendo misa, i que con el susto que produjo, hubo un gran tumulto entre los asistentes para salir, causando la muerte de muchos niños. Este temblor no fué sin embargo tan fuerte como el del año 1837, que dejó tambien recuerdos mui hondos. Estos dos temblores sirvieron, lo mismo que en el resto de Chile, de punto de partida para calcular la edad de las personas i fijar la fecha de sucesos memorables. Velasquez agregaba que su padre, siendo mui niño, habia alcanzado este temblor. Segun dato consultado solo ahora, por habérseme escapado entre mis apuntes, el anciano J. Antonio Olavarría, mencionado ya varias veces, aseguró a D. Guillermo Cox que tenia seis años de edad al tiempo del temblor de San Francisco i quince cuando acompañó a Menendez. Segun este cálculo nació en 1780 i tomó parte a la edad de catorce años en la última espedicion de Menendez, que tuvo lugar en 1794. Conviene agregar este dato a nuestra nota relativa al "muchacho Manuel Barria" [n 25].
    Ademas de los viejos ya nombrados conocí a Florentino Almunacid i Basilio Alvarado, vecinos de las islas i costas de Calbuco, quienes calculaban tambien su edad segun el temblor de San Francisco; debo advertir que en uno que otro de estos casos se notan diferencias incompatibles con un cómputo exacto. Resulta con todo que las tradiciones populares concuerdan a veces bien con hechos positivos, razon que aconseja no despreciarlas.
    Hemos tenido, en las pájinas que preceden, ocasion de introducir varias personas de edad mui aranzada. Estos nuevos ejemplos confirman la lonjevidad relativa de los vecinos de Chiloé, que ha llamado ya la atencion de D. Benjamín Vicuña Mackenna. Ella se observa tambien en el resto de Chile entre la jente del pueblo i se acostumbran en ella los mismos cálculos para fijar la edad.
    Poco tiempo despues del fuerte temblor de San Francisco tuvo lugar otro mas suave observado por Moraleda[n 26] el once de febrero de 1787, a las cuatro i treinta i un minuto de la tarde; duró tres a cuatro segundos, era algo fuertecito i el movimiento de occidente a oriente. Con el sacudimiento se derrumbó en la vecindad de Castro una porcion de terreno de la barranca del rio Gamboa, que cegó el camino que bajaba a él.
    Dejaremos la consideracion del fenómeno de los derrumbes señalados por Nenendez para un poco mas tarde, cuando lleguemos a encontrarlos en nuestro camino.
  21. El autor nos ha comunicado poco ántes que los indios "pogyas" o poyas de Nahuelhuapi, que la tradicion de Chiloé recordaba con preferencia a los puelches, bajaban en época anterior a las playas del Estero. Ahora nos enseña el lugar preciso por donde efectuaban estas salidas i su objeto que era "para maloquear a los de Yate", lo que hace recordar las antiguas incursiones de los indios de Purahilla a los de Guañauca. El nombre de la caleta del Puelche situada a la entrada del Estero tiene probablemente relacion con estos indios venidos de la otra banda. Me acuerdo haber leido, no se en que parte, que esta caleta fué el asiento de unos indios mui salvajes, que hicieron fechorias.
    Es curioso que los indios llevaban otras veces, al venir, una intencion mui pacífica, que contrastaba con los malones i no carecia de oportunidad. Segun una noticia dada en las "Memorias de los vireyes del Perú" [n 27] los indios de la costa firme pasaban ántes a mariscar en las islas. Los productos de la playa constituyen en todas las zonas i sobre todo en esta costa, que es tan rica en ellos, un valioso continjente para la alimentacion del hombre primitivo, de modo que estos indios emprendian un viaje penoso para surtirse de una provision de este artículo sabroso.
    Sabemos que los indios del llano de Osorno acostumbran aun hoi dia trasladarse periódicamente a la ribera del mar con el mismo objeto, pasando por la cordillera de la Costa (Federico Philippi?
    Los poyas que hicieron su aparicion en el Estero, bajaban segun la relacion del Sarjento, por el valle del rio Puelo. Es raro que no hayan bajado por el camino tan conocido de las Lagunas (hoi Perez Rosales), que habia servido en todo tiempo para mantener la comunicacion entre Nahuelhuapi i Chiloé. Sin embargo, la razon de que elijieran otra ruta es obvia, porque no disponian de embarcaciones para navegar los lagos que habia que atravesar. No deja de ser tambien relevante que se hayan dirijido por el Puelo, porque este hecho nos autoriza para suponer que conocieran algun sendero medianamente practicable que conducia en esta direccion desde la otra banda hasta el Estero. Habria sido de algun interes saber cual haya sido su derrotero, pero disponemos sobre él solo de conjeturas vagas. Puede ser que se hayan internado desde la Mision por el camino todavia reconocible del Vuriloche, siguiendo en la parte occidental por un sendero nuevo a lo largo de la parte inferior del rio Manso; o ¿seria por el paso Maiten i el valle Nuevo (Lista, Steffen) en derechura al rio Puelo?
    La afirmacion de Menendez que hasta su tiempo no se habia hecho tentativa alguna de esplorar el rio Puelo es significativa i vindica a los esplendores modernos D. Francisco Vidal Gormaz i sobre todo a su sucesor el Dr. Juan Steffen el mérito de haber aclarado el misterio que cubria todo el curso de este rio, que "es el mayor de cuantos entran sus aguas al estero i es notable por su gran caudal i por venir del corazon de los Andes (Vidal Gormaz)".
    Como el rio Puelo estaba completamente desconocido ántes de estas esploraciones, traté de reunir, en años pasados i durante mi residencia en Llanquihue, datos sobre este rio envuelto en cuentos medio-fabulosos, refiriéndose que por sus aguas bajaban palos quemados i quinoa preparada para el uso, como pruebas inequívocas que debia haber habitantes en su curso superior. En mi espedicion a Nahuelhuapi en 1856 obtuve varios datos del piloto Pedro Maria Uribe, quien estaba al cabo de todo lo que se sabia sobre el rio Puelo en aquel tiempo. Uribe emitia ya la probabilidad que tome su oríjen en "una laguna". Habiendo comunicado al Dr. Steffen, con motivo de su espedicion del año 1895, un estracto de estos i otros datos recojidos sobre el Puelo, él ha dado cuenta de ellos [n 28]. Me permito ahora volver a tocarlos lijeramente.
    En 1868 el anciano Basilio Alvarado, un apreciable i emprendedor vecino de la isla Huar, me comunicó que en años pasados—parece que fué en tiempo del gobernador de Calbuco D. José Ramirez[n 29], el benemérito amigo de Bernardo Philippi—recibió el encargo de sondear la laguna de Todos los Santos; llegó al lago, pero la balsa construida con este fin no sirvió, de modo que no pudo dar cumplimiento a su comision. Me refirió ademas que en su juventud ascendió con algunos compañeros a la cumbre septentrional del volcan Yate, teniendo que cortar con hacha gradas en el hielo para alcanzar la cima, i que divisó desde ella un llano grande que se estiende al Este i una laguna mucho mas grande que la de Todos los Santos. Abrigué desde entónces la conviccion que el rio Puelo sale de un lago i la manifieste al Dr. Steffen al emprender su espedicion, que la dejó confirmada.
    Basilio Alvarado fué uno de los primeros habitantes de Huar que se lanzaron con arrojo i habilidad a la esplotacion del alerce en el curso inferior del rio Puelo, adquiriendo una maestria admirable en el vencimiento de sus temibles rápidos. Entiendo que uno de estos, marcado en el mapa del señor Vidal Gormaz como carrera de Don Basilio, lleva ese nombre en recuerdo suyo.
    Por fin otro esplorador el minero aleman D. Antonio Oberreuter hizo en años pasados varias escursiones en los alrededores de la Boca. Habiendo trabajado una mina de carbon en Poqueldon en la isla Lemui, se trasladó a Yate, que estaba todavia deshabitado, i vivió alli algunos años. En este tiempo me proporcionó varias muestras de aguas minerales, desconocidas o conocidas solo de nombre, que remití a Alemania i las que fueron analizadas por el célebre químico señor Alejandro Claessen en Aquisgran i sirvieron de base a un pequeño trabajo mio sobre las aguas termales del Sur [n 30], siendo las primeras de esta rejion que se examinaron formalmente. Es sensible que las aguas de Cochamo o Concha, de fuertes proporciones de azufre pero escaso caudal de agua, no se hayan vuelto a encontrar. Sin embargo, Basilio Alvarado me aseguró que conocia tambien "las fuentes mui pequeñas del Concha". No pierdo la esperanza que se vuelvan a hallar, cuando se les busque con atencion i a las horas de baja marea.
    Logro esta ocasion para comunicar otros dos datos que debo a Oberreuter, por ser tal vez de importancia técnica. En Peuco, lugar de la capilla de Yutuhue en Chiloé, existe una clase de arcilla plástica i refractoria que es superior a la de Quetalmahue cerca de Ancud, que es la única que se usa en el Archipiélago para las obras de alfareria. En la playa i costa firme setentrional del estero de Reloncaví i frente a la isla Marimeli un poco ántes de terminar esta hácia el Este, se halla un mineral blanco que no es de cuarzo. Puede ser que una u otra de las sustancias indicadas sea reconocida i halle una aplicacion técnica.
    Oberreuter abrió en sus escursiones un sendero que condujo por el valle del rio Chaparano del estero de Reloncaví a la boca del Sur o Comau. Otra esploracion mas importante, que hizo, llamó mi atencion, de modo que comuniqué los datos sobre ella a D. Guillermo Cox i mas tarde al Dr. Steffen i señaló la parte respectiva de su presunto derrotero en los dos mapas que acompañan este libro [n 31]. Se internó por el valle del rio Puelo Chico; habiéndole recorrido casi todo, tuvo que vencer un paso algo difícil; subiendo de alli en direccion al Este atravesó una altiplanicie estensa con vejetacion de arbustos bajos; despues de pasar entre dos cerros altos descendió por el valle de un rio pequeño i llegó a un rio mui caudaloso i finalmente, siguiendo su curso, a un lago grande. En la orilla de este lago halló una especie de conifera nueva para él, que debe ser el cedro (Libocedrus chilensis) que caracteriza los valles orientales. A la vuelta recorrió el trecho entre el rio nuevo i el rio Puelo Chico en un dia. La descripcion de Oberreuter se hacia confusa, porque sabiendo él que se buscaban el lago Nahuelhuapi i rio Negro, trataba de identificar con ellos el rio i lago que habia descubierto, lo que evidentemente era inadmisible. Creí por eso que Oberreuter habia avanzado hasta el lago del Puelo divisado por Alvarado. Desde que el Dr. Steffen descubrió este lago i el rio Turbio, su afluente del Sur, juzgo probable que Oberreuter los haya alcanzado en 1857 por el camino descrito, aunque aquel autor no lo admita. Sabemos ahora por él que el rio Puelo recibe como en la mitad de su curso, en "la Juntura", un rio algo caudaloso que baja en direccion al Norte de cerros altos i nevados. A espalda de la hoya de este rio habrá talvez una depresion con pendiente al Sur, i pudiera ser por esta que Oberreuter haya abierto su camino.
    Insisto en esta cuestion, porque creo que envuelve un problema, orográfico i práctico a la vez, de importancia.
    Todos los esploradores modernos que se han internado a la pendiente occidental de la Cordillera austral han seguido el curso de los grandes rios, venciendo los rápidos de sus corrientes i las angosturas de paredes verticales con inmensos trabajos que nos inspiran admiracion i pena a la vez. El camino que llevan hasta llegar a la parte superior i abierta del valle es impracticable para el tráfico. Queda subsistente pues hasta ahora la dificultad del tránsito i no se tiene idea como remediarla en lo futuro. Observamos que estas dificultades son mas grandes en los casos en que existen valles lonjitudinales al pié del cordon central divisorio de afuas, los cuales son casi inaccesibles desde abajo. Por esta causa el uso empírico ha establecido desde tiempo inmemorial pasos ausiliares para penetrar por ellos al valle superior, despues de atravesar por un camino abreviado el cordon lateral diagonal, i continuar desde allí a la otra banda por un paso interoceánico. Como ejemplos de la clase nombrada de pasos se conocen el paso de Lonquimai para el alto rio Biobio, el paso de Lipela para el alto Calle-calle (Huauhum) i el paso Menendez para la parte superior del rio Staleufu, i su número se habrá de multiplicar en lo futuro. Pues, en mi opinion, la misma práctica deberá establecerse en el rio Puelo para llegar al valle del rio Turbio i Lago Superior, i sino por la ruta señalada por Oberreuter, por otra análoga. Puede ser que el exámen de las correrias de este incansable minero por las ásperas cordilleras, que él pisara primero, revele algun dato práctico i de provecho para lo futuro.
    Por fin mencionaré todavia que este incansable "pioneer" hizo tambien una entrada al rio Vodudahue.
    Segun una regla formulada por el eminente jeógrafo i colonizador D. Bernardo Philippi en una carta dirijida a D. Vicente Perez Rosales, el minero i aventurero preceden siempre al esplorador científico i al colono. Los primeros, aunque solo de tránsito pasajero, ejercen con todo un papel de reconocida utilidad en la apertura de las rejiones vírjenes, en que suelen entrar ántes que ninguno. Por esta razon juzgamos oportuno que se tomen en consideracion los trabajos de Oberreuter i Alvarado.
    Siguiendo la misma costa se encuentra a poca distancia del rio Puelo, el rio Cochamo, llamado a veces tambien rio Concha, que es el tercero en rango de los rios de la Boca. Es mas accesible que el Puelo i las esploraciones de R. Christie i E. Valverde confirmadas i ensanchadas por O. de Fischer han demostrado que su valle ofrece un camino espedito a las faldas orientales de la Cordillera.
    Los descubrimientos de la Sétima Comision de Límites i los trabajos mas recientes del señor de Fischer no dejan ya duda alguna que un camino abierto por el valle del Cochamo i continuado por el valle del rio Manso se encuentra con la ruta antigua del camino de Vuriloche i ofrece una escelente via de comunicacion con Nahuelhuapi.
    Segun datos proporcionados por mi distinguido amigo D. Federico Oelckers, la importancia de este nuevo camino es aumentada por la circunstancia sumamente favorable que la desembocadura del Cochamo sirve de puerto seguro a los buques cuyo porte no esceda de cien toneladas.
  22. Menendez tomó su alojamiento en Ralun en el mismo sitio en que, habia vivido el padre jesuita Francisco Javier Esquivel en los años indicados, con el fin de abrir el camino a la antigua mision de Nahuelhuapi. Hemos dado arriba algunos datos sobre este padre [n 32]. Moraleda, quien siguió los pasos de Menendez en 1795, arribó a este mismo puerto i señala, en su plano especial del estero de Reloncaví i publicado por el almirantazgo ingles, las dos casitas de Menendez, que hemos situado tambien en nuestro plano. Ralun, o sea el lugar en que los misioneros se desembarcaban, estaba situado segun eso junto a la boca del rio del Este, desde donde seguian embarcados o a pié, segun que la marea estaba alta o baja, hasta la boca del rio Reloncaví, en que comienza el camino. La pequeña poblacion, que lleva ahora el nombre Ralun, está situada en el último confin del Estero i en lugar diferente del puerto de este nombre en que las piraguas de los misioneros tomaban tierra.
    En el fondo del Estero i frente a Ralun desemboca el gran rio Petrohue, uno de sus tributarios principales, aunque inferior al rio Puelo. Sale del lago Todos los Santos, surcando el valle entre el volcan Calbuco i el cordon de Santo Domingo con vueltas de variado carácter. Esta parte inferior de su curso, que ofrece detalles notables como la vigueria, el baao de su nombre, el rio Hueñohueño con el lago Oval [n 33], ha sido reconocicla detenidamente por Vidal Gormaz i Steffen.
    Subiendo el rio desde la ensenada de Ralun se encuentra, luego despues de haberle entrado, en su orilla derecha la Vigueria, una formacion mui notable i pintorezca de columnas basálticas, que han llamado desde tiempo atras la atencion de la jente del pueblo que frecuenta la Boca, i han recibido de ella su nombre característico. El señor Guillermo Cox fué el primero que la examinó [n 34]. Como las columnas basálticas al pié del volcan de Osorno se conocian tambien, se ventiló desde ese tiempo la cuestion, si la corriente nacida allí pudiera haber alcanzado hasta la desembocadura del Petrohue, recorriendo una distancia mui considerable antes de conjelarse. Solo un estudio detenido podrá resolver este problema interesante.
    Un poco mas arriba de la vigueria i en la orilla opuesta del rio Petrohue están situadas las aguas minerales o el baño del mismo nombre, que es conocido de tiempo atras como el mas importante de esta comarca. Segun la descripcion que me dió hace años mi amigo B. Alvarado, es mui caliente i abundante de agua, tiene tres pozos, de los cuales los dos inferiores se cubren por la alta marea, mientras la tercera queda descubierta en todo tiempo; no tiene olor a azufre (?)
    El Dr. Cárlos Juliet, sabio naturalista i compañero de D. Francisco Vidal G, ha dado en una lucida memoria una análisis completa de estas aguas; ellas tienen una fuerte proporcion de hidrójeno sulfurado los otros ingredientes principales son cloruro de sodio i cloruro de calcio; su temperatura es de 66°C [n 35].
    El ingrediente del cloruro de calcio es de interes especial para la balneolojía de Chile, porque caracteriza sus termas mas importantes, las de Cauquenes i Apoquindo. Su aparicion en las aguas del sur debe llamar pues la atencion.
    Mas que esta parte inferior del rio Petrohue, nos interesa su curso superior que domina el campo de nuestro viaje, de modo que tendremos que recorrerle hasta ver agotarse a nuestros piés sus fuentes mas apartadas.
    El testo del diario oficial de este viaje, publicado en el "Anuario Hidrográfico" agrega que al Oeste de Ralun "hai una abra que dicen es el desagüe de la laguna de Pata". Como no hai otra abra en esa direccion que la del rio Petrohue, el autor da a entender que este rio es el desagüe de esa laguna medio fabulosa i que ella desemboca por consiguiente al mar en este lugar. Nos ocuparemos mas adelante de la "Laguna de Pata"
  23. Menendez, acostumbrado solo a la lengua castiza de su patria, no entendia bien los términos provinciales de la América, por lo que dice "harpon" en lugar de galpon "vocablo tomado de le lengua azteca" (Zorobabel Rodriguez), que en Chile es de uso corriente, no solo en el trato familiar, sino aun en la literatura. Benjamin Vicuña Mackenna dice por ejemplo en la dedicatoria de en "Historia de Valparaiso" que esta ciudad "albergaba apenas un grupo de galpones de madera".
  24. El temente de milicias D. Nicolas Lopez, de la isla de Quenac (al Este de Castro), mas tarde capitan, fué el compañero mas fiel de Menendez en los cuatro viajes a Nahuelhuapi i le prestó mui buenos servicios.
    A Diego Barrientos conocemos ya desde los viajes a la Cordillera.
  25. Para demostrar el método de la fabricacion de las soguillas para las piraguas, de las que debia construirse una en el lago Todos los Santos i mas adelante en Nahuelhuapi, damos aquí la descripcion de Moraleda, quien, al hallarse en Ralun en 1795 siguiendo los pasos de Menendez, mandó hacer tambien soguillas para el mismo objeto: "Dispuse que las tripulaciones construyesen 600 varas de cordel (llaman soguilla) que hacen de la tez i filamentos inmediatos de la caña brava (llaman quila), cortándola de nudo en nudo, i con él cosen las tablas de las piraguas, sujetando al mismo tiempe la cáscara de alerce con que cubren las costuras, faena bastante trabajosa i morosa i que precisa hacerla aquí, por no haber las cañas dichas en Todos Santos ni en Nahuelhuapi" [n 36].
    La descripcion de Moraleda es escelente i hace comprender el método mui injenioso de que se valian los indíjenas para tejer los cordeles tan esenciales para la construccion de las piraguas i usados probablemente tambien para usos domésticos. Las piraguas se componian de tres o cinco tablones grandes, guarnecidos en el borde de una hilera de agujeros; los tablones eran unidos firmemente unos con otros por costuras, pasando las soguillas por los agujeros. He tenido ocasion de presenciar, en parte a lo ménos, la hechura de estos soguillas al conocer personalmente al antiguo maestro piragüero José Mancilla. Las hebras de la estopa de que se hacen las soguillas, se fabrican cortando a lo largo i de nudo a nudo virutas delgadas de la cáscara dura i lisa de las quilas. La estepa obtenida de esta manera se trabaja de algun modo rústico, análogo a los procedimientos modernos, hasta formar cordeles tan firmes i bien hechos, que cuesta distinguidos de los de lino i cáñamo.
    El material para hacer cordeles i cubos abunda en los bosques del Sur. Los voquis i enredaderas tan comunes en ellos dan cabos naturales, sin exijir mayor preparacion; distínguese entre ellos la hermosa quelineja (Luzuriaga radicans), que proporciona cables gruesos; ademas se usa la nocha (especie de Bromelia) i la corteza del pingopingo (Daphne andina). Al lado de estos productos toscos i primitivos, lo soguilla de quila significa un adelanto notable. He enviado en 1865 la primerms muestras de las soguillas, como tambien de los otros cabos citados al Dr. R. A. Philippi para el Museo Nacional.
  26. Lo mismo que en la palabra "galpon". Menendez no es feliz en la de "albarca" que usa por segunda vez en lugar de abarca. Hemos visto, en la nota 2 de pájina 26 de la Primera Parte, que abarca significa "calzado rústico de cuero de buei" i es idéntica a la ojota de Chiloé, la misma que sirvió tambien al padre Felipe Lagunaal subir la áspera cuesta del paso Perez Rosales.
  27. Menendez se dirije de Rnlun al lago Calbutue, desde el cual tiene abiertos los dos caminos a Nahuelhuapi por el paso Perez Rosales i por el camino de Vuriloche. En cuanto a este último, cuya derrota parece haberse descubierto recientemente, el señor Vidal Gormaz determinó ya en 1870, cuando aun no se habia principiado a estudiarle, que comenzaba en este lago i seguia por su afluente el rio Concha—opinion que se ha ido confirmando cada vez mas. De esta manera el lago de Calbutue marca la division de las dos rutas a Nahuelhuapi.
    Esto lago pertenece a la hoya del rio Petrohue. Para internarse por ella habria sido largo i dificultoso seguir desde Ralun el curso de este rio, por lo que el viajero prefiere la ruta corta por el paso auxiliar llamado "Alto de la Cruz" (Moraleda) o "Cabeza de Vaca." (Vidal Gormaz), que atraviesa un cordon secundario de solo 452 m. de altura, siguiendo los pequeñas rios Reloncaví i Cachimba de pendiente opuesta; las aguas de este último acaban por caer al Petrohue. Moraleda nos da una descripcion detallada de este camino pintoresco. Los derrumlm notados en él por Menendez se han llenado en gran parte de vejetacion en el curso de los años: segun el Dr. Steffen el camino conduce hoi por bosque vírjen [n 37]. Un poco antes de llegar a Calbutue pasa por un pequeño páramo de escorias i lavas volcánicas (Vidal Gormaz [n 38]).
  28. La descripcion del pintoresco lago Calbutue de caracter alpino deja poco que desear. Agreguemos que su nombre significa "tierra azul" (Vidal Gormaz) i que Moraleda le llama en su mapa "Lagunilla de Calbutue o La Verde", de lo que inferimos que el color de sus aguas es el mismo verde esmeralda que del Todos los Santos. Moraleda [n 39] describe ademas "en sus cortas playas de arena una vistosa graderia natural formada por los diversos estados de aumento o disminucion que toman sus aguas, i del actual al de mayor incremento hai casi 9 piés de diferencia", o sea las mismos tres estados de hombre (?) de que habla Menendez. La descripcion de nuestro autor ofrece un interes especial por los derrumbes de grandes proporciones que observó en la misma orilla del lago.
    Ellos llaman la atencion de todos los viajeros i tambien de Menendez, quien los menciona con preferencia. Von Richthofen dice que son frecuentes en las montañas en que las lluvias son abundantes. Este ajente obra efectivamente en nuestra Cordillera de un modo mui pronunciado, puesto que la cantidad anual de agua caida varia entre 1,5 a 3 metros. Se sabe tambien que ciertas rocas blandas i conglomerados como la Molasse de la Suiza predisponen mucho a los derrumbes. Nuestra Cordillera es formada principalmente de rocas plutónicas cristalinas i volcánicas que resisten relativamente bien a la erosion por las aguas atmosféricas. Con todo los derrumbes se encuentran a menudo en la Cordillera i asumen dimensiones mui grandes, como el que Menendez describe aquí i el cual se precipitó sobre el lago Calbutue.
    Fitzroy recibió informes de Mr. Douglas sobre un gran derrumbe en la Cordillera de Chiloé, que arrastró como mil árboles de alerce; los madereros designaron este fenómeno bajo el nombre "quechi". Otro derrumbe mui notable i de condiciones idénticas observé en 1858 en el cordon que se eleva a espaldas de Lenca; sus vecinos le llamaban "piellu" i labraron tambien las maderas que este fenómeno accidental habia puesto a su alcance. En mi viaje a Nahuelhuapi he recibido la impresion que los derrumbes son ménos frecuentes en la parte central de la Cordillera que en le rejion subandina. Sin embargo esta observacion aislada no tiene valor mientras no se confirme por otras.
    Comparando la descripcion del lago Calbutue i del camino al Todos los Santos por Menendez con la de los autores modernos, resulta que los vestijios del derrumbe que cayó al lago ya se han borrado en buena parte en el trascurso del tiempo, i por otra parte que Menendez no observó el gran derrumbe el Norte del lago descrito por Vidal Gormaz, lo que hace presumir que data de une época posterior. Teniendo presente que el derrumbe de Vidal Gormaz conste de escorias i arenas volcánicas, que bajaron del cordon de Santo Domingo, juzgo posible que no haya sido un derrumbe comun sino uno de clase especial, que se halle en relacion con una erupcion volcánica i aluviones consiguientes, parecidas tal vez a las que se han observado en los volcanes Osorno i Calbuco.
    Es digno de notarse que Menendez indica una causa, aunque no nueva, a lo ménos poco conocida en Chile de los derrumbes, los temblores, señalando como ella en nuestro ceso el lejendario temblor de San Francisco, de que nos ocupamos arriba, i que Moraleda especifica aun el caso de un derrumbe causado por un temblor. Es raro que esta relacion entre los temblores i los derrumbes, aunque admitida teóricamente, no se haya observado en mayor escala en el resto de Chile. Seria de mucho interes hacer nuevos estudios sobre le efectividad de esta relacion.
  29. Menendez se equivoca probablemente en esta suposicion, pero en cambio como atento observador señala un fenómeno notable que se observa en los lagos de la rejion austral. Los árboles, que crecen a lo largo de la playa guarden casi siempre una línea paralela al alcance de la marejada, la que pone un limite fijo por ese lado a su crecimiento. Por la misma causa los árboles sumerjidos, que se hallan en los lagos i esteros de mar cerca de la orilla, tambien están dispuestos en hilera. Estos árboles crecieron primeramente en el borde de la playa del lago, guardando una línea mas o ménos perfecta; cuando el nivel del lago subió con el tiempo, por causas que no dilucidamos en este lugar por falta de espacio [n 40], ellos quedaron sumerjidos i manifiesten hasta hoi en su estraña posicion debajo del agua la misma agrupacion paralela el borde del lago.
    A mas de lo observado por nuestro autor en el lago Calbutue, merece atencion como curiosidad una presunta señal dejada en él por la mano del hombre, talvez por los misioneros antiguos.
    Tres colonos de Llanquihue conocidos mios, uno de ellos D. Julio Willer, hallaron en 1883 en las orillas de este lago una piedra canteada que juzgaron labrada artificialmente, haciéndoles la impresion de un fragmento de una columna de seis a ocho lados. Los viajeros habian oido de una tradicion, que en este lugar habia existido antiguamente una capilla de los misioneros de Nahuelhuapi, i se figuraron que esta piedra pudiera haber pertenecido a ella; así Willer la llevó [n 41]. Habiendo tenido noticia de este hallazgo curioso, pedí i conseguí una muestra de esta piedra.
    No me atreví a formar un juicio sobre la cuestion si esta piedra haya sido labrada artificialmente o no; por otra parte llamaron mi atencion sus caracteres petrográficos, por no haber observado esta clase de roca en Llanquihue. Posee sin embargo un objeto labrado de una piedra parecida a la de Calbutue, una especie de candelero hallado en los cimientos de la antigua mision de Cailin, que me habia obsequiado el benemérito fundador del puerto de Melinea, el finado Felipe Westhof. Desoaso de ver resuelto el problema que se ofrecia, apeló hace poco a la bondad i ciencia del distinguido profesor Dr. Roberto Pöhlmann, pidiéndole el exámen petrográfico i crítico de las dos piedras.
    Su análisis hecha con toda prolijidad echa alguna luz sobre ellas; la reproduzco aqui en globo. La primera piedra es de una toba volcánica de grano mui fino i descompuesto; ha sido labrada artificialmente, segun toda apariencia. El material del candelero es igualmente una especie de toba volcánica un poco diferente. Es interesante que Pöhlmann observó candeleros de forma parecida pero de otro material en las capillas de los indios Aimarás de Bolivia. El mismo agrega todavia que las tobas volcánicas no son raras en el Sur de Chile i que la cancagua es una roca sedimentaria análoga compuesta de cenizas i arenas volcánicas. De Fischer halló tobas volcánicas en el cerro Cuerno de Diablo (Pöhlmann) que no está mui distante de Calbutue.
    Segun este exámen la presuncion de los colonos, que hallaron la piedra, tiene visos de verdad i es posible que ella lo mismo que el candelero de Cailin, sean reliquias de los antiguos misioneros jesuitas. A la vista de restos como esta piedra o de la señal simbólica del Valle Nuevo (R. Lista), no podemos ménos de rendir nuestro homenaje a los infatigables obreros que en siglos pasados dejaron estas señas de su actividad vigorosa en medio de los bosques i serranias vírjenes. Con respecto al hecho que las tobas volcánicas i cancaguas se empleaban antiguamente en Chiloé para fabricar ciertos objetos merece atencion una observacion del gobernador de Osorno D. Juan Mackenna en 1798, la cual ha sido publicada por su nieto el eminente escritor D. Benjamin Vicuña Mackenna: "Inmediato al paraje de donde divisé la laguna i cordillera de Puyehue encontré una piedra cancagua perfectamente labrada a pico, cuyos golpes se distinguian claramente; cerca habia muchas otras piedras en bruto de la misma especie i pozos en pequeñas canteras [n 42]". Mackenna deduce de este hallazgo que las inmediaciones del lago estaban antiguamente habitadas por españoles. Me limito a esta lijera esposicion esperando que investigaciones futuras esclarecerán mas esta cuestion.
  30. Menendez disponiendo solo de informaciones imcompletas sobre los dos caminos, se ve en la necesidad de esplorar los dos a la vez, procediendo a descubrirlos de nuevo. Envia con este objeto partidas volantes en direcciones opuestos. Esta division le perjudicó i fué probablemente la causa principal que no alcanzó a llegar en este viaje ni por la una ni por la otra ruta.
  31. La falta de agua en este camino es confirmada por Vidal Gormaz, a quien le hizo pesada la marcha por el terreno derrumbado.
    El salto principal del rio Calbutue que no ha sido reconocido todavía, debe ser notable, porque el ruido que produce se oye en todo el trayecto entre los dos lagos (Vidal Gormaz).
    El prado con flores es mencionado por todos los viajeros que han seguido a Menendez. Un terreno de esta clase es raro en estas latitudes, porque la vejetacion arbórea es tan vigorosa i preponderante que invade aun los pantanos i rios, como el Maullin. Un campo abierto como este en medio de los bosques sombrios e interminables produce una sorpresa agradable, aunque solo en verano, porque en invierno se inunda con las lluvias i queda casi intransitable.
    Sin embargo no faltan terrenos cenagosos en que los árboles no pueden arraigarse; forman un tipo especial de vejetacion, los ñadis, que han sido estudiados detenidamente por los Drs. Martin i Reiche. Debemos al primero un artículo reciente sobre ella, que es mui instructivo. Hemos aludido tambien ántes a los valles cenagosos de la Cordillera [n 43].
    A poca distancia de la pampa o ñadi, que nos ocupa, se encuentra otro mas estenso i bien caracterizado al pié de las corrientes de lava del volcan Osorno entre el lago Llanquihue i el rio Petrohue. Difiere de los ñadis descritos por la prevalencia de la "Myrthus nummularia", especie elegante de mirto que forma un contraste notable con los demas representantes de su familia en Chile por su porte tan reducido que es solo de unos pocas pulgadas.
  32. Las embarcaciones, que cruzaban antiguamente los lagos, solian salir del lado de Chiloé i volver a su puerto de salida. Por esta razon Menendez encuentra en este punto de embarque los restos de una pirahua en el primer puerto del Todos los Santos i en el correspondiente de Nahuelhuapi. Mas tarde las embarcaciones de Menendez fueron encontradas tambien por sus sucesores de esploracion en idéntica situacion.
    En cuanto al viajero a quien haya servido la pirahua cuyos restos frájiles halló Menendez, es mas que probable que fué el padre Sejismundo Guell, quien salió i volvió en ella en 1766.
  33. Esta isla lleva el nombre "del Chivato", porque el ilustre Benjamin Muñoz Gamero dejó en ella, a su paso por el lago Todos los Santos en 1849, una o mas cabras. Mi amigo D. Felipe Geisse, quien siendo mui jóven tomó parte en la espedicion a Nahuelhuapi del año 1855, me refirió que saltó a tierra en la isla i, habiendo encontrado un cabro mui ájil, se lanzó a perseguirle corriendo, pero no pudo darle alcance [n 44]. Al pasar al año siguiente a la vista de la isla no divisé cabras en ella.
  34. El cerro mui alto i nevado que se presentó a la vista de Menendez desde el fondo de la ensenada de Calbutue, rivalizn con las otras cumbres vecinas, el Osorno i Tronador, por su elevacion i aspecto bizarro. Su nombre moderno, el Puntiagudo, espresa mui bien la forma singular de esta cúspide sumamente escarpada de 2548 m de altura (Steffen). En cuanto a su nombre primitivo hai cierta confusion. El gobernador Juan Mackenxa le llamó el volcan de Copi. Menendez no menciona su nombre. Moraleda le señala como el cerro Bonechemo; no cabe duda que el de este nombre, que divisó desde el alto de la Cruz i desde el camino al Todos los Santos, sea el Puntiagudo [n 45]. Desde aquel tiempo el nombre Bonechemo se ha conservado en la tradicion de los vecinos de Calbuco i Chiloé. J. Antonio Olavarria, el antiguo fámulo de Menendez, me hablaba de un cerro de ese nombre, sin esplicarme su ubicacion. Fitzroy coloca en la carta marina de Chiloé el cerro Bonechemo, aunque no en el lugar exacto que ocupa el Puntiagudo, en la misma direccion en que se halla visto desde Chiloé. Consecuente con estos u otros datos el señor Vidal Gormaz llama tambien con perfecta razon este cerro el Bonechemo, omitiendo el de Puntiagudo de oríjen moderno.
    Los señores Cox i Steffen, tal vez solo para deja al Puntiagudo su nombre tan aparente i dar una aplicacion al de Bonechemo, dieron este nombre al notable cerro, o mas bien a la primera cima de él, que se eleva a la orilla de la boca del rio Peulla i cuya segunda cima tiene el aspecto del techo de una casa cubierta de nieve, por lo que Steffen le llama con propiedad "el Techado".
    En vista de estas consideraciones convendrá dejar a este último cerro solo el nombre Techado i devolver el nombre Bonechemo al Puntiagudo como una variante antigua.
  35. Mientras que el autor en los lagos de su nombre en la hoya del rio Staleufu habia usado solo canoas de hechura mui primitiva, necesita en el lago Todos los Santos una embarcacion mas estable i mas espaciosa, es decir una pirahua. Nos introduce aqui a la fabricacion de esta embarcacion indíjena i presenciamos las dificultades que suelen surjir en ella. Es admirable ver como con las soguillas hechas en Ralun, con las materiales sacados del bosque i con el hacha por todo herramiento fabrican en cinco dias una embarcacion mui regular. La parte esencial era conseguir un árbol suficientemente largo, grueso i derecho, que rajado con cuñas en el medio daba dos mitades parejas que despues de labradas quedaban reducidas a un tablon cada una. En nuestro caso el palo, probablemente un raulí que crece alto i hermoso a orillas del lago, ofreció condiciones escepcionalmente favorables, porque su parte mas delgada dió ademas un tablon para el plan de la pirahua. Estos tres tablones guarnecidos en sus bordes de una hilera de degüeñes (los agujeros) barreneados a fuego (?), i cocidos por medio de las soguillas (vea ántes su descripcion por Moraleda) armadas de augas (agujas) de quila para pasarlas por los agujeros, i estopeado en seguida con cochai (corteza de alerce) i mepua (hojas de tiaca "Caldeluvia paniculum") dieron el casco de la embarcacion, la que con varios accesorios, como las falcas, los bancos, el palo, la vela de ponchos, el sacho [n 46] (ancla mui orijinal construido de una piedra grande i cuatro ganchos de madera de luma), el cable i los cabos tercidos de quelineja, la bayona i los remos con sus palas, quedaba lista para emprender la navegacion. La falta de espacio no me permite entrar en mas detalles sobre la pirahua i me limito a dar sobre ella los apuntes bibliográficos mas importantes [n 47]. Remito tambien al lector a la viñeta orijinal de Menendez, que es talvez el único dibujo que se haya conservado de esta embarcncion estinguida. Recuerdo que mi finado amigo el distinguido marino i gobernador marítimo de Chiloé D. Miguel Hurtado enumeró, en un informe al Ministerio de Marina en 1858, entre las demas embarcaciones existentes en la provincia, dos piraguas, que serian probablemente las últimas de su especie.
  36. Menendez, hombre de jenio audaz i mui acostumbrado a la navegacion, se embarca segun su costumbre, él mismo sin enviar adelante a sus esploradores.
    Un poco ántes de salir de la ensenada de Calbutue dejó a la izquierda una islits que no es mencionada por él ni por otros viajeros, con escepcion de D. G. Cox, quien la visitó, por lo que la coloqué en el Plano con su nombre. Tendré ocasion de ocuparme de ella al fin del libro.
    Navegando adelante se presentó luego a Menendez el lago de Todos los Santos en toda su grandeza i esplendor.
    Este lago llamado "Purahilla" por Rosales i por algunos autores modernos "Laguna de la Esmeralda" o "Pichilaguna" [n 48], ha conservado el nombre antiguo, que lleva hoi todavia sin que sepamos cual haya sido su oríjen. Parece que el primer hombre que visitó sus solitarias riberas en este siglo, en 1848, fue Guillermo Döll, jeógrafo i viajero de mérito sobresaliente i compañero de Bernardo Philippi i R. A. Philippi, quien, por no poseer antecedenbes, le consideró como un lago nuevo i le puso el nombre "Esmeralda" en obsequio del hermoso matiz verde de sus aguas. Al año siguiente le recorrió en todo su estension el aventajado esplorador D. Benjamin Muñoz Gamero, quien le menciona bajo su nombre primitivo.
    Para ser lago de carácter alpino ocupa una área considerable, teniendo veinte i ocho kilómetros de largo (Cox). Forma una estensa cuenca rodeada de altos cordones coronados en parte por cimas mui elevadas, de las formas mas pintorescas i variados, i cubiertas de inmensas masas de nieve i hielo. Estos campos i picos blancos hacen un contraste encantador con el color verde de las aguas.
    El color verde claro es propio de los lagos alpinos que reciben rios alimentados por ventisqueros. Estas corrientes de hielo trituran en su descenso por el cajon del valle las rocas con que se rozan, produciendo un material de detrito mas o ménos fino que es arrastrado en suspension por los torrentes que nacen de aquellas. Los rios turbios se clarifican en el lago ("Laüterbecken" en aleman); la mayor parte de las partículas llevadas al lago cae al fondo, mientras que el resto de materias sumamente finas queda en suspension, dando al agua ese admirable tinte verde.
    El distinguido profesor W. Spring [n 49] ha dado recientemente una esplicacion del todo satisfactoria del color de las aguas de los lagos:
    El color natural del agua es azul puro, que se puede reconocer fácilmente por medio de un esperimento. De esta manera el lago de Jinebra ostenta con tiempo tranquilo un color azul puro de mismo que los de Llanquihue i Nahuelhuapi). Si el agua pura es enturbiada por la suspension de partículas mui finas de cuarzo i otras análogas de color blanco, estas reflejan una luz (tinte) amarilla, que mezclada con el color azul produce el hermoso color verde de ciertos: lagos alpinos, como los lagos de Neuenburgo i Constanza (i los de Todos los Santos i Calbutue).
    La situacion encerrada i las riberas escapadas distinguen este lago de los otros grandes lagos de las provincias de Llanquihue i Valdivia, cuyos contornos son llanos en la parte en que conlindan con el valle lonjitudinal de Chile. La primera parte mas ancha tiene su carácter especial por los altos picos nevados que la encumbran i no puede compararse con ningun lago de los Alpes; la parte del fondo, con que termina al Este, tiene rasgos parecidos a los del célebre Königssee (Lago Real) de los Alpes de la Baviera.
    Los dos primeros esploradores Döll i Muñoz Gamero observaron ya el fenómeno, a que hemos aludido al hablar de los árboles de la playa de Calbutue, que en varias partes de sus orillas se hallan sumerjidos bajo el nivel del agua, troncos de árboles arraigados que han crecido en el mismo lugar. Habiendo observado el mismo fenómeno en este lago i en los esteros de mar del Sur, le he hecho objeto de un estudio científico relacionándole con los ventisqueros. Creo que el fenómeno por su vasta estension, por su constante aparicion i por las conclusiones relevantes que se derivan de él, tiene cierta importancia para la jeolojia de la edad glacial i de la nuestra. He tenido la satisfaccion que mi distinguido i sabio amigo el Dr. L. Darapsky ha hecho suya mi teoria sobre su oríjen, dándola a conocer en una revista alemana, i que nuestro gran esplorador el Dr. Juan Steffen, la acepta tambien en sus publicaciones recientes.
    Al hablar el autor en este lugar del "volcan de Huañauca o de Pata", sa produce el caso escepcional de una diferencia esencial entre los dos testos que usamos.
    El testo publicado en el Anuario Hidrográfico i citado arriba señala el rio Petrohue como el desaguadero de la "laguna de Pata", hecho que vuelve a afirmar mas adelante en la misma forma. En la parte correspondiente a la descripcion del Todos los Santos el mismo testo dice: "al Oeste se descubre al pié de la misma laguna (Todos los Santos) un cerro que remata en pirámide i junto a él está el desagüe de ella para la laguna de Pata" [n 50]. Se deduce de esta version que Menendez consideraba el desagüe del lago Todos los Santos como tributario de la laguna de Pata i como desaguadero de esta el rio Petrohue.
    En vista de esta version del "Anuario" los señores Vidal Gormaz i Steffen han discutido la cuestion de la desconocida laguna de Pata, arribando al resultado de negar su existencia, ya que no habia ningun lago que correspondiera a esa descripcion de Menendez.
    La otra version, que es la de nuestro manuscrito i que damos en el testo, no menciona el lago de Pata, pero indica el volcan situado en su orilla bajo el nombre de "Huañauca o de Pata".
    Aprovechando este dato, que no era accesible a los autores nombrados, podemos dilucidar la cuestion de la laguna de Pata bajo un punto da vista nuevo, mas satisfactorio.
    "El cerro que remata en pirámide" o sea "el volcan de Huañauca o de Pata" es el grandioso i justamente afamado volcan de Osorno nombre que Menendez no conocia, porque fué usado la primera vez en Chiloé por Moraleda. Este volcan lleva tambien los nombres: Guanahuca (P. Alonso de Ovalle), Purraraque, Pire Pillan i Pisé. Nuestro autor aumenta ahora esta lista con el nombre de Pata.
    Como segun nuestra version Huañauca i Pata son idénticos, el primer nombre nos guia para orientarnos sobre el segundo: Huañauca nos es conocido de nuestra relacion histórica i sabemos que corresponde tanto al volcan de Osorno como al lago Llanquihue que baña su pié (Rosales). Pata se halla en el mismo caso, porque significa un volcan, segun una version de Menendez, i un lago segun la otra: siendo sinónimo de Guañauca, corresponde, lo mismo que este nombre, al volcan Osorno i al lago Llanquihue. Es evidente pues, que la misteriosa "laguna de Pata" no es otra que el lago Llanquihue.
    Los vecinos de Chiloé, i con ellos Menendez, tenian nociones mui vagas de la jeografia del vasto territorio despoblado i cubierto de bosques impenetrahles que se estiende al Norte del seno de Reloncaví. El gran lago Llanquihue, sobre todo, les era conocido solo de fama, puesto que las rutas a Nahuelhuapi le dejaban a un lado i que no habia motivo alguno para visitarle. Parece que no conocian su desagüe verdadero i suponian que desaguaba por el rio Petrohue al estero de Reloncaví. Sabiendo que el Todos los Santos se halla a poca distancia del lago Llanquihue i que su desagüe sale en direccion a este mismo lago. Menendez presumia en su primer viaje que las aguas de los dos lagos acabarian por unirse i desaguar juntas por el Petrohue al estero nombrado. Habia en eso una errónea apreciacion jeográfica con respecto al desagüe del Llanquihue, pero él mismo la rectificó posteriormente en nuestro testo, omitiendo la alusion a su desagüe i refiriéndose únicamente al volcan. Ahora que Menendez dejó establecido tambien que Pata es idéntico a Guañauca i que estos términos se aplican indistintamente al mismo volcan i lago i a cada uno de ellos por hallarse juntos, es fuerza deducir que se trata de un mismo i único lago que es el Llanquihue, con lo que concuerda tambien su situacion relativa al Todos los Santos.
    Resulta, por consiguiente, que bajo el nombre enigmático de Pata se hallaba disfrazado el lago Llanquihue, el lago mas grande de Chile i de toda la zona templada de Sud-América i el único hasta ahora que se halle bajo el réjimen de la cultura.
    Habiendo demostrado por los mismos relatos de Menendez que la laguna de Pata es el lago Llanquihue i habiendo dejado estampada las consideraciones relativas, nos ha venido despues a la memoria otro dato poco conocido que es mas positivo aun i el cual nos apresuramos a agregar. Se halla en la relacion del primer viaje del ilustre Bernardo Philippi al lago Llanquihue en 1841. Philippi dice que "este gran lago es conocido en Chiloé bajo el nombre de Quetrupe, a veces tambien bajo el de Pata", continuando plenamente nuestras deducciones [n 51]. Debemos pues a Menendez la primera mencion de este nombre que se ha conservado, segun vemos hasta el tiempo de Philippi para desaparecer en seguida. Por lo demas tenemos aqui otra prueba que la nomenclatura del Llanquihue ha sido siempre mui oscura, sobre todo por confundírselo con otros lagos vecinos. Esta confusion se revela aun en su nombre actual i definitivo que parece haber podido prestado a su modesto vecino, el lago LLauquihue, llamado actualmente "Rupanco" para distinguida de él [n 52].
    No deja de ser digno de mencion al fin de esta discusion sobre los nombres antiguos del lago Llanquihue, que éste ya era conocido los primeros conquistadores, que le llamaban lago de Valdivia por haber sido descubierto por Pedro de Valdivia (Rosales).
    Como los lagos Todos los Santos i Llanquihue están separados por un istmo de solo siete millas náuticas de ancho i de elevacion insignificante i formada en gran parte por las corrientes de lavas del volcan de Osorno. Menendez se inclinaba a creer que sus aguas habian de juntarse; efectivamente todos los observadores, que han atravesado el istmo, estrañan que el rio Petrohue, despues de haberse acercado al Llanquihue hasta tan corta distancia, no se vacie en él, sino que cambie repentinamente de direccion para desembocar, despues de un curso mucho mas largo, al estero de Reloncaví. Cada viajero que haya examinado esta rara configuracion, ha tratado de esplicarla a su modo. La he tocado tambien lijeramente en el artículo citado sobre los ventisqueros. Como esta contribucion es poco accesible a los lectores de Chile, me permito esplicar en breves palabras mi apreciacion de esta configuracion orohidrográfica:
    En tiempo de la época glacial, cuando toda la Patagonia estaba cubierta de un manto de nieve, los ventisqueros tuvieron un desarrollo estraordinario. En esta parte de la Cordillera se estendia el ventisquero verdaderamente colosal del Peulla desde el pié del cerro Tronador hasta el volcan Osorno, llenando todo el ancho del valle i alcanzando una elevacion vertical de algunos centenares de metros; habiendo aumentado en dimensiones por la afluencia de numerosos ventisqueros secundarios, este ventisquero se bifurcó tomando el brazo principal por el valle abierto al lago Llanquihue, mientras el otro iba al Sur encajonándose en el valle hasta detenerse en el puente que unia el cerro Telles con el cordon de Santo Domingo; labrando por siglos consecutivos esta barrera, logró escalarla i finalmente allanarla, dando salida al rio Petrohue para el estero de Reloncaví, salida que se hizo definitiva, cuando las lavas del volcan Osorno invadieron el cauce del rio, formándose de esta manera el istmo que separa los lagos Todos los Santos i Llanquihue. Sin aquella salida preformada el rio habria seguido siempre hácia el lago Llanquihue, desbordándose por sobre las lavas de tan poca elevacion. Con el trascurso del tiempo i el cambio climatérico efectuado en la época actual, la mayor parte del gran ventisquero diluvial desapareció, quedando la otra relativamente diminuta confinada al cajon del Tronador, pero dejó como obras suyas los dos grandes lagos Todos los Santos i Llanquihue [n 53] i ademas el valle bifurcado a la salida de la forma especial que observamos ahora, i como testimonio inequívoco de los grandes cambies jeolójicos pasados. Es fácil reconocer en nuestro plano la configuracion rara i escepcional de la parte inferior del valle del Petrohue.
    No es este el único fenómeno que se observa en los confines de los lagos Llanquihue i Todos los Santos, los cuales despiertan un interes poco comun, cuando se examinan bajo el punto de vista orográfico, i a pesar de que correspondan al pié de la Cordillera, que desciende en esta parte bruscamente hacia el llano.
    El volcan Osorno, sobre el cual Menendez acaba de llamar nuestra atencion, se alza aquí repentinamente del lago Llanquihue de solo 43 m de elevacion sobre el mar a la altura dominante de 2,251 m; su majestuosa cumbre que representa un cono mui regular de perfiles redondeados, es cubierta de nieve perpétua hasta un poco mas abajo de su tercio superior. Desde el lago i llano se le ve enteramente aislado, ostentando plenamente su carácter de volcan por esta situacion aislada, su ascenso repentino, aunque de inclinacion comparativamente suave, i por su figura de cono. A su espalda está unido por un yugo o paso con el cerro la Picada de formacion enteramente distinta, que es de sienita o sea una variedad de granito. Este paso es notable por marcar el contacto, poco estudiado hasta ahora, de la formacion plútonica antigua, con la volcánica i la union del volcan Osorno, que se halla aislado por los demas lados, con el cordon lateral e indirectamente con el centro de la Cordillera. Esta configuracion fué reconocida ya en 1852 por el Dr. R A. Philipi en su espedicion al volcan Osorno, con la que inauguró en Chile su tan larga i tan sumamente provechosa carrera científica [n 54]. El paso de la Picada, aunque situado casi al fin del cordon es bastante alto, lo mismo que la mayoria de los otros pasos ausiliares. Es usado por los colonos de la ribera norte del lago Llanquihue para ir al Todos los Santos.
    El cerro de la Picada se junta al cerro Puntiagudo. El cordon formado por los tres cerros nombrados continua al NE hasta rematar en el cerro Pantoja, no siendo conocida todavia esta última parte de su curso que cierra la hoya del rio Steffen. El Pantoja es un macizo de la cadena central de la Cordillera; su vértice marca la cumbre de esta montaña.
    Este cordon, que acabamos de trazar, desde su fin hasta su oríjen, es el prototipo de un cordon lateral de la Cordillera de la rejion austral. Su estructura es diferente de los cordones laterales de la Cordillera del centro i norte de Chile i es el criterio característico que distingue la pendiente occidental de la Cordillera austral.
    Esta configuracion orográfica es realmente fenomenal por su carácter constante i por su vasta estension. No podemos ménos de señalarla como un tipo especial de la mayor importancia científica. Presumimos que tiene analojía con la de otras rejiones del tipo pacífico glacial de costas, como por ejemplo con el alto cordon que se destaca del pié occidental de las Montañas Rocosas, que representan la cadena central de la Cordillera de los Andes, i termina, súbitamente al borde del Pacifico en el jigantesco volcan de San Elias. El aspecto jeolójico de aquella configuracion no es ménos notable: por una parte las erupciones colosales de los volcanes i por otra la acumulncion de capas mui altas i sumamente estensas de hielo sobre el territorio, durante la época glacial, han juntado su accion para labrar esos cordones de formas i dimensiones tan especiales.
    Si nos fuera lícito deducir una regla jeneral para la estructura de las costas de latitud avanzada en ambos hemisferios, señalaríamos como la causa eficiente de ella la aparicion en el borde de la Cordillera las erupciones volcánicas que en las rejiones subtropicales están confinadas a su centro,—cambio que da a las rejiones subandinas australes i boreales del Pacífico un aspecto i configuracion mui diferente de la zona ecuatorial i subtrópicas.
    Asi se esplica la preponderancia en la pendiente occidental de cimas elevadas, que hemos señalado en nuestra "Orografia", i se comprende tambien que el advenimiento del elemento volcánico en esta parte no cambie esencialmente la estructura fundamental de la montaña: como los volcanes salen aislados o en grupos irregulares, no forman cadenas sino que se insertan a la textura preexistente de la Cordillera.
    Notemos todavia que el tipo del cordon diagonal, cuyo curso acabamos de demostrar desde el cerro Pantoja hasta el volcan Osorno, constituye su forma mas sencilla.
    Hai otro tipo en que el cordon diagonal es mas largo i pasa a ser casi lonjitudínal. Esta clase de cordones aparenta el carácter de principal o central, pero sus demas atributos le caracterizan de lateral verdadero. Hemos dado ántes un ejemplo de ella en el alto cordon lateral que faldea la parto superior del rio Staleufu i vamos a reconocer otro mas adelante.
    Habiendo tenido durante años i diariamente a la vista el cordon lateral encumbrado por el Puntingudo i Osorno, me he penetrado de esta importante estructura orográfica. Indagando su existencia por el Norte i Sur, resulta que aparece por primera vez en la latitud de Talca, donde se eleva el volcan Descabezado a la vista del llano, i que es jeneral desde el volcan de Antuco (38° L. S.) hasta el San Clemente (47° L. S.) [n 55]. En toda esta larga estension vemos asomarse de trecho en trecho los imponentes conos volcánicos sobre el llano o mar como si fueran los guardianes de la Cordillera que se desarrolla a sus espaldas. Estos volcanes ofrecen un golpe de vista encantador que ha fascinado en todo tiempo a los espectadores, hasta a los incultos.
    Hallándome en 1857 en la península de Taitao pude observar en un dia de sol, que es raro en esas latitudes, el volcan San Clemente en toda su magnificencia. Noté en esta ocasion que el volcan está ligado con un cordon de cerros mui altos i nevados que se estiende de él en direccion SE. Este cordon es, segun parece, el mismo que encierra por el Sur el lago de Buenos Aires. Suponiendo que este cordon diagonal remata probablemente en el cordon central situado mas al Este, he creido desde entónces que existe allí la misma configuracion que la que habia observado ya en el Osorno. Algunas años mas tarde el jóven P. Manuel Tellez, compañero de Vidal Gormaz, ascendió la falda del volcan Yate i notó que desde este volcan corre un cordon mui alto en direccion diagonal al Este.
    En una época en que la Cordillera austral era todavia mui poco conocida, deduje de estos ejemplos la teoría sobre la estructura de la pendiente occidental que acabo de señalar. La he dado a conocer a lo lijero en la "Orografia" (p. 34, 53 i 73 i este libro t I p. 85): en la continuacion inédita de ella la he tratado mas en estenso en el capítulo sobre los volcanes.
    La configuracion descrita no solo ejerce un papel mui importante en la estructura de la Cordillera, sino que merece tambien una atencion preferente en la apreciacion de la cuestion de límites. En un resúmen que nos proponemos hacer, al fin de nuestros comentarios, de la parte orográfica de esta cuestion, volveremos a referirnos al imponente cordon a cuya vista vamos pasando guiados por Menendez.
  37. Las fresas se hallan silvestres en las playas arenosas de la rejion austral. En cuanto al "centeno" descrito, se reconoce en él fácilmente una graminea cosmopolita el "Hordeum secalinum var. chilensis", que es comun en los arenales i lugares abiertos: el nombre científico indica su semejanza al centeno jenuino ("Secale")
  38. El lago concluye al oriente en dos ensenadas opuestas. Menendez siguió la del Sur donde dió con la boca del rio Blanco. Este rio mui importante para la historia de este viaje, debe su nombre a sus aguas blanquecinas que nacen de un gran ventisquero. Volveremos a encontrar este rio i su ventisquero mas adelante, cuando el autor emprenda el descubrimiento del camino de Vuriloche, que no supone léjos de este punto por haber divisado desde aquí cerros situados en esa direccion. El rio Blanco es todavía poco conocido. El comandante D. Emilio Valverde tocó en su boca, después de haberle cruzado mas arriba en su segundo viaje (1885). El Dr. Steffen reconoció su parte inferior en la escursion del año 1892, con que inició sus memorables esploraciones de la rejion austral (vea "Festschrift" citada arriba).
  39. El autor nos da aquí una pequeña lista de las aves ribereñas i acuáticas del lago. Las hualas suelen vivir entre las totoras de las aguas mansas; los patos reales i cauquenes viven en las playas húmedas i pastosas. Los cauquenes frecuentan tambien los pequeños lagos de la alta Cordillera. De memoria agrego como representantes de la fauna volatil del lago, que es mas bien limitada, una especie mui grande de garza (la cuca o el pillo), el quethru de agua dulce i la gaviota. La garza tiene el plumaje del cuerpo blanco (?) i las alas cenicientas su nombre popular en Chiloé es "tagne".
  40. El autor se muestra bien instruido en los fenómenos oro-hidrográficos de la Cordillera: le consta el hecho que los rios, que nacen de ventisqueros, llevan mas caudal en la tarde, cuando por el calor del sol se ha derretido mas cantidad de hielo que en las demas horas del dia i de la noche. Presume que el crecimiento del lago, que observó, fué debido a esta causa i aun concluye de él, en sentido inverso que el rio nace en las nieves. No sabemos si será efectivo i admitido por la ciencia hidrográfica o si será nuevo el fenómeno, descrito por nuestro autor, del crecimiento periódico del lago en la tarde i producido por el aumento igualmente periódico de las aguas del rio alimentado por un ventisquero. Nos permitimos llamar sobre él la atencion de los hidrógrafos o jeólogos de profesion.
  41. En la ensenada del Norte desemboca el rio Peulla citado varias veces en nuestro resúmen histórico i por cuyas orillas va efectivamente el camino a Nahuelhuapi, como suponia el autor. Fué un error pues no haber proseguido en esta direccion.
    La desembocadura del rio Peulla al lago, unida a lo del rio Steffen, forma un delta de forma especial i de estension considerable. Menendez describe mui bien esta terreno que está en disputa entre el lago, el rio i la tierra firme. Es una aglomeracion colosal de arena y fango movibles que guarnece todo el fondo de la ensenada i se estiende muchas cuadras tierra adentro, no ofreciendo puerto alguno i solo una playa abierta, casi horizontal, por la que debe tirarse la embarcacion a pulso un trecho largo para quedar fuero del alcance de la marejada i del crecimiento del lago, lo que no es fácil determinar.
  42. El padre del Valle, quien se habia quedado en el alojamiento de Calbutue.
  43. Situacion incierta: parece que se refiere al cerro Bonechemo-Puntiagudo que divisó desde la ensenada de Calbutue; al NE. de él se estiende un terreno boscoso de ascenso suave que puede corresponder a la "mesa de monte".
  44. "Talador" es un término técnico provincial, no conocido en la lengua castellana en la acepcion en que se usa en Llanquihue i Chiloé. Se designa como tal al baqueano del monte, es decir, al práctico esperto que se dedica a buscar el camino por el bosque impenetrable de la comarca. El talador no tala propiamente el monte, sino que con cuerpo ájil se desliza por él o se abro paso a la fuerza. Emprende sus correrias las mas veces para buscar nuevos alerzales o animales alzados. Vestido de un poncho i tal vez de una sábana de lana para su cama, armado de un machete i provisto de una bolsa de harina tostada i de un lazo amarrado en la cintura, se lanza impertérrito a su camino en que la naturaleza vírjen i áspera le pone a cada paso obstáculos casi invencibles: las espesuras del bosque, los rios i pantanos, las lluvias i el frio, la falta de todo alimento, que no sea el que lleve a cuestan i la falta de medios para orientarse. Con el machete deja marcardo su camino para volver; mucho mas difícil, sin compas i sin sol visible, le es guardar la direccion requerida; posee un arte especial de no perderla. De esta manera permanece a veces sumido él solo en el bosque por algunas semanas. El lazo llevado para las usos comunes a que se presta, en casos estremos aun sirve de alimento cuando se haya acabado la provision de harina. El heroico Bernardo Philipi tuvo que valerse tambien de este recurso en su primer viaje al lago Llanquihue.
    Estos taladores prestan servicios mui útiles a los esploradores Su oficio no carece de poesia i recuerda las hazañas de Natty Bumpo, el héroe de las silenciosas selvas de la América del Norte en las novelas de Cooper. El talador mas afamado de Chile ha sido sin duda el indio Juan Currieco, llamado comunmente Pichi Juan. Acompañó a Vicente Perez Rosales en su primer viaje al Norte del lago Llanquihue o hizo dos viajes a Nahuelhuapi, uno de ellos en compañia mia i de Fernando Hess hasta la península de San Pedro. Despues hizo él solo una larga escursion por la orilla Sur del lago Llanquihue siguiendo un trazo de que se ha conservado memoria i que ha apuntado en el Plano. Pichi Juan era un hermoso tipo del indio huilliche o cunco, de figura esbelta i pecho ancho, con las manos i piés de formas finas. Cuando venia de su casa en la isla de Coihueco (la península formada por la confluencia de los rios Rahue i Coihueco) dispuesto para un nuevo viaje, con su poncho i sus polainas (esta una pieza especial propia a su tribu) recien confeccionados i teñidos, su aspecto producia una impresion mui favorable.
    Como contribucion psicolójica para ilustrar las ideas i facultades mentales de estos "hijos de la naturaleza" voi a relatar una pequeña anécdota: Cuando nos hallábamos en la parte mas fragosa del paso Perez Rosales i con algun apuro por el avance difícil en las espesuras del bosque, se me presentó Pichi Juan con un obsequio que consistia en un hongo grande que es comun en las coihues i sirve para yesca cuando seco. Le habia hallado en la espedicion del año anterior i puesto a secar; ahora con su escelente memoria i su ojo agudo le habia vuelto a hallar i encontrado bueno para el uso. Renovamos con ella la provision de yesca que nos servia para prender fuego. Aparte de su habilidad para volver a encontrar esta objeto nos admira que le haya puesto a guardar en el primer viaje, porque la probabilidad de volver a este lugar apartado en algo lejana; el obsequio seria tal vez para animamos en nuestras fatigas.
    Pichi Juan me era mui simpático como tipo puro de los aboríjenes de Chile i me sirvió bien en mi viaje a Nahuelhuapi, pero no pude hacer casi nada a su favor. Le redacté dos presentaciones al Gobierno por reclamaciones de tierras en la isla de Coihueco que quedaron sin resultado. Conservo su fotografia.
    Por fin el arrojo i las fuerzas de Pichi Juan no resistieron a sus empresas demasiado audaces. Despues de una escursion de cuatro semanas en busca de animales perdidos, se enfermo i murió, a los quince dias de haber vuelto a su casa, en octubre de 1865, hallándose en la flor de su edad.
  45. Palpamos aquí la enormes dificultades que se oponen al descubrimiento del camino. Los pocos rastros visibles del antiguo camino ya quedaron atras; ni Menendez ni su ayudante Tellez poseian datos positivos sobre su direccion. Es probable que no tenian tampoco suficiente práctica en el método de hallar el paso en el caso de que no se presentara en su forma típica i sencilla, como sucedia efectivamente. Por eso vemos ahora a Tellez i luego tambien a Menendez proceder de un modo empírico i buscar el camino por diferentes lados, rejistrando cada quebrada que prometia una salida al Este.
  46. Menendez sube esta cuesta bastante escarpada por via de un "deshecho", porque el paso por la orilla del rio Hueñohueño (Concha) no es accesible, cuando suben las aguas. El esplorador D. Roberto Christie[n 56] hizo un sendero a lo largo del rio en 1883, que al año siguiente se cubrió de agua, de modo que D. Emilio Valverde en sus dos espediciones de 1884 i 1885 prefirió embarcar su bagaje en una lanchita que habia construido. Tenemos la ventaja de aprovechar en esta parte del camino los datos de Valverde. Los dos esploradores modernos que acabamos de nombrar no alcanzaron a descubrir el camino de Vuriloche, pero contribuyeron eficazmente a que se allanase su descubrimiento para lo futuro, señalando pasos i valles del todo desconocidos que entran probablemente en su trayecto.
  47. No sabemos si el depósito mencionado es o no el que se habia construido el 20 de enero en forma de cuba i bien protejido con hojas de pangue. Valverde estableció en este punto su "campamento de los Leones".
    Recordemos que el 23 de enero se habia enviado adelante una partida de taladores a las órdenes del Sarjento. En el ardor de los trabajos ella se subdivió en dos, una con el Sarjento y dos hombres i otra de los seis taladores mencionados en su carta, que volvieron ahora despues de veinte i un dias de ausencia. Esta partida anduvo mui feliz, porque descubrió el lejendario baño de Vuriloche cuya existencia i ubicacion se hacen constar en esta ocasion por la primera vez desde el tiempo del padre Guillelmo, pero sin que las taladores ni Menendez hubieran tenido la menor idea de su importancia. Ellos se apercibieron sin embargo, que la quebrada del baño ofrecia un paso de la Cordillera.
  48. Es curioso que volvemos a hallar aquí el nombre "Quitacalzones" que indica "una angostura que intercepta momentáneamente el valle de Valdivia (Vicente Perez Rosales)" i viene ya anotada en el mapa del "Poncho Chileno" en la edicion española de Molina.
    Valverde llama la confluencia de los dos rima mencionados "Las Juntas" i dice que no hai necesidad de vadear los dos sino solamente el segundo.
  49. Conocemos el alerce por la descripcion en la primera parte de este libro. Le hallamos aquí tambien en terreno bajo i pantanoso, mientras otras veces se le encuentra en altura considerable, como el que observé en el paso Perez Rosales. Ofrece bajo este aspecto un rango notable en la jeografia botánica del Sur; que el suelo pantanoso, segun una regla que he formulado, suple en el asiento de varios árboles i plantas, la altura vertical. El alerce que crece habitualmente en la Cordillera a la altura de 600 a 800 m., se halla tambien abundante a 100 m. en el istmo pantanoso que se estiende al Norte de Puerto Montt i en otros terrenos análogos. La humedad del terreno que en estas casos es debida al subsuelo impermeable para el agua, produce el efecto de una depresion en la altura en que crece el árbol, siendo equivalente tambien, en la mayoria de los casas, al aumento de la latitud austral i al descenso de la temperatura media anual.
    Teniendo presente que el alerce necesita para su desarrollo i crecimiento estraordinario los condiciones de suelo i clima descritas, abrigo la persuacion que no crece espontáneo a orillas del mar, i juzgo dudosos los informes contrarios que ha recibido el Dr. Cardos Martin.
    Fuera de la Fagus nitida' acompaño tambien al alerce otra conífera, el hermoso "Huili-Lahual" (Podocarpus nubigena), el mismo que se usa en el Sur como "árbol de Pascua".
    La edad de 2500 años, que se atribuye a los ejemplares mas grandes de este majestuoso árbol, no debe estrañarnos al saber que segun el Dr. Bennet Dowler la edad de un árbol de cipres de la Luisiana de 10 piés de diámetro, con 95 a 120 anillos de crecimiento anual en una pulgada, es de 7500 años [n 57].
    El cipres "Libocedrus tetragona", mencionado aquí la primera vez por Menendez, obedece en parte tambien a la regla citada: prefiere un suelo mas pantanoso aun que el alerce en terreno bajo o una latitud mas austral o mayor elevacion del suelo, que se suplen alternativamente. En la latitud de Llanquihue se encuentra el cipres en manchas a poca altura sobre el mar junto con el alerce en vegas mui cenagosas de delgada capa vejetal i fondo de guijarros acarreados durante la época glacial; mas al Sur en el archipiélago de Chonos forma bosques ralos en los cerros graníticos de los canales. Sus límites no están bien conocidos todavia. Parece que se estiende en el Sur hasta el Estrecho. Las lluvias abundantes i una temperatura baja, sin ser mui fria, son las condiciones favorables para su desarrollo. Ademas le he encontrado raquítico en el paso Perez Rosales en un prado cenagoso que marca el límite entre la vejetacion de la zona inferior i la alpina; crece al rededor del prado a modo de una circunvalacion casi regular.
    El cipres forma al lado de dos otras coníferas, el alerce i el cedro ("Libocedrus chilensis", de que hemos hablado ántes), uno delos tipos mas característicos de la rejion austral. Es un árbol de poca altura i diámetro, teniendo por término medio los dimensiones de su pariente el cedro con que se alterna, escluyéndose mutuamente i ocupando terrenos de clase mui diversa. Su madera es mui apreciada por la facilidad de labrarla, su poco peso i su incorruptibilidad. Ella ofrece un campo estenso de esplotacion en los archipiélagos de Huaitecas i Chonos i mas al Sur, dando lugar a un activo movimiento marítimo para su acarreo.
    Los "laureles, robles i cañas" corresponden a la vejetacion comun de la parte llana de las provincias del Sur. No nos toca entrar en comentarios sobre ellos.
    Estos árboles indican que el camino ha hecho una lijera ascension para salir del alerzal, que la vejetacion es mas vigorosa i variada, bien que mui tupida, que el piso del suelo es firme i que el terreno es cultivable, formando un contraste risueño con el bosque oscuro i triste que el viajero acababa de dejar.
  50. D. Emilio Valverde, capitan de la marina nacional cuya muerte prematura lamentamos, recorrió este camino en 1885, provisto de un estracto del diario inédito de Menendez, de un croquis i de otros datos que yo habia proporcionado para sus espediciones. Debemos a él la única descripcion moderna de esta parte del camino de Menendez. Ella concuerda bien con el testo de nuestro autor i le completa oportunamente. Segun ella las riberas del Quita-calzones son llanas i su caja no escede de veinte metros; el valle entre este rio i el rio Blanco es completamente llano (?) i en parte pantanoso. Sin embargo debe haber una módico altura divisoria de aguas en esta depresion recorrida por dos rios menores de direccion opuesta. Esta conformacion no deja de ser interesante bajo el punto de vista orográfico, porque ofrece el fenómeno de una hondanada entre el rio Hueñohueño (Concha) i el rio Blanco, la cual deja casi cortada la conexion orográfica entre los cordones que la faldean al Oeste i Este. Parece que esta escavacion ha sido labrada por un antiguo ventisquero del rio Blanco.
    La relacion de Valverde ofrece un interes especial para nuestra historia por identificar, de una manera que no deja casi lugar a duda, el cuartel antiguo encontrado por Menendez. He aqui como lo describe: "Observando el derrotero de Menendez i siguiendo marcas antiguas, vadeamos un pequeño estero que baja del abra. Continuamos en direccion al NE i a una milla de distancia frente el abra encontramos un cuartel antiguo. Este cuartel es un claro de terreno limpio en todo el corazon del bosque tupido; mide treinta i cinco metros de largo sobre doce de ancho. Contiene un gran laurel en que se distinguen varios signos que la accion del tiempo impidió descifrar i tres árboles pequeños llamados por nuestra jente pucha-pucha. Es un descanso a orillas de un arroyuelo en medio de serranias solitarias". Valverde dejó marcados con señas variadas el laurel i otros árboles de este antiguo alojamiento.
    Hemos visto arribo, al hablar del prado a orillas del Todos los Santos, que retazos de terreno desprovisto de bosques son mui raros en esta latitud. Para mi, todo pedazo de tierra llana i enjuta que no esté cubierto de monte, es indicio de una cultivacion u ocupacion anterior por el hombre. El que describe Valverde es de esa clase i cultivable. Lo pruebe el solitario laurel del mismo autor, por ser un árbol que indica siempre terreno apto para el cultivo, segun vimos en la nota anterior [n 58]. El suelo labrado i trasformado por el hombre se cubre de pasto que impide durante mucho tiempo el desarrollo de la vejetacion arbórea. No cabe duda pues que esta mancha pelada, encontrada, por Menendez i Valverde en medio del bosque ilimitado i talvez única en la Cordillera, debe su oríjen a la mano del hombre; es mas que probable que haya sido un campamento antigua. Falta saber si data del padre Guell, como suponen Menendez i el Sarjento, o si fué del tiempo del padre Guillelmo, habiendo sido quizás una etapa del camino de Vuriloche.
    Desde que conozco el Diario de Menendez, he abrigado esta última opinion. Segun la relacion de este autor, de que tomaremos conocimiento mas adelante, el padre Guell se encaminó en el año 1766 en esta direccion para llegar a Nahuelhuapi por el camino de Vuriloche. Se estableció en este campamento, que manifestaba probablemente apariencias de uso antiguo, para dirijir desde aquí a sus taladores en busca del camino. Permaneceria en este punto con su partida, que no era numerosa, unos dos meses. Es evidente que esta estadia relativamente corta, no seria suficiente para cambiar la naturaleza del suelo del cuartel de tal manera que la vejetacion de árboles no haya podido prender en el durante un siglo i medio. Es mas probable pues que esta mancha de terreno haya sido trajinada o habitada durante mas tiempo i ántes del P. Guell, sea que haya sido una etapa del camino del padre Guillelmo o una vivienda de los estinguidos Vuriloches.
    El padre Guell, quien emprendió su espedicion en una época relativamente cecana a la de la antigua mision, estaba sin duda bien informado sobre el camino de Vuriloche, de modo que dirijió a ciencia cierta sus pasos a su primera parte i estableció su cuartel jeneral en un punto que habia servido visiblemente a sus predecesores. Sabiendo ademas que en la continuacion de la ruta tomada por Guell se halla el lejendario baño de Vuriloche, sobre el cual acabamos de recibir la primera noticia positiva, hai cierta probabilidad, que el antiguo camino conducia en esta direccion i que "el cuartel antiguo" habia servido ya a los taladores i arrieros de su ilustre descubridor el padre Guillelmo.
    Valverde reconoció al poco de haber dejado el cuartel "rastros de camino antiguo" i encontró luego tambien el rio mencionado por Menendez, que sale del cordon del Este i tuerce en seguida al Norte para vaciarse en el rio Blanco; pasó varias veces el rio, que tiene solo ocho metros de anchura, sobre palos caidos, en todo de acuerdo con la descripcion de Menendez. En conformidad con mi croquis, Valverde bautizó este rio rio Bariloche, con la mira sensacional que conduzca tal vez al camino o paso del mismo nombre que tanto interesaba descubrir.
  51. Valverde, cuya descripcion concuerda perfectamente con la de Menendez, tuvo mas dificultad para pasar el rio Blanco por el mismo vado; calcula que este punto dista dos kilómetros i medio de la desembocadura del rio en el lago Todos los Santos. Observó el salto de agua, el encujonado, las siete quebradas i demas detalles de una marcha dificultosa por la altura de un ramal destacado del cerro Tronador, en un todo conformes con la descripcion de Menendez hasta acercarse a la parte superior del rio Blanco.
    Menendez señala aquí por segunda vez [n 59] "un llano mui bueno" situado a la orilla de un rio, como lugar aparente para el alojamiento de la noche. Parece que entiende bajo esta descripcion un terreno plano, enjuto, un poco elevado i situado en ambos lados de un rio, formando el suelo del valle, i que se presta bien para la agricultura; esta clase de terreno ofrece, en comparacion de otros tipos de vejetacion, un aspecto agradable i es caracterizado por quilas altas, mui tupidas, muermos, laureles, maquis, pillo-pillo, raral, huella, fuinque i otros arbolitos i arbustos de los que muchos descuellan por sus lindas flores.
  52. "El encajonado", por medio del cual el rio Blanco atraviesa un poderoso cordon que se desprende del cerro Tronador en direccion al Oeste, es un rasgo mui importante en la fisionomía orográfica de esta seccion de la Cordillera. El rio Blanco nace en la falda S O. de este grundioso macizo central; no continúa en esta direccion, sino cambia su rumbo al N O. i finalmente al N. hasta verter sus aguas al lago de Todos los Santos. Al describir esta curva tiene que romper una parte de los estribos que salen del Tronador por ese lado. Esta especie de perforacíon de un cordon por el rio hace que su curso esté sumamente accidentado en esa parte, condicion que se nos presenta en la forma del salto i encajonado descritos tan gráficamente por Menendez i Valverde.
    Esta angostura o "encajonado" se halla, casi sin escepcion, en cada valle de curso completo i de preferencia en aquel punto en que la parte lonjitudinal, que corre a lo largo del cordon central, cambia a trasversal para dirijirse en derechura hácia el pié de la montaña.
    Encontramos constantemente en nuestra Cordillera estas estrecheces típicas que son mui difíciles de pasar i obligan al viajero a evitarlas mediante el rodeo por un paso ausiliar. En nuestro caso Menendez se ve precisado a rodearla tomando la falda mui escarpada del cordon de la mano derecha.
    Siguiendo el derrotero de los seis taladores que descubrieron el baño, Menendez sube primero el cerro grande situado en la ribera derecha del rio Blanco. No sabemos i si hizo esta ascension solo para orientarse o para rodear por un deshecho una parte inaccesible de la ribera del rio. Desde la cima divisó una abra que era probablemente la del "rio del Norte" que encontraremos luego. Habiendo vuelto a bajar al rio junto al encajonado, vuelve a subir a lo alto del cordon, aprovechando una quebrada en cuyo curso tuvo que cruzar siete zanjones.
    Hemos señalado en otros ocasiones el carácter especial de la Cordillera debido a la dureza de sus rocas i a su edad relativamente moderna: sus perfiles ofrecen de preferencia formas redondeadas, elevándose de su base hasta la cumbre con poca disminucion de su masa; ademas su superficie muestra poco desgaste. Por esta condicion predominante de su relieve sucede que sus pendientes i quebradas sean en jeneral escarpadas i difíciles de ascender. En los valles recorridos ántes por ventisqueros las paredes suelen ser verticales, de modo que hai varias causas que obran en este sentido.
  53. Es probable que esta segunda serie de quebradas tan escarpadas se halle en la pendiente del cordon que faldea la ribera derecho del "rio del Norte" que iremos a conocer luego. La descripcion de Valverde se aparta aquí por vez primera de la de Menendez, en que pasados los cuatro zanjones, que eran probablemente diferentes, subió una cuesta en cuyo paso empleó dos horas. Menendez no pasó por esta cuesta, sino que comenzó a bajar a poca distancia de la última quebrada.
  54. Llegamos ahora a un episodio trascendental, uno de los mas hermosos que ornen los viajes de Menendez, al descubrimiento del Baño.
    El baño lejendario, casi mítico de los antiguos jesuitas, con todos los recuerdos de los desvelos i de las penas del infatigable Padre Guillelmo, se presenta aquí de improviso i en una forma realmente espléndida. Nos vemos trasportados repentinamente al teatro de los trabajos delos abnegados héroes i mártires Mascardi, Laguna i Guillelmo, pisando el mismo suelo que fué humedecido por su sudor i teñido por su sangre. La tradicion que mas bien parecia una fábula, la vemos transformada en realidad palpable a la vista de esta hermosa fuente, que nos brinda recuerdos altamente poéticos i sublimes por su historia, la mas grandiosa naturaleza imajinable que la rodea, i ademas una magnífica terma mineral. Habiendo recorrido en nuestra "Introduccion" la historia del camino de Vuriloche i de su descubridor, no podemos ménos de mirar con verdadero entusiasmo esta lejendaria fuente.
    Se comprenderá el vivo interes que la somera relacion de D. Guillermo Cox i la comunicacion verbal mas estensa del R. P. Francisco Enrich, en tiempo que la historia de Olivarez se hallaba todavia inédita, produjera en mi ánimo como médico i como amante de la historia i jeografía de la rejion austral [n 60]. Fué mayor aun mi satisfaccion al saber, a fines de 1882, cuando recibí el manuscrito inédito de Menendez, que este esclarecido viajero habia vuelto a descubrir el baño que fué la llave del encantado camino, hecho que hasta aquel tiempo habia quedado del todo ignorado. Deseando que este valioso hallazgo pasase a ser conocido, remití en setiembre del año siguiente al señor Vidal Gormaz un cróquis detallado de este derrotero de Menendez con la ubicación del baño.
    Obedeciendo a la misma consideración el señor Guillermo Cox i yo conseguimos en 1884 del Presidente de la República D. Domingo Santa Maria el envío de una espedicion para buscar el camino con aprovechamiento de la nueva luz que aquellos datos de Menendez arrojaban sobre él. Publiqué con este motivo una nota preliminar i un estudio mas detenido sobre el camino de Vuriloche, dando la debida importancia al Baño [n 61]. D. Emilio Valverde, quien residia a la sazón en Valdivia, fué comisionado para hacerse cargo de ella i se puso en marcha llevando los datos mios que se le habian remitido.
    Nos hemos referido ya ampliamente al segundo viaje de Valverde, que es él en que le hemos seguido hasta ahora; tendremos ocasión de ocuparnos también del primero en que tomó una dirección diferente.
    En los últimos años el señor Óscar de Fischer ha reasumido las esploraciones i estudios para resolver el problema del Vuriloche. Sus conceptos difieren en algo de los deducidos en mi "Paseo histórico" i sobre el papel que corresponda en él al baño [n 62]. Daremos un poco mas adelante una reseña de su viaje emprendido en 1894.
    No he trepidado en designar el baño hallado por Menendez como el baño de Vuriloche, es decir como el baño lejendario del padre Guillelmo. Creo que sobre este punto no cabe la menor duda. Téngase presente que el baño está situado justamente en la parte del rio Blanco en que el inaccesible "encajonado" concluye, hallándose el valle mas arriba abierto otra vez. Sabiendo por los descubrimientos modernos que el cordón que sigue del Tronador al Sur es relativamente bajo i accesible, se comprende el sentido de la relación de los cronistas jesuítas, que los baqueanos del padre Guillelmo llegaban desde Nahuelhuapi sin tropiezo hasta el baño, pero que desde este punto (en que, segun Menendez, casi se juntan las dos cordilleras) principiaban los obstáculos casi insuperables. No ofreciendo paso el encajonado del rio, habia que hallar una senda o sea una especie de deshecho practicable que le rodeara i acabara por caer en algún punto del camino conocido a Ralun. De esta manera los taladores venidos de Nahuelhuapi por camino abierto se lanzaron desde aquí a esplorar los bosques i quebradas hasta dar con las señas de la otra partida de taladores que trabajaban en su frente saliendo de Ralun por el rio Hueñuhueñu o Concha [n 63]. En caso de no hallar una salida practicable directa desde el baño al Cuartel antiguo i al lago Calbutue, los taladores de Nahuelhuapi habrian tenido que retroceder para buscarla por el rio Manso i la parte superior del rio Cochamo, según tendremos ocasion de demostrarlo mas tarde. Los de Chiloé no habrian alcanzado en tal caso hasta el baño.
    Aun cuando, segun los descubrimientos recientes, el camino abierto quedara en difinitiva distante del baño, es evidente que este se prestó entonces admirablemente como marca fija para orientarse. Basta echar una mirada a nuestro Plano para cerciorarse que en todo caso la primera parte del camino de Vuriloche i del camino de la Mision al Baño es una misma.
    Hai autor quien pone en duda la importancia del baño nuestro bajo este respecto, alegando que los baños de la rejion austral son tan numerosos que no se prestan a servir de guia, dejando entrever que fuera del descubierto por Menendez pueda existir algún otro a que toque el honor de ser el lejítimo de Vuriloche. Los baños numerosos del Sud se hallan situados en la Costa; los situados a distancia de ella en el seno de la Cordillera no son frecuentes; no hai probabilidad que exista cerca otro baño que haga competencia al nuestro. Pero aun cuando existiera otro, las condiciones topográficas especiales del baño de Menendez le estampan definitivamente como el verdadero baño de Vuriloche tan justamente celebrado por la auréola de su poética historia
    En cuanto al baño mismo su descripcion demuestra que es abundante de agua, que su temperatura es elevada i que no contiene hidrójeno sulfurado, propiedades preciosas que le asignan un lugar aventajado al lado de los baños de situación análoga como Puyehue, Chihuihue, Tolhuaca i Trapatrapa. Es probablemente superior a los baños de Cahuelmó, Petrohue, Sotomó i otros situados en la Costa, por no ofrecer el inconveniente de ser cubierto por la marea.
    Cuadra bien hoi todavia lo que yo afirmaba hace treinta años: "Habiéndonos quedado la noticia de un paso al través de la Cordillera, de condiciones inmejorables para el pasaje i de suma importancia para lo futuro, cuando se trate de establecer una comunicación interoceánica en esta latitud, resulta que su esploracion se veria premiada ademas por el descubrimiento de aguas minerales probablemente de gran mérito".
  55. En dos notas anteriores nos hemos referido ya a este rio que es bastante caudaloso i sale de los contrafuertes del Tronador. Es ademas de gran importancia para la orientación de nuestro derrotero, siendo la primera marca fija después del vado del rio Blanco i ofreciendo un punto mui conveniente para localizar el baño i el resto del itinerario en dirección al Este.
    Valverde no alcanzó hasta este rio, que no menciona. Ya anotamos que después del paso de las cuatro quebradas existe una diferencia entre su camino i el de Menendez. Al bajar hasta cerca del rio Blanco no dio tampoco con el baño; es difícil suponer que este sea "un esterito cubierto con el aluvión, del cual salia agua a borbotones". Habiendo divisado desde la altura, en que se hallaba, un gran derrumbe en el nacimiento del rio Blanco o sea el ventisquero del Tronador, Valverde le creyó un obstáculo demasiado difícil de vencer i resolvió dar la vuelta. En cambio nos dió a conocer dos datos nuevos de importancia capital que Menendez habia pasado por alto:
    El rio Blanco tiene en esta parte una isla de 300 m de largo por 50 m de ancho. Ademas dejó señalado en esta ocasión que el rio de curso incierto, que habia descubierto en su primera espedicion i que fué reconocido mas tarde i bautizado por de Fischer rio de la Esperanza, desemboca en frente del baño al rio Blanco. Estos pormenores arrojan mucha luz sobre la estructura de la Cordillera al Sur del Tronador i sobre la dirección del camino de Vuriloche.
    Las dos espediciones de D. Emilio Valverde no obtuvieron el resultado apetecido de descubrir el camino, pero dieron a lo ménos importantes datos que apreciados debidamente han contribuido eficazmente para allanar la solucion del problema. Es mui sensible que Valverde no continuara sus trabajos, sino que acabara por identificar el camino de Vuriloche con el paso Perez Rosales, opinion que, a mas de ser inaceptable, escluia la continuación de sus esploraciones [n 64].
  56. No he obtenido datos sobre la filiación de este caballero, que no es mencionado mas ya por Menendez ni figura entre sus compañeros. Un amigo mio de distinguida familia en Puerto Montt llevaba este mismo nombre. Pudiera que se trate aquí de un ascendiente suyo.
  57. Hemos caracterizado este tipo de vejetacion que es propio de la zona alpina inferior en la nota 2.a de pájina 34 de la 1.a parte.
  58. El autor, quien segun acabamos de ver es poco pródigo en sus datos, nos da felizmente aquí uno conducente: ya hicimos presente que el primero de los rios sirve de marca para la ubicación del baño i de nuestro derrotero en jeneral; ahora nos informa sobre la situacion precisa de los dos rios con respecto al cerro Tronador como punto céntrico fijo: los cerros al Norte, de que bajan, "tienen nieve i otros están sin ella". Resulta de esta ubicación que nos hallamos todavia en la rejion de los contrafuertes que descienden de su cima en dirección S.O. A poca distancia de este punto al Este principiaremos a faldear la pendiente del mismo macizo nevado, debiendo recorrer una distancia regular por su base ancha hasta alcanzar su pendiente oriental.
  59. La breve descripción del primer ventisquero, que se le presenta de cerca en su parte terminal, es notabilísima: Menendez se muestra una vez mas como observador consumado i como escritor feliz en la delineacion sucinta de los fenómenos. Si tenemos presente que no tenia conocimiento de la naturaleza de los ventisqueros que califica simplemente como derrumbes, sin distinguirlos de los verdaderos derrumbes observados anteriormente, su injenua descripcion nos impone, porque pinta perfectamente este fenómeno. Señala la moraina (tierra y piedra), los trozos de hielo que se derrumban, la puerta abierta en el frontón de la masa de hielo i de la cual asoma el rio en toda su fuerza dividido en varios brazos, no omitiendo ningún componente esencial. Este ventisquero es el primero de los grandes ventisqueros del Tronador que se han descrito. Parece aun que esta descripcion de Menendez es la primera que se haya dado de un ventisquero de la cordillera de los Andes. No sabemos que viajero alguno haya examinado ántes de cerca un ventisquero de esta montaña. La observación de Menendez debe llamar pues bajo este respecto la atención del mundo científico.
    De nuestro tiempo conocemos las escelentes descripciones de D. Guillermo Cox [n 65] i del Dr. Steffen de los ventisqueros del Peulla i del rio Frio, situados en la falda setentrional del Tronador. Es probable que el ventisquero del rio Blanco sea análogo al del rio Peulla, con la diferencia tal vez que aquel sea un poco mas grande, como que sobresale del cajon de su quebrada al valle. La falda meridional del Tronador debe tener algo mas nieve que la del Norte por estar ménos espuesta al sol que ésta; ademas su pico mas alto (3,400 m. según E. Wolff i A. Schiörbeck) está situado hácia el Sur, razones que dejan inferir que los ventiqueros de su periferia austral sean mas grandes.
    En cuanto a la relacion del ventisquero con el paso i la direccion que deba tomarse para entrar a éste, hemos espuesto arriba lo necesario [n 66]. Como el Tronador se halla a la mano izquierda del viajero, veremos luego que Menendez deja el ventisquero por ese mismo lado. En el ventisquero del Peulla situado en la falda opuesta sucede lo inverso, debiendo dejársele a la derecha.
    Por último no deja de ser interesante en este ventisquero el hallazgo del azufre; el testo impreso agrega "que arde".
  60. Véase la nota del dia 10 de marzo de este viaje.
  61. Después de haber pasado el pié del ventisquero, Menendez ha subido por la falda Norte del macizo de segundo órden que sigue hácia el Sur al gran macizo, el Tronador. A estos dos cerros siguen sucesivamente en la misma direccion varios otros que forman junto con ellos un cordon que limita al Este las hoyas de los rios Blanco i Cochamo. Según un diseño, tomado por el señor Óscar de Fischer desde el cerro Cuerno de Diablo, el cual hemos tenido oportunidad de consultar, el macizo por cuya falda camina Menendez es el mas alto de este cordon, aunque bastante inferior al Tronador. Habiendo dejado su falda, llega en este punto a un llano que marca la depresión orográfica, o sea el paso, entre el Tronador i este cerro o macizo. Este llano se estiende trasversalmente entre ellos, sirviéndoles de base comun.
    Internándose por el paso, el autor ha ascendido ya alguna altura que se reconoce por el aspecto diferente de la vejetacion, que ha asumido el carácter de alpina. Domina en ella la haya antartica (el Ñirre o Reuli de la Cordillera) a que nos hemos referido ántes [n 67]. Este "monte colgado" con sus matas de quila i sus praderas risueñas hace un contraste mui agradable con las espesuras de la zona inferior i ofrece ademas al viajero la ventaja de ser fácilmente transitable durante la buena estacion.
    Menendez advertido por este cambio observa con ojo escudriñador, lo mismo que en los viajes anteriores, la direccion de las aguas como indicio seguro para saber si ha alcanzado ya la cumbre del paso que tiene que atravesar. Resulta que el llano desagua todavia al rio Blanco. No se halla en el vértice del paso, pero no debe estar distante de él.
    Parece que el paso no es marcado por una cuesta, sino que el ascenso i descenso se efectúan insensiblemente por este terreno llano. En el paso Perez Rosales se observa la misma configuración que es frecuente en la Cordillera i debe probablemente su oríjen a la acción niveladora de los ventisqueros que cubrian en época remota todas las depresiones de esta montaña i destruyeron el dorso afilado que distingue en otros pasos la division de las dos pendientes.
    Otra condicion especial i propia de los pasos de la rejion austral es debida también a los ventisqueros por su accion sobre los flancos de los cordones al bajar por los valles, produciendo, lo mismo que en los "fjords" del mar, las paredes verticales de los cerros que se elevan de su suelo. Hemos aludido ya ántes al brusco descenso con que los pasos decaen a los valles a su entrada i salida i que hace difícil su ascension al principio i fin de su trayecto, mientras que, según acabamos de ver, el lomo divisorio situado en el medio sea muchas veces de fácil tránsito. Veremos luego que el descenso difícil a la salida del paso entorpeció seriamente la marcha de Menendez.
  62. Nuestro autor se halla por primera vez frente al majestuoso cerro Tronador i observa el juego de las caidas ruidosas de los aludes a que debe su nonbre i que llamaron ya la atencion del padre Olivarez, hasta el punto de atribuirle cierta clase de maleficio; hemos hablado arriba [n 68] del nombre de este afamado cerro i del papel de guardián que ejercia según el autor citado.
    La caida de los aludes que produce los truenos, es debida a la forma especial de este grandioso macizo. Su parte central es limitada por dos quebradas largas recorridas por ventisqueros (Steffen); sobre esta base ella se eleva verticalmente, formando un precipicio de estupenda altura; su cumbre suavemente inclinada está cubierta por un inmenso manto de nieve alimentado por las lluvias abundantes de esta rejion; esta masa de nieve, conjelada en gran parte a hielo sólido pero ductible, desciende lentamente desde la cúspide hasta el borde del precipicio para caer repentinamente i con fuerte estallido i estruendo, parecidos a truenos, al fondo de la quebrada sobre el ventisquero; en verano parte de la nieve se derrite al sol i caen entonces las aguas derretidas en forma de saltos por el mismo precipicio; toda la superficie del cerro, desde la cúspide hasta el pié, se halla en continuo movimiento, mientras su gran mole de roca sólida se mantiene firme i casi inmutable en medio de este cáos.
    Estos derrumbamientos de masas de hielo desde las cumbres i los ruidos consiguientes se observan en todas las cordilleras de gran altura; pero su frecuencia es mayor i escepcional en el Tronador, en que debido a su estructura descrita se suceden casi a cada hora i de dia i de noche. Parece que el fenómeno no es tan jeneral en los Alpes; en cambio debe ser frecuente en los Pirineos, a juzgar por el dato que la lengua española posee dos términos provinciales de Aragonia "alud" i "lurte" para los témpanos de nieve que se desprenden de la cima de una montaña.
    En otras partes de la Cordillera de Chile no ha llamado hasta ahora la atencion. Con todo, sin ir mas lejos, debemos un ejemplo al mismo Menendez, quien observó una caida "de un peloton de nieve con trueno horroroso" en la rejion del Vodudahue [n 69].
    Ademas el fenómeno de "truenos con cielo sereno", producidos por causa igual, ha sido observado i descrito en su pintoresco estilo por Eduardo Poeppig [n 70] en la Silla Velluda, un magnífico cerro vecino del volcan de Antuco, que tiene la misma altura (3372 m.) que el Tronador i es cubierto por injentes masas de nieve i hielo azulejo que caen desplomándose de sus paredes verticales. Debida a la diferencia en la latitud i en el clima, la cantidad de nieve de la Silla Velluda es algo menor, por lo que los ruidos i truenos no ocurren con la misma frecuencia e intensidad que en el Tronador.
    Hemos tomado nuestra descripcion de la falda Norte del Tronador, mientras Menendez le observa aquí en su pendiente austral que no ha sido reconocida todavia por ningún otro esplorador. Como nota en esta parte los mismos truenos que en aquella, es probable que las dos pendientes no se diferencien esencialmente una de otra.
    La hermosa vista del Tronador que acompaña este volúmen, dará una escelente idea del fenómeno en cuestión i del aspecto de este "jigante tehuelche" envuelto en su capa de nieve, que se encumbra sobre los Andes australes. La debemos al lápiz de mi amigo, el inmejorable artista D. Fernando Hess, quien la dibujó en nuestra espedicion a Nahuelhuapi en 1856. Juzgo esta preciosa vista, a mas de ser instructiva, digna de figurar como ilustracion a los viajes de Frai Menendez. Deploro hasta hoi la muerte de mi intelijente i buen compañero, acaecida en mayo de 1878. Fué mui sensible también que se perdiera para siempre otra vista no menos notable, un panorama de gran parte del lago Nahuelhuapi, tomada por Hess en el último punto alcanzado por nuestra espedicion en la península de San Pedro. No se habia reproducido, pero se conservó largos años en la Oficina de Obras Públicas, hasta que fué consumida por las llamas en el incendio del edificio del Congreso.
  63. El diccionario no trae la interpretación de la palabra "bordillo" ni la hemos oido en Llanquihue. Solo Malaspina [n 71] menciona los bordillos, una clase de ponchos ordinarios, que valian solo $1, entre los productos de Chiloé que se esportan para el Perú, fuera de dos clases de ponchos finos i de precio subido.
    Los espedicionarios echaban mano de estas piezas de abrigo para resguardar los víveres de la lluvia. Según D. Enrique Simpson (Espediciones de la "Chacabuco" 1870) la ropa de la tripulacion suele ser insuficiente para protejerse contra una lluvia fuerte. Menendez se ocupa repetidas veces del método para guarecerse contra la lluvia, el cual tiene cierta importancia para todo viajero por relacionarse con la conservacion de los víveres en este clima escepcionalmente lluvioso. La mejor proteccion ofrece una armazon de ramos que se cubre a modo de techo con las hojas grandes de pangue, donde las haya, o mejor con grandes pedazos de cortezas de árboles. La haya antártica tiene una corteza mui adherente, de modo que el autor no se pudo valer de este arbitrio por no tener a mano otros árboles que se dejasen descortezar; por esta razón es mas difícil pro tejerse contra la lluvia en estas alturas que en la parte baja de la Cordillera.
  64. Menendez no pierde ocasion para orientarse. Las pequeñas pampas propias de esta rejion alpina le permiten estender la vista i contemplar el inmejorable panorama que le rodea. El paisaje se ha hecho cada vez mas grandioso e imponente, asumiendo el carácter de alta cordillera bien marcada, tal como se manifiesta solo en los rincones apartados de las montañas mas elevadas.
    Parece que esta clase de lagunas pequeñas de solo cuatro cuadras i aun ménos de superficie es propia de las alturas mas o ménos llanas de la rejion alpina, haciendo analojía con las lagunitas de los Canquenes i del Guanaco en la cuesta de los Reulies en el paso Perez Rosales rodeadas de prados i bosquecillos de hayas de tipo alpestre. No podemos dar a estas lagunitas una colocacion fija, pero como es probable que el autor haya pasado ya la altura poco perceptible del paso, presumimos que ellas desagüen hácia el oriente para juntarse con el rio tributario del lago Mascardi que nace del ventisquero. Parece que ellas no se hallaban lejos del camino, porque de otro modo Menendez no habria podido calcular la superficie de una de ellas. No pueden ser los tres lagos pequeños situados al Sur en el curso del rio que sale del lago Mascardi, porque su rumbo no corresponde al de estos. Abrigamos alguna duda sobre su identidad con las "Lagunitas del padre Menendez" descubiertas i bautizadas en 1893 por el Dr. Steffen [n 72], que se hallan situadas mas al Este, segun parece. Es probable que la tercera lagunita de Steffen, que es la mayor i de que vió solo una parte, sea el lago Mascardi. Es sensible que este esplorador, habiendo alcanzado una posicion tan favorable para hacer importantes descubrimientos por ese lado, se haya visto obligado a retirarse sin haberlos adelantado mas en esta direccion.
  65. La parte del testo encerrada entre comillas falta en la versión del «Anuario».
    "La pampa dilatada" que el autor divisa desde el "cerro Redondo" es, según parece, el valle Vuriloche de Steffen [n 73] al pié del paso Barros Arana; el "cerro sin árboles" será talvez el mismo yugo de este paso, que es pelado en la cima, o el último contrafuerte del Tronador que se junta con él i a cuyo pie se halla "el hoyo que presumo ser derrumbe", es decir el ventisquero que desciende de aquel macizo. Este ventisquero análogo al ventisquero del rio Frio, por conducir ambos las nieves de la pendiente oriental del Tronador, ocupa una posicion bien determinada que sirve de punto fijo para orientarnos.
    "La abra del Este" es casi sin duda la depresion del brazo oriental del lago Mascardi i su continuacion hácia el lago Nahuelhuapi. La otra abra que principia a diseñarse desde aquí, la del Sudeste, es probablemente la hondanada que encierra el brazo occidental del lago Mascardi i el valle Grande al Sur.
    Menendez divisa ademas a la izquierda de la primera abra (de la del Este) un "cerro con mogotones que parecen torres de Catedral". Esta no es la primera vez que Menendez tuvo ocasion de contemplar un cerro de forma análoga: en su «segundo viaje a la Cordillera" vió en la orilla de la "tercera laguna" (hoi lago Barros Arana) "tres cerros negros que rematan en pirámide que parecen torres de Catedral". Al hablar de estos cerros nos hemos referido ya al cerro de la Catedral, de forma análoga, divisado ahora por Menendez [n 74] .
    El cerro de la Catedral de Nahuelhuapi tiene su pequeña historia que nos permitimos intercalar aquí por via de anécdota.
    Cuando arribé en 1856, en compañia de D. Fernando Hess, con nuestra frájil canoa a la península de San Pedro del lago Nahuelhuapi quedé asombrado por el aspecto sumamente pintoresco e imponente de un cerro que se eleva al Este frente a dicha península. He dado, al hablar de los otros cerros parecidos, una lijera descripcion de este cerro, según los recuerdos naturalmente un tanto debilitados que se han conservado en mi memoria desde aquel tiempo. Habiendo visto, ántes de venir a Chile, en las orillas del lago de los Cuatro Cantones de Suiza desde el monte Rigi, el Monte Pilatus, tan renombrado por su leyenda [n 75] i por su aspecto fantástico, aquel cerro de Nahuelhuapi me hizo recordar este cerro del lago de Suiza por su notable semejanza con él. Resolvimos entonces bautizarle con el mismo nombre de cerro Pilato usando del derecho de prioridad como sus descubridores, ya que no sabiamos que Menendez le habia conocido i descrito cerca de un siglo ántes.
    Por la premura con que tuvimos que entregar nuestro informe, el cerro quedó señalado en el plano dibujado por Hess, pero el nombre no alcanzó a apuntarse. Cuando mi amigo D. Guillermo Cox emprendió en 1862 su memorable espedicion a la Patagonia, le pedí i conseguí de él que inscribiera en su mapa aquel característico cerro con el nombre que le habiamos dado. De este modo quedó señalado en debida forma en el plano de su viaje.
    El señor Francisco P. Moreno, habiendo hecho ya en 1876 su primera espedicion a Nahuelhuapi, hizo despues un viaje a Suiza i visitó tambien el lago de los Cuatro Cantones. Habiendo vuelto en 1880 a Nahuelhuapi, recibió la impresion que ciertas partes de este lago, sobre todo las que se hallan frente a la península de San Pedro, tienen mucha semejanza con aquel lago de Suiza. Me ha parecido digna de nota i hasta graciosa la coincidencia que él i yo hayamos arribado independientemente a la misma conclusion que estriba en el traspaso del nombre cerro Pilato de la Suiza a los márjenes del lago Nahuelhuapi.
    Moreno pasó por la falda de este cerro al internarse para el lago Gutierrez, que descubrió en esta ocasion. Ignorando los antecedentes de Menendez i los mios, dió a "estas bellas montañas de cumbre aguda como una cuchilla inmensa i cubierta de hielos eternos" el nombre de "cerro López" [n 76] .
    El mismo cerro llamó también la atencion del señor de Fischer. Según él "su cima está coronada por una serie de picos agudos que se asemejan tanto a las agujas de una estructura gótica que la jente lo llamaron La Capilla" [n 77]. Fischer ya identificó este cerro con el cerro de la Catedral de Menendez; le divisó lo mismo que éste del lado del Oeste, miéntras que Moreno i yo le reconocimos del lado opuesto.
    Ha prevalecido en los mapas el nombre "cerro Catedral", basado sobre la descripcion de Menendez. En cuanto a los nombres modernos, creemos que le corresponde por derecho de prioridad el que le pusimos nosotros. He dado en el plano una version que tiende a conciliar en lo posible esta cuestion de nombres.
  66. Parece que nuestra ubicacion del punto en que el viajero se ve de repente frente a este nuevo i magnifico lago, no deja que desear, siendo que su descripcion se adapta sin dificultad a su carácter, a su estension i a su forma tan singular. Esta representa con marcada exactitud una herradura, cuyos brazos forman un semicírculo abierto hacia el Norte, estendiéndose los dos en la misma direccion i el uno al Oeste de la península, que bañan, i el otro al Este de ella. Menendez se halla en el del Oeste, en una posicion que no le permite divisar directamente el brazo del Este, pero infiere su existencia por la inclinacion de los perfiles de los cordones, presumiendo que su desagüe dé una vuelta al Norte por "entre dos cordilleras mui altas". Es verdad que se equivoca con respecto a este último, que no es visible desde la cumbre en que se encuentra, pero la depresion mui larga que notó, no encierra solo el otro brazo del mismo lago, sino que se estiende por el lago Gutierrez hasta el lago Nahuelhuapi; por otra parte, no se le escapan otros datos de menor importancia, como la gran península que separa los dos brazos del lago i la pequeña "Isla en el medio".
    Nuestro viajero pinta bien el carácter de lago alpino de paredes sumamente escarpadas, labradas por los ventisqueros que llenaban en época no demasiado remota su lecho: la laguna entre cerros con el otro brazo, que se estiende entre dos cordones altos, i luego la circunstancia que no le fué posible bajar ni al lago ni al valle Vuriloche, patentizan la aspereza de sus riberas acantiladas i deben darle el mismo aspecto imponente i severo, que notamos arriba en la parte interior del lago Todos los Santos i que es propio de los lagos alpinos análogos como por ejemplo del célebre "Lago Real" de los Alpes de Baviera. Tenemos ahí un cuadro grandioso i encantador, que no dejará de fascinar a los futuros turistas i alpinistas que se dirijan a este nuevo campo que no cede en magnificencia a las mas celebradas rejiones del mundo entero, que hoi dia son visitadas por los aficionados a esa clase de sport i por los admiradores de paisajes imponentes i pintorescos.
    Menendez, en la posicion en que se hallaba, no alcanzó a reconocer la situacion del verdadero desagüe del lago ni el rio, que en su curso complicado i variado viene a formar el rio Manso i desembocar finalmente por el rio Puelo al Pacífico.
    No le fué permitido tampoco imponerse del verdadero trayecto del camino de Vuriloche que buscaba con tanto ahinco i que ya desesperaba hallar en ese momento. Sin embargo estaba mui cerca; pero desgraciadamente no podia adivinar que en el lugar del supuesto desagüe, al fin del otro brazo de lago "entre las dos cordilleras altas", se hallaba el verdadero paso de Vuriloche por donde, no hai casi duda al respecto, el padre Guillelmo habia entrado a buscarle en direccion al Baño, acabando por fin a descubrirle después de algunos años de constantes esfuerzos. Si podríamos llevar a su jenio de nuevo a este lugar, veria que el solitario lago, en que se detuvo, lleva hoi el nombre lago Mascardi, que a él sigue el boquete Guillelmo i que otro lago afluente del Mascardi, lleva su propio nombre, denominaciones todas en honor i recuerdo de los heróicos misioneros que trabajaron tanto para llevar la civilizacion a esta comarca i abrir una comunicacion espedita entre Nahuelhuapi i Ralun, como el medio mas eficaz para adelantarla.
    Hallándonos aquí en la entrada oriental del camino de Vuriloche, se nos ofrece de nuevo el problema de su direccion ulterior hasta Ralun. Preferimos sin embargo tratarle en otra ocasion.
    No hemos tenido dificultad alguna en fijar la ubicacion de esta última parte del derrotero de Menendez. Francamente es tarea realmente ingrata, segun tuvimos ocasion de esperimentarlo en la primera parte de este libro, fijar un derrotero cuando el territorio recorrido es desconocido; en cambio es fácil si es conocido por esploraciones posteriores.
    Hace pocos meses habria sido difícil i hasta imposible hacerlo en nuestro caso, segun se deriva del hecho que los autores, que se han ocupado de la estructura de la Cordillera al Sur del Tronador, no habian logrado delinear la correcta configuracion oro-hidrográfica, tal vez con escepcion del señor Guillermo Cox, quien formuló en 1859 la conjetura que algún brazo del rio Puelo se estendiera hasta la falda de ese macizo [n 78]. Haciendo el señor Cox conmigo una reseña de los rios que fuera del caudaloso rio Puelo caen directa o indirectamente al estero de Reloncaví, arribamos a la conclusion, que el caudal de ellos es corto para conducir todas las aguas que se derramaran de la pendiente austral de aquel gran nevado, de modo que una parte de ellas seria sin duda llevada al mas grande i al mas distante de todos, es decir al rio Puelo,—lo que recien se ha probado ser efectivo, porque, según acabamos de ver, el rio Manso, que nace en la falda sur del paso Barros Arana de un ventisquero del Tronador, es tributario del Puelo.
    Por otra parte habiendo divisado ya ántes desde el cerro del Doce de Febrero, en las fuentes del rio Frio que cae al Atlántico, la falda Norte del paso Barros Arana en forma de un yugo trasversal ("Querjoch") al Este del Tronador, tuve siempre la idea, que en la pendiente opuesta del paso habia de nacer otro rio cuyas aguas lleven también la direccion al mismo Océano. Mas tarde el señor Vidal Gormaz dió a conocer en su magnífico mapa de Reloncaví la parte inferior del rio Cochamo como la de un rio bastante caudaloso. Creyendo que este rio fuera el que reciba las aguas de la falda Sur del Tronador i habiendo tenido por otra parte noticias del lago Gutierrez, descubierto por Moreno, me incliné a suponer, aunque siempre con duda, que el rio, que desciende de la falda austral del Barros Arana, se dirija a este último lago i al Atlántico,—opinion equivocada pero perdonable en vista de que la estructura es escepcional i diferente de la del Norte del Tronador, i de que no se tenia la menor idea de un segundo lago, el Mascardi. Los esploradores posteriores, los señores Jorge Rohde, Dr. Steffen,Oscar de Fischer i Alfonso Schiörbeck no dieron tampoco la configuracion correcta, según lo demuestran sus respectivas descripciones i mapas [n 79].
    Cupo a la 7.a Comision chilena de Límites, durante su laboriosa campaña de esploracion en el verano de 1898, bajo la direccion de su ilustrado jefe D. Carlos Aguirre Luco, el mérito equivalente a una verdadera conquista jeográfica de haber dejado esclarecida la estructura de esa seccion de la Cordillera tan interesante bajo muchos puntos de vista. El señor Alejandro Bertrand [n 80], en un resumen de su importante viaje por todo el largo de la Patagonia, dió la primera noticia sobre el paso interoceánico, situado entre los lagos Gutierrez i Mascardi, de condiciones estraordinariamente favorables por su gran depresion. La comision trazó ademas del lago Mascardi casi toda la hoya superior del rio Manso hasta el campo de la esploracion del señor Steffen en 1896 i hasta el boquete Manso, que es probablemente idéntico al "paso de Bariloche" de Rohde. Parece que dos lagos medianos situados en el curso del rio Manso son idénticos con los lagos Vidal descubiertos en 1884 por D. Roberto Christie.
    Mediante los importantes descubrimientos de la 7.a Comision chilena de Límites ha sido fácil orientarnos no solo sobre el derrotero de Menendez, descrito por él a su modo lacónico i poco suficiente, sino tambien sobre un tipo de estructura nuevo en esta latitud, pero que ocurre tambien en varias otras partes de la Cordillera austral.
    Es este el segundo tipo de los cordones laterales de la pendiente occidental de ella, siendo un parangon al "alto cordón lateral de direccion diagonal terminado por el volcan Osorno", que hemos demostrado arriba i que corresponde a su primer tipo [n 81].
    Las pendientes del Tronador ofrecen la rara oportunidad de observar en ellas los dos tipos a la vez: en su falda Norte el primer tipo de estructura, en su falda austral el segundo. De este modo presenciamos en ellas la transicion de la una a la otra, lo que da a nuestra rejion un especial interés orográfico i a nuestro plano una incontestable utilidad práctica como medio de instruirnos sobre la estructura jeneral de la Cordillera austral. Este plano es hasta ahora el único talvez que demuestre de un modo claro i sobre datos fidedignos los dos tipos orográficos en su contacto i transicion recíproca.
    Vimos arriba que el cordon central i divisorio de las aguas, que forma la cumbre de la Cordillera de los Andes, corre desde el paso de Puyehue i el cerro Pantoja en direccion mas o ménos recta de Norte a Sur hasta el paso Perez Rosales i el cerro Tronador. Pues bien este gran macizo sirve de punto céntrico o eje de rotacion para que la cumbre dé la Cordillera dé una vuelta repentina, en ángulo casi recto, al Este, [n 82] dirijiéndose desde su pié oriental sobre el paso Barros Arana, el cerro Catedral i los boquetes interoceánicos Guillelmo i Manso por la espalda de la hoya del rio Puelo al Sur, i limitando al Este dos valles lonjitudinales, el del rio Manso i el del rio Turbio. El primero de estos rios nace precisamente en el fondo de la curva formada por la cadena central al desviarse al Este, i es acompañado al Oeste por un cordon lateral lonjitudinal que separa de él las hoyas de los rios Blanco i Cochamo, que son de segundo órden, i termina, en conformidad con la regla formulada arriba sobre las condiciones orográficas de los cordones laterales, en el volcan Calbuco después de haber destacado un ramal que se interpone entre los rios Cochamo i Manso. Tenemos aquí pues un cordón análogo al "alto cordón lateral" que faldea al Oeste el rio Staleufu i del cual nos hemos ocupado in extenso en nuestra "Esposicion Orográfica" del primer tomo.
    En la tentativa frustrada, que acabamos de presenciar, de alcanzar el lago Nahuelhuapi, Menendez pasó este cordón diagonal que divide las hoyas de los rios Blanco i Cochamo de la del Manso. Una mirada a valle para volver a subir al lado opuesto con la misma inclinacion. Esta bajada tan profunda i tan escarpada no se aviene de ningún modo con los caracteres de la línea culminante formulados en nuestro ensayo orográfico [n 83].
    En vista de la colocacion de la línea arjentina sobre elementos orográficos tan estraños a su objeto, tenemos derecho de preguntar:
    ¿Será cadena principal aquella que esté cortada dos veces en el espacio de solo quince millas, i hasta por un afluente?
    ¿Se podrá sostener que un cordon reducido a fragmentos tan pequeños corresponda al encadenamiento principal? ¿Será siquiera una cadena?
    ¿Será admisible que el corte del rio Manso (i de muchos otros rios análogos) a tan poca distancia de otro rio i del mar i a un nivel tan bajo corresponda a las disposiciones del Tratado?
    Creemos que este caso encierra para la tesis del señor Moreno "el talón de Aquiles", es decir la parte mas vulnerable: es de todos los ejemplos, que conocemos en el largo trayecto de la Cordillera i entre los muchos rios cortados por la línea arjentina, el mas concluyente para demostrar la debilidad de esa teoria.
    El señor Moreno, fijando su atencion en este caso tan claro, se convencerá tal vez que la supuesta cadena central, cortada a cada paso por rios, consta solo de fragmentos pertenecientes a los cordones laterales.
    ¡Ojala que haciendo mérito de estas deducciones, condescienda aun a última hora a retirar su línea de los cordones aludidos!
    En cuanto a la línea chilena de límites, trazada por el señor Perito D. Dieqo Barros Arana, Menendez no la atravesó en esta espedicion por no haber llegado a Nahuelhuapi; sin embargo estuvo bastante cerca de ella. Acabamos de delinear un poco mas arriba su curso que se ciñe estrictamente a los principios orográficos, siguiendo exactamente la division de las aguas; nuestro Plano la indica con regular precision.
    Hemos señalado ya en otras ocasiones que en la Rejion Austral los pasos interoceánicos, o sea los de la cadena central i divisoria de las aguas, son relativamente bajos i contrastan con la de los pasos ausiliares. Pues en esta parte de su trayecto se nos ofrece un ejemplo notabilísimo de esta regla. Tenemos ahí el boquete Gruillelmo, de altura relativa tan baja, de solo 835 m. sobre el mar i solo 95 o 65 m. sobre el lago Nahuelhuapi, siendo verdaderamente insignificante la eminencia que hai que ascender por cada lado. Pertenece a la clase de pasos interoceánicos que, como el Chapelco i el Fénix, han llamado tanto la atencion del señor perito Moreno.
    Creemos que ni la poca altura, ni su ascenso fácil, ni su superficie plana desmejoran,la importancia tectónica de este factor orográfico: el paso, por mas bajo e insignificante que se presente, queda siempre el eslabon necesario para unir los macizos, que se elevan a su lado, i mantener la continuidad de la Cordillera, i es siempre un ángulo entrante de la línea culminante [n 84]. Ni su aspecto indiferente ni la posibilidad de desviar las aguas por encima de ellos perjudican su dignidad de elemento primordial, que vale bien tanto como el macizo mas alto.
    Notemos ademas que el paso Guillelmo, aunque el punto mas bajo de la línea culminante, tiene con todo la respetable altura absoluta de 835 m., que contrasta mui ventajosamente con la línea arjentina que se eleva en su parte mas baja en el corte del rio Manso a solo 100 m; la línea chilena corre también con declive suave sobre todas las cumbres i macizos, evitando las aludidas caídas bruscas de la línea arjentina en el mismo punto.
    Se ve que la línea chilena se conforma en un todo a las leyes de la orografia.
    Al paso Guillelmo no le faltan tampoco sus altas cumbres por cada lado; son los "dos cerros o cordilleras mui altas" de Menendez, uno de ellos nuestro conocido, el hermoso cerro de la Catedral.
    La depresion del paso Guillelmo es probablemente análoga a la descrita por los señores Dr. Krüger i Stange a espalda de los lagos Cholila en la cadena que divide las aguas i en forma de un boquete ancho i plano. Es indudable que estos cortes son debidos a la accion gastadora de los ventisqueros que en la época glacial adquirian algunos cientos de metros de grueso, de modo que pasaban en partes por encima del vértice de la Cordillera horadando i allanando sus pasos.
    La poca altura relativa i el suave declive del paso Guillelmo halagan mucho su importancia como parte integrante del lejendario camino de Vuriloche, siendo en 200 a 250 m. inferior al Pérez Rosales. Sin embargo, como dicho camino necesitará uno o dos pasos ausiliares que no conocemos todavia con fijeza, esta ventaja quedará tal vez ilusoria. En cambio el Vuriloche evita los lagos i sus cuestas son probablemente menos ásperas.
    Volviendo de nuestro estudio oro-jeográfico de la rejion recorrida por el autor a su derrotero, con el fin de fijar su ubicacion, vemos que el viajero después de haber pasado el rio Blanco al pié del ventisquero, se ha mantenido en el paso en frente del Tronador i poco mas allá, sin bajar a ningún valle ni rio i sin atravesar el ventisquero (el hoyo que presume ser derrumbe) que baja de este cerro en su ángulo SE. Es seguro que habria apuntado fielmente estos detalles, si los hubiese encontrado en su camino. Como habia ascendido siempre, se halló al último detenido en un contrafuerte situado arriba del valle de Vuriloche i del lago Mascardi, viéndose obligado a volver por no hallar tan pronto una bajada por las paredes cortadas a pique que los rodean. Ya sabemos que esta condicion es mui comu en la Cordillera; así por ejemplo, para no ir mas léjos, el lago Frio debido a la misma causa es casi inaccesible por sus dos costados.
    Por estas razones abrigamos la confianza de haber dejado bien señalado el camino que nuestro autor siguió hace mas de un siglo, por esta rejion tan grandiosa i pintoresca, i que nadie habia vuelto a pisar durante mas de un siglo.
  67. Los pequeños prados o pampas, que caracterizan la rejion alpina i ofrecen un aspecto tan agradable por sus flores, su verdura i su perspectiva por entre las hayas dispuestas por grupos en forma de parque, traicionan al viajero que quisiera confiarse a ellos para alojar, por cuanto su suelo es constantemente pantanoso.
    Es curioso que, mientras Menendez se quejaba de esta dificultad en las alturas de la zona alpina, Darwin esperimentó la misma en una situacion mui diversa, es decir en las playas de la Tierra del Fuego, en que la escesiva humedad del suelo hacia a menudo el alojamiento mui incómodo.
    En la actualidad se evita este inconveniento por los sacos impermeables para dormir. Si juntamos a estos los botes transportables de lona i las conservas alimenticias, de que se sirven los esploradores modernos de nuestra rejion, es fuerza reconocer que no solo en la parte científica, sino también en la parte material i ejecucion de los viajes se ha avanzado mucho en los últimos años. Estas mejoras dejan mui atras los recursos primitivos, de que disponian Menendez i sus sucesores inmediatos, i hacen ahora las esploraciones mas fáciles en comparacion.
  68. Se reconoce sin dificultad en esta loma el dorso o yugo del paso Barros Arana. Ya vimos que el autor aludió a él el 19 de febrero, junto con el "cerro sin árboles" i "el hoyo que presumo derrumbo" que se hallan a su lado.
  69. Menendez reconoce aquí, espresándose de un modo un poco confuso, que habria llegado a su destino, si, en lugar de orillar el Tronador por el Sur, hubiera ido por el lago Todos los Santos i la falda Norte de este cerro.
  70. Son estas dos abras situadas mas abajo i las mismas a que el autor ha aludido ya i de que volverá a ocuparse relatándonos su esploracion.
  71. La indisposicion del comandante Morales habia comenzado al trepar la fatigosa subida de las "Siete Quebradas"; véase el dia 19 de febrero.
  72. Llama la atencion que el autor ocupe ménos de un dia en desandar el trayecto recorrido en la ida en cuatro a cinco jornadas. Casi en todas las espediciones, tanto de Menendez como de los viajeros modernos, se observa lo mismo: aliviados ya del peso de la carga de los víveres consumidos o dejados atrás i marchando por camino conocido i marcado, cuesta abajo, se mueven con una lijereza que hace contraste con el avance lento i pesado de la ida. Al volver a las estaciones inferiores se aprovechan los víveres que se dejaron depositados en ellas. Estos recursos i esta facilidad de moverse a la vuelta no los encuentra el esplorador que saliendo del Pacífico llegue a la Pampa, ni viceversa el que saliendo del Atlántico quisiera atravesar la rejion de los bosques del Pacífico. Creemos prudente por esta razón que, por lo jeneral i mientras que no hayan aumentado los habitantes i recursos en ambos lados de la Cordillera, el esplorador hará bien volverse por el mismo camino por el cual haya hecho su entrada.
    El corto espacio de tiempo empleado por Menendez, al recorrer la distancia entre el punto de su alcance mas lejano i el rio pequeño del Norte, es significativo en otro sentido mas: prueba que ella es reducida i que no podrá haber pasado mas allá del pié oriental del Tronador. Por la misma razón hemos situado las lagunitas de Menendez, aludidas ya antes, dentro de este límite al pié de este cerro.
  73. Los datos insertados aquí sobre el rio que corre al Norte (el Vuriloche de Valverde) i el que corre al Sur (el Quitacalzones de Menendez), como también sobre el Cuartel antiguo, son útiles para fijar su ubicacion.
    Menendez se propone, como la última eventualidad de hallar el paso deseado, examinar la abra del Sarjento varias veces citada, tarea que encomienda a su compañero el padre del Valle, mientras él mismo se encarga del rejistro del abra que habia divisado el dia 15 de febrero al vadear el rio Quitacalzones. Con respecto a la primera existe la duda sobre el rumbo que lleva; parece que viene del Este.
    La segunda abra es la del otro afluente del rio Concha, que forma la parte superior de su curso, antes de juntarse con el rio Quitacalzones. Menendez no conoce el nombre Concha, sino que le llama rio Hueñohueño, al mencionarle accidentalmente en su segundo viaje. Para entrar a la denominacion del rio los dos nombres igualmente autorizados, se podria dejar a la parte del rio comprendida entre el lago Todos los Santos i el rio Quitacalzones el nombre rio Concha, i se podria llamar rio Hueñohueño el otro brazo que Menendez va a seguir ahora.
    Este valle ha sido reconocido primero en nuestro tiempo por el esforzado esplorador D. Roberto Christie en 1883 i en compañia de éste por D. Emilio Valverde en su primer viaje al año siguiente. Veremos que Menendez no se equivocó al fijar su atencion en este valle, porque tiene efectivamente mas visos que otro alguno de dar entrada al renombrado camino que se busca con tanto anhelo; constituye ademas un importante rasgo oro-jeográfico de nuestro campo.
  74. Es notable la frecuencia de los derrumbes observados por Menendez en este valle. Ellos son derrumbes comunes de la clase típica a que corresponde su nombre i los mismos que el autor notó al pasar por el estero de Reloncaví i a los que nos hemos referido en esa ocasion. Valverde no los menciona. ¿Será por que son ménos frecuentes hoi dia? "La playa del rio que sigue toda la quebrada" es un tipo de cauce que es frecuente o talvez jeneral en la Cordillera austral, pero raro en los Alpes. El aspecto del lecho del rio no se diferencia casi del de una playa batida por la marejada del mar o de un lago: es formado en su mayor parte, lo mismo que aquella, por guijarros redondeados, que alternan con pequeños trechos de ripio i arena. Esta playa de declive suave se estiende en cada lado hasta el pié de los cerros, sin que haya por medio una capa de terreno de acarreo que limite el lecho del rio en forma de barranco como suele suceder en otras montañas. La fuerza erosiva de esta clase de torrentes es tan grande que las capas de sedimento, que hubieran depositado, siempre se vuelven a arrastrar antes de formar bancos permanentes. De este modo el suelo de estos valles es enteramente plano i es dominado en toda su anchura por el rio que le recorre veloz, serpenteando caprichosamente de un lado al otro. El lecho de los rios Peulla i Folill es formado también por esta especie de playa pedregosa [n 85].
  75. Menendez es escepcionalmente prolijo en la descripcion de este valle, probablemente por ser el primero en su esploracion que ofrecia buenas condiciones para el paso de caballos, como lo exijia el camino que buscaba.
    Valverde, después de haber recorrido desde Quitacalzones (Las Juntas) cinco millas de camino i marcha espedita en dos jornadas por la orilla del rio que tiene 15 a 20 metros de ancho, llegó "a un paraje en donde se desvia el rio hácia el Sur". Parece que este es el mismo punto en que el valle termina, según Menendez, en una quebrada estrecha i de paredes mui escarpadas, i que la "cordillera de árboles», la única accesible para caballos, es idéntica al paso descubierto por Christie un año ántes. Valverde le subió junto con Christie al dia siguiente.
  76. Hai una lijera diferencia en las dos versiones: la impresa dice "no vieron mas que cerros i barrancos, sin que por ninguna parte se pueda propasar", omitiendo la nieve de los cerros.
    Son en cierto modo trájicos el desengaño i desaliento porque pasa Menendez, después de haber hallado rastros inequívocos de un antiguo camino que auguraba las esperanzas mas halagüeñas. En vista de que Christie i Valverde hallaron cerca de la parte, en que subió Menendez o tal vez en el mismo punto, un paso cómodo para atravesar el cordon que separa el rio Hueñohueño del rio Cochamo, no se comprende como haya sucedido que él o mas bien sus taladores hallasen este paso absolutamente impracticable. ¿Seria que estos anduvieran demasiado lijeros o procedieran de mala fé por estar aburridos? Un exámen atento del lugar mismo i la comparacion de los demas datos resolverá estas dudas.
    Nos vemos precisados de continuar aquí como corolario la relacion de la parte ulterior del viaje de Valverde, aun cuando su derrotero quede ya fuera del radio de la exploracion directa de Menendez: es importante no solo dejar completo el estracto comenzado de sus dos viajes, sino también imponernos por su descripcion de los rasgos de la configuracion orográfíca, que se abre en esa direccion i domina, a no dudarlo, el trayecto del lejendario camino de Vuriloche.
    Valverde continuando su viaje desde las Juntas subió sin dificultad alguna en 45 minutos el paso Christie o primer boquete de 1,100m. de altura i bajó en solo 15 minutos al valle opuesto recorrido por un rio, de proporciones mas o ménos iguales a las del Concha, en direccion al SE i que cae a la distancia de seis millas la rio Cochamo, rio a que nos hemos referido sumariamente al pasar por el estero de Reloncaví. Valverde observa con respecto a este rio que "tiene ahora tal importancia que viene a salvar una distancia de veinte millas, evitando el viaje desde Ralun i sin pasar por el lago Calbutué". Esta idea emitida aquí por la primera vez, de servirse del valle del rio Cochamo desde su misma boca en el Estero para entrar en derechura a la Cordillera i atravesarla en direccion a Nahuelhuapi, es sin duda digna de estudio i ha sido reasumida i formulada de un modo mas concreto por el señor Oscar de Fischer.
    Continuando Valverde su viaje, subió por el valle i la ribera N. del rio Cochamo durante dos dias, recorriendo una distancia de once millas; dejó en este trayecto al SE. un rio que según su opinion "Christie siguió equivocadamente en su última espedicion". En verdad, Christie no habia llegado hasta Nahuelhuapi (comunicacion verbal de Valverde) ni se habia orientado sobre la configuracion del terreno, pero abrió el camino al valle superior del rio Manso por el paso Cochamo que descubrió, dejando trazada, a lo que sabemos ahora, la entrada al camino de Vuriloche. Valverde siguió desde aquí por la distancia de dos millas el curso de un brazo o afluente del rio Cochamo que viene del Norte, hasta llegar a un nuevo paso, el boquete Valverde, de 1000 m. de altura, que atravesó, dando al bajar al otro lado con un rio caudaloso que corre de Sur a Norte, se halla a 280 m. de altura sobre el mar i demora al NO. (?) del cerro Tronador [n 86]. Valverde no se pudo orientar bien sobre este rio. Haciéndole presente el que escribe estas líneas que este rio por la poca elevacion de su valle i por su situacion relativa al Tronador no puede desaguar hacia el Atlántico[n 87]. Valverde acabó por identificarle con el afluente del rio Blanco que divisó en su segunda espedicion ántes de emprender la vuelta [n 88].
    Christie, quien iba en compañia de Valverde, haciendo una última avanzada, alcanzó en el valle de este rio un punto marcado por un cerro con una quema mui grande i donde se junta con él un estero mayor [n 89].
    El señor Oscar de Fischer, hábil i entusiasta esplorador, quien habia acompañado, a principios de 1893, al Dr. Steffen en su escursion por el valle del rio Frio, emprendió a fines del mismo año otra destinada especialmente a reconocer el camino de Vuriloche. En lugar de tomar su punto de partida de Ralun, se internó directamente por el rio Cochamo, cuyo curso inferior estaba enteramente vírjen. Le siguió aguas arriba hasta dar con las señales de Christie e inconscientemente también con las de Valverde, quienes habian bajado a él en la mitad de su curso por el paso Christie. Confirmó los detalles del derrotero seguido por Valverde en su primera espedicion i siguió su viaje por el paso Valverde i el valle del afluente del rio Blanco descubierto por éste; le bautizó "rio de la Esperanza" por la halagüeña esperanza que prometia de que condujera por él el anhelado camino. La premura del tiempo le permitió solo llegar hasta su confluencia con el estero reconocido por Christie, el cual baja de una gran abra del Este. Me cupo la satisfaccion, a la vuelta del señor de Fischer de su importante esploracion, de ponerle al corriente sobre la macheteadura de Valverde i de la bibliografia de sus espediciones.
    Tanto Valverde como de Fischer en su marcha por el misterioso valle del rio de la Esperanza tenian el camino libre hácia el Baño descubierto por Menendez. Ademas tenian al Este una abra notable que conduce probablemente a un paso por el cordon que separa la hoya del rio Blanco de la del rio Manso. Es probable que haya sido por esta abra i en seguida por el valle del rio de la Esperanza que el baqueano del padre Guillelmo se haya internado desde Nahuelhuapi hasta el mismo baño i que, hallándose detenido allí por la angostura del rio Blanco, hubieran que emprenderse los largos i difíciles reconocimientos para hallar una salida espedita para Ralun.
    Las espediciones que acabamos de bosquejar i la esploracion de la 7.a Comision de Límites a que hemos aludido también, han dejado mui adelantada la solucion del lejendario problema del Vuriloche. Aunque no podamos pronunciarnos en este momento sobre su ubicacion definitiva, es mui probable que ella se consiga en el curso del próximo verano. No insistimos por ahora en analizar el estado actual de la cuestion, sino que preferimos retardar su discusion para la próxima ocasion, es decir hasta el segundo viaje, cuando Menendez se vuelva a ocupar de élla.
  77. Parece que Menendez mismo no tenia mucha esperanza en la esploracion de la quebrada del Sarjento, que habia encomendado a su colega Fr. Diego del Valle, por lo que no le tomaria de sorpresa su resultado negativo. Habiendo hecho cuatro tentativas frustradas de avance en otras tantas direcciones, sin lograr el paso por la Cordillera, se persuadió que habia que desistir por ahora, que el camino de Vuriloche se hallaba perdido i que para lo futuro quedaba solo el camino común por las Lagunas. El misterioso camino de Vuriloche mantuvo su fama de invencible ante los esfuerzos de un esplorador tan aguerrido como nuestro autor. Con todo vimos que se habria podido retirar airoso por haber quebrantado de hecho el encanto, penetrando al laberinto que guarnece el camino i levantando el velo del mítico baño entronizado en su centro. Desgraciadamente por no conocer la leyenda, no se apercibió de la importancia de su hallazgo, no estimándolo como una conquista suya ni aprovechándolo.
    La quebrada i laguna examinadas por el padre Valle permanecen desconocidas hasta la fecha; no tenemos a lo ménos ningún dato sobre su exámen en tiempo moderno.
    Se recibe la impresion que el resultado desfavorable de la esploracion de la quebrada citada dejó intimidado para siempre a este modesto religioso, porque esta es la única vez en los viajes en que acompañó a Menendez, que se adelantara para tomar en ellos una parte activa. Vemos sin embargo que el padre Valle se muestra en esta ocasion circunspecto en sus disposiciones, porque ordena que un resto de buenos víveres, que quedaban, se dejara en el campamento mas cercano para el uso de Menendez, quien habia quedado atrás, por si lo necesitara.
    La carta orijinal de Valle decia "dos gurupas de viscocho". Menendez, no creyendo sin duda, castizo este término, pretende correjir a Valle al reproducir la caria, sustituyéndola por "huallcapa". No anda mui feliz en esta rectificacion, porque las dos palabras significan lo mismo "zurron, bolsa"; "huallca" es palabra araucana; "gurupa", palabra usada hasta hoi en Chiloé, designa cierta clases de bolsas para guardar víveres. Son hechas de pieles de oveja o cabra con el pelo por afuera; tienen una forma cilíndrica mui cómoda para el trasporte, i conservan bien su contenido.
  78. "La playa" es para el autor la espresion típica del puerto de desembarque i embarque, siendo en este caso el de Ralun, donde se hallan las piraguas al cargo de su cuidador.
    Seguimos en la relacion de la vuelta a San Carlos la version impresa, por ser mas circunstanciada que la del manuscrito i por traer una relacion rica en detalles pequeños i de lectura agradable por su estilo natural i sencillo.
  79. Esta enfermedad, la disenteria, no es frecuente en Chiloé. No recuerdo haberla visto epidémica en el departamento de Calbuco. Sin embargo se presentan epidemias perniciosas de ella a distancia de años, como la que ocurrió entre los puelches en tiempo del padre Laguna, la que Menendez menciona aquí, otra en 1842, de que me dió razón mi antiguo amigo D. Juan Alvarez, que siguió inmediatamente a una desastrosa epidemia de escarlatina i fué mui perniciosa en el campo, i finalmente la que observé en 1859 en los departamentos de Llanquihue i Osorno. Mala alimentacion, el cambio de la temperatura en el otoño i la falta de abrigo parecen disponer a ella.
  80. Hemos identificado arriba "el cerro con torres de mogotones" como nuestro cerro Pilato. Acabamos de ver que el camino pasaba efectivamente por su pié.
    No deja de ser curioso que se haya conservado en la memoria de los vecinos de Calbuco el recuerdo del envidiado potrero de vacas, cuya posesion probó ser tan fatal a los misioneros jesuitas. Se ve que este potrero se hallaba a espaldas de la mision, en terrenos boscosos, resguardados por su situacion apartada contra una invasion de los indios de la pampa, a orillas del lago Mascardi que Menendez habia tenido a sus piés el 27 de febrero sin poder bajar a él. Según el descubrimiento ya aludido de la 7.a Comision chilena de límites el lago Mascardi forma la parte superior de la hoya del rio Manso, cuya parte inferior i media han sido esploradas por primera vez por el infatigable esplorador Dr. Steffen. Pues bien Steffen encontró [n 90] en la orilla de este rio en una parte que no se halla léjos del lago mencionado una "hacienda de animales lobos" i completamente aislados, de unas 200 cabezas. Los indios de la otra banda tenian ya ántes conocimiento de estas vacas alzadas. El cacique Foyel, el amigo de Cox i de Musters i el protejido de Moreno, un hombre intelijente i bien intencionado puesto que se proponia abrir una comunicacion con Chile, hizo en esta vecindad, tal vez en el mismo punto, un corral que es marcado por el señor Jorge Rohde en su mapa del año 1889. Juntando estos pormenores i acordándonos ademas que Menendez observó en su paso por la Cordillera "rastros de animales recien hechos" [n 91], lo que prueba que ya en el siglo pasado existian animales vacunos perdidos en esta rejion, no será quizas mui aventurado conjeturar que la hacienda de vacas silvestres del rio Manso sean descendientes de las que los padres jesuitas tuvieron en su potrero situado según la tradicion a orillas del lago Mascardi, es decir casi en el mismo lugar.
  81. Menendez, quien según se recordará habia salido de Castro, no volvió directamente al punto de su residencia, sino que se dirijió primero a San Cárlos. Este cambio que tuvo lugar por la primera vez, se impuso, sin duda, porque este puerto era ya de hecho la capital del Archipiélago i el asiento fijo de su gobernador, a quien tenia que dar cuenta de su comision.
  82. Sobre la laguna i el volcan de Pata véase nuestra discusion en la nota correspondiente al 1.° de febrero.
    El autor concluye aquí su informe oficial, "firmándolo en San Cárlos en veinte i uno de marzo de mil setecientos noventa i uno". Parece que este documento pasó al virei del Perú i se remitió a España, donde se guardó en el célebre Archivo de Indias en Sevilla. La copia que ha servido para su impresion es de propiedad del señor Barros Arana [n 92].
    El manuscrito nuestro trae, en cambio de la relacion circunstanciada de la vuelta, dos notas importantes, de las cuales una se refiere a un antecedente histórico i la otra se ocupa de los preparativos para la segunda espedicion. El autor suple por estas "notas" en parte la falta de antecedentes señalada en nuestra Introduccion i une al mismo tiempo por ellas los diferentes "diarios", formando de su conjunto una crónica de mérito sobresaliente. Confiamos que nuestro método de utilizar todo el material existente, reduciéndolo a un cuerpo, hallará la aprobacion del lector.
  83. Habiendo aludido ya muchas veces al padre Sejismundo Guell como el predecesor mas inmediato de Menendez, este nos dá aquí un resumen de sus trabajos para restablecer la antigua mision de Nahuelhuapi, siendo esta la única tentativa que hicieron los jesuitas después de su abandono por tantos años. Su relacion deja ante todo constancia del hecho inconmovible de que el padre Guell no alcanzó a llegar a Nahuelhuapi. Moraleda [n 93], quien habla también del viaje de Guell, se halla plenamente de acuerdo con Menendez en que no llegó a su destino por ninguno de los dos caminos.
    Vemos que la empresa fracasó esta vez por la falta de pericia de su director, pero es mas que probable que habria conseguido su objeto, si la violenta espatriacion de la Orden no hubiese anulado la segunda espedicion que se estaba preparando.
    La circunstancia que Guell estendió su esploracion mas allá del Cuartel antiguo hasta el rio Blanco aboga de alguna manera a favor de la direccion del camino de Vuriloche por aquel lado, puesto que debia llevar buenos informes de personas que habian alcanzado a andarle.
    Es curiosa la descripcion dada por Menendez del lugar en que estuvo alojado Guell en el rio Peulla, punto situado algo mas abajo del ventisquero, tal vez cerca del lago para tener el recurso de la pesca. Se puede inferir que los restos encontrados allí fueran de un asiento de pueblo de indios, que mantenian relaciones con los españoles de Chiloé que en tiempo del padre Laguna comerciaban por el paso con los indios de la otra banda [n 94]. Las chaquiras i rosarios, piezas de agasajo i adorno de algún valor, nos dan que pensar sin que sea posible adivinar el objeto que tuvieran en este lugar.
    El padre Guell encontró mas adelante el típico "derrumbo" o sea el ventisquero del rio Peulla, que se le presentó bajo el mismo aspecto como el ventisquero del rio Blanco a Menendez. Se pinta bien la honda impresion que este fenómeno desconocido produjera en su ánimo, contribuyendo a aumentar el desaliento que se habia apoderado de él. Esta apreciacion errónea del ventisquero como derrumbe, es decir como fenómeno accidental, debió inducirle a la creencia que su caida reciente haya cerrado el paso, por lo que el padre, mal informado por sus taladores aburridos, tuvo que desistir de su tentativa de llegar al lago. Es sensible que este esplorador no conociera ni la verdadera naturaleza del ventisquero ni la regla formulada arriba i observada por Menendez para hallar la entrada al paso.
    Hemos llamado ya ántes la atencion sobre la importancia del dato proporcionado por Menendez sobre la fecha de la memorable espulsion de los jesuitas en Chiloé, que no se conocia antes de fijo.
    Por fin la historia del viaje del padre Guell, relatada por Menendez según testimonios auténticos, nos lleva a la consideracion de un problema, que aunque no revista gran importancia no deja de ofrecer cierto interes a los que sigan con atencion el hilo de nuestra narracion.
    Nuestros lectores recordarán que los indios del Limai contaron a Villarino, que no hacia mucho los españoles habian bajado en barcos chicos por el rio, pero que habian tenido que volverse por habérseles hecho pedazos sus embarcaciones entre las piedras [n 95].
    Por otra parte el distinguido autor M. Martin de Moussy [n 96] refiere que en 1766 el Padre Güell fué a buscar la mision del padre Mascardi en los bosques del lago (Nahuelhuapi), hizo construir allí una embarcacion que se trasladó a la isla donde encontró vestijios evidentes de un antiguo establecimiento. Pero siendo mui débil su embarcacion para reconocer toda la superficie de aquella gran sábana de agua regresó a Valdivia.
    Parece que la combinacion de estos dos hechos forma la base de un episodio narrado por D. Estanislao Zeballos, que Guell, quien se propuso en 1766 visitar la mision de Nahuelhuapi, construyó canoas en el lago i descendió por el rio Limai "sobre cuyos saltos de piedra se despedazaron las débiles embarcaciones obligándole a regresar a Chile" [n 97]. Dado el caso que Guell hubiera llegado realmente al lago, la presuncion de Zeballos habria tenido algo de verosimil, bien que Martin de Moussy no hable de la navegacion del rio.
    D. Santiago J. Albarracin, en su hermosa obra ya citada, ensancha mas la conclusion de Zeballos, localizando el naufrajio del padre Guell en el gran rápido del Traful, es decir en el mismo en que zozobró D. Guillermo Cox [n 98].
    Sentimos que las combinaciones que preceden, aunque bien concebidas, no resistan al hecho efectivo que el padre Guell no llegó siquiera a Nahuelhuapi i ménos pudo haberse embarcado en el Limai.
    Con todo la mencion que Martin de Moussy hace del viaje del padre Guell, llama la atencion; parece que no ha consultado los manuscritos inéditos en 1860 de Menendez i Moraleda, ya por dar una relacion mui diferente; seria interesante saber pues, que fuente le haya servido para ella, porque no conocemos a ningun otro autor, fuera de los nombrados, que se ocupe del viaje en cuestion. Puede ser que algún autor arjentino nos pueda poner al corriente de la fuente, independiente de la nuestra, de que M. de Moussy haya tomado su version del viaje de Guell.
    Mientras tanto queda sin resolver el problema, quien haya sido aquel viajero que se haya aventurado el primero a descender embarcado por el rio Limai i a quien se refiere la tradicion de los indios trasmitida por Villarino. Entre tanto que carezcamos de mejores datos, podria aceptarse como presuncion medianamente fundada la de que esta tentativa se haya llevado a cabo en los primeros años de la Mision por los P. P. Laguna i Guillelmo. Vimos arriba que ellos hicieron en 1704 un reconocimiento jeneral i prolijo de los alrededores de Nahuelhuapi i especialmente una o mas escursiones por el lado del Limai [n 99].
  84. Al lado del monacillo Juan de Uribe del P. Nicolás Mascardi i del muchacho Manuel Barria, quien sirvió a Fr. Francisco Menendez de ayudante en sus funciones espirituales, tenemos aquí al capitán de milicias D. Francisco Silva, que cuando niño habia servido en igual calidad al padre Sejismundo Guell. Hemos visto arriba que estos jovencitos, despues de grandes, o se distinguieron o se hicieron útiles de alguna manera, sobretodo dando noticias de las esploraciones en que habian tomado parte i de los caminos que se habian vuelto a perder. No poseemos otros datos sobre este antiguo compañero del padre Guell.
  85. El carácter de síndico de los franciscanos demuestra que la persona nombrada ocupaba una posicion distinguida. Sabemos efectivamente que fué "elejido en abril de 1789 alcalde de primer voto de la ciudad de Castro, capital de la provincia de Chiloé" (Moraleda) [n 100]. Entendemos que una rama de su familia florece todavia en Castro i Lemui.

Subnotas
  1. "Anuario Hidrodr". t, XV, 1890. p. 15.
    En cuanto a nuestro manuscrito es orijinal e inédito i de puño i letra del autor.
    Esta segunda parte es mas estensa que a primera que ya conoce el lector; se distinque de esta por un arreglo mas minucioso, estando escritos con tinta roja los títulos de los diarios i las fechas diarias. Se conoce que el autor deseaba dar mas realce al contenido por este adorno. Esa tinta ha quedado mui pálida con el trascurso del tiempo, de modo que en parte es difícil descifrar las palabras.
  2. Véase este libro. t. I, p. 103.
  3. "Esploraciones Jeográficas e Hidrográficas," 1888 p. 257.
  4. Este libro t. I, p. 98 nota 3.
  5. Este libro t. I, p. 3, nota 1. Parece que el autor de aquel espiritual artículo de crónica fué D. Roman Vial, el ilustrado i benemérito cronista del "Mercurio", cuya muerte se deplora hace mas de un año.
  6. Vease su tercer viaje, dia 9 de marzo de 1793.
  7. Véase el capítulo "Fr. Fr. Menendez".
  8. Barros Arana, l. c. t. VI p. 437 nota.
  9. J. T. Medina, Literatura Colonial t. II p. 45.
  10. Moraleda l. c. p, 521.
  11. Geografía del Perú, Paris, 1862 p. 322.
  12. Anuario Hidrogr, 1883. p. 115.
  13. Anuario Hidr. ibid, p. 53.
  14. No sabemos si sea solo por ser San Miguel el patrono de la parroquia de Calbuco, os i son que el dia de este santo tenga alguna significacion mas en la historia del pueblo; sucede el hecho que se celebra todos los años víspera de San Miguel que en el dia 29 de setiemre. Ese dia al oscurecer se encienden fogatas en todo el estenso partido de Calbuco por toda la playa del golfo de Reloncaví i de sus numerosas islas. Como esos fuegos se prenden en los puntos mas distantes i algunos en alturas considerables, esta iluminacion produce una impresion agradable i casi májica.
  15. Moraleda, l. c. p. 193; Vidal Gormaz, Esplorac. de la costa de Llanquihue, 1871, p. 88. Véase sobre estos sucesos el importante informe del coronel Francisco del Campo. Claudio Gay, Historia. Documentos t. II p. 125.
  16. l. c. p. 486.
  17. "El Araucano" de 21 de julio de 1855: este libro t. I p 46.
  18. Moraleda, l. c. p. 271, 274.
  19. Moraleda, l. c. p. 474; Vidal Gormaz, Esplor. de Llanquihue 1871, p. 79; este libro t. II. 43.
  20. Dr. Cárlos Martin, Die Krankheiten im südlichen Chile, Berlin 1885, con un croquis de la isla.
  21. Anuario Hidr. 1883 p. 88 i Esploracion de la Costa de Llanquihue. E. S. 1871, p. 42.
  22. "Die Post" de Puerto Montt, de 18 de julio de 1890.
  23. G. Cox, Anales de la Univ. 1859, p. 683; Vidal Gormaz, ibid. 1871, t. II, p. 16-63, Anuario H. t. VIII, 1883, p. 89 i el magnífico mapa en gran escala del año 1870; Dr. steffen, Andes d. l. Univ, 1897, p. 433 (octubre).
  24. Fonck, Introduccion a la Orografia, Valparaiso, C. Niemeyer, 1893, p. 5, 7, 11, 28, 29 i 8.
    Es verdad que este testo contiene algunas apreciaciones erradas, debido no tanto a la manera de interpretar los hechos como a la falta del conocimiento de ellos.
    Al tiempo que salió esta publicacion (1893) no se poseian datos exactos sobre la configuracion de la Cordillera entre la falda Sur del Tronador i la hoya del rio Santa Cruz. Fiándome de lo observado personalmente en la falda Norte de este cerro, de la aseveracion (equivocada) de Menendez de que el alto cordon que atravesó por el paso de su nombre, divide las aguas, i de la descripcion correcta del Teniente Rogers i del señor Francisco P. Moreno en el paralelo 52° i en el Santa Cruz,—supuse que la configuracion del espacio intermedio fuese idéntica al tipo comun. Los descubrimientos posteiores han demostrado que la configuracion efectiva de casi todo este espacio es diferente, siendo que es igual a la observada ya antes en los de Lonquimai (rio Biobio) i Chapelco (rio Huauhum).
    Por otra parte, como habia apreciado correctamente la estructura de estos dos casos, hasta entonces escepcionales, mi error no ha afectado de ninguna manero los principios orográficos desarrollados en este testo, debiendo aplicarse los que rijen en los casos citados al trecho comprendido entre el Tronador i Santa Cruz o Aisen. No dudo pues que mi testo se podrá consultar aun ahora con provecho.
  25. Este libro t. I, p. 46.
  26. l. c. p. 55.
  27. t. VI p. 176.
  28. Anales d. l. Univ. 1896, agosto p. 186.
  29. El gobernador Ramirez, padre del valiente coronel D. Eleuterio Ramirez construyó en Melipulli (mas tarde Puerto Montt) la casa de primer asilo en que se hospedaban los colonos de LLanquihue a su llegada de Alemania.
  30. Anales d. l. Univ. 1869. t I, p. 405.
  31. Oberreuter se ofreció no solo a mí sino tambien al señor Vidal Gormaz de llevarnos por este camino al lago i rio que habia descubierto.
  32. Este libro t. II p. 104.
  33. Este rio aflnente del rio Petrohue por su ribera derecha, desciende del volcan Calbuco. Fué descubierto i bautizado por el señor Vidnl Gormaz; es diferente del rio del mismo nombre mencioando por Menendez i ya aludido arriba.
  34. Reconocimiento de la ensenada de Reloncaví, "El Ferrocarril" de 5 de julio de 1859 i "Anales" del mismo año.
    Agregaré todavia que apreciando debidamente la utilidad de los aguas de Petrohue, el señor Guillermo Cox i yo hemos solicitado y obtenido, hace años, la propiedad de ella. Por desgracia, habiéndonos alejado de las rejiones australes, no hemos podido emprender obras para habilitadas para su uso.
  35. Termas sulfurosas de Reloncaví, Anales. 1875, t. II p. 684. Informe de C. Julier anexo al informe de Francisco Vidal G. Esploracion de Llanquihue 1871. E. S, p. 118 i Anales.
  36. Moraleda, p. 477.
  37. "Festschrift zur v. Richthofen-Feier", Beitrüge zur Topographie v. LLanquihue, Berlin, 1893, p. 19.
  38. Esploracion de Llanquihue, l. c. p. 11.
  39. l. c. p. 481.
  40. Véase Fonck. Gletscherphänomene des wüdlichen. Chile, l. c.
  41. "Deutsche Nachrichten" de Valparaíso de 24 de octubre de 1883.
  42. Relaciones Históricas, La Ciudad encantada de los Césares p. 60.
  43. Sümpfe und Ñadis, Verhandl. d. Deutsch. Wissench. Vereins, 1809, E. S.; e. l. t. I. p. 60.
  44. Véase el Informe del Intendente interino D. Francisco Geisse, "El Araucano" del 21 de julio 1855.
    Despues de escritas las líneas anteriores, he tenido el sentimiento de saber que mi amigo D. Felipe Geisse, hombre activo i de índole robusta, ha muerto en los Vilos el 2 de diciembre de 1898. Con su fallecimiento ya quedan mui pocos sobrevivientes de los primeros esploradores de Nahuelhuapi.
  45. l. c. p. 479 y 485.
  46. Es un hecho realmente estraordinario y curioso para la ciencia etnográfica, que una ancla rústica de forma exactamente igual sea usada hasta hoi por los pescadores de la isla de Rügen en el mar Báltico. Puede ser que el sacho de Chiloé sea de oríjen español, como indica tambien su nombre en castellano. Véase "Die Gartenlaube", Leipzig, 1899 p. 369.
  47. Espedicion de Juan Ladrilleros, 1557, Gay. Documentos t II p. 91 y 96; Pedro Mariño de Lovera, 1578. Colecc. d. Historiadores t. VI p. 372. P. Diego de Rosales, l. c. t. I p. 105, 175. 224, 294 t. II p. 144; P. Olivarez. Historia Eclesiástica, p. 370: P. Joseph García, Navegacion dede Cailin en Murr Nachrichten, p. 542; Agüeros, Descripcion Historial; Moraleda, l. c. p. 346, 350, 355, 477, 517; Apéndice a la Relacion del Viaje de la "Santa Maria de la Cabeza", Madrid, 1793 p. 59: King and Fitzroy, Voyage of the Adventure and Beagle,t. II p. 197: Nota del Intendente de Chiloé D. José Ramon Lira, "El Araucano" del 5 de setiembre de 1849: Dr. C. Martin, "Zeitschrift für Ethnologie", Berlin, 1877 p. 326.
  48. Ignacio Domeyko, Anal. d. l. Univers. 1850, p. 145.
  49. "Actas del V.° Congreso de Hidrolojia, Climatolojia i Jeografia médica" de 1898 citadas por "Pharmaceutische Centralhalle" 1899 p. 370.
  50. Anuario Hidrogr. 1890 p. 17, 22, 32.
  51. Bernardo Philippi, Excursion nach dem grossen Landsec Quetrupe, Pata oder Llanquihue "Monatsbericthe über die Verhandlang, der Gesellschaft für Erdknnde zu Berlin", t. IV: 1843. p. 190, i "Die Post" de Puerto Montt de 12 de setiembre de 1896.
  52. Fonck, Die Bedeutung von Fr. W. Döll für die Erforschung des süell, Chile "Sudamerikanische Rundschau" octubre de 1893.
  53. Hemos esplicado en el mismo lugar el oríjen de los lagos por los ventisqueros.
  54. Espedicion al volcan de Osorno, con mapa, "Anales" 1852, p. 107.
  55. "San Clemente" es el nombre del volcan llamado "San Valentin" por las jeógrafos modernos desde la exploracion de D. Francisco Hudson (véase Fonck, Gletschorphünomene l. c.). Como Darwin i, sl recuerdo bien, tanbien Falkner designaron este cerro en sus mapas bajo el nombre San Clemente, creo que este nombre primitivo debe conservarse. Algunos jeógrafos, tomando nota de la existencia de los dos nombres, han colocado un poco mas al Norte otro cerro como el San Clemente. Dudo que existe o, si es que exista, será mui inferior al lejendario i grandioso volcan "San Clemente" de las viajeros antiguos.
    El cordon aludido de cerros mui altos, que se estiende del volcan San Clemente en direccion al S.E., ha sido observado recientemente (1899) por el Dr. steffen: parece que el último de ellos es el imponente cerro Cochrane.
  56. Camino de Bariloche, espedicion de D. Roberto Christie. "Diario Oficial" i "El Mercurio" del 27 i 28 de abril de 1883: este informe se limita a dar una idea jeneral sin detalles; no hemos podido consultar el croquis mencionado por Steffen. Daremos mas adelante la bibliografía de los viajes de D. Emilio Valverde.
  57. Logro la ocasion para agregar estos breves apuntes sobre el alerce a los mas estensos dados en e. l. t. I, p. 19.
    Comuniqué en junio de 1896 la regla señalada al distinguido botánico Dr. Cárlos Reiche junto con otros datos botánicos.
    La primera reseña auténtica i verdaderamente natural sobre el alerce debemos al ilustre Bernardo Philippi, véase su "Escursion" al lago Llanquihue en 1841 citada arriba.
    Tenemos que agregar las publicaciones mas recientes: Dr. C. Martin, Pflanzengeographisches aus Llanquihue und Chiloé, "Verhandlung. d. Deutschen wissensch. Vereius", Santiago 1898. t. III p. 507 i E. S.; Guillermo Frick, El cultivo del trigo, los árboles de Valdivia. Valdivia 1899.
    Bennett Dowler, The antiquity of the New World, "Chilian Times", 9 abril de 1892.
    No hemos referido arriba a la sublevacion de los indios de Chiloé provocada por la opresion ejercida sobre ellos para obligarlos al corte de alerce.
  58. He hallado, hace años, a espaldas de la ciudad de Puerto Montt i en algunas hijuelas de la Colonia del lago Llanquihue en medio del bosque vírjen, pequeños retazos de terreno desprovisto de árboles, que parecian datar de una época anterior de cultivo, tal vez de los antiguos Guañaucanos aludidos arriba. Estos claros de terreno abierto están caracterizados por algunas plantas que no se hallan en el bosque jeneral de Llanquihue, son: Senecio cymosus (Palpallen ?), Sphacele campanulata? una especie de Tupa con flor carmesí. Conjeturo que estas plantas, que crecen solo en terreno abierto, se han conservado en esos puntos desde el tiempo que estaa comarca fué abandonada por sus habitantes, o sea hace uno i medio a dos siglos. Es digno de notarse que no léjos de los puntos mencionados, a inmediaciones de la Punta de los Bajos, se hallan otros claros de terreno, bien circunscritos i de corta estension, en que tumbas indíjenas revelan, de una manera análoga pero mas positiva que las plantas en cuestion, la residencia de pobladores primitivos.
    He comunicado en 1896 al Dr. Cárlos Reiche algunas reflexiones mas sobre este particular.
  59. Vea este libro t. I, p. 34.
  60. Fonck, Breve noticia sobre varias aguas minerales de la Cordillera de Llanquihue. Anales d. l. Univ. 1869, t. I p. 405.
  61. (Fonck) Die neue Expedition nach dem Buriloche-Pass "Deutsche Nachrichten", de 13 de febrero de 1884.
    Fonck, Un paseo histórico al camino de Buriloche, "El Mercurio" de 25 de marzo de 1884.
  62. Oscar de Fischer, El Paso de Vuriloche, con un plano i un apéndice. Revista Militar de Chile, 1894, entrega de noviembre p. 280 i E. S.
  63. Véase Olivarez, l. c. p. 524 i e. l. t. II p. 86.
  64. Emilio Valverde, Comision Esploradora del paso de Bariloche, "La Patria" (Valparaiso), de 18 i 19 de junio de 1884.
    Emilio Valverde, El camino de Bariloche, Informe de la Comision Esploradora, "El Mercurio" de 28, 29 i 30 de mayo de 1885; "Revista de la Sociedad Jeográfica Argentina" 1885, p. 208 (copia).
    Jorge J. Rohde, El paso de Bariloche, Refutación a un documento chileno, Revista de la Sociedad Argent. ibid, p. 235, con un croquis.
    El Boquete Perez Rosales ¿Es el paso de Bariloche? (anónimo), "El Mercurio" de 7 de setiembre de 1885.
    Emilio Valverde, El paso de Bariloche es el boquete Perez Rosales, "El Mercurio" de 10 de setiembre de 1885.
  65. Tendremos el placer de ofrecer al lector íntegra una version inédita de ella al fin de nuestro libro.
  66. e. L t. I, p. 40.
  67. Vea el dia de ayer i e. 1, t I p. 38.
    En mi corto viaje por la Cordillera he reconocido solo una especie de "Fagus" (haya) que habita la rejion alpina, la F. antarctica. El Dr. Reiche ha observado que fuera de esta se halla en la misma rejion la Fagus pumilio (el Ñirre), descrita hace años por Poeppig, (Jeografia botánica de la Rejion del Rio Manso, 1898, Anal. i E. S.) No sé pues a cual de las dos especies se refiere la descripción de Menendez.
    Es interesante la observacion reciente del Dr. Steffen que en la rejion del río Cisne (45° L. S.) las dos especies se hallan bien separadas: "la F. antarctica forma una faja de monte bajo sumamente enredado mas abajo de los bosques altos i ralos de la F. Pumilio, distinguiéndose desde léjos el límite entre ambas formas de vejetacion" (Informe sumario sobre la espedicion esploradora del rio Cisne, 1898 p. 20 i 25).
  68. e. l. t. II p. 57.
  69. e. l. t I p. 59.
  70. Resien in Chile und Perú, t. I, p. 375.
  71. l. c. p. 595.
  72. Viaje de Estudio i Plano Topográfico. Anal d. l. Univers. 1893.
  73. "Petermanns Mittheilungen" 1894 p. 152.
    Este valle es diferente del valle del mismo nombre de Fischer, el cual desagua al rio Blanco (véase Fischer, "Paso de Vuriloche" p. 47). En la opinion primitiva de los señores Steffen i Fischer este valle iba del paso Barros Arana al rio Blanco.
  74. Este libro t. I. p. 65.
  75. La leyenda dice que Poncio Pilato, preso de los mas crueles remordimientos por su fallo injusto contra Nuestro Señor Jesu Cristo, anduvo corriendo las tierras i llegó a un pequeño lago de aspecto mui sombrio, situado al pié de los inmensos peñascos, pareados a torres, que forman la cúspide de este cerro; en su desesperacion se precipitó al lago, hallando en él su muerte.
    Tenemos aquí otro ejemplo que en los paises mas distantes i lo mismo que en la América del Sur, el jenio poético del pueblo es inspirado por los grandiosos cuadros de la naturaleza a la concepcion de hermosas leyendas.
  76. Francisco P. Moreno, Nahuelhuapi, enero 18 a 25 de 1880, de '"La Nacion" de Buenos Aires, "El Mercurio" de 18 de abril de 1883; Apuntes Preliminares, La Plata. 1897 p. 62.
  77. O. de Fischer. l. c. p. 37.
    El nombre "cerro de la Capilla", por no caber ya en el cerro Catedral o Pilato, se ha aplicado a otro cerro notable con picos agudos en la orilla del Nahuelhuapi; véase nuestro Plano.
  78. Reconocimiento de la ensenada de Reloncaví. Anal. d. l. Univ. 1869 p. 686.
  79. Jorge Rohde, El paso de Bariloche, "Boletín del Instituto Geogr. Argent", t. IV, 1883, p. 170. Steffen, Viaje de Estudio l. c. i Reiseskizzen aus den Cordilleren von Llanquihue, "Petermanns Mittheilungen" 1894 entrega 7. De Fischer, Paso de Vuriloche, l. c.; Moreno, Apuntes Preliminares i mapa según A. Schiörbeck.
  80. El viaje del señor Bertrand a las Rejiones Australes, "La Libertad Electoral", "El Mercurio" del 12 del abril de 1898.
  81. Véase la nota del 1.° de febrero de 1791.
  82. Esta variacion o desviacion del eje de la Cordillera de su direccion jeneral de Norte al Sur no es escepcional, aunque mas pronunciada que de costumbre; véase "Orografia" p. 41 i 91.
  83. Orografia, p. 63, 72.
  84. Fonck, Orografia p. 65.
  85. Orografia p. 39.
  86. Valverde, informe de la 1.a Espedicion, l. c., dia 8 de marzo.
  87. Fonck, carta a D. Emilio Valverde de 6 de enero de 1885.
  88. Valverde, Informe de la segunda Espedicion l. c.: "El rio seguido en la espedicion anterior i en donde dió término ésta—, se reconoció en esta última campaña tomando al NE. i echándose al Blanco, frente al estero en donde existen las aguas termales". Nos hemos referido a esta aclaracion al hablar del baño de Vuriloche.
  89. O. de Fischer, El Paso de Vuriloche, 1894 p. 31 i 48.
  90. "Anal. d. l. Univers". 1896, setiembre, p. 462.
  91. Véase el dia 26 de febrero de esta espedicion.
  92. "Anuario Hidrogr". 1890 p. 32.
  93. l. c. p. 480.
  94. Véase este libro t II p. 53.
  95. Véase este libro t. II p. 126.
  96. Description geographique et statistique de la Conféderation Argentine, París. Didot Freres, 3 t. 1860, citado por Alvaro Barros, Territorios Federales p. 262.
  97. La conquista de Quince mil Leguas. Buenos Aires, 2.a edicion, 1878 p. 67.
  98. Estudios generales sobre los rios Negro i lago Nahuelhuapi, Buenos Aires 1886 t. I p. 97, t. II p. 620.
  99. Este libro t. II p. 55.
  100. l. c. p. 244.