Virus, un mundo microscópico/Enfermedades virales y grandes epidemias
VIRALES Y
GRANDES EPIDEMIAS
Es una enfermedad altamente contagiosa causada por el virus de la variola o viruela, un virus envuelto, de apariencia alargada y que contiene ADN en su interior.
Durante el siglo XX, esta enfermedad fue responsable de alrededor de 500 millones de muertes.
El período de incubación puede llegar a ser de diecisiete días y los primeros síntomas son fiebre y fatiga. Una vez que aparece la primera, el virus se vuelve infeccioso. Luego de dos a tres días, surgen lesiones cutáneas que se llenan de fluido y posteriormente pus. El enfermo puede transmitir el virus hasta que desaparece la última lesión cutánea.
En la actualidad, no hay medicamentos conocidos para curar la viruela y la tasa de mortalidad en los infectados llega a ser de un 30 %, es posible prevenir la infección mediante la vacunación.
Oficialmente, la viruela se declaró erradicada en 1979. Los últimos casos conocidos se dieron en Somalia, en 1977, y en Inglaterra en 1978, donde el brote fue causado por un accidente de laboratorio.
Aún existen dos lugares en el mundo que tienen muestras del virus de la viruela con fines investigativos. Una de ellas se encuentra en el Centro para Control de Enfermedades de Atlanta, en Estados Unidos, la otra está en el Centro Estatal de Investigación de Virología y Biotecnología en Koltsovo, en Rusia, donde durante 2019 hubo una explosión que alarmó a la comunidad científica por el peligro ante la posibilidad de un nuevo brote de viruela.Esta enfermedad es altamente contagiosa. El agente que la produce es un virus de simetría helicoidal que está rodeado por una envoltura lipídica.
La transmisión es por vía respiratoria, a través de la tos o estornudos. Los síntomas más comunes, que aparecen luego de aproximadamente diez días de incubación, son tos, rinorrea y exantema.
El riesgo de contraer sarampión está asociado a complicaciones graves como ceguera, encefalitis, diarrea, infecciones del oído y neumonía y la única forma de prevenir efectivamente esta enfermedad es a través de la vacunación.
En la actualidad, a pesar de que la enfermedad estaba siendo erradicada, se han observado grandes brotes de sarampión. Uno de los más graves es el que se inició en octubre de 2018, en la ciudad de Nueva York, en Estados Unidos. Tanto así que, en abril de 2019, se declaró emergencia sanitaria por la cantidad de pacientes infectados.
Es una enfermedad altamente contagiosa, que afecta principalmente a niños y niñas. Su agente causal es un virus de estructura icosaédrica no envuelta, que en su interior presenta ARN.
Los síntomas iniciales son fiebre, cansancio, cefalea, vómitos, rigidez del cuello y dolores en las extremidades. En muy pocos casos, la enfermedad puede causar parálisis, y esta suele ser permanente.
El virus se propaga mayoritariamente mediante el contacto fecal-oral y, en personas infectadas, se aloja en la garganta y los intestinos. Actualmente, no existen medicamentos para curar la poliomielitis, sin embargo, la enfermedad es prevenible mediante la vacunación.
El agente etiológico de esta enfermedad es un virus de estructura alargada, con envoltura lipídica y ARN en su interior. El primer brote fue descubierto en 1976, en África y el último gran episodio de esta enfermedad se dio al este del mismo continente, entre 2014 y 2016.
El virus del ébola causa una enfermedad grave que puede ser fatal, con una tasa de mortalidad de entre 25 % a 90 %. El reservorio mejor conocido son los murciélagos de la fruta.
La enfermedad tiene un período de incubación de entre tres a veintiún días y progresa rápidamente. Entre los síntomas se describe la fiebre, fatiga, diarrea, anorexia, dolor abdominal, mialgia, vómitos, confusión y conjuntivitis.
No existe cura para esta enfermedad, sin embargo, un apropiado tratamiento de los síntomas incrementa la probabilidad de supervivencia. Actualmente, por la alta movilidad de las personas debido a la economía globalizada, se han reportado casos de ébola en Estados Unidos, España, Inglaterra y Noruega.
(VIH)
El virus de la inmunodeficiencia humana es un gran problema de salud a nivel global. El VIH presenta una estructura icosaédrica con envoltura lipídica, que encierra en su interior ARN como material genético. Se estima que, a fines de 2017, 36,9 millones de personas vivían con VIH en el mundo y, para el mismo año, 940 mil murieron por causas relacionadas al virus.
Este VIH ataca el sistema inmune y, a medida que mueren las células inmunes, la persona infectada se vuelve inmunodeficiente (SIDA). La etapa más grave de la enfermedad, denominada síndrome de inmunodeficiencia adquirida, puede tardar en desarrollarse entre dos a doce años post infección, dependiendo del individuo y la agresividad del virus.
La inmunodeficiencia incrementa la susceptibilidad del paciente a todo tipo de infecciones, cáncer y otro tipo de enfermedades que no afectan a individuos con un sistema inmune saludable.
Durante la conquista de América, no solo el armamento avanzado ayudó a los invasores a dominar a los pueblos indígenas. El 95 % de la población total de América murió en los primeros 130 años después de la llegada de Colón, debido a las distintas enfermedades que traían consigo los europeos, cifra en la que concuerdan distintos expertos.
Aunque un simple resfrío era mortal para los nativos americanos, fueros las grandes epidemias las que diezmaron a la población.
Entre 1518 y 1519 se desató una epidemia de viruela en Santo Domingo (República Dominicana) que eliminó a la población local. Hernán Cortés y sus hombres la introdujeron en México, en 1525, y luego se diseminó hacia el sur, hasta llegar a Perú, donde causó la muerte de la mitad del pueblo inca. Tras esta epidemia, le siguieron otras. Entre 1530 y 1531 apareció el sarampión, luego, en 1546, el tifus, y la gripe en 1558.
Este virus posee un genoma segmentado de ocho fragmentos de ARN, recubierto por una cápside esférica y una envoltura lipídica. Su genoma fragmentado lo hace altamente recombinante o variable, cuando dos o más virus infectan una misma célula.
Existen cuatro tipos conocidos de influenza: tipo A, tipo B, tipo C y tipo D. El virus de influenza tipo A y B están asociados a epidemias estacionales de la infección. El tipo C causa enfermedades respiratorias leves y no se cree que pueda causar epidemias de influenza. Por otro lado, el tipo D afecta ganado y se estima que no podría causar enfermedad en humanos.
La influenza tipo A se divide en diferentes subtipos y esto se debe a la variabilidad que causa el reordenamiento de los segmentos de su genoma cuando infectan un hospedero. En la actualidad, los subtipos A (H1N1) y A (H3N2) son los que causan epidemias estacionales de influenza. No obstante, por ejemplo, en 2009, una variante de H1N1 causó una pandemia y ahora esa variante es común y genera cuadros clásicos de influenza estacional.
A diferencia de un resfrío común, la influenza causa un cuadro más intenso, que se inicia con fiebre alta, junto con cansancio y debilidad. También es común la rinorrea, dolor al tragar y la tos. Todos estos síntomas pueden durar más de una semana.
La enfermedad se alivia de forma espontánea, pero pueden aparecer cuadros más severos, en los que es necesario usar antivirales para tratar la infección.
Para evitar la propagación de la enfermedad, es recomendable guardar reposo mientras se presenten los síntomas.
A pesar de conocerse como gripe española, se cree que los primeros casos de influenza tipo A, subtipo H1N1 se registraron en Estados Unidos, durante el último año de la Primera Guerra Mundial. La sintomatología incluía fiebre, insuficiencia respiratoria, vómitos y sangrado nasal, por lo que, finalmente, los infectados morían ahogados en sus propios fluidos.
En abril de 1918, tropas de soldados estadounidenses desembarcaron en Europa, llevando consigo el virus. Gracias a la guerra, las trincheras y los campamentos se volvieron el hábitat natural del virus. Hoy en día, se estima que este virus infectó a más de un tercio de la población mundial y que murieron entre 50 y 100 millones de personas entre 1918 y 1919. Posteriormente, en 1957, un nuevo brote, ahora en Asia oriental, causó entre uno y dos millones de muertes y, en 1968, un nuevo tipo de gripe se declaró en Hong Kong y produjo entre uno y cuatro millones de víctimas. La epidemia más reciente de gripe, denominada «gripe porcina», afectó al mundo en 2009.
(Síndrome Respiratorio Agudo y Grave, SARS)
El virus que causa esta enfermedad es denominado coronavirus asociado a SARS (en inglés, Severe Acute Respiratory Syndrome), presenta ARN cubierto por una cápside icosaédrica y una envoltura lipídica.
El síndrome es una enfermedad respiratoria viral cuyo síntoma inicial es fiebre alta, luego dolor de cabeza y dolor muscular. Si bien el cuadro inicial es una infección respiratoria leve, la mayoría de los pacientes contrae neumonía. Se cree que el contagio se produce por contacto cercano con personas infectadas con el virus.
La primera vez que se informó de esta enfermedad fue en Asia, en febrero de 2003, y rápidamente se convirtió en un brote global.
(COVID-19)
En diciembre de 2019, un brote de un nuevo coronavirus en Wuhan (China), que posteriormente fue denominado SARS-CoV-2, alertó a las autoridades sanitarias, quienes decidieron cancelar vuelos y trenes desde y hacia la ciudad y la suspensión del transporte público. Sin embargo, estas medidas no frenaron la propagación del virus que se extendió a distintos países asiáticos como Tailandia, Corea del Sur y Japón, y también a Europa, con casos confirmados en Francia, Italia, Alemania, España, entre otros países. En América se han reportado casos tanto en Norteamérica (Canadá, Estados Unidos y México) como en casi todos los países de Sudamérica (Ecuador, Argentina, Brasil y Chile). Esto llevó a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara al SARS-CoV-2 como una pandemia.
Se cree que el SARS-CoV-2 es un virus con envoltura y material genético tipo ARN, que se originó en un mercado local de Wuhan, donde se venden animales vivos que podrían haber sido los transmisores de la enfermedad, ya que este virus en particular no causaba enfermedad en humanos.
El tiempo de incubación es de días y el cuadro clínico es conocido como la «neumonía de Wuhan» o COVID-19, que se caracteriza por manifestarse como una infección respiratoria aguda, cuyos principales síntomas son fiebre, dificultad para respirar, dolor muscular y tos seca. Sin embargo, presenta una tasa de mortalidad de cerca del 4% ―con un grupo de riesgo en personas mayores de 60 años y enfermos crónicos―, por lo que no causa una enfermedad tan grave como, por ejemplo, el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS).