Voces chilenas de los reinos animal y vegetal/D
Daudá. f. (Flaveria contrayerba).
«Planta anual, de treinta o sesenta centímetros de alto, enteramente lampiña, con hojas opuestas, lanceoladas, trinervias; cabezuelas reunidas en pequeños corimbos compactos de tres a cinco florecillas tubulosas, amarillas; invólucro de tres a cuatro hojuelas. Bastante común en Chile, sirve, principalmente para teñir de amarillo. En medicina se la usa como un ligero estimulante en los casos de digestiones perezosas, y como emenagoga.» Philippi.
Proviene del araucano daldal, en cuya forma la empleó ya el P. Rosales.
Lenz, n. 494, y Román, que advierte que se parece a la española contrahierba y al eupatorio.
Dengue, m. (Mirabilis jalapa).
Planta que se cultiva en los jardines, y da comunmente flores rojas y con las cuales refregándolas en las mejillas se pintan las campesinas; de sus semillas, sacadas la corteza, hacen también un aceite de color blanco: ¡útilísima, como se ve, para el tocador barato...!
Descríbela Gay: «Planta herbácea, vivaz, con tallo de como dos pies de alto, nodoso, ramoso, erguido, glabro o muy velloso. Hojas opuestas, pecioladas, ovaladas, acuminadas, a veces algo carnosas, obtusas por la base o subcordiformes, muy agudas en la punta, enteras, glabras o apenas pestañosas en sus contornos, de una a cuatro pulgadas de largo, sin incluir el pecíolo, que mide seis a doce líneas. Flores cortamente pedunculadas, reunidas de tres a seis en fascículos terminales. Perigonio tubuloso-campanulado, de como una pulgada de largo, purpúreo, amarillo o blanco sin olor.» Flor de esta planta, añade Román.
Debe proceder de la misma voz castellana dengue, aplicada a la flor, y de ahí a la planta, por la facilidad con que se mar chita.
Dicha, f. (Soliva sessilis).
Llevan el nombre de dicha varias yerbas con hojas y frutos espiuosos. Philippi describe así la especie que apuntamos: «Planta anual muy pequeña, con hojas pinatífidas, lóbulos triaquinquelobados, lacinias lineares, con cabezuelas axilares sésiles. Muy común en Chile. Es singular porque su estilo es persistente y se vuelve leñoso y punzante. No tiene vilano.» Hizo ya de ella mención Rosales: «Otra yerba llamada dichalahuén (por yerro de imprenta laquén) es buena para estancar las cámaras de sangre, cocidas sus raíces en agua».
Procede el nombre del araucano dichon o dùchon, ensartar omo con lanza, y de ahí dùcho, achupalla, según Febrés.
Lenz, n. 501, que registra también el diminutivo dichillo, aplicado a varias umbelíferas con hojas o frutos punzantes. Román cree que el nombre puede ya figurar en el Diccionario, así como también dichillo.
Dihueñe. m.
Del araucano dihueñ, hongo parásito de los robles, en cuya acepción es de uso general en Chile. Es, propiamente, el hongo que se cría en aquellos árboles, que es comestible y de que los indios fabrican también cierta especie de chicha.
«El roble, dice Rosales, es árbol alto, copado, que lleva una fruta que llaman diguen, de el tamaño de un puño, sin hueso ninguno, toda ella esponjada y los poros llenos de un licor dulce como almíbar, con que la fruta parece un buñuelo natural; su color es entre blanco y amarillo.» «Sobre sus ramas tiernas [las del roble] se forman ciertas excrecencias, que llaman dihueñes, blanco-rojas, al principio todas lisas, y después forman hojas amarillas cuasi redondas, en cuyo estado es común encontrar dentro un gusano. Estos dihueñes llegan a tener más de una pulgada de diámetro, son dulces y delicados... y los comen con delicia los campesinos. Tienen tantos en una rama que cuasi forman un racimo.» Gómez de Vidaurre.
Lenz, n. 503, y Román, II, p. 148.
Adviértase que el hongo que nace en los colihues es tambien comestible, pero que en araucano se llama changle.
Diuca, f. (Fringilla diuca).
«La diuca canta con grande armonía al primer albor del día...» Córdoba y Figueroa. «...la diuca, su canto es delicioso, especialmente al amanecer, viviendo alrededor de las casas, al modo que los gorriones, cuyas propiedades tiene.» Molina. «La diuca, ave de color celeste, poco mayor que un jilguero, cauta al comenzar el día...» Olivares. Hallase asimismo en Alcedo, y don Andrés Bello la incorporó al lenguaje poético en su Oda al 18 de Septiembre.
¡Día feliz! cuando asomó la aurora
sobre la agigantada
cabeza de los Andes, y la diuca
te canta la alborada.
Voz de procedencia araucana, que en su aumentativo castellano diucón se aplica también a un pajarillo que se parece mucho a la diuca y es un poco más grande (Taenioptera pyrope).
Lenz, n. 506, y Román, que trascribe íntegra la descripción de esta avecilla que trae Gay; «para que la Academia, dice, se forme idea cabal de este pajarillo y admita su nombre en el Diccionario» bastará con bosquejar aquí: de color gris apizarrado, barba y garganta blancas, con una lista longitudinal del mismo color por medio del vientre hasta las cubiertas inferiores de la cola, llameadas de bermejo. Mide siete pulgadas.
Doca. f. (Mesembrianthemum chilense).
Planta de la familia de las aizoaceas, que crece en los arenales de la costa desde Coquimbo hasta Valdivia, y cuyos frutos son comestibles, aunque un tanto purgantes; tienen gusto a grosellas.
Lenz, n. 507, considera esta voz de etimología a todas luces araucana. Román cree que bien puede ser gallego, la dióica de Cuveiro. Véase doka en el Diccionario del P. Augusta.
Dormilón, m. (Muscisaxicola macloriana).
Nombre de una avecilla muy abundante en Chile, y cuya área de habitación se extiende desde Magallanes hasta el Perú. Se la halla también en las Islas Malvinas. Derívase, probablemente, su nombre vulgar de la actitud tranquila en que suele permanecer por algún tiempo cuando se la observa.
Este pajarillo chileno pertenece a la familia de los Tiránidos; su cuerpo, de cerca de 17 centímetros de largo, es de color ceniciento bruno; tiene el pico relativamente delgado y un poco más corto que la cabeza, la cola larga, que mantiene en continuo movimiento, y las alas con la primera y segunda remigias mucho mas prolongadas que las otras. Se le encuentra en los sitios húmedos, y fabrica su nido entre las hierbas altas.