...En ese momento todo era confusion i movimiento, apenas nos podiamos tener en los bancos: a grandes voces nos animabamos mútuamente: algunos instantes mas i escapabamos pero ¡o desgracia! de repente, el bote esperimentó un violento choque, el agua entró por el fondo i en un espacio de tiempo inapreciable nos alcanzó a la cintura, mandé que se continuase bogando para tratar de dirijirnos a la orilla, pero ya el agua hacia flotar los remos sacándolos de los toletes. En el mismo momento, una gruesa marejada toma el bote de costado, i lo da vuelta poniendo la quilla al aire. Yo tenia mi salva-vida a la cintura pero viendo otra a mi lado, la cojí, i junto con Lenglier i el marinero Vera, que nos hallabamos en el lado opuesto al de donde vino la marejada, fuimos cubiertos i sumirjidos bajo del bote: fuime apique; la salva-vida me hizo subir, pero senti que mi cabeza topaba en los bancos de la chalupa, no podia respirar, hago esfuerzos para safarme i no lo consigo: sofocado i desesperado sin comprender mi situacion, ya me sentia ahogar, cuando un ruido de espuma hirió mis oídos; me sentí jirar violentamente dos o tres veces, toqué el fondo i sali a la superficie...
Portada
Ir a la navegación
Ir a la búsqueda
Últimos textos
Efeméride

Novelas y fantasías (1888)
por Roberto PayróLas literatas (1865)
por Rosalía de CastroLieders (1858)
por Rosalía de CastroEl Domingo de Ramos (1881)
por Rosalía de CastroEl primer loco (1881)
por Rosalía de CastroFlavio (1861)
por Rosalía de Castro
Sucesos de las islas Filipinas (1890),
por Antonio de Morga
Edición anotada por José RizalViajes de Fray Francisco Menéndez a Nahuelhuapi (1900),
por Francisco Menéndez
Editado y con extensas notas por Francisco FonckLa gruta del silencio (1913),
por Vicente HuidobroLos espejos (1896),
por Ángel de EstradaMundo de siete pozos (1935),
por Alfonsina StorniViajes de Fray Francisco Menéndez a la cordillera (1896),
por Francisco Menéndez
Editado y con extensas notas de Francisco FonckJuegos de bolitas (1912),
por Maximiano FloresFibras (1895),
por Alberto GhiraldoCarlo Lanza (1893),
por Eduardo Gutiérrez
