Historia general del Perú, o Comentarios reales de los incas (Tomo I)/Capítulo XL

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época

CAPITULO XL.

Los decuriones daban cuenta de los que nacian y morian.


Volviendo á los caporales ó decuriones decimos, que demas de los dos oficios que hacian de protector y fiscal, tenian cuidado de dar cuenta á sus superiores de grado en grado de los que morian y nacian cada mes de ambos sexos, y por consiguiente al fin de cada año se la daban al rey de los que habian muerto y nacido en aquel año, y de los que habian ido á la guerra y muerto en ella. La misma ley y orden habia en la guerra de los cabos de esquadra, alfereces, capitanes y maeses de campo, y el general, subiendo de grado en grado, hacian los mismos oficios de acusador y protector con sus soldados; y de aquí nacía andar tan ajustados en la mayor furia de la guerra, como en la tranquilidad de la paz, y en medio de la corte. Nunca permitieron saquear los pueblos que ganaban, aunque los ganasen por fuerza de armas. Decían los Indios, que por el mucho cuidado que habia de castigar los primeros delitos se escusaban los segundos y terceros, y los infinitos que en cada república se hacian, donde no habia diligencia de arrancar la mala yerba en asomando á nacer, y que no era buen gobierno ni deseo de atajar males aguardar que hubiese quejosos para castigar los malhechores, que muchos ofendidos no querian quejarse por no publicar sus infamias, y que aguardaban á vengarse por sus manos, de lo qual nacian grandes escandalos en la república, los quales se escusaban con velar la justicia sobre cada vecino, y castigar los delitos de oficio sin guardar parte quejosa.

Llamaban á estos decuriones por el numero de sus decurias: á los primeros llamaban chunca camayu y que quiere decir el que tiene cargo de diez. Nombre compuesto de chunca, que es diez, y de camayu el que tiene cargo, y por el semejante con los demas números, que por escusar prolixidad no los decimos en la misma lengna, que para los curiosos fuera cosa agradable ver dos y tres números propuestos con el nombre camayu, el qual nombre sirve tambien en otras muchas significaciones, recibiendo composicion con otro nombre ó verbo que signifique de qué es el cargo, y el mismo nombre chunca camayu en otra significacion quiere decir perpetuo tahur, el que trae los naypes en la capilla de la capa, como dice el refran: porque llaman chunca á cualquier juego, porque todos se cuentan por números, y porque todos los números van á parar al deceno: tomaron el número diez por el juego, y para decir juguemos, dicen chuncasum, que en rigor de propia significacion podria decir contemos por dieces ó por números, que es jugar. Esto he dicho para que se vea en quan diversas significaciones se sirven aquellos Indios de un mismo vocablo; por lo qual es muy dificultoso alcanzar de raiz las propiedades de aquel lenguage.

Por la via de estos decuriones sabia el Inca, sus vireyes y gobernadores de cada provincia y reyno quantos vasallos habia en cada pueblo, para repartir sin agravio las contribuciones de las obras públicas, que en comun estaban obligados a hacer por sus provincias, como puentes, caminos, calzadas, los edificios reales y otros servicios semejantes; y tambien para enviar gente á la guerra, así soldados como bagageros. Si alguno se volvia de la guerra sin licencia, lo acusaba su capitan ó su alferez ó su cabo de esquadra, y en su pueblo su decurion, y era castigado con pena de muerte por la traycion y alevosia de haber desamparado en la guerra a sus compañeros y parientes, y á su capitan, y ultimamente al Inca ó al general que representaba su persona. Para otro efecto sin el de las contribuciones y el repartimiento de la gente de guerra, mandaba el Inca que se supiese cada año el número de los vasallos que de todas edades habia en cada provincia y en cada pueblo, y que tambien se supiese la esterilidad ó abundancia de la tal provincia, lo qual era para que estuviese sabida y prevenida la cantidad de bastimento que era menester para socorrerlos en años esteriles y faltos de cosecha; y tambien para saber la cantidad de lana y de algodon necesaria para darles de vestir a sus tiempos, como en otra parte dirémos. Todo lo qual mandaba el Inca que estuviese sabido y prevenido para quando fuese menester, porque no hubiese dilacion en el socorro de los vasallos quando tuviesen necesidad. Por este cuidado tan anticipado que los Incas en el beneficio de sus vasallos tenian, dice muchas veces el P. Blas Valera, que en ninguna manera los debian llamar reyes, sino muy prudentes y diligentes tutores de pupilos; y los Indios, por decirlo todo en una palabra, les llamaban amador de pobres.

Para que los gobernadores y jueces no se descuidasen en sus oficios, ni qualesquiera otros ministros menores, ni los de la hacienda del sol ó del Inca en los suyos, habia veedores y pesquisidores que de secreto andaban en sus distritos, viendo ó pesquisando lo que mal hacian los tales oficiales, y daban cuenta de ello a los superiores a quien tocaba el castigo de sus inferiores para que lo castigasen. Llamabanse tucuyricoc, que quiere decir el que lo mira todo. Estos oficiales, y qualesquiera otros que tocaban al gobierno de la republica, ó al ministerio de la hacienda real ó qualquiera otro ministerio, todos eran subordinados de mayores a menores, porque nadie se descuidase en su oficio. Qualquiera juez ó gobernador, ú otro ministro inferior que se hallase no haber guardado justicia en su judicatura, ó que hubiese hecho qualquiera otro delito, era castigado mas rigurosamente que qualquiera otro comun en igual delito, y tanto mas rigurosamente, quanto mas superior era su ministerio; porque decian, que no se podia sufrir que el que habia sido escogido para hacer justicia hiciese maldad, ni que hiciese delitos el que estaba puesto para castigarlos: que era ofender al sol y al Inca que le habia elegido para que fuese mejor que todos sus subditos.