Instrucciones a los mayordomos de estancias/Capítulo III

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​Instrucciones a los mayordomos de estancias​ (1942) de Juan Manuel de Rosas
Capítulo III. Especie Vacuna
CAPITULO III
ESPECIE VACUNA

Sumario. — Recogidas. — Vacas recién paridas. — Animales muertos. — Bichos. — Rondas. — Parición del ganado, — Señales de las haciendas vacunas y de los terneros. — Marcaciones. — Marca y modo de usarla. — Capa. — Pastoreos. — Vacas lecheras —Bueyes.

Recogidas. — Al recoger no debe gritar la gente ni alborotar los ganados. Estos deben recogerse por la tarde desde Octubre hasta Febrero y rondarse. Desde Marzo hasta Noviembre, deben recogerse por la mañana y atajarse dos horas.

Los capataces deben entrar por entre los rodeos, luego que estén parados, para ver si echan menos algo y procurar conocer las haciendas. Deben igualmente al salir a recoger, no venir junto con los recogedores, sino por el campo lejos hasta los últimos de él, a ver si han dejado algo y cómo han dado la vuelta. Un día será a un lado y otro día a otro, y otras ocasiones irán dos días seguidos

a un mismo lugar. Otro día procurarán dar la vuelta pronto, casi con los recogedores y venirse con ellos, a ver si notan algunos defectos en los recogedores al arrear la hacienda.

Vacas recien paridas. — Las vacas recién paridas deben quedar en el campo al recoger, hasta que se les endurezcan los terneritos, en cuyo caso ya deben venir al rodeo. Debe cuidarse que no queden en el campo otros animales que no sean vacas recién paridas. Si al venir arreando el ganado o al estar en el rodeo, porfía alguna vaca, o quiere salir, y está tetona y balando, es señal que ha dejado la cría escondida, y por esto debe dejársela salir para que vaya en busca del hijo, que si no va su madre corre riesgo de perderse.

Animales muertos. — Los recogedores deben tener especiales encargos para que avisen de cualquier animal muerto que vean en el campo, y siempre deben llevar los cuchillos afilados para sacarles el cuero. Cuando el ganado está pesado y la gente poca para recoger, se sacarán los cueros después de la recogida. Si algún animal se hincha del trébol, debe cuidarse de correrlo, y si esto no basta y se nota que el animal está en peligro de morir, entonces se le pincha con un cuchillo bien puntiagudo en la panza, frente al vacío.

Bichos. - Los recogedores, al venir recogiendo, deben matar todos los bichos que vean, siempre que esto pueda hacerse conciliando la matanza con la recogida del ganado.

Los bichos que se matarán son: tigres, leones, zorros, cimarrones, zorrinos y peludos.

Rondas. — Ya se ha dicho cuándo deben empezar y cuándo deben acabar. El rondador dormirá de día y velará de noche. El capataz cuidará de bombearlo de cuando en cuando, unas veces a una hora y otras a otra. De madrugada, al salir el capataz al campo, debe observar si hay hacienda que se haya escapado de la ronda. Si estando rondando, alguna vaca parida quiere salir del rodeo en busca del hijo, que se lo haya dejado escondido, debe el rondador dejarla salir.

Paricion del ganado. - Durante la fuerza de laparición del ganado debe haber grande, escrupuloso, formal y delicado cuidado en que no se arree, al recoger, vaca que esté recién parida o por parir; y toda vaca que, ya sea al arrear o venir arreando el ganado, ya sea al estar el rodeo parado, quiera salirse en busca del ternero, o en busca de comodidad para parir, debe dejarse salir. En esto debe haber el más grande de los cuidados, porque en esto consisten las ventajas de una estancia: en el cuidado de las pariciones. Todo lo que queda encargado de la parición y vacas paridas, debe encargarlo con frecuencia el capataz a los recogedores, y además castigar al que incurriese en la falta del debido cumplimiento.

Si la fuerza de la parición viniese antes del tiempo de poner los ganados a ronda, puede entonces ser conveniente repuntar por la mañana, y a la tarde no recoger. Pero si se nota que de esto resulta que el ganado traspasa los terrenos, y que carnina mucho por causa de las sabandijas, entonces se recogerá. El rondador tiene en verano dos objetos: el uno evitar un desparramo por causa de la sabandija, y el otro que el ganado no traspase los terrenos o se mesmre con ganados ajenos al bajar al agua.

Por ello, si en los meses que debe estar a ronda se nota que no hay sabandija que haga caminar el ganado, y que éste, en efecto, no camine, entonces durante la parición puede repuntarse dos veces al día. Pero repito que en el momento de haber mucha sabandija, o de observarse que el ganado camina, debe rondarse. En el caso de que durante la fuerza de la parición se está repuntando, debe sin embargo echarse al rodeo cada ocho días, para señalar todo lo que no se hubiese señalado en los ocho días de repunte, y así seguir recogiendo y señalando cada ocho días.

Señales de las haciendas vacunas y de los terneros. — Es tan importantes que es por demás decirlo. Al efecto debe cuidarse de que no haya animales sin señal a no ser que fuere por causa del tiempo, por ser estación de gusanera; pero cuando esta plaga no lo impida, las haciendas deben estar señaladas. Los temeros se señalarán cortándoles a la mitad la oreja del lado de enlazar y valteándolos la del montar. La volteada de la oreja debe ser con mucho cuidado a fin de que no quede pendiente de poco cuero, porque si queda así, después se la cortan al rascarse los animales. Las campanillas se dejan para echárselas al marcarlos. Debe llevarse una tarja de todo lo que se señale, aparte los machos y aparte las hembras.

Al señalar, debe cuidarse del modo más escrupuloso de que no se señale algún ternero ajeno, puesto que para hacer la señal debe mirarse al enlazar el ternero si éste sigue a la madre; y estando seguro que ésta es de la hacienda, entonces se señalará. Luego que los temeros estén duritos y en estado de poderse señalar, entonces se hará la señal enlazando a lacito corto y si es posible de manganeta. Si en el rodeo hubiera algunos animales con las campanillas mal hechas, se enlazarán y se les harán bien hechas; para esto es preciso que diste una campanilla de otra una cuarta, y que de largo diste otra cuarta. Si al hacerlas no se toma el suficiente grueso, entonces se secan, se arrugan y quedan malas, resultando de esto que se pierde el trabajo y por esto es necesario mucho cuidado. Al hacer las campanillas, debe cuidarse de examinar del modo más escrupuloso, si en alguna parte hay señal igual, y si la hay, debe avisárseme en la primera ocasión.

Marcaciones. — Deben hacerse una vez al año. Al marcar debe cuidarse que la marca queme bien y parejo y de ningún modo se dejará animal mal quemado. La marca, todo animal la llevará en el lado de montar. La oreja volteada debe ser la del lado de montar, y la del enlazar reyuna. Las vacas llevarán la marca en la anca, y lo mismo las yeguas y burros. Sólo los machos caballunos la llevarán en la pierna; pero todos en el lado de montar. El marcador debe ser uno, destinado tan sólo para recibir el hierro y marcar, y de ningún modo andará la marca en varias manos, y aún sobre el proceder de éste debe velar el que manda. El señalador debe ser también uno, y si uno es poco se pondrán dos; pero de ningún modo habrá más señaladores que los precisos, y si uno solo da abasto, es mucho mejor que ande uno solo y no dos. Sobre el modo de echar las campanillas y la señal, ya he explicado.

Sobre el cuidado de apartar, para que no se aguachen terneros, y sobre el orden en los demás pormenores necesarios de observarse en una marcación, me excuso hablar, porque ya son bien sabidos, y porque la necesidad de su observación es tan conocida como precisa. Deben llevarse dos tarjas, una de las hembras y otra de los machos.

La marca y modo de usarla. — Cuando se marca, la marca debe mojarse en el agua tantas veces se ponga al fuego. Es decir, que se saca una marca del fuego, se marca con ella, y antes de volverla a poner en el fuego debe mojarse.

Capa. — Al marcar se capará todo macho, excepto los que deben quedar cojudos para padres que serán el veinte por ciento de los que se marquen. Es decir, que si se hierran quinientas cabezas, deben quedar cien toros; si se hierran mil, deben quedar doscientos toros; si se hierran tres mil, quedarán seiscientos; todo lo demás se capará conforme se vaya marcando, para que el trabajo salga mejor hecho. Lo mejor, creo, será apartar los toros más aparentes y marcarlos; para esto lo que se hace es tantear la marcación, que ya debe poco más o menos saberse por las tarjas de la señalada, y con concepto a esto se hace el aparte y marcación de los toros, y luego se largarán en el rodeo. En seguida se procederá ya a marcar y capar todo lo que queda en el rodeo. Para capar los toros se les pegará el tajo de abajo, cosa que puedan desangrar bien. De ningún modo se le pegarán los tajos atravesados. En defecto del tajo en la punta, se les cortará más bien la puntita de las bolsas, pero el tajo en la punta es mejor.

Las condiciones que deben tener los toros para padres son: que no sean de un huevo: el que salga de un huevo se capará, sacándole el que queda escondido en la verija. Que sean corpulentos y crecidos, y que no sean bravos ni emperrados para salir del rodeo. Si al apartar sale alguno bravo o emperrado, o mañero, se dajará y no se echará para toro. Todo toro blanco, barsino o chorreado será preferido para padre en el aparte que se haga para los que deben quedar toros. Si al marcar hay que hacerlo en algunos animales que no estuviesen señalados, debe cuidarse mucho y del modo más exacto y delicado de no marcar algún ternero ajeno. En las marcaciones caballunas debe haber el mismo cuidado.

Pastoreos. — Si hay algún pastoreo debe largarse a la madrugada. En invierno se encierran a la oración, en verano antes de ponerse el sol. Si pare alguna vaca o yegua en el campo, se dejará sin encerrar hasta que se endurezca el ternero, y si pare entre el corral, lo mismo, se dejará sin arrear, hasta que se endurezca, pero se echará afuera. Los pastores deben vigilarse y bombearse con frecuencia, unas veces a la siesta, otras antes y otras después, pero frecuentemente a la siesta. Ningún pastoreo debe estar en el corral donde esté apretado, y no se pueda echarse con comodidad.

Vacas lecheras. — Deben cuidarse que no hayan terneros y vacas con los anillos apretados, ni sobre los ojos. Las lecheras que se aten serán para amamantar uno que otro temerito guacho que quede o que se encuentre.

Bueyes. — Los bueyes de todas las estancias deben ser picazos y para ello deben reservarse en cada estancia veinte novillos picazos, de dos años, aparentes para bueyes, y deben atarse al unir los bueyes mansos. No se debe andar revoloteando el lazo, sino enlazar de manganeta.