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La Sagrada Biblia (XIV)/1 Corintios

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ADVERTENCIA
SOBRE
LA EPÍSTOLA PRIMERA Á LOS CORINTHIOS.
San Pablo escribe esta carta á los fieles de Corintho para hacer cesar las disputas que se habían suscitado entre ellos, reprender algunos desórdenes y abusos que se habian introducido, y responder á varias preguntas que le habían hecho por escrito. Escribióla el Apóstol desde Épheso, segun se infiere del cap. XVI. v. 8; y probablemente ácia el año 56 de Jesu-Christo.

EPÍSTOLA PRIMERA

DEL APÓSTOL S. PABLO.

Á LOS CORINTHIOS

CAPÍTULO PRIMERO.
Exhórtalos á la union y concordia: les hace ver cómo confunde Dios la sabiduría y soberbia humana, y que la cruz de Christo, que es una necedad y escándalo para los mundanos, es para los fieles sabiduría y salud.

1 Pablo, apóstol de Jesu-Christo por la vocacion y voluntad de Dios, y nuestro hermano Sósthenes,

2 á la Iglesia de Dios, que está en Corintho, á los fieles santificados por Jesu-Christo, llamados santos por su profesion, y á todos los que en cualquier lugar que sea, invocan el nombre de nuestro Señor Jesu-Christo, Señor de ellos y de nosotros.

3 Gracia y paz de parte de Dios Padre nuestro, y de Jesu-Christo nuestro Señor.

4 Contínuamente estoy dando gracias á Dios por vosotros por la gracia de Dios, que se os ha dado en Jesu-Christo;

5 porque en él habeis sido enriquecidos—con toda suerte de bienes espirituales, con todo lo que pertenece á los dones de la palabra y de la ciencia,

6 habiéndose así verificado en vosotros el testimonio de Christo;

7 de manera que nada os falte de gracia ninguna, á vosotros que estais esperando la manifestacion de Jesu-Christo nuestro Señor:

8 el cual os confortará todavía basta el fin, para que seais hallados irreprensibles en el dia del advenimiento de Jesu-Christo Señor nuestro.

9 Porque Dios, por el cual habeis sido llamados a la compañía de su Hijo Jesu-Christo nuestro Señor, es fiel en sus promesas.

10 Mas os ruego encarecidamente, hermanos mios, por el nombre de nuestro Señor Jesu-Christo, que todos tengais un mismo lenguage, y que no haya entre vosotros cismas ni partidos; antes bien vivais perfectamente unidos en un mismo pensar y en un mismo sentir.

11 Porque he llegado á entender, hermanos mios, por los de la familia de Chloé, que hay entre vosotros contiendas.

12 Quiero decir, que cada uno de vosotros toma partido diciendo: Yo soy de Pablo; yo de Apollo; yo de Céphas [1]; yo de Christo.

13 Pues qué ¿Christo acaso se ha dividido? ¿Y por ventura Pablo ha sido crucificado por vosotros? ¿ó habeis sido bautizados en el nombre de Pablo?

14 Ahora que sé esto, doy gracias á Dios, de que á ninguno de vosotros he bautizado por mí mismo, sino. á Crispo, y á Cayo;

15 para que no pueda decir nadie que habeis sido bautizados en mi nombre.

16 Verdad es que bautizó tambien a la familia de Estéphanas: por lo demas no me acuerdo haber bautizado á otro alguno que yo sepa.

17 Porque no me envió Christo á bautizar, sino á predicar el Evangelio; y á predicarle, sin valerme para eso de la elocuencia de palabras ó discursos de sabiduría humana, para que no se haga inútil la cruz de Jesu-Christo[2].

18 A la verdad que la predicacion de la Cruz, ó de un Dios crucificado, parece una necedad á los ojos de los que se pierden; mas para los que se salvan, esto es, para nosotros, es la virtud y poder de Dios [3].

19 Así está escrito [4]: Destruiré la sabiduría de los sábios, y desecharé la prudencia de los prudentes.

20 ¿En dónde están los sábios? ¿en dónde los Escribas ó doctores de la Ley? ¿en dónde esos espíritus curiosos de las ciencias de este mundo [5]? ¿No es verdad que Dios ha convencido de fátua la sabiduría de este mundo [6]?

21 Porque ya que el mundo á vista de las obras de la sabiduría divina no conoció á Dios por medio de la ciencia humana, plugo á Dios salvar á los que creyesen en él por medio de la locura ó simplicidad de la predicacion de un Dios crucificado.

22 Así es que los judíos por su parte piden milagros [7], y los griegos ó gentiles por la suya quieren ciencia [8];

23 mas nosotros predicamos sencillamente á Christo crucificado: lo cual para los judíos es motivo de escándalo, y parece una locura á los gentiles;

24 si bien para los que han sido llamados á la fé, tanto judíos como griegos, es Christo la virtud de Dios, y la sabiduría de Dios:

25 porque lo que parece una locura en los misterios de Dios, es mayor sabiduría que la de todos los hombres; y lo que parece debilidad en Dios, es mas fuerte que toda la fortaleza de los hombres.

26 Considerad si no, hermanos, quiénes son los que han sido llamados á la fé de entre vosotros, cómo no sois muchos los sábios segun la carne, ni muchos los poderosos, ni muchos los nobles;

27 sino que Dios ha escogido á los necios segun el mundo, para confundir á los sábios; y Dios ha escogido á los flacos del mundo, para confundir á los fuertes;

28 y á las cosas viles y despreciables del mundo, y á aquellas que eran nada, para destruir las que son al parecer mas grandes;

29 á fin de que ningun mortal se jacte ante su acatamiento.

30 Y por esta conducta del mismo Dios subsistís vosotros ó estais incorporados en Christo Jesus, el cual fue constituido por Dios para nosotros por fuente de sabiduría, y por justicia [9], y santificacion, y redencion nuestra;

31 á fin de que como está escrito [10]: El que se gloria, gloríese en el Señor. '

CAPÍTULO II.
Demuestra el Apóstol que su predicacion en Corintho no habia sido con pompa de palabras, ni aparato de ciencia humana, sino con la sabiduría aprendida en la escuela de Christo crucificado, la cual solamente puede entenderse por medio del Espíritu de Dios.

1 Yo pues, hermanos míos, cuando fui á vosotros á predicaros el testimonio ó Evangelio de Christo, no fui con sublimes discursos, ni sabiduría humana. 2 Puesto que no me he preciado de saber [11] otra cosa entre vosotros, sino á Jesu-Christo, y este crucificado.

3 Y mientras estuve ahí entre vosotros, estuve siempre con mucha pusilanimidad ó humillacion, mucho temor, y en contínuo susto;

4 y mi modo de hablar, y mi predicacion, no fue con palabras persuasivas de humano saber, pero sí con los efectos sensibles del espiritu y de la virtud de Dios,

5 para que vuestra fé no estribe en saber de hombres, sino en el poder de Dios.

6 Esto no obstante enseñamos sabiduría entre los perfectos ó verdaderos cristianos; mas una sabiduría, no de este siglo [12], ni de los príncipes de este siglo, los cuales son destruidos con la cruz,

7 sino que predicamos la sabiduría de Dios en el misterio de la encarnacion, sabiduría recóndita, la cual predestinó y preparó Dios antes de los siglos para gloria nuestra;

8 sabiduría que ninguno de los príncipes de este siglo ha entendido: que si la hubiesen entendido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria;

9 y de la cual está escrito [13]: Ni ojo alguno vió, ni oreja oyó, ni pasó á hombre por pensamiento cuálesEsto: es, de predicar. cosas tiene Dios preparadas para aquellos que le aman:

10 a nosotros empero nos lo ha revelado Dios por medio de su Espíritu; pues el Espiritu de Dios todas las cosas penetra, aun las mas íntimas de Dios.

11 Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino solamente el espíritu del hombre, que está dentro de él? así, es que las cosas de Dios nadie las ha conocido, sino el Espíritu de Dios [14].

12 Nosotros pues no hemos recibido el espíritu de este mundo, sino el Espíritu que es de Dios; a fin de que conozcamos las cosas que Dios nos ha comunicado:

13 las cuales por eso tratamos no con palabras estudiadas de humana ciencia, sino conforme nos enseña el Espíritu de Dios [15], acomodando lo espiritual á lo espiritual [16].

14 Porque el hombre animal no puede hacerse capaz de las cosas que son del Espíritu de Dios, pues para él todas son una necedad, y no puede entenderlas puesto que se han de discernir con una luz espiritual que no tiene.

15 El hombre espiritual discierne ó juzga de todo; y nadie que no tenga esta luz, puede á él discernirle.

16 Porque ¿quién conoce la mente ó designios del Señor, para darle instrucciones [17]? Mas nosotros tenemos el Espíritu de Jesu-Christo [18].


CAPÍTULO III.
Reprende á los que se apasionan por los predicadores del Evangelio, sin mirar al Señor, cuyos ministros son, y cuya gracia es la que produce el fruto en las almas; y exhorta á que despreciando la vana sabiduría del mundo, se abrazan con la sabia ignorancia del Evangelio.

1 Y así es, hermanos, que yo no he podido hablaros como a hombres espirituales, sino cómo á personas aun carnales. Y por eso, como á niños en Jesu-Christo,

2 os he alimentado con leche, y no con manjares sólidos, porque no érais todavia capaces de ellos; y ni aun ahora lo sois, pues sois todavía carnales [19].

3 En efecto, habiendo entre vosotros zelos y discordias, ¿no es claro que sois carnales, y procedeis como hombres [20]?

4 Porque diciendo uno: Yo soy de Pablo; y el otro:Yo de Apollo; ¿no estais mostrando ser aun hombres carnales? Ahora bien,¿qué es Apollo? ¿ó qué es Pablo?

5 Unos ministros y no mas de aquel, en quien habeis creido, y eso segun el don que á cada uno ha concedido el Señor.

6 Yo planté entre vosotros el Evangelio, regó Apollo; pero Dios es quien ha dado el crecer y hacer fruto.

7 Y así ni el que planta, es algo, ni el que riega; sino Dios, que es el que hace crecer y fructificar.

8 Tanto el que planta como el que riega, vienen á ser una misma cosa [21]. Pero cada uno recibirá su propio salario á medida de su trabajo [22].

9 Porque nosotros somos unos coadjutores de Dios: vosotros sois el campo que Dios cultiva, sois el edificio que Dios fabrica por nuestras manos.

10 Yo, segun la gracia que Dios me ha dado, eché en vosotros, cual perito arquitecto, el cimiento del espiritual edificio [23]: otro edifica sobre él. Pero mire bien cada uno cómo alza la fábrica, ó qué doctrina enseña.

11 Pues nadie puede poner otro fundamento, que el que ya ha sido puesto, el cual es Jesu-Christo.

12 Que si sobre tal fundamento pone alguno por materiales oro, plata, piedras preciosas [24], ó maderas, heno, hojarasca [25],

13 sepa que la obra de cada uno ha de manifestarse; por cuanto el dia del Señor la descubrirá, como quiera que se ha de manifestar por medio del fuego; y el fuego mostrará cuál sea la obra de cada uno.

14 Si la obra de uno sobrepuesta subsistiere sin quemarse, recibirá la paga.

15 Si la obra de otro se quemáre, será suyo el daño: no obstante él no dejará de salvarse; si bien como quien pasa por el fuego [26].

16 ¿No sabeis vosotros que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?

17 Pues si alguno profanáre el templo de Dios [27], perderle ha Dios á él. Porque el templo de Dios, que sois vosotros [28], santo es.

18 Nadie se engañe á sí mismo: si alguno de vosotros se tiene por sábio segun el mundo, hágase necio á los ojos de los mundanos, á fin de ser sábio á los de Dios.

19 Porque la sabiduría de este mundo, es necedad delante de Dios. Pues está escrito [29]: Yo prenderé á los sabios en su propia astucia [30].

20 Y en otra parte [31]: El Señor penetra las ideas de los sábios, y conoce la vanidad de ellas.

21 Por tanto nadie se gloríe en los hombres [32].

22 Porque todas las cosas son vuestras, bien sea Pablo, bien—Apollo, bien Céphas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro: todo es vuestro ó hecho para vuestro bien:

23 vosotros empero sois de Christo; y Christo es de Dios su Padre.

CAPÍTULO IV.
Oficio del verdadero apóstol, y estima que se merece. Sigue reprendiendo con singular energía y mansedumbre á los corinthios.

1 A nosotros pues nos ha de considerar el hombre como unos ministros de Christo, y dispensadores de los misterios de Dios.

2 Esto supuesto, entre los dispensadores lo que se requiere es, que sean hallados fieles en su ministerio.

3 Por lo que á mí toca, muy poco se me da el ser juzgado por vosotros, ó en cualquier juicio humano, pues ni aun yo me atrevo á juzgar de mí mismo.

4 Porque si bien no me remuerde la conciencia de cosa alguna, no por eso me tengo por justificado; pues el que me juzga, es el Señor [33].

5 Por tanto no querais sentenciar antes de tiempo, suspended vuestro juicio hasta tanto que venga el Señor; el cual sacará á plena luz lo que esta en los escondrijos de las tinieblas, y descubrirá en aquel día las intenciones de los corazones; y entónces cada cual será de Dios alabado segun merezca.

6 Por lo demas, hermanos mios, todo esto que acabo de decir [34], lo he presentado en persona mia y en la de Apollo por amor vuestro; á fin de que sin nombrar á nadie, aprendais por medio de nosotros, á no entonaros uno contra otro á favor de un tercero, mas allá de lo que va escrito [35].

7 Porque ¿quién es el que te da la ventaja sobre otros [36]? O ¿qué cosa tienes tú que no la hayas recibido de Dios? Y si todo lo que tienes, lo has recibido de él, ¿de qué te jactas como si no lo hubieses recibido?

8 Hé aquí que vosotros estais ya satisfechos [37], héos aquí hechos ya ricos: sin nosotros estais reinando; y plegue á Dios que en efecto reineis, para que así nosotros [38] reinemos tambien con vosotros.

9 Pues yo para mí tengo que Dios á nosotros los apóstoles nos trata como á los últimos ó mas viles hombres, como á los condenados á muerte, haciéndonos servir de espectáculo al mundo, á los ángeles y á los hombres.

10 Nosotros somos reputados como unos necios por amor de Christo, mas vosotros, vosotros sois los prudentes en Christo; nosotros flacos, vosotros fuertes; vosotros sois honrados, nosotros viles y despreciados.

11 Hasta la hora presente andamos sufriendo la hambre, la sed, la desnudez, los malos tratamientos, y no tenemos donde fijar nuestro domicilio.

12 Y nos afanamos trabajando con nuestras propias manos: nos maldicen, y bendecimos: padecemos persecucion, y la sufrimos con paciencia:

13 nos ultrajan, y retornamos súplicas: somos en fin tratados, hasta el presente, como la basura y las heces del mundo, como la escoria de todos [39]. 14 No os escribo estas cosas, porque quiera sonrojaros, sino que os amonesto como á hijos mios muy queridos.

15 Porque aun cuando tengais millares de ayos ó maestros en Jesu-Christo, no teneis muchos padres. Pues yo soy el que os he engendrado en Jesu-Christo por medio del Evangelio.

16 Por tanto os ruego que seais imitadores mios, así como yo lo soy de Christo.

17 Con este fin he enviado á vosotros á Timotheo, el cual es hijo mio carísimo, y fiel en el Señor; para que os informe de mi proceder ó manera de vivir en Jesu-Christo, conforme á lo que yo enseño por todas partes en todas las Iglesias.

18 Algunos sé que están tan engreidos, como si yo nunca hubiese de volver á vosotros [40].

19 Mas bien pronto pasaré á veros, si Dios quiere, y examinaré, no la lábia de los que andan así hinchados, sino su virtud.

20 Que no consiste el reino de Dios, ó nuestra religion, en palabras, sino en la virtud [41] ó en buenas obras.

21 ¿Qué estimais mas? ¿que vaya á vosotros con la vara ó castigo, ó con amor y espíritu de mansedumbre [42]?

CAPÍTULO V.
Excomulga el Apóstol á un incestuoso, y exhorta á los de Corintho á que eviten el trato con los pecadores públicos.

1 Es ya una voz pública de que entre vosotros se cometen deshonestidades, y tales, cuales no se oyen ni aun entre gentiles, hasta llegar alguno á abusar de la muger de su propio padre.

2 Y con todo vosotros estais hinchados de orgullo; y no os habeis al contrario entregado al llanto, para que fuese quitado de entre vosotros el que ha cometido tal maldad.

3 Por lo que á mí toca, aunque ausente de ahí con el cuerpo, mas presente en espíritu, ya he pronunciado, como presente, esta sentencia contra aquel que así pecó.

4 En nombre de nuestro Señor Jesu-Christo, uniéndose con vosotros mi espíritu, con el poder que he recibido de nuestro Señor Jesus,

5 sea ese que tal hizo, entregado á Satanás, ó excomulgado, para castigo de su cuerpo, á trueque de que su alma sea salva en el dia de nuestro Señor Jesu-Christo.

6 No teneis pues motivo para gloriaros. ¿No sabeis acaso que un poco de levadura aceda toda la masa [43]?

7 Echad fuera la levadura añeja, para que seais una masa enteramente nueva, como que sois panes puros y sin levadura [44]. Porque Jesu-Christo, que es nuestro Cordero pascual, ha sido inmolado por nosotros.

8 Por tanto celebremos la fiesta ó el convite pascual, no con levadura añeja, ni con levadura de malicia y de corrupcion, sino con los panes ázymos de la sinceridad y de la verdad [45].

9 Os tengo escrito en una carta: No trateis con los deshonestos [46]:

10 claro está que no entiendo decir con los deshonestos de este mundo, ó con los avarientos, ó con los que viven de rapiña, ó con los idólatras; de otra suerte era menester que os saliéseis de este mundo [47].

11 Cuando os escribí que no tratáseis con tales sugetos, quise decir, que si aquel que es del número de vuestros hermanos, es deshonesto, ó avariento, ó idólatra, ó maldiciente, ó borracho, ó vive de rapiña, con este tal ni tomar bocado.

12 Pues ¿cómo podria yo meterme en juzgar á los que están fuera de la Iglesia? ¿No son los que están dentro de ella, á quienes teneis derecho de juzgar?

13 A los de afuera Dios los juzgará. Vosotros empero apartad á ese mal hombre de vuestra compañía.

CAPÍTULO VI.
Contra los desórdenes de los pleitistas y de los deshonestos.

1 ¿Cómo es posible que se halle uno siquiera entre vosotros que teniendo alguna diferencia con su hermano, se atreva á llamarle a juicio ante los jueces inícuos ó infieles, y no delante de los santos ó cristianos[48]?

2 ¿No sabeis que los santos han de juzgar algun dia á este mundo? Pues si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿no seréis dignos de juzgar estas menudencias?

3 ¿No sabeis que hemos de ser jueces hasta de los ángeles malos? ¿cuánto mas de las cosas mundanas?

4 Si tuviéreis pues pleitos sobre negocios de este mundo, tomad por jueces, antes que á infieles, a los mas ínfimos de la Iglesia.

5 Dígolo para confusion vuestra. ¿Es posible que no ha de haber entre vosotros [49] algun hombre inteligente, que pueda ser juez ó árbitro entre los hermanos;

6 sino que ha de verse que litiga hermano con hermano; y eso en el tribunal de los infieles?

7 Ya por cierto es una falta en vosotros [50], el andar en pleitos unos contra otros. ¿Por qué no tolerais antes el agravio [51]? ¿por qué antes no sufrís el fraude?

8 Mas algunos de vosotros sois los que agraviais, y defraudais; y eso á vuestros propios hermanos.

9 ¿No sabeis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No querais cegaros, hermanos mios: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros,

10 ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avarientos, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los que viven de rapiña, han de poseer el reino de Dios.

11 Tales habeis sido algunos de vosotros en otro tiempo; pero fuisteis lavados, fuisteis santificados, fuisteis justificados en el nombre de nuestro Señor Jesu-Christo, y por el Espíritu de nuestro Dios.

12 Si todo me es lícito, no todo me es conveniente: no porque todo me es lícito, me haré yo esclavo de ninguna cosa.

13 Las viandas son para el vientre, y el vientre para las biandas; mas Dios destruirá á aquel y á estas: el cuerpo empero no es para la fornicacion, sino para gloria de el Señor, como el Señor para el cuerpo [52].

14 Pues así como Dios resucitó al Señor, nos resucitará tambien á nosotros por su virtud.

15 ¿No sabeis que vuestros cuerpos son miembros de Christo, nuestra cabeza? ¿He de abusar yo de los miembros de Christo [53], para hacerlos miembros de una prostituta? No lo permita Dios.

16 ¿O no sabeis, que quien se junta con una prostituta, se hace un cuerpo con ella? Porque serán los dos (dice la Escritura[54]) una carne.

17 Al contrario quien está unido con el Señor, es con él un mismo espíritu.

18 Huid la fornicacion. Cualquier otro pecado que cometa el hombre, está fuera del cuerpo; pero el que fornica, contra su cuerpo peca [55].

19 Por ventura ¿no sabeis que vuestros cuerpos son templos del Espíritu santo, que habita en vosotros, el cual habeis recibido de Dios, y que ya no sois de vosotros,

20 puesto que fuisteis comprados á gran precio [56]? Glorificad pues á Dios, y llevadle siempre en vuestro cuerpo.

CAPÍTULO VII.
De las cargas del matrimonio, y de las ventajas de la virginidad. Aviso á las viudas.

1 En órden á las cosas sobre que me habeis escrito, respondo: Loable cosa es en el hombre no tocar muger;

2 mas por evitar la fornicacion, viva cada uno con su muger, y cada una con su marido [57].

3 El marido pague á la muger el débito, y dela misma suerte la muger al marido.

4 Porque la muger casada no es dueña de su cuerpo, sino que lo es el marido. Y asimismo el marido no es dueño de su cuerpo, sino que lo es la muger.

5 No querais pues defraudaros el derecho recíproco, á no ser por algun tiempo de comun acuerdo, para dedicaros á la oracion; y despues volved á cohabitar, no sea que os tiente Satanás por vuestra incontinencia.

6 Esto lo digo por condescendencia, que no lo mando.

7 A la verdad me alegrára que fuéseis todos tales como yo mismo, esto es, célibes; mas cada uno tiene de Dios su propio don, quién de una manera, quién de otra.

8 Pero sí que digo á las personas no casadas y viudas: bueno les es si así permanecen, como tambien permanezco yo.

9 Mas si no tienen don de continencia, cásense. Pues mas vale casarse, que abrasarse [58].

10 Pero á las personas casadas, mando, no yo, sino el Señor, que la muger no se separe del marido:

11 que si se separa por justa causa, no pase á otras nupcias, ó bien reconcíliese con su marido. Ni tampoco el marido repudie á su muger [59].

12 Pero á los demas digo yo mi dictámen, no que el Señor lo mande. Si algun hermano tiene por muger á una infiel ó idólatra, y esta [60] consiente en habitar con él, no la repudie.

13 Y si alguna muger fiel ó cristiana tiene por marido á un infiel, y este consiente en habitar con ella, no abandone á su marido;

14 porque un marido infiel es santificado por la muger fiel, y la muger infiel santificada por el marido fiel [61]: de lo contrario vuestros hijos serian amancillados, en vez de que ahora son santos [62].

15 Pero si el infiel se separa, sepárese en hora buena; porque en tal caso ni nuestro hermano, ni nuestra hermana deben sujetarse á servidumbre [63]; pues Dios nos ha llamado á un estado de paz y tranquilidad,

16 Porque ¿sabes tú, muger, si salvarás ó convertirás al marido? ¿y tú, marido, sabes si salvarás á la muger?

17 pero proceda cada cual conforme al don que Dios le ha repartido, y segun el estado en que se hallaba, cuando Dios le llamó á la fé [64]; y así es como lo enseño en todas las Iglesias.

18 ¿Fue uno llamado siendo circunciso? no afecte parecer incircunciso. ¿Fue otro llamado estando incircunciso? no se haga circuncidar.

19 Nada importa ahora el ser circuncidado, y nada importa el no serlo: lo que importa á judíos y á gentiles es la observancia de los mandamientos de Dios.

20 Manténgase pues cada uno en el estado que tenia cuando Dios le llamó.

21 ¿Fuiste llamado siendo siervo? no te impacientes viéndote en tal condicion, antes bien saca provecho de eso mismo, aun cuando pudieses ser libre [65].

22 Pues aquel que siendo esclavo es llamado al servicio del Señor, se hace liberto del Señor; y de la misma manera aquel que es llamado siendo libre, se hace esclavo de Jesu-Christo.

23 Rescatados habeis sido á gran costa; no querais haceros esclavos de los hombres [66].

24 Cada uno, hermanos mios, permanezca [67] para con Dios en el estado civil en que fue llamado.

25 En órden á las virgenes, precepto del Señor yo no le tengo: doy, sí, consejo, como quien ha conseguido del Señor la misericordia de ser fiel ministro suyo.

26 Juzgo pues que este estado es ventajoso á causa de las miserias de la vida presente: que es, digo, ventajoso al hombre el no casarse [68].

27 ¿Estás ligado á una muger? no busques quedar desligado. ¿Estás sin tener muger? no busques el casarte.

28 Si te casares, no por eso pecas. Y si una doncella se casa, tampoco peca; pero estos tales sufrirán en su carne aflicciones y trabajos inseparables del matrimonio. Mas yo os perdono: déjolo á vuestra consideracion [69].

29 Y lo que digo, hermanos mios, es, que el tiempo es corto, y que así lo que importa es que los que tienen muger, vivan como si no la tuviesen;

30 y los que lloran, como si no llorasen [70]; y los que se huelgan, como si no se holgasen; y los que hacen compras, como si nada poseyesen;

31 y los que gozan del mundo, como si no gozasen de él: porque la escena ó apariencia de este mundo pasa en un momento [71].

32 Ahora bien, yo deseo que vivais sin cuidados ni inquietudes. El que no tiene muger, anda únicamente solicito de las cosas del Señor, y en lo que ha de hacer para agradar á Dios.

33 Al contrario el que tiene muger, anda afanado en las cosas del mundo, y en cómo ha de agradar á la muger, y así se halla dividido.

34 De la misma manera la muger no casada, y una vírgen, piensa en las cosas de Dios; para ser santa en cuerpo y alma. Mas la casada piensa en las del mundo, y en cómo ha de agradar al marido.

35 Por lo demas, yo digo esto para provecho vuestro, no para echaros un lazo y obligaros á la continencia; sino solamente para exhortaros á lo mas loable, y á lo que habilita para servir á Dios sin ningun embarazo.

36 Mas si á alguno le parece que es un deshonor que su hija pase la flor de la edad sin contraer matrimonio, y juzga deber casarla, haga lo que quisiere: no peca, si ella se casa.

37 Aunque por otra parte quien ha hecho en su interior la firme resolucion de conservar vírgen a su hija, no teniendo necesidad de obrar de otro modo, sino pudiendo disponer en esto de su voluntad, y así lo ha determinado en su corazon [72], este tal obra bien.

38 En suma, el que da su hija en matrimonio, obra bien; mas el que no la da, obra mejor.

39 La muger esta ligada á la ley del matrimonio, miéntras que vive su marido; pero si su marido fallece, queda libre: cásese con quien quiera, con tal que sea segun el Señor.

40 Pero mucho mas dichosa será, si permaneciere viuda, segun mi consejo; y estoy persuadido de que tambien en esto me anima el Espíritu de Dios.

CAPÍTULO VIII.
Nadie ha de probar cosas ofrecidas á ídolos, si con eso causa escándalo; pues el que escandaliza á los flacos, peca contra Jesu-Christo.

1 Acerca de las cosas ó viandas sacrificadas á los ídolos [73], ya sabemos que todos nosotros tenemos bastante ciencia ó conocimiento sobre eso. Mas la ciencia por sí sola hincha; la caridad es la que edifica.

2 Que si alguno se imagina saber algo, y no sabe esto, todavía no ha entendido de qué manera le convenga saber.

3 Pero el que ama á Dios, ese es conocido ó amado de él.

4 En órden pues á los manjares inmolados á los ídolos, sabemos que el ídolo es nada en el mundo, y que no hay mas que un solo Dios.

5 Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, ya en el cielo, ya en la tierra, (y que así se cuenten muchos dioses, y muchos señores)

6 sin embargo para nosotros no hay mas que un solo Dios, que es el Padre, del cual tienen el ser todas las cosas, y que nos ha hecho á nosotros para él; y no hay sino un solo señor, que es Jesu-Christo, por quien han sido hechas todas las cosas, y somos nosotros por el cuanto somos.

7 Mas no en todos se halla esta ilustracion. Sino que hay algunos que creyendo todavía que el ídolo es alguna cosa, comen bajo este concepto viandas que se le han ofrecido; y así la conciencia de estos, por ser débil, viene á quedar contaminada.

8 Lo cierto es que el comer de tales viandas no es lo que nos hace recomendables a Dios. Pues ni porque comamos, tendremos delante de él ventaja alguna, ni porque no comamos, desmerecerémos en nada.

9 Pero cuidad de que esta libertad que teneis, no sirva de tropiezo á los flacos.

10 Porque si uno de estos vé a otro de los que estan mas instruidos, puesto á la mesa en un lugar dedicado á los ídolos [74], ¿no es claro que el que tiene su conciencia flaca, se tentara á comer tambien de aquellas Viandas sacrificadas que cree impuras?

11 ¿Y es posible que haya de perecer por el uso indiscreta de tu ciencia ese hermano enfermo, por amor del cual murió Christo?

12 Así sucede que pecando contra los hermanos, y llagando su conciencia poco firme, venis á pecar contra Jesu-Christo.

13 Por lo cual si lo que yo como, escandaliza á mi hermano, no comeré en mi vida carne alguna, solo por no escandalizar á mi hermano.

CAPÍTULO IX.
Cómo el Apóstol se privaba de hacer lo que podia lícitamente, por no desedificar á nadie; haciéndose todo para todos, y padeciendo mil trabajos, por ganar para Dios á todo el mundo.

1 ¿No tengo yo libertad? ¿no soy yo apóstol? ¿no he visto yo á Jesu-Christo Señor nuestro? ¿no sois vosotros obra mia en el Señor?

2 Lo cierto es que aun cuando para los otros no fuera apóstol, á lo menos lo seria para vosotros, siendo como sois el sello ó la patente de mi apostolado en el Señor [75]:

3 ved ahí mi respuesta á aquellos que se meten á examinar y sindicar mi conducta.

4 ¿Acaso no tenemos derecho de ser alimentados á expensas vuestras?

5 Por ventura ¿no tenemos tambien facultad de llevar en los viages alguna muger, hermana en Jesu-Christo, para que nos asista, como hacen los demas apóstoles, y los hermanos ó parientes del Señor, y el mismo Céphas ó Pedro?

6 ¿O solo yo, y Bernabé, no podemos hacer esto [76]?

7 ¿Quién milita jamás á sus expensas? ¿quién planta una viña, y no come de su fruto? ¿quién apacienta un rebaño, y no se alimenta de la leche del ganado?

8 ¿Y por ventura esto que digo, es solamente un raciocinio humano? ¿ó no dice la Ley esto mismo?

9 Pues en la Ley de Moysés está escrito [77]: No pongas bozal al buey que trilla. ¿Será que Dios se cura de los bueyes?

10 ¿Acaso no dice esto principalmente por nosotros? Si, ciertamente por nosotros se han escrito estas cosas, porque la esperanza hace arar al que ara, y el que trilla, lo hace con la esperanza de percibir el fruto.

11 Si nosotros pues hemos sembrado entre vosotros bienes espirituales, ¿será gran cosa que recojamos un poco de vuestros bienes temporales?

12 Si otros participan de este derecho á lo vuestro, ¿por qué no mas bien nosotros? pero con todo no hemos hecho uso de esa facultad; antes bien todo lo sufrimos y padecemos por no poner estorbo alguno al Evangelio de Christo.

13 ¿No sabeis que los que sirven en el Templo, se mantienen de lo que es del Templo; y que los que sirven al altar, participan de las ofrendas?

14 Así tambien dejó el Señor ordenado, que los que predican el Evangelio, vivan del Evangelio.

15 Mas yo de ninguna de estas cosas me he valido. Ni ahora escribo esto, para que asi se haga conmigo, porque tengo por mejor el morir, que el que alguno me haga perder esta gloria.

16 Como quiera que por predicar el Evangelio, no tengo gloria, pues estoy por necesidad obligado á ello; y desventurado de mí, si no le predicáre.

17 Por lo cual si lo hago de buena voluntad, premio aguardo; pero si por fuerza, entónces no hago mas que cumplir con el cargo que tengo.

18 Segun esto pues ¿dónde está mi galardon? Está en predicar gratuitamente el Evangelio, sin ocasionar ningun gasto, para no abusar del derecho que tengo por la predicacion del Evangelio.

19 En verdad que estando libre ó independiente de todos, de todos me he hecho siervo, para ganar mas almas.

20 Y así con los judíos he vivido como judío, para ganar ó convertir á los judios:

21 con los sujetos á la Ley ó prosélitos, he vivido como si yo estuviese sujeto á la Ley (con no estar yo sujeto á ella) solo por ganar á los que á la Ley vivian sujetos [78]; así como con los que no estaban sujetos á la Ley de Moysés, he vivido como si yo tampoco lo estuviese (aunque tenia yo una Ley con respecto a Dios teniendo la de Jesu-Christo) á trueque de ganar á los que vivian sin Ley.

22 Híceme flaco con los flacos, por ganar á los flacos. Híceme todo para todos, por salvarlos á todos.

23 Todo lo cual hago por amor del Evangelio, a fin de participar de sus promesas.

24 ¿No sabeis que los que corren en el estadio, si bien todos corren, uno solo se lleva el premio? Corred pues, hermanos mios, de tal manera que le ganeis.

25 Ello es que todos los que han de luchar en la palestra, guardan en todo una exacta continencia [79], y no es sino para alcanzar una corona perecedera; al pasa que nosotros la esperamos eterna.

26 Así que, yo voy corriendo, no Como quien corre a la aventura [80]: peleo, no como quien tira golpes al aire sin tocar á su enemigo;

27 sino que castigo mi cuerpo rebelde y le esclavizo, no sea que habiendo predicado á los otros, venga yo á ser reprobado.

CAPÍTULO X.
Propuestos los beneficios y los castigos de los hebreos por sus ingratitudes, amonesta el Apóstol á los corinthios, que se guarden de sus vicios, especialmente de todo resabio de idolatría, de la vana confianza, y de ofender al prójimo.

1 Porque no debeis de ignorar, hermanos 'mios, que nuestros padres estuvieron todos á la sombra de aquella misteriosa nube [81], que todos pasaron el mar [82],

2 y que todos bajo la direccion de Moysés fueron en cierto modo bautizados en la nube, y en el mar [83],

3 que todos comieron el mismo manjar espiritual [84],

4 y todos bebieron la misma bebida espiritual [85]: (porque ellos bebian del agua que salia dela misteriosa piedra, y los iba siguiendo; la cual piedra era figura de Christo [86])

5 pero á pesar de eso la mayor parte de ellos desagradaron á Dios; y así quedaron muertos en el Desierto [87].

6 Cuyos sucesos eran figura de lo que atañe á nosotros, á fin de que no nos abandonemos á malos deseos, como ellos se abandonaron:

7 no seais adoradores de los ídolos, como algunos de ellos, segun está escrito: Sentóse el pueblo á comer, y á beber, y levantáronse todos á retozar [88].

8 Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y murieron en un dia como veinte y tres mil [89].

9 Ni tentemos á Christo, como hicieron algunos de ellos [90], los cuales perecieron mordidos de las serpientes.

10 Ni tampoco murmureis, como algunos de ellos murmuraron, y fueron muertos por el ángel exterminador [91].

11 Todas estas cosas que les sucedían, eran unas figuras; y están escritas para escarmiento de nosotros, que nos hallamos al fin de los siglos [92].

12 Mire pues no caiga, el que piensa estar firme en la fé.

13 Hasta ahora no habeis tenido sino tentaciones humanas ú ordinarias; pero fiel es Dios, que no permitirá seais tentados sobre vuestras fuerzas, sino que de la misma tentacion os hará sacar provecho para que podais sosteneros.

14 En razon de esto, carísimos mios, huid del culto de los ídolos [93]:

15 puesto que hablo con personas inteligentes, juzgad vosotros mismos de lo que voy á decir.

16 El cáliz de bendicion que bendecimos ó consagramos, ¿no es la comunion de la sangre de Christo? y el pan que partimos, ¿no es la participacion del cuerpo del Señor [94]?

17 Porque todos los que participamos del mismo pan, bien que muchos, venimos á ser un solo pan, un solo cuerpo [95].

18 Considerad á los israelitas segun la carne: los que entre ellos comen de las víctimas, ¿no es así que tienen parte en el altar ó sacrificio [96]?

19 ¿Mas qué? ¿digo yo que lo sacrificado á los ídolos haya contraído alguna virtud? ¿ó que el ídolo sea algo?

20 No, sino que las cosas que sacrifican los gentiles, las sacrifican á los demonios, y no á Dios [97]. Y no quiero que tengais ninguna sociedad ni por sombra con los demonios: no podeis beber el cáliz del Señor, y el cáliz de los demonios:

21 no podeis tener parte en la mesa del Señor, y en la mesa de los demonios.

22 ¿Por ventura queremos irritar con zelos al Señor? ¿Somos acaso mas fuertes que el [98]? Todo me es lícito, , pero no todo es conveniente.

23 Está bien que todo me sea lícito, mas no todo es de edificacion.

24 Dicta la caridad que nadie busque su propia satisfaccion ó conveniencia, sino el bien del prójimo [99].

25 Por lo demas, todo lo que se vende en la plaza ó carnicería, comedlo, sin andar en preguntas por escrúpulo de conciencia.

26 Porque del Señor es la tierra, y todo lo que hay en ella [100].

27 Si algun infiel os convida, y quereis ir, comed sin escrúpulo de todo lo que os ponen delante, sin hacer preguntas por razon de la conciencia.

28 Mas si alguno dijere: Esto ha sido sacrificado á los ídolos, no lo comais, en atencion al que os ha avisado, y á la conciencia;

29 á la conciencia digo, no la tuya, sino la del otro. Pues ¿por qué me he de exponer, diréis, á que sea condenada por la conciencia de otro esta libertad que tengo de comer de todo?

30 Si yo recibo con accion de gracias lo que como, ¿por qué he de dar motivo á otro de hablar mal de mí por una cosa de que yo ofrezco á Dios accion de gracias [101]?

31 Pero en fin, ora comais, ora bebais, ó hagais cualquiera otra cosa, hacedlo todo a gloria de Dios.

32 No deis motivo de ofension ó escándalo ni á los judíos, ni á los gentiles, ni á la Iglesia de Dios,

33 al modo que yo tambien en todo procuro complacer á todos, no buscando mi utilidad particular, sino la de los demas, á fin de que se salven.

CAPÍTULO XI.
Ordena que los hombres estén con la cabeza descubierta en la Iglesia, y las mugeres cubierta. Trata de la institucion de la sagrada Euchâristía, y reprende los desórdenes que se cometian al tiempo de la sagrada comunion.

1 Sed pues imitadores mios, así como yo lo soy de Christo.

2 Yo por mi parte os alabo, hermanos mios, de que en todas cosas os acordais de mi; y de que guardais mis instrucciones, conforme os lo tengo enseñado.

3 Mas quiero tambien que sepais, que Christo es el gefe y la cabeza de todo hombre: como el hombre es cabeza de la muger, y Dios lo es de Christo [102].

4 todo hombre que ora ó que profetiza [103] teniendo la cabeza cubierta, deshonra su cabeza [104].

5 Al contrario muger que ora ó profetiza [105] con la cabeza descubierta, deshonra su cabeza; siendo lo mismo que si se rapase.

6 Por donde si una muger no se cubre con un velo la cabeza, que se la rape tambien. Que si es cosa fea á una muger el cortarse el pelo ó raparse, cubra por lo mismo su cabeza.

7 Lo cierto es que no debe el varon cubrir su cabeza, pues él es la imágen, y gloria de Dios [106]; mas la muger es la gloria del varon.

8 Que no fue el hombre formado de la hembra, sino al contrario la hembra del hombre.

9 Como ni tampoco fue el hombre criado para la hembra, sino la hembra para el hombre [107].

10 Por tanto debe la muger traer sobre la cabeza la divisa de la sujecion, y tambien por respeto á los ángeles [108].

11 Bien es verdad que ni el varon por Ley del Señor existe sin la muger, ni la muger sin el varon.

12 Pues así como la muger al principio fue formada del varon, así tambien ahora el varon nace de la muger; y todo por disposicion de Dios [109].

13 Sed jueces vosotros mismos: ¿es decente á la muger hacer en público oracion a Dios sin velo?

14 ¿No es así que la naturaleza misma, ó la comun opinion, os dicta, que no es decente al hombre el dejar crecer siempre su cabellera;

15 al contrario, para la muger es gloria el dejarse crecer el pelo, porque los cabellos le son dados a manera de velo para cubrirse?

16 Pero si no obstante estas razones alguno se muestra terco, le dirémos que nosotros no tenemos esa costumbre, ni la Iglesia de Dios [110].

17 Por lo que toca á vuestras asambleas, yo os declaro que no puedo alabaros, pues ellas en lugar de seros útiles, os sirven de daño.

18 Primeramente oigo que al juntaros en la Iglesia, hay entre vosotros parcialidades ó desuniones; y en parte lo creo.

19 Siendo, como es, forzoso [111] que aun heregías haya, para que se descubren entre vosotros los que son de una virtud probada.

20 Ahora pues, cuando vosotros os juntais para los ágapes [112], ya no es para celebrar la cena del Señor [113].

21 Porque cada uno come allí lo que ha llevado para cenar sin atender á los demas. Y así sucede que los unos no tienen nada que comer, mientras los otros comen con exceso.

22 ¿No teneis vuestras casas para comer allí y beber? ¿Ó venis á profanar la Iglesia de Dios, y avergonzar á los pobres, que no tienen nada? ¿Qué os diré sobre eso? ¿Os alabaré? en eso no puedo alabaros.

23 Porque yo aprendí del Señor lo que tambien os tengo ya enseñado, y es que el Señor Jesus la noche misma en que habia de ser traidoramente entregado, tomó el pan,

24 y dando gracias le partió, y dijo á sus discípulos: Tomad, y comed: este es mi cuerpo, que por vosotros sera entregado á la muerte: haced esto en memoria mia.

25 Y de la misma manera el cáliz, despues de haber cenado, diciendo: Este cáliz es el nuevo testamento en mi sangre [114]: haced esto cuantas veces le bebiéreis, en memoria mia.

26 Pues todas las veces que comiéreis este pan, y bebiéreis este cáliz, anunciaréis ó representaréis la muerte del Señor hasta que venga.

27 De manera que cualquiera que comiere este pan, ó bebiere el cáliz del Señor indignamente, reo será del cuerpo, y de la sangre del Señor.

28 Por tanto examínese á sí mismo el hombre; y de esta suerte [115] coma de aquel pan, y beba de aquel Cáliz.

29 Porque quien le come, y bebe indignamente, se traga, y bebe su propia condenacion [116]; no haciendo el debido discernimiento del cuerpo del Señor.

30 De aquí es que hay entre vosotros muchos enfermos, y sin fuerzas, y muchos que mueren [117].

31 Que si nosotros entrásemos en cuentas con nosotros mismos, ciertamente no seriamos así juzgados por Dios.

32 Si bien cuando lo somos, el Señor nos castiga como á hijos, con el fin de que no seamos condenados juntamente con este mundo.

33 Por lo cual, hermanos mios, cuando os reunís para esas comidas de caridad, esperáos unos á otros. 34 Si alguno tiene hambre [118], coma en casa, á fin de que el juntaros no sea para condenacion vuestra. Las demas cosas, yendo yo ahí, las arreglaré.

CAPÍTULO XII.
De la variedad de dones que el Espíritu santo distribuye entre los fieles para utilidad de la Iglesia. Es esta un solo cuerpo místico, cuyos miembros deben ayudarse mútuamente.

1 Mas en órden á los dones espirituales no quiero, hermanos mios, que esteis ignorantes.

2 Bien sabeis vosotros que cuando érais paganos, os íbais en pos de los ídolos mudos segun érais conducidos [119].

3 Ahora pues yo os declaro, que ningun verdadero Profeta, ningun hombre que habla inspirado de Dios, dice anathema á Jesus. Ni nadie puede confesar [120], que Jesus es el Señor, sino por el Espíritu santo.

4 Hay, sí, diversidad de dones espirituales, mas el Espíritu es uno mismo:

5 hay tambien diversidad de ministerios, mas el Señor es uno mismo:

6 hay asimismo diversidad de operaciones sobrenaturales, mas el mismo Dios es el que obra todas las cosas en todos.

7 Pero los dones visibles del Espíritu santo se dan á cada uno para la utilidad [121].

8 Así el uno recibe del Espíritu santo el don de hablar con profunda sabiduría; otro recibe del mismo Espíritu el don de hablar con mucha ciencia;

9 á este le da el mismo Espíritu una fé ó confianza extraordinaria; al otro la gracia de curar enfermedades por el mismo Espíritu:

10 á quien el don de hacer milagros, á quién el don de profecía, á quién discrecion de espíritus, á quién don de hablar varios idiomas, á quién el de interpretar las palabras ó razonamientos.

11 Mas todas estas cosas las causa el mismo indivisible Espíritu, repartiendolas á cada uno segun quiere.

12 Porque así como el cuerpo humano es uno, y tiene muchos miembros, y todos los miembros con ser muchos, son un solo cuerpo, así tambien el cuerpo místico de Christo.

13 A cuyo fin todos nosotros somos bautizados en un mismo Espíritu para componer un solo cuerpo, ya seamos judíos, ya gentiles, ya esclavos, ya libres; y todos hemos bebido un mismo Espíritu [122].

14 Que ni tampoco el cuerpo es un solo miembro, sino el conjunto de muchos.

15 Si dijere el pié: ¿Pues que no soy mano, no soy del cuerpo; dejará por eso de ser del cuerpo?

16 Y si dijere la oreja: ¿Pues que no soy ojo, no soy del cuerpo; dejara por eso de ser del cuerpo?

17 Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oido? Si todo fuese oido, ¿dónde estaría el olfato?

18 Mas ahora ha puesto Dios en el cuerpo muchos miembros, y los ha colocado en él como le plugo.

19 Que si todos fuesen un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?

20 Por eso ahora, aunque los miembros sean muchos, el cuerpo es uno.

21 Ni puede decir el ojo á la mano: No he menester tu ayuda; ni la cabeza a los pies: No me sois necesarios.

22 Antes bien aquellos miembros que parecen los mas débiles del cuerpo, son los mas necesarios;

23 y á los miembros del cuerpo que juzgamos mas viles, á estos ceñimos de mayor adorno; y cubrimos con mas cuidado y honestidad aquellos que son ménos honestos.

24 Al contrario nuestras partes ó miembros honestos como la cara, manos, ojos, etc., no han menester nada de eso; pero Dios ha puesto tal órden en todo el cuerpo, que se honra mas lo que de suyo es ménos digno de honor,

25 á fin de que no haya cisma ó division en el cuerpo, antes tengan los miembros la misma solicitud unos de otros.

26 Por donde si un miembro padece, todos los miembros se compadecen; y si un miembro es honrado, todos los miembros se gozan con él.

27 Vosotros pues sois el cuerpo místico de Christo, y miembros unidos á otros miembros.

28 Así es que ha puesto Dios varios miembros en la Iglesia, unos en primer lugar apóstoles, en segundo lugar Profetas, en el tercero doctores, luego á los que tienen el don de hacer milagros, despues á los que tienen gracia de curar, de socorrer al prójimo, don de gobierno, de hablar todo género de lenguas, de interpretar las palabras.

29 Por ventura ¿son todos apóstoles? ¿ó todos profetas? ¿ó todos doctores?

30 ¿hacen todos milagros? ¿tienen todos la gracia de curar? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos?

31 Vosotros empero entre esos dones aspirad á los mejores. Yo voy pues á mostraros un camino ó don todavía mas excelente [123].

CAPÍTULO XIII.
Descripcion de la caridad, y de sus propiedades.

1 Cuando yo hablára todas las lenguas de los hombres, y el lenguage de los ángeles mismos, si no tuviere caridad, vengo á ser como un metal que suena, Ó campana que retiñe.

2 Y cuando tuviera el don de profecía, y penetrase todos los misterios, y poseyese todas las ciencias; cuando tuviera toda la fé posible, de manera que trasladase de una á otra parte los montes, no teniendo caridad, soy un nada.

3 Cuando yo distribuyese todos mis bienes para sustento de los pobres, y cuando entregara mi cuerpo á las llamas, si la caridad me falta, todo lo dicho no me sirve de nada.

4 La caridad es sufrida, es dulce, y bienhechora: la caridad no tiene envidia, no obra precipitada ni temerariamente, no se ensoberbece,

5 no es ambiciosa, no busca sus intereses, no se irrita, no piensa mal,

6 no se huelga de la injusticia, complácese sí en la verdad:

7 á todo se acomoda, cree todo el bien del prójimo, todo lo espera, y lo soporta todo [124].

8 La caridad nunca fenece; en lugar de que las profecías se terminaran, y cesarán las lenguas, y se acabará la ciencia.

9 Porque ahora nuestro conocimiento es imperfecto, é imperfecta la profecía.

10 Mas llegado que sea lo perfecto, desaparecerá lo imperfecto [125].

11 Así cuando yo era niño, hablaba como niño, juzgaba como niño, discurria como niño. Pero cuando fuí ya hombre hecho, di de mano á las cosas de niño.

12 Al presente no vemos á Dios sino como en un espejo, y bajo imágenes oscuras [126]; pero entónces le veremos cara á cara. Yo no le conozco ahora sino imperfectamente; mas entónces le conoceré con una vision clara, á la manera que soy yo conocido [127].

13 Ahora permanecen estas tres virtudes, la fé, la esperanza y la caridad; pero de las tres la caridad es la mas excelente de todas.

CAPÍTULO XIV.
El don de profecía se debe anteponer al don de lenguas. Del modo de usar bien de todos las dones. Dios es un Dios de paz, y no de discordias. Las mugeres deben callar en la Iglesia.

1 Corred con ardor para alcanzar la caridad, y codiciad despues dones espirituales [128], mayormente el de profecía [129].

2 Pues quien habla lenguas sin tener dicho don, no habla para los hombres, porque nadie le entiende, sino para Dios. Habla sí en espíritu cosas misteriosas [130].

3 Al paso que el que hace oficio de Profeta [131], habla con los hombres para edificacion de ellos, y para exhortarlos, y consolarlos.

4 Quien habla lenguas, se edifica á sí mismo; mas el que profetiza, edifica á la Iglesia de Dios.

5 Yo, sí, deseo que todos vosotros tengais el don de lenguas; pero mucho mas que tengais el de profecía. Porque aquel que profetiza, es preferible al que habla lenguas desconocidas, a no ser que tambien las interprete ó profetize, a fin de que la Iglesia reciba utilidad.

6 En efecto, hermanos, si yo fuere a vosotros hablando lenguas, ¿que os aprovechará, si no os hablo instruyéndoos ó con la revelacion [132], ó con la ciencia [133], ó con la profecía [134], ó con la doctrina [135]?

7 ¿No vemos aun en las cosas inanimadas que producen sonidos, como la flauta, y el arpa, que si no forman tonos diferentes, no se puede saber lo que se toca con la flauta, ó el arpa?

8 Y si la trompeta no da un sonido determinado sino confuso, ¿quién es el que se preparará para el combate [136]?

9 Si la lengua que hablais, no es inteligible, ¿como se sabrá lo que decis? no hablaréis sino al aire.

10 En efecto, hay en el mundo muchas diferentes lenguas, y no hay pueblo que no tenga la suya.

11 Si yo pues ignoro lo que significan las palabras, seré bárbaro ó extrangero para aquel á quien hablo; y el que me hable, será bárbaro para mí.

12 Por eso vosotros, ya que sois codiciosos de estos dones espirituales, desead ser enriquecidos con ellos para edificacion de la Iglesia.

13 Y por lo mismo el que habla una lengua, pida la gracia de interpretarla ó explicar lo que dice.

14 Que si yo hago oracion ó predico en una lengua desconocida, mi espíritu ora ó predica, ó pero mi concepto queda sin fruto [137].

15 Pues ¿que haré? Oraré con el espíritu, y oraré tambien hablando inteligiblemente: cantare salmos con el espiritu [138], pero los cantare tambien inteligiblemente [139].

16 Por lo demas, si tú alabas a Dios solamente con el espíritu [140], el que está en la clase del sencillo pueblo, ¿cómo ha de decir Amen, esto es, Así sea, al fin de tu accion de gracias? puesto que no entiende lo que tú dices:

17 no es que no sea buena tu accion de gracias, sino que no quedan por ella edificados los otros [141].

18 Yo doy gracias á mi Dios, de que hablo las lenguas de todos vosotros.

19 Pero en la Iglesia mas bien quiero hablar cinco palabras de modo que sea entendido, é instruya tambien á los otros, que diez mil palabras en lengua extraña.

20 Hermanos, no seais como niños en el uso de la razon [142], sed sí niños en la malicia; pero en la cordura hombres hechos.

21 En la Ley está escrito: Yo hablaré en otras lenguas, y con otros acentos á este pueblo; y ni aun así me creerán, dice el Señor.

22 Así pues el don de las lenguas es una señal no para los fieles, sino para los infieles [143]; mas el de las profecías no se ha dado para convertir á los infieles, sino para instruir á los fieles [144].

23 Ahora bien, si estando congregada toda la Iglesia en un lugar, y poniéndose todos á hablar lenguas diferentes, entran gentes idiotas ó rudas, ó bien infieles, ¿no dirán que estais locos?

24 Mas al contrario, si profetizando todos [145], entra un infiel, ó un idiota, de todos será convencido, será juzgado de todos:

25 los secretos de su corazon se harán manifiestos, y por tanto postrado sobre su rostro adorará á Dios, confesando que verdaderamente Dios está en medio de vosotros.

26 Pues ¿qué es lo que se ha de hacer, hermanos mios? Vedlo aquí: si cuando os congregais, uno de vosotros se halla inspirado de Dios, para hacer un himno, otro para instruir, este para revelar alguna cosa de Dios, aquel para hablar lenguas, otro para interpretarlas; hágase todo para edificacion de los fieles.

27 Si han de hablar lenguas, hablen dos solamente, ó cuando mucho tres, y eso por turno, y haya uno que explique lo que dicen.

28 Y si no hubiere intérprete, callen en la Iglesia los que tienen este don, y hablen consigo, y con Dios.

29 De los Profetas hablen dos ó tres, y los demas disciernan [146].

30 Que si á otro de los asistentes estando sentado le fuere revelado algo [147], calle luego el primero.

31 Así podeis profetizar todos uno despues de otro, a fin de que todos aprendan, y todos se aprovechen;

32 pues los espíritus ó dones proféticos están sujetos á los Profetas [148].

33 Porque Dios no es autor de desorden, sino de paz; y esto es lo que yo enseño en todas las Iglesias de los santos.

34 Las mugeres callen en las Iglesias, porque no les es permitido hablar allí, sino que deben estar sumisas, como lo dice tambien la Ley [149].

35 Que si desean instruirse en algun punto, pregúntenselo cuando estén en casa, a sus maridos. Pues es cosa indecente en una muger el hablar en la Iglesia [150].

36 Por ventura ¿tuvo de vosotros su origen la palabra de Dios? ¿ó ha llegado a vosotros solos?

37 Si alguno de vosotros se tiene por Profeta, ó por persona espiritual, reconozca que las cosas que os escribo, son preceptos del Señor.

38 El que lo desconoce, será desconocido[151].

39 En suma, hermanos, codiciad ó preferid el don de la profecía; y no estorbeis el de hablar lenguas.

40 Pero hágase todo con decoro, y con órden

CAPÍTULO XV.
La fé y esperanza de nuestra futura resurreccion se confirman eficazmente por la resurreccion ya sucedida de Jesu-Christo. Descríbese el órden y modo de ella, y la naturaleza de los cuerpos resucitados.

1 Quiero ahora, hermanos mios, renovaros la memoria del Evangelio, que os he predicado, que vosotros recibisteis, en el cual estais firmes,

2 y por el cual sois salvados; á fin de que veais si le conservais de la manera que os le prediqué, porque de otra suerte en vano habríais abrazado la fé.

3 En primer lugar pues os he enseñado lo mismo que yo aprendí del Señor, es á saber, que Christo murió por nuestros pecados conforme á las Escrituras[152];

4 y que fue sepultado [153], y que resucitó al tercer dia, segun las mismas Escrituras,

5 y que se apareció á Céphas ó Pedro, y despues á los once apóstoles [154]:

6 posteriormente se dejó ver en una sola vez de mas de quinientos hermanos juntos, de los cuales, aunque han muerto algunos, la mayor parte viven todavía:

7 se apareció tambien a Santiago, y despues á los apóstoles todos:

8 finalmente después de todos se me apareció tambien á mí [155], que vengo á ser como un abortivo;

9 siendo, como soy, el menor de los apóstoles, que ni merezco ser llamado apóstol, pues que perseguí la Iglesia de Dios.

10 Mas por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no ha sido estéril en mí, antes he trabajado mas copiosamente que todos, pero no yo, sino mas bien la gracia de Dios que está conmigo [156]:

11 así que tanto yo como ellos, esto es lo que predicamos todos, y esto habeis creido vosotros.

12 Ahora bien, si se predica á Christo como resucitado de entre los muertos, ¿cómo es que algunos de vosotros andan diciendo, que no hay resurreccion de muertos?

13 Pues si no hay resurreccion de muertos, como dicen ellos, tampoco resucitó Christo.

14 Mas si Christo no resucitó, luego vana es nuestra predicacion, y vana es tambien vuestra fé:

15 á mas de eso somos convencidos de testigos falsos respecto á Dios, por cuanto hemos testificado contra Dios, diciendo que resucitó á Christo, al cual no ha resucitado, si los muertos no resucitan.

16 Porque en verdad que si los muertos no resucitan, tampoco Christo resucitó.

17 Y si Christo no resucitó, vana es vuestra fé, pues todavía estáis en vuestros pecados [157].

18 Por consiguiente, aun los que murieron creyendo en Christo, son perdidos sin remedio.

19 Si nosotros solo tenemos esperanza en Christo mientras dura nuestra vida, somos los mas desdichados de todos los hombres [158].

20 Pero Christo, hermanos mios, ha resucitado de entre los muertos, y ha venido á ser como las primicias de los difuntos,

21 porque así como por un hombre vino la muerte al mundo, por un hombre debe venir tambien la resurreccion de los muertos [159].

22 Que así como en Adam mueren todos, así en Christo todos serán vivificados.

23 Cada uno empero por su órden [160]; Christo el primero, despues los que son de Christo, y que han creido en su venida.

24 En seguida será el fin del mundo; cuando Jesu-Christo hubiere entregado su reino ó Iglesia á su Dios y Padre, cuando habrá destruido todo imperio, y toda potencia, y toda dominacion [161].

25 Entre tanto debe reinar [162], hasta ponerle el Padre á todos los enemigos debajo de sus pies.

26 Y la muerte será el último enemigo destruido [163], porque todas las cosas las sujetó Dios debajo de los pies de su Hijo. Mas cuando dice la Escritura:

27 Todas las cosas están sujetas á él; sin duda queda exceptuado aquel que se las sujetó todas.

28 Y cuando ya todas las cosas estuvieron sujetas á él, entonces el Hijo mismo quedará sujeto, en cuanto hombre, al que se las sujetó todas, á fin de que en todas las cosas todo sea de Dios.

29 De otra manera ¿qué harán aquellos que bautizan por aliviar á los difuntos, si absolutamente los muertos no resucitan? ¿por qué pues se bautizan por los muertos [164]?

30 ¿Y á qué fin á toda hora nos exponemos nosotros á tantos peligros?

31 No hay dia, tenedlo por cierto, hermanos, en que yo no muera por asegurar la gloria vuestra y tambien mia, que está en Jesu-Christo nuestro Señor.

32 ¿De qué me sirve (hablando como hombre) haber combatido en Epheso contra bestias feroces, si no resucitan los muertos? En este caso no pensemos mas que en comer y beber, puesto que mañana morirémos.

33 No deis lugar á la seduccion: las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.

34 Estad alerta ¡oh justos! y guardáos del pecado; porque entre nosotros hay hombres que ne conocen á Dios, dígolo para confusion vuestra.

35 Pero ¿de qué manera resucitarán los muertos? me dirá alguno: ó ¿con qué cuerpo vendrán?

36 ¡Necio! lo que tú siembras, no recibe vida, si primero no muere.

37 Y al sembrar, no siembras el cuerpo de la planta que ha de nacer despues, sino el grano desnudo, por ejemplo, de trigo ó de alguna otra especie.

38 Sin embargo Dios le da cuerpo segun quiere, y a cada una de las semillas el cuerpo que es propio de ella [165].

39 No toda carne, es la misma carne, sino que una es la carne de los hombres, otra la de las bestias, otra la de las aves, otra la de los peces.

40 Hay asimismo cuerpos celestes, y cuerpos terrestres; pero una es la hermosura de los celestes, y otra la de los terrestres.

41 Entre aquellos mismos una es la claridad del sol, otra la claridad de la luna, y otra la claridad de las estrellas. Y aun hay diferencia en la claridad entre estrella y estrella:

42 así sucederá tambien en la resurreccion de los muertos. El cuerpo, a manera de una semilla, es puesto en la tierra en estado de corrupcion, y resucitará incorruptible.

43 Es puesto en la tierra todo disforme, y resucitará glorioso: es puesto en tierra privado de movimiento, y resucitará lleno de vigor:

44 es puesto en tierra como un cuerpo animal, y resucitará como un cuerpo todo espiritual [166]. Porque así como hay cuerpo animal, le hay tambien espiritual, segun está escrito.

45 El primer hombre Adam fue formado con alma viviente, el postrer Adam Jesu-Christo ha sido llenado de un espíritu vivificante.

46 Pero no es el cuerpo espiritual el que ha sido formado el primero, sino el cuerpo animal, y en seguida el espiritual.

47 El primer hombre es el terreno, formado de la tierra; y el segundo hombre es el celestial, que Viene del cielo.

48 Así como el primer hombre ha sido terreno, han sido tambien terrenos sus hijos; y así como es celestial el segundo hombre, son tambien celestiales sus hijos.

49 Segun esto, así como hemos llevado grabada la imágen del hombre terreno, llevemos tambien la imágen del hombre celestial [167].

50 Digo esto, hermanos mios, porque la carne y sangre ó los hombres carnales no pueden poseer el reino de Dios; ni la corrupcion poseerá esta herencia incorruptible.

51 Ved aquí, hermanos, un misterio que voy á declararos: Todos a la verdad resucitarémos, mas no todos seremos mudados en hombres celestiales [168].

52 En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, al son de la última trompeta [169]; porque sonará la trompeta, y los muertos resucitarán en un estado incorruptible; y entónces nosotros [170] seremos inmutados.

53 Porque es necesario que este cuerpo corruptible sea revestido de incorruptibilidad; y que este cuerpo mortal sea revestido de inmortalidad.

54 Mas cuando este cuerpo mortal haya sido revestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita [171]: La muerte ha sido absorbida por una victoria.

55 ¿Dónde está ¡oh muerte! tu victoria? ¿dó está ¡oh muerte! tu aguijon [172]?

56 Aguijon de la muerte es el pecado, al paso que la fuerza del pecado es ocasionada de la Ley [173].

57 Pero demos gracias a Dios, que nos ha dado victoria contra la muerte y el pecado por la virtud de nuestro Señor Jesu-Christo.

58 Así que, amados hermanos mios, estad firmes, y constantes; trabajando siempre mas y mas en la obra del Señor [174], pues que sabeis que vuestro trabajo no quedará sin recompensa delante del Señor.

CAPÍTULO XVI.
Exhorta á los corinthios á que hagan la colecta de limosnas para los pobres de la Iglesia de Jerusalem, y les recomienda á Timotheo y á otros discípulos.

1 En cuanto á las limosnas que se recogen para los santos, practicadlo en la misma forma que yo he ordenado a las Iglesias de Galacia.

2 El primer dia de la semana cada uno de vosotros ponga a parte, y deposite aquello que le dicte su buena voluntad, á fin de que no se hagan las colectas al tiempo mismo de mi llegada.

3 En estando yo presente, á aquellos sugetos que me hubiéreis designado, los enviaré con cartas mias á llevar vuestras liberalidades á Jerusalem.

4 Que si la cosa mereciere que yo tambien vaya, irán conmigo.

5 Yo pasaré á veros, despues de haber atravesado la Macedonia, pues tengo de pasar por dicha provincia.

6 Y quizá me detendré con vosotros, y tal vez pasaré tambien el invierno, para que vosotros me lleveis á de quiera que hubiere de ir.

7 Porque esta vez no quiero visitaros solamente de paso, antes espero detenerme algun tiempo entre vosotros, si el Señor me lo permitiere.

8 Acá en Épheso me quedaré hasta Pentecostes.

9 Porque se me ha abierto una puerta grande, y espaciosa para la propagacion del Evangelio; si bien los adversarios son muchos.

10 Si va á veros Timotheo, procurad que esté sin recelo entre vosotros pues trabaja, como yo, en la obra del Señor.

11 Por tanto ninguno le tenga en poco por ser mozo[175]; y despachadle en paz, para que venga á verse conmigo, pues le estoy aguardando con los hermanos.

12 En Cuanto á nuestro hermano Apollo, os hago saber, que le he instado mucho para que fuese a visitaros con algunos de nuestros hermanos; pero no ha creido conveniente hacerlo ahora; mas él irá, cuando tuviere oportunidad.

13 Velad entre tanto, estad firmes en la fé, trabajad varonilmente, y alentáos mas y mas.

14 Todas vuestras cosas háganse con caridad [176].

15 Ya conoceis, hermanos mios, la familia de Estéphanas, y de Fortunato, y de Achâico: ya sabeis que son las primicias de la Achâya [177], y que se consagraron al servicio de los santos [178]:

16 os ruego que tengais mucha deferencia á personas de ese carácter, y á todos los que cooperan, y trabajan en la obra de Dios.

17 Yo por mi parte me huelgo con el arribo de Estéphanas, y de Fortunato, y de Achâico: ellos son los que han suplido vuestra falta ó ausencia,

18 recreando así mi espíritu como el vuestro. Mostrad pues reconocimiento á tales personas.

19 Las Iglesias de Asia os saludan. Os saludan con grande afecto en el Señor, Aquila y Priscilla, con la Iglesia de su casa, en la que me hallo hospedado.

20 Todos los hermanos os saludan. Saludáos vosotros unos á otros con el ósculo santo de la caridad.

21 La salutacion de mí, Pablo, va de propio puño.

22 El que no ama á nuestro Señor Jesu-Christo, sea anathema, Maran Atha.[179] 23 La gracia de nuestro Señor Jesu-Christo sea con vosotros.

24 Mi sincero amor con todos vosotros en Christo Jesus. Amen.

 
FIN DE LA EPÍSTOLA PRIMERA DE SAN PABLO A LOS CORINTHIOS.

  1. Act. VIII. v.24.—II. Joann. I. v.42.
  2. Y á fin de impedir que se atribuyese á la fuerza de la elocuencia la conversion del mundo, que es obra de la Cruz.
  3. O el medio eficacísimo de que se vale para justificarnos.
  4. Is. XXIX. v.14.
  5. Jerem. XXXIII. v.18.
  6. ¿Con el desprecio que ha hecho de ella?
  7. Y milagros que se dirijan á la conquista temporal del mundo.
  8. O demostraciones naturales.
  9. Jer. XXIII. v.5.
  10. Jer. IX. v.23. —II. Cor. X. v.17.
  11. Véase Conocer.
  12. Véase Siglo.
  13. Is. LXIV. v.4.
  14. Y aquel á quien este se las revela.
  15. Antes I. v. 17.——II. v. 1 y 4.—II. Pet. I. v.16.
  16. Esto es, adaptando las palabras á las cosas de que tratamos; y exponiendo nuestra doctrina, toda espiritual y divina, de la manera, y con las palabras que nos sugiere el Espíritu de Dios.
  17. ¿O poder reprender á los que él guía con su espíritu? Sap. IX. v.13.—Is. XL. v.23.—Rom. XI. v.34.
  18. Y por eso conocemos sus misterios.
  19. Solamente os he propuesto las verdades mas sencillas de la Religion, porque no érais capaces de cosas mas elevadas.
  20. O con miras humanas; y segun el movimiento de la naturaleza corrompida.
  21. Esto es, un mero instrumento de Dios.
  22. Ps. LXI. v.13.—Matth. XVI. v.27.—Rom. II. v.6.—Gal. VI. v.5.
  23. Predicándoos la fé pura de Jesu-Christo.
  24. Esto es, la pura y sublime doctrina.
  25. Esto es, cosas inútiles y supérfluas, como las observancias y ceremonias legales.
  26. Expiando así los defectos cometidos en la predicacion del Evangelio, y el haberse servido de adornos mundanos ven el edificio espiritual de los prójimos.
  27. O enseñando al prójimo doctrinas falsas, ó contaminándose á sí mismo.
  28. II. Cor. VI. v.16.
  29. Job. V. v.13.
  30. Y haré que queden enredados en sus mismos discursos y sutilezas.
  31. Psalm. XCIII. v.11.
  32. Ni de ser discípulo de este apóstol, ni del otro.
  33. Que es quien solamente conoce á fondo el mérito ó demérito de las obras.
  34. Sobre vuestros predicadores, y partidos que forman.
  35. Acabo de deciros v. 4. que Pablo, Apollo y demas predicadores, no somos mas que unos instrumentos de que se vale Dios.
  36. O te hace sobresalir entre tus hermanos.
  37. Llanos, á vuestro parecer, de sabiduría y de luces.
  38. Participando de esta dicha, como padres vuestros en la fé.
  39. Y á manera de las víctimas humanas que sacrifican los gentiles á sus dioses para expiar las iniquidades del mundo, y aplacar la cólera del cielo: ved cuánto va de nposotros á vosotros.
  40. Y reprimir á los orgullosos que perturban esa Iglesia.
  41. Matth. VII. v.21.
  42. Si quereis esto último, corregid esos desórdenes que hay entre vosotros; y que debería yo castigar con penas y censuras.
  43. ¿Y que así ese solo incestuoso puede echar á perder toda esa Iglesia?
  44. O libres de toda corrupcion, por la gracia del bautismo. Véase Azymos.
  45. Con un corazon puro y libre de toda corrupcion.
  46. Esto es, no converseis familiarmente con ellos.
  47. Porque se hallan por todas partes. Es una hipérbole. Este verso se comienza en griego Καὶ οὐ πάντως τοῖς πόρνοις, sed non omnino, ó sed non in totum. Καὶ se pone por αλλά, segun la frase de los hebreos; y así puede traducirse: No entiendo decir que no trateis absolutamente con los deshonestos.
  48. Tomando á estos por árbitros de vuestras diferencias?
  49. Que tanto presumís de sábios.
  50. Y orígen de muchos pecados.
  51. Ya que os creeis tan aventajados en la virtud. Matth. V. v.39.—Luc. VI. v.29.—Rom. XII. v.17.—I. Thes. IV. v.6.
  52. Al cual comunicará algun día la inmortalidad.
  53. Esto es, de mi cuerpo sautificado por Christo, que es nuestra cabeza.
  54. Gen. II. v.24.—Matth. IX. v.15.—Eph. V. v.31.
  55. Al cual afrenta y profana.
  56. No menos que con el de la sangre de Jesu-Christo.
  57. El que no tenga el don de continencia para quedarse célibe, cásese antes que entregarse á la impureza.
  58. En el fuego de la torpeza. Y si han hecho voto de castidad, tienen el remedio en la mortificacion dela carne, y en la oracion.
  59. Y en el caso de separarse justamente de ella, no pase á casarse con otra.
  60. Salvo el honor de la religion del marido.
  61. Y así es santificado el matrimonio por la santidad de uno de los consortes.
  62. Serían ilegítimos, y no podrian ser tan fácilmente bautizados.
  63. O perder la libertad de seguir pacíficamente la fé de Jesu-Christo. Y así quedan libres, ya sea de la cohabitacion sola, como lo entienden algunos teólogos, ya sea tambien del vínculo, como dicen otros.
  64. La religion cristiana no exige el mudar de condicion, sino de costumbres, arreglándolas al Evangelio; ni destruye nunca en el mundo el órden civil, sino solamente el pecado y las ocasiones del pecado. S. Chrysost.
  65. Aprovéchate de tu humilde condicion para bien de tu alma. Otros traducen: Si puedes ser libre, aprovéchate mas bien: ó, Si puedes lograr la libertad, mejor es que seas libre.
  66. O servirles en perjuicio de vuestro amo Jesu-Christo, ó de lo que él manda.
  67. Salva la fé y obediencia debida á Dios.
  68. Atenta la necesidad urgente de disponemos para la otra vida, y las inquietudes del matrimonio, es mejor para el hombre el estarse así sin casarse.
  69. No quiero hablar mas de las incomodidades del matrimonio, por no retraer de él á los que no tienen virtud para guardar continencia, y deben casarse. Podria traducirse: Mas ya me compadezco de vosotros. S. Aug. De stat. virg. c. VI.
  70. Véase Llorar.
  71. Desaparece; como en un teatro cae de repente el telon, y se acabó la escena que se representaba.
  72. A lo cual se conforma libremente la hija.
  73. Véase Idolos.
  74. O en que se celebran sus convites puramente civiles.
  75. Porque vuestra admirable conversion, y los dones que habeis recibido del Espíritu santo, prueban auténticamente mi apostolado.
  76. ¿Sino que hemos de ganar el alimento con nuestras manos, y cuidar nosotros mismos de nuestra asistencia?
  77. Deut. XXV. v.4.
  78. Por cuya razon circuncidé á Timotheo, y llevaba ofrendas al Templo.
  79. Privándose de cuanto puede disminuir la robustez y agilidad de su cuerpo.
  80. Sino para coger la corona de gloria que tengo siempre á la vista.
  81. Figura que era del Espiritu santo que nos alumbra y recrea con su gracia.
  82. Exod. XIII. v.21.—Num. IX. v.21.
  83. Símbolo de nuestro bautismo. Ex. XIV. v.22.
  84. Cual era el maná, figura de la Euchâristía. Ex. XVI. v.15.—XVII. v.6.—Num. XX. v.11.—Psalm. LXXVII. v.25.—Joann. VI. v.32.
  85. Aquella agua milagrosa que el golpe de la vara de Moysés hizo manar de una peña.
  86. Herido en la cruz despues de muerto, y brotando agua y sangre por su costado.
  87. Num. XXVI. v.65.
  88. Bailando en torno del becerro de oro. Exod. XXXII. v.6.
  89. Num. XXV. v.9. Véase Chronología.
  90. Dudando de las promesas de Dios, y pidiendo á Moysés milagros. Num. XX y XXI.
  91. Num. XI. v.1.—XIV. v.2.
  92. O en la última edad del mundo, en que las figuras se cumplen.
  93. Y de cuanto se le parezca, como son los convites despues de sus fiestas.
  94. ¿No nos unimos así todos con Jesu-Christo?
  95. Cuya cabeza es Christo.
  96. Pues veis ahí cómo se podrá sospechar mal de vosotros, cuando comeis de las viandas sacrificadas á los ídolos.
  97. Y que los que participan de dichos sacrificios, comunican en alguna manera con los demonios.
  98. ¿Para libertarnos de su venganza?
  99. Véase esta misma sentencia Phillip. II. v.4.
  100. Y nada ha hecho impuro ó inmundo.
  101. La caridad y amor al prójimo nos obligan á no escandalizarle, y á privarnos alguna vez aun de lo que nos es lícito.
  102. En cuanto á la naturaleza humana.
  103. Véase Profeta.
  104. Pues es el velo una señal de aquella sujecion que es indigna del hombre, aunque propia de la muger. Véase Velo.
  105. Habia entónces mugeres que tenian el don de profecía, como las cuatro hijas del diácono Phelippe, Act. XXI. v.9; y habia ya habido muchas en el Antiguo Testamento, como Maria, hermana de Moysés, Débora, Ana, madre de Samuel, etc. Véase Profeta.
  106. El cual le dió el principado sobre las criaturas de la tierra.
  107. Gen. II. v.23.
  108. Que asisten al sacrificio; y por no ofender con su inmodestia á los sacerdotes que le ofrecen.
  109. A fin de que ni abuse el hombre de su superioridad, ni la muger se alze á mayores
  110. Esto es, de que las mugeres comparezcan descubiertas en el Templo.
  111. Atendida la malicia de los hombres.
  112. Véase Agape.
  113. O la memoria del convite euchârístico, que celebró con los apóstoles la víspera de su pasion.
  114. Véase Testamento.
  115. Hallando pura su conciencia.
  116. Véase Alianza.
  117. En castigo de recibir indignamente el cuerpo del Señor.
  118. O no le basta la cena frugal que hacen los demas, ó no puede por motivo justo esperar tanto.
  119. Por el espíritu de la mentira: mas ahora sois dirigidos por el Espíritu santo.
  120. Con afecto sobrenatural, ó con fé viva ó animada de la caridad.
  121. O bien comun de la Iglesia, y segun las necesidades de esta.
  122. Participando de la Euchâristía, que es el sacramento de nuestra unidad.
  123. Y mas ventajoso para llegar á Dios, y sin el cual nada aprovechan los demas.
  124. A fin de ganar para Jesu-Christo á todos los hombres: tres veces insiste aquí san Pablo en que la caridad inspira y exige la paciencia: patiens est: omnia suffert: omnia sustinet.
  125. Viendo á Dios claramente ya no se necesita el uso de los dones.
  126. En imágenes que aun no llegan á representarle como él es en sí mismo.
  127. No será alguna imágen de Dios la que veré en el cielo, sino que le veré cara á cara, directamente, y no por medio de figuras, aunque no llegaré á comprender sus infinitas perfecciones.
  128. Para la edificacion del prójimo.
  129. O explicacion de las cosas divinas.
  130. Pero sin utilidad de sus oyentes.
  131. Ya sea descubriendo sucesos ocultos y desconocidos, ya prorumpiendo en cánticos de alabanza, ó bien interpretando las sagradas Escrituras. Véase Profeta.
  132. De cosas ocultas y misteriosas.
  133. De las verdades de nuestra religion.
  134. O explicacion de las Escrituras.
  135. De la moral evangélica.
  136. No entendiendo las señales que le dan con el sonido.
  137. Respecto de los fieles que no tienen, el don de dicha lengua.
  138. O don que Dios me ha dado.
  139. Esto es, de una manera que no solo yo, sino todos los fieles entiendan lo que digo en la oracion pública.
  140. O corazon, usando de una lengua que no se entiende.
  141. No se sigue de estos principios que los divinos oficios deban celebrarse precisamente en una, lengua que entiendan todos los particulares: lo que hoy dia, atendida la muchedumbre de lenguas y las frecuentes variaciones que en ellas se introducen, tendría muchos inconvenientes. Pero á lo ménos prueban, que no debe omitirse ninguna diligencia para poner á los fieles en estado de tomar parte en las oraciones públicas, ya sea explicándoselas de viva voz, ya sea poniendo en sus manos versiones fieles y exactas, que ilustren su entendimiento, y sostengan ó fomenten su atencion. Véase Conc. Trid. ses. XXII. c. 8.
  142. No seais como los niños, que admiran todo lo que les parece extraordinario, aunque nada entiendan.
  143. Is. XXVIII. v.11. Para que con este prodigio escuchen atentos la predicacion del Evangelio.
  144. Y así el don de profecía es mas útil á la Iglesia, que el de lenguas.
  145. O explicando por turno los misterios de nuestra religion, y anunciando lo secreto y venidero.
  146. O juzguen, si es el Espíritu de Dios el que inspira á los otros.
  147. O recibiere de Dios alguna particular inteligencia en la materia de que se trata.
  148. A diferencia del espíritu que animaba á los adivinos de Satanás.
  149. Gen. III. v.16.
  150. ¿Acaso teneis vosotros autoridad para introducir nuevas costumbres, ó abusos, contra la práctica universal de la Iglesia?
  151. O desaprobado y castigado de Dios, á cuya voluntad se opone.
  152. Is. LIII. v.5.
  153. Jonas. II. v.1.
  154. Joann. XX. v.29.
  155. Act. IX. v.3.—Eph. III. v.8.
  156. La cual da el querer hacer el bien, y el hacerle.
  157. Siendo, como es, Christo resucitado la causa de la justificacion, y el vencedor de la muerte y del pecado.
  158. Pues queda frustrada la esperanza de la otra vida, por la cual nos mortificamos y padecemos ahora.
  159. Colos. I. v.18.—Apoc. I. v.5.
  160. I. Thes. IV. v.15.
  161. 3 Opuestas á la perfeccion de su reino.
  162. Psalm. CIX. v.1. Habla el Apóstol del reino ó gobierno que ahora ejerce Jesu-Christo en la lglesia, no del que ejercerá en el cielo sobre la Iglesia triunfante, cuando ya no haya enemigos, ni combates, y no resuenen mas que alabanzas al Señor. S. Thomas.
  163. Psalm. VIII. v.8.—Is. XXI. v.8.—Heb. II. v.8.
  164. Algunos creen que se habla aquí del bautismo de lágrimas y penitencia. Otros, que alude á la práctica de bautizarse por los catecúmenos que morían sin poder recibir el bautismo; al modo de lo que se usaba en ciertas purificaciones legales. El Apóstol sin aprobar esta práctica, que sin duda era hija de la supersticion, infiere que deben creer en la resurreccion; porque la tal ceremonia se funda en la creencia de otra vida, y es justo que el cuerpo participe del premio ó castigo que reciba el alma.
  165. Así dará á cada hombre el propio cuerpo que le pertenece. Es gran necedad negar la posibilidad de que resuciten los cuerpos muertos, cuando se reflexiona lo que pasa en un grano ó pequeña simiente metida dentro de la tierra, de la cual sale una hermosa espiga, ó un grandioso árbol. ¡Que expliquen los materialistas cómo se hace tan prodigiosa resurreccion del granito sepultado en tierra!
  166. Esto es, libre de todas las alteraciones materiales, y perfectamente concorde con el espíritu.
  167. Haciéndonos dignos de la inmortalidad gloriosa.
  168. Porque los réprobos tomarán otra vez su cuerpo corruptible para vivir con él en el fuego eterno: un cuerpo que sin consumirse, sentirá eternamente los efectos de la corrupcion, que son la pesadez, la fealdad, la inmundicia, la fetidez, y sobre todo, el dolor.
  169. Alude á la costumbre antigua de convocar al pueblo al son de trompeta; y tambien á los jueces para pronunciar las sentencias.
  170. Que confiamos ser del número de los escogidos.
  171. Is. XXV. v.8.
  172. Os. XIII. v.14.—Hebr. II. v.14.
  173. Rom. III. v.20.
  174. O en vuestra justificacion, y en la del prójimo.
  175. I. Tim. IV. v.12.
  176. O por un principio de amor de Dios.
  177. O los primeros que se convirtieron en esta provincia.
  178. Esto es, al cuidado de los pobres fieles, y á la asistencia de los predicadores
  179. Maran Atha, esto es, perpétuamente execrable. Palabras syríacas que significan, el Señor vendrá para juzgarle. Expresion que denotaba la excomunion ó anathema mas terrible, y con la que significaban la mayor execracion.