La música de los animales

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FÁBULA XLIII.
La Música de los Animales.

Atencion, noble auditorio;
Que la bandurria he templado,
Y han de dar gracias quando oigan
La xácara que les canto.
En la Corte del Leon,
Dia de su cumple-años,
Unos quantos Animales
Dispusieron un saráo;
Y para darle principio
Con el debido aparato,
Creyeron que una Academia
De Música era del caso.
Como en esto de elegir
Los papeles adequados
No todas veces se tiene
El acierto necesario,

Ni hablaron del Ruiseñor,
Ni del Mirlo se acordaron,
Ni se trato de Calandria,
De Xilguero ni Canario.
Ménos hábiles cantores,
Aunque mas determinados,
Se ofrecieron á tomar
La diversion á su cargo.
Antes de llegar la hora
Del canticio proyectado,
Cada Músico decía:
Ustedes verán qué rato:
Y al fin la capilla junta
Se presenta en el estrado
Compuesta de los siguientes
Diestrísimos operarios:
Los tiples eran dos Grillos;
Rana y Cigarra contraltos;
Dos Tábanos, los tenores;
El Cerdo y el Burro, baxos.

Con qué agradable cadencia,
Con qué acento delicado
La Música sonaría,
No es menester ponderarlo.
Baste decir que los más
Las orejas se taparon,
Y por respeto al Leon
Disimularon el chasco.
La Rana por los semblantes
Bien conoció, sin embargo,
Que habían de ser mui pócas
Las palmadas y los bravos.
Salióse del corro, y dixo:
¡Cómo desentona el Asno!
Este replicó: Los tiples
Sí que están desentonados.
Quien lo echa tódo á perder,
(Añadió un Grillo chillando)
Es el Cerdo. Poco á poco,
(Respondió luego el Marrano:)

Nadie desafina mas
Que la Cigarra, contralto.
Tenga modo, y hable bien,
(Saltó la Cigarra:) es falso:
Esos Tábanos tenores
Son los autores del daño.
Cortó el Leon la disputa
Diciendo: Grandes bellacos,
¿Antes de empezar la solfa
No la estabais celebrando?
Cada uno para sí
Pretendía los aplausos,
Como que se debería
Todo el acierto á su canto;
Mas viendo ya que el concierto
Es un infierno abreviado,
Nadie quiere parte en él,
Y á los otros hace cargos.
Jamas volváis á poneros
En mi presencia: mudáos;

Que si otra vez me cantáis,
Tengo de hacer un estrago.
¡Así permitiera el cielo
Que sucediera otro tanto
Quando, trabajando á escote
Tres Escritores, ó quatro,
Cada qual quiere la gloria,
Si es bueno el libro, ó mediano;
Y los compañeros tienen
La culpa si sale malo!