La vuelta de Martín Fierro (1879)/26

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Nota: Se respeta la ortografía original de 1879.
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Cuando me llegó mi turno
Dige entre mi «ya me toca»—
Y aunque mi falta era poca
No sé porque me asustaba,
Les asiguro que estaba
Con el Jesus en la boca.—

Me dijo que yo era un vago
Un jugador, un perdido,
Que dende que fi al partido
Andaba de picaflor—
Que habia de ser un bandido
Como mi ante sucesor.

Puede que uno tenga un vicio,
Y que de él no se reforme,—
Mas naides está conforme
Con recebir ese trato:
Yo conocí que era el ñato
Quien le había dao los informes.

Me dentró curiosidá
Al ver que de esa manera
Tan siguro me dijiera
Que fué mi padre un bandido;
Luego lo habia conocido,
Y yo inoraba quien era.

Me empeñé en aviriguarlo,
Promesas hice á Jesus—
Tube por fin una luz,
Y supe con alegria
Que era el autor de mis dias,—
El guapo sargento Cruz.

Yo conocia bien su historia
Y la tenia muy presente—
Sabia que Cruz bravamente
Yendo con una partida,
Habia jugado la vida
Por defender á un valiente.

Y hoy ruego á mi Dios piadoso
Que lo mantenga en su gloria;
Se ha de conservar su historia
En el corazon del hijo:
El al morir me bendijo
Yo bendigo su memoria.—


El Contingente


Yo juré tener enmienda
Y lo consegui deveras;
Puedo decir ande quiera
Que si faltas he tenido
De todas me he corregido
Dende que supe quien era.

El que sabe ser buen hijo
A los suyos se parece;—
Y aquel que á su lado crece
Y á su padre no hace honor
Como castigo merece
De la desdicha el rigor

Con un empeño costante
Mis faltas supe enmendar—
Todo conseguí olvidar,
Pero por desgracia mia,
El hombre de Picardia
No me lo pude quitar.

Aquel que tiene buen nombre
Muchos dijustos ahorra—
Y entre tanta mazamorra
No olviden esta alvertencia:
Aprendí por esperencia
Que el mal nombre no se borra.