Ir al contenido

Los Shelknam/Prólogo y dedicatoria

De Wikisource, la biblioteca libre.
Los Shelknam: Indígenas de la Tierra del Fuego. Sus tradiciones, costumbres y lengua (1915)
de José María Beauvoir
Prólogo y Dedicatoria


PRÓLOGO Y DEDICATORIA[1]

Labor improbus omnia vincit
La perseverancia vence toda dificultad


La Obrita que bajo el título de «Los Shelknam-Indígenas de la Tierra del Fuego, etc.» presentamos al Público, es una breve colección de voces, que oímos pronunciar a nuestros Neófitos Fueguinos, desde que en 1892 empezamos a tratarlos. Esta voces han sido recogidas de su boca misma observándoles prolija y detenidamente los movimientos que hacían, las mueca de la boca, las señas de los ojos y de todo el rostro, no menos que los ademanes de las manos y de todo el cuerpo, producidos en el neto de pronunciarlas.

Noto estos detalles para que se entienda la dificultad que nosotros también encontramos para aprender algo de esta Lengua tan completamente nueva y diferente de las nuestras latinas. Probablemente un Nórdico con menos esfuerzo que nosotros, dada las mismas aptitudes y buena voluntad, la aprendería mejor y más fácilmente, por cuanto la lengua Fueguina por su pronunciación fuerte gutural y aspirada mucho se parece a las del Norte de Europa.

Nosotros desando vivamente salvar esta raza de su total exterminio, al que ye desde entonces la veíamos correr, no tan solo por la atroz persecución que les hacían los blancos civilizados, sino y más por su propia constitución física, que pronto nos dió a entender viciada e imposibilitada para resistir a la civilización, teniendo ya inoculado el germen de su disolución. Viéndonos impotentes para detener el golpe fatal que acabaría con su cuerpo, nos estudiamos entonces salvar siquiera la parte mejor de ellos, es decir su espíritu, redimiendo los últimos restos, por la gracia del Bautismo.

Además para tener de ellos un recuerdo imperecedero, nos empeñamos en salvar su Lengua, conservando escritas en el mejor modo que nos fué dado, aquellas voces y frases, que les oímos y vimos de su boca misma salir, juntamente con las pocas tradiciones que de sus Antiguos nos dejaron, descubriéndo asimismo las costumbres que de ellos pudimos recoger, formándonos una Memoria que nos será siempre grata recordar y trasmitirla por medio de la prensa a la Posteridad en acción de gracia al Buen Dios que tanto beneficio nos hiciera, a los Salesianos permitiéndonos conocer ese nuevo Pueblo antiguo y conociéndolo, salvarlo.


Nos dimos por tanto a la no fácil tarea de escribia esta obrita, y como dijo el Poeta — Labor improbus omnia vincit — aprovechando constantemente de los intérvalos que las atenciones de la Misión nos dejaban libres, pudimos recoger unas voces y frases entreteniéndonos con nuestros queridos Neófitos, las cuales antes que llegase el año 1900 habían alcanzado a los dos mil, las que, para condescender al insistente consejo de personas de autoridad, publicamos bajo el título de Pequeño Diccionario del Idioma Fueguino Ona.

En el Prólogo que precedía la Obrita había manifestado la esperanza que abrigara, que el pequeño trabajo que acababa de publicar, pudiera ser de alguna utilidad a las letras y despertara en los amantes de la Filología el deseo de profundizarse en ella, sirviéndose de él, lo que sería para mi la mejor recompensa que podría desearme.

Pues bien, cábeme la satisfacción de decirlo, que este premio lo tuve bien pronto, porque los seiscientos ejemplares que del Pequeño Diccionario se tiraron, desaparecieron más pronto de lo que se habría podido desear, no obstante haberlo puesto en venta al alto precio de cinco pesos (5 $) cada uno. De modo que a los que luego y mucho tiempo después, lo pedían se tuvo que contestar que la Edición se había agotado.

Personajes distinguidos en la Lingüística lo apreciaron, sirviéndose del mismo para explicar e intercalar sus disertaciones y obras. El ilustre y docto general Bartolomé Mitre en su Historia de las Lenguas Americanas lo cita varias veces e interpola su obra con enteros períodos. El ilustre Profesor de Letras y Filosofía en la Universidad de Buenos Aires y Director del Museo de la Plata, Dr. Don Samuel A. Lafón Quevedo, estudioso y profundo Americanista, lo ha estudiado y ponderado, hablando del mismo en distintos ocasiones y recordándolo en sus Obras, no cesando de insistir por una más copiosa edición, ofreciendo generoso su apoyo y cooperación. Lo cita el Prof. Roberto Lehman Nitsche en su Disertación Grupo Tshon Lingüístico de los Territorios Magallánicos en el XVII Congreso Internacional de Americanistas en el año 1912, tenido en Londres. Lo cita el célebre Explorador del Polo Sud Dr. Otto Nordsensklöld en su Disertación en la Sociedad Científica de Chile; el celebérrimo Poligloto. Prof. Guillermo Trobetti de la Universidad de Boloña en Italia, no tenía palabras bastantes para ponderarlo suficientemente y sirviéndose luego del mismo en sus brillantes lecciones poliglotas.

Los Diarios y Periódicos de la Capital y de otras ciudades de la República y del Extranjero no se limitaron en anunciarlo, si no que le prodigaron sendos elogios, como de cosa nueva, única y de gran mérito: así La Nación, La Prensa, El Diario, La Voz de la Iglesia, de la Capital, Los Principios de Córdoba, La Unión, La Semana, etc., etc. De modo que la Edición del año 1900 alcanzó un verdadero éxito no esperado.


Sin embargo, si por un lado me ví bien pago esfuerzos hechos en dar a la luz pública un algo de esa nueva lengua. por otro lado no me pesa no haber impreso mayor número de ejemplares de esa Obrita, porque desde principio no me había satisfecho nada.

No solamente porque no llenaba la laguna que alguno decía, haber llenado en la Lingüística, la nuevo Lengua aparecida, sino que, a mi modo de ver, abrió realmente un verdadero vacío, el cual en de todo punto necesario buscar el modo de llenar.

Este es cabalmente el cometido que me dí cuenta haberme impuesto al dar aquel primer paso. Pues bien que así sea, me dije, y de veras me puse con empeño a la obra, resuelto a no perder ocasión que se me ofreciera, ya tratando con Indígenas y especialmente con el querido Calafate, que aún lo tuve conmigo varios años y que mucho me ayudó, ya con los Padres, que me sucedieron en la Misión de Tierra del Fuego, de corregir y mejorar el elemento que ya tenía, de amplificarlo y aumentarlo siempre más.

Prueba de esto que a los diez años mi Material Lingüístico se había ya más que triplicado, y si no lo publiqué entonces, como algunos me lo habían solicitado, para tomar parte en el Concurso de la Exposición del Centenario de la Independencia, fué tan solo por haberme faltado el tiempo oportuno.

Y ahora para que el Lector Benévolo tenga desde ya una idea clara de toda la Obrita, que espero no dejará hasta haberlo recorrido toda; — he aquí el Sumario que le presento: 1.° Preceden a modo de Gramatiquilla algunas reglas, clasificando el alfabeto, la acentuación y las varias partes de la oración, inclusas en la Obrita, según lo que hemos podido notar en el trato familiar tenido conversando con nuestro Neófitos Fueguinos. Esto se hizo para facilitar de algún modo su lectura y en cuanto sea posible también la comprensión del Texto Lingüístico Shelknam. En segundo lugar figurará un breve Prospecto comparativo de los tres Idiomas Fueguinos para hacer comprender que los tres Pueblos que habitan en la Tierra del Fuego é islas adyacentes, no tienen el mismo origen sino diferente, como difieren entre si no menos de costumbres que de Lengua. Esto sentado, vendrá como en su lugar el Diccionario Shelknam Castellano. Al Diccionario siguen como Apéndice, un Frasario de mil cuatrocientas proposiciones, recogidas entre los Indígenas, intercaladas con algunos dialoguitos. Esta es la primera parte de la Obrita.

Forman la segunda parte el Diccionario Castellano-Shelknam, lo que facilitará al Estudioso de esta Lengua, dada una voz cualquiera en Castellano, saber cual otra le corresponda en Shelknam. Irá en esta una colección de nombres propios personales, dando de algunos de ellos su significado en castellano.

Como queremos demostrar ser los Fueguinos Onas, o Shelknam, una rama descendida de los Thehuelches, Indígenas del Sur de la Patagonia, pondremos en prueba de nuestra aserción, primeramente un segundo Prospecto comparativo entre los dos idiomas Fueguino-Shelknam y Patagón-Thehuelche, luego un Vocabulario con algunas frases y nombres propios de esa Lengua, que formará la tercera parte.

En último, como remate y complemento de la Obrita o cuarta parte, la compondrán algunos Apuntes Etnológicos sobre estos Indígenas Fueguinos, es decir: 1.º Unas tradiciones, 2.º Usos, 3.º Trabajos, 4.° Juegos, 5.º Caza y pesca; 6.° Alimentos, 7.º Vestidos, 8.° Adornos, 9. Klok'ten, 10 Matrimonios, 11 Religión, Jehowá (hipótesis), 12 Curación, 13 Sepultura, 14 Superstición de la Luna 15 Antropofagismo, 16 Anécdota. El intercalar de algunos clisés representando personas y paisajes amenizará la pesadez, propia a esta clase de obras, recreando los espíritus. De modo que la Obrita, espero, será también agradable a la vez que sumamente útil.

Por último no podría dar por acabado este Prólogo sino dijese siquiera unas pocas palabras de agradecimiento a los que me han ayudado a compilar esta Obrita. Primeramente en la Portada del libro, diré: Por obra de los Misioneros Salesianos, para que se entienda que todos esos mis Hermanos han concurrido en este trabajo, quien de un modo, quien de otro, y si yo puedo ahora presentarlo cual lo ofrezco, lo debo en parte a todos y a cada uno de ellos.

Segundariamente lo debo también a esos Nuestros Neófitos Indígenas, que agradecidos a nuestros cuidados, se prestaron complacientes a las múltiples, repetidas y hasta fastidiosas preguntas, que les hacíamos para que su lengua que nosotros queríamos aprender, fuera conocida también por muchos otros. a quienes nos proponíamos enseñar, poniéndola en escrito = Chan Kartarien = lengua escrita. Entre estos beneméritos merecen especial mención los queridos: José Luis Miguel Kalapacte y José Tomás Ven Paschol, que desde algunos años ya volaron al Paraíso, después de haber vivido en la Misión y regenerados con el Bautismo, 14 años, casi siempre conmigo el 1.º, y el 2.º pasado apenas 5 años. Desde el año 1898 los tengo retratados conmigo y tales los presento a mis Corteses Lectores. Pero al que más le debo gratitud, además del cariño que le profeso por la fiel y grata compañía de muchos años, es al P. Juan Zenone, a quien me habían enviado por compañero y ayudante a fines de 1894, cuando recién había sido ordenado de Sacerdote. Este me fué de grande auxilio, llenando en la Misión una apremiante necesidad, la que desde que había recibido en casa Indígenas y niños especialmente, había sentido sin poderla remediar, siendo muchas las ocupaciones, que requerían mi atención. El padre Juan por lo tanto, venido en Río Grande de la Tierra del Fuego, lleno de celo apostólico, con su áurea simplicidad y heroica paciencia, supo granjearse no solo la estima de cuantos le conocíamos, sino también de esos Indígenas ya aficionados a nosotros y especialmente de los niños, cuyo cuidado desde principio se le recomendó.

Pues bien, este buen Misionero dedicado a esta tan importante como difícil tarea, estando siempre en medio de los niños a quienes quería y cuidaba con esmero, vigilándolos e instruyéndolos, oía y escuchaba sus sencillas conversaciones, aprendiendo él mismo de sus infantiles bocas su idioma en sus modales, palabras, expresiones, ahora alegres y chistosas, ahora tristes y quejumbrosas. Así que mientras les entretenía paciente y utilmente en la primera enseñanza de las letras, vocal y escrita, o en trabajitos de sus alcances, o dejándolos jugar y con ellos jugando él también, oyéndolos aprendía, pudiendo después de algun tiempo entenderlos y poco a poco hablarles, preguntándoles y respondiéndoles en su propio lenguaje. De tal modo llegó a ganar a esos niñitos, no menos que a sus propios padres aficionándoselos siempre más y más.

Tuvo la dicha además de haber venido temprano a la Misión, de quedarse después de mi salida, de la de mi sucesor y de otro más, en fin quedarse allí, como Director hasta la fecha, es decir más de quince años.

Pudo empero aprender ese Idioma (Ona) Shelknam con más tiempo y mayor facilidad, tenido ocasión de recoger un buen caudal lingüístico, si su salud en extremo delicada y precaria siempre, no se lo hubiera impedido.

Aprovechando sin embargo las oportunidades alcanzó a aprender en tanta copia voces, dichos y sentencias que si todo lo hubiera escrito, no cabe duda, tendríamos ya de ese lenguaje tanto material como para formar una obra voluminosa. Es por lo tanto muy sensible este contratiempo!

Me dió lo que tenía escrito ya, y en varias ocasiones me envió de palabras y proposiciones cuantas pudo recoger, que agregué a las demás. Y ahora hace poco me envió otras muchas palabras y sendas proposiciones. Mas habiendo yo podido visitarlo y pasar con él en la Misión de la Tierra del Fuego los últimos cuatro meses de 1908 y en medio de los Indios, pude recoger y con el repasar palabras, por palabras, y darme cuenta del sentido y de la pronunciación de todo lo que ahora expongo impreso en esta Edición.

En fin, si me fuera permitido dar un consejo, diría que es de suma y trascendental importancia que el Supremo Gobierno Argentino en unión con el Chileno, si fuera posible, formara una Comisión de Sabios Lingüistas y la enviara en estos parajes, para estudiar atenta y no menos que concienzudamente ese tópico, que fue nuestro anhelo desde que entramos en esas románticas tierras, pero que las múltiples, variadas e incesantes ocupaciones de la Misión nos impidieron prestarle aquella especial y continua atención, que el importante sujeto requería. Hace tiempo venido a Buenos Aires había oído decir, que esta Comisión se había formado ya y que se esperaba que entre poco saldría para llevarse allí y darse principio a esa importante tarea.

Desgraciadamente parece que esta Comisión o no se formó, o formada se deshizo, ignorándose los motivos que produjeron esos desenlaces. Nosotros nos habíamos regocijado pensando que entre poco podríamos valernos de los diligentes estudios que esos Sabios habrían publicado sobre la materia. Amarga desilusión!—Sin embargo si se espera más, pasados otros pocos años, será tarde: la pérdida de documentos preciosos será irremediable. Los pocos Indígenas que hasta hoy han sobrevivido a sus desgracias, habrán desaparecido para siempre.

Con ellos también habrán desaparecido los medios vivientes de procurarnos no tan solo siempre nuevo e importantísimo material de esa rica Lingüística oral, sino también de los preciosos documentos de tradiciones y cuentos familiares que ilustrarían notablemente la historia de su pasado, y tal vez nos habría puesto en mano la llave de recónditos secretos que la atenta y persistente indución nos habría abierto formalmente. ¡Oh pudiera, yo tener tanto prestigio entre los Hombres que nos gobiernan para convencerlos de la alta importancia de este asunto y determinarlos a dar pronto y entero cumplimiento a tan noble e interesante anhelo!

Mientras tanto dure la encantadora esperanza que ese consejo nos inspirara y no se traduzca en hecho palpable, dejad que a vosotros, Beneméritos Cooperadores y Buenas Cooperadoras, os, dediquemos esta Obrita, fruto no menos de nuestro trabajo que de Vuestra perseverante Cooperación. Confiados que la recibiréis como Homenaje debido a Vuestra Bondad, a nombre de mis Compañeros y Coadjutores y de Vuestros Protegidos, los Indígenas Fueguinos atte. y repectuosamente Os saluda, deseándoos del Buen Dios toda clase de felicidad.

Vuestro Hde y Ato Capellán




El Misionero Salesiano J. M. Beauvoir con sus dos Lenguaraces Onas
José Miguel Luis Kalaparte y José Tomás Paschol.
  1. Advertencia.— Adviértase ante todo que la Lengua Ona nunca fué escrita, si se exceptúan algunas que otras palabras que se encuentran en relaciones de viajeros antiguos y modernos. Inoportuno empero sería pretender que el modo con que por primeros venimos presentando escrita esta lengua, hablada por un Pueblo, que está por desaparecer ya, cuando recién se había conocido, fuera todo correcto en su verdadero sentido, y tal que dejase plenamente satisfecho a los que a esta Obrita acudiesen ávidos de conocerla. No, tal pretensión no la tenemos nosotros, y mucho menos. Lo que sí, permítasenos decirlo, nos parece haber hecho una Obra buena, y, así como la presentamos, sea cual fuera, podrá ser útil a los estudiosos amantes de las Lenguas de los Pueblos Salvajes. Inoficioso por tanto será pedir a los que, tendrán la cortesía de leernos la amabilidad de disimularnos los impropios que, a pesar nuestro, podrán encontrar tanto en las dicciones como en el modo de expresarnos.