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Los viajes de Marco Polo/Libro I/Capítulo XVI

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época

CAPITULO XVI.

NAVES DE ORMUZ.

Las naves de Ormuz son de muy malas condiciones y muy peligrosas. Esto depende de que no fijan los tablones con clavos, porque como la madera, si bien durísima, es frágil por extremo, no sujetan bien, y por eso la armazon la arreglan taladrando lo más ligeramente que pueden las extremidades de los tablones, y poniendo estaquillas en los agujeros. Despues atan el todo, ó mejor dicho, lo cosen con un hilo grueso que sa can de las cortezas de los nogales de Indias, que allí son muy grandes, poniéndolas préviamente á remojo para que se descompongan y suelten las fibras utilizables: estos hilos duran mucho en el agua. Carenan las naves con aceite de pescado en lugar de brea y no llevan en ellas más que un mástil, un timon y un puente que cubren con cueros cuando van muy cargadas: sobre estos cueros ponen los caballos que transportan á la India. Usan instrumentos especiales para moverlas, y perecen muchas por lo tempestuoso de aquellos mares. Las gentes de estes países son negros. Cultivan el trigo, la cebada y otros granos que siembran en el mes de Noviembre para recogerlos en el de Marzo. De los dátiles, que es el fruto más tardío, pues se recolecta en Mayo, hacen un vino muy bueno mezclándolo con otros ingredientes: á los que no están acostumbrados á beberlo les produce disentería, pero cuando sanan los mejora y engruesa. Como el alimento de pan de trigo nos causaba enfermedades, comíamos dátiles, pescado salado, atun con cebolla y otras cosas por el estilo. No hay hierba más que en los lugares húmedos, á causa del mucho calor. Cuando muere algun personaje, sus mujeres lo lloran una vez al dia por espacio de cuatro semanas: hay tambien plañideras de oficio y asalariadas.