Nota de los editores de la 10º edición - Al público

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Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.

No hace todavía un año que se efectuaba un tiraje de 4,000 ejemplares y era esa la octava edición de Martin Fierro. Posteriormente se hizo la novena reimpresión en la ciudad del Rosario, estando ya agotadas todas, á punto de faltar ejemplares para los numerosos pedidos que sin cesar llegan de las Provincias, Banda Oriental y Campaña de Buenos Aires.

Esto nos ha decidido á procurarnos el derecho de darle á la stampa una décima edicion depurando el texto de errores tipográficos de que no ha sido posible expurgar por completo los precedentes.

El tiraje actual es de cinco mil copias, y con él podremos servir durante algunos meses la demanda constante y siempre creciente que de todos los pueblos Sud-Americanos se hace buscando este libro orijinal, que en medio del choque de tantos intereses ha conseguido labrarse una posición envidiable en las letras argentinas.

Su autor, el señor Hernandez, no ha querido hacer las mejoras que en su concepto reclama el plan orgánico de su producción. El ha caído en cuenta que se expondria á desvirtuar una de sus principales condiciones de popularidad, la sencillez, la incorrección misma con que se aproxima muchas veces al sentimiento estético del gaucho. El, como muchos de sus amigos y críticos, opina que cuanto mas se acerque literariamente su poema á las artesonadas academias, tanto mas se desviará de la senda que conduce al rancho; y sin hacer desaire á los lectores ilustrados, el Martin Fierro tiene su liceo en la Pampa; y es después de las fatigas de la yerra, en las tardes serenas de la esquila ó cuando el labrador ha entregado la dorada simiente al surco donde germina la mies, que los cantos de su héroe endulzan la venda en la modesta vida del campo.

Donde hay un lector y un cuaderno de Martin Fierro, la baraja y la taba están ociosos y los gauchos sentados é inmóviles á la incierta luz de un mal candil, pasan horas enteras entregados al canto de esa pintura vivaz e ingeniosa de los dramas animados y palpitantes del desierto.

Este libro lleva en sus páginas los gérmenes fecundos de una reacción moral en las costumbres argentinas. El despierta sentimientos nobles y dulces en los habitantes del campo, modifica sus hábitos y llegará á rehabilitarlos en el concepto público.

Hacer que el gaucho lea ó escuche lo que comprende, aquello que es capaz de analizar formando juicio sin necesidad de intérprete, es ir desarrollando gradualmente su inteligencia. El choque de ideas humildes, si bien varoniles, rebotando en su cerebro, le enseñará á diseñarse un progreso tanjible en su ser moral.

Al gaucho es preciso hablarle de lo que le rodea: el circulo de su pensamiento es estrecho y no abarca lo que no es sensible á los sentidos.

Ensayar su mejora sin buscar el apropiado elemento, es gastar tiempo y dinero sin resultado. Poner á su alcance un libro como el presente, es dar principio á la hermosa tarea de levantar su espíritu al nivel de su valor, haciendo de él un verdadero ciudadano, un auxiliar ilustrado de la democracia.

Buenos Aires, Enero de 1876.

Los Editores de la 10. edición.