están aquellas bravatas tan estemporáneas con que me aturdías los oidos?
— Calla mujer, y no seas tonta: tú no sabes que mientras vosotros hablabais, yo le he llenado la capa de cuchilladas.
Algunos jóvenes cazadores preguntaron á un andaluz, también cazador, si habia muerto muchas piezas en un bosque al que habia ido á ejercitar su habilidad.
— Tantas, contestó, que solo he podido traer á casa, y eso con mucha fatiga, una pieza por cada mil de las que he muerto.
— Entonces la caza debe ser allí muy abundante.
— Lo es en tal grado, repuso frescamente, que para tirar á los conejos tenia que retirar las perdices con el cañón de la escopeta.
Apurado un sacristán porque él solo no podia asistir con puntualidad á las necesidades del culto de su iglesia, escribió y presentó al señor cura un memorial en que le pedia una ayuda. El cura tomó la pluma y puso al margen el decreto siguiente:
— Que se la echen.
Decia un arriero á un herrador:
— Maestro, ¿cuándo acaba V. de hacer las herraduras para mi borrico?
— Con ellas ando.
Estando un hombre gracioso en los últimos ins