Página:El libro de los cuentos.djvu/135

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
EL LIBRO DE LOS CUENTOS. — 135

jer, di, ¿con quién? preguntaba el marido, que no habia pensado en semejante cosa.

— Cásate con el diablo, contestó la mujer con furor.

— Eso no es posible, dijo el marido, ¿no ves que estoy casado con su hija y lo prohiben los cánones?


El acertijo.

— Mi mujer ha parido, mi mujer ha parido, decía un aldeano al señor cura.

— ¿Un niño?

— No, señor,

— ¡Ah! bien, una niña.

— ¡Diablo! ¿cómo ha hecho V. para adivinarlo?


La muerte de un cadáver.

En El Boletín oficial de una provincia se leia el siguiente anuncio judicial:

«Con objeto de averiguar la muerte de un cadáver que se ha encontrado difunto en el pueblo de... se ponen á continuación las señas del presunto muerto para que puedan compararse con las del matador antes de encontrarlo para ver si por casualidad son uno mismo.


El leñador honrado.

Un pobre aldeano, yendo un dia al monte por una carga de leña para venderla y comprar con su producto pan para alimentar sus hijos, se encontró en el camino una bolsa, y dentro de ella cien doblones de oro, cuya vista alegraba el corazón.

El aldeano los contó con placer; formó proyectos y echó cálculos agradables descubriendo delante de sí un porvenir de abundancia y de felicidad. Después reflexionó que aquel dinero tenia dueño, se avergonzó de sus proyectos, y escondiéndola bolsa se marchó al campo á su trabajo.