Página:La Escuela Moderna - Póstuma explicación y alcance de la enseñanza racionalista (1912).pdf/236

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ser bien dirigida sin el conocimiento de esas leyes. Suponer que se podrá regular la formación y acumu- lación de las ideas sin saber cómo se forman las ideas es un absurdo. ¡Cuánto diferirá la enseñanza actual de lo que debería ser, cuando casi no hay padres y pocos son los maestros que tengan la menor noción de psicologia ! ¡ Ni qué puede esperarse con el sistema establecido, tan gravemente defectuoso en el fondo y en la forma !.Bajo el dominio de esa idea estrecha que hace ver que toda la educación consiste en el estudio de los libros, los padres se apresuran a poner los abecedarios en manos de los niños. Por no conocer esta verdad: el uso de los libros es suplementario, son un medio indirecto de aprender cuando falta el medio directo, un medio de ver por ojos ajenos lo que no po- demos ver por nuestros propios ojos, nuestros educa- dores están siempre dispuestos a darnos hechos de segunda mano, en lugar de hacerlos adquirir directa- mente. Por no comprender el inmenso valor de esta educación espontánea, fruto de nuestros primeros años, y que la observación incesante a que se entrega el niño, lejos de ser desechada por molesta, ha de ser diligentemente secundada para que resulte tan exacta y completa como sea posible, los educadores se obsti- nan en ocupar los ojos y la inteligencia de los nifños con cosas e ideas ininteligibles y repugnantes en esa época de la vida. Poseídos de la superstición que hace adorar los símbolos de la ciencia en lugar de la ciencia misma, no ven que únicamente cuando los objetos de la casa, de la calle, del jardin, estén casi agotados es cuando llega el caso de facilitar a los niños en los libros nuevas fuentes de información : y esto no sólo porque el conocimiento inmediato es preferible al me- diato, sino también porque las palabras que contienen los libros no hacen nacer ideas sino en proporción de la experiencia adquirida de las cosas. Nótese además que esa instrucción de fórmulas se comienza dema- siado pronto y se dirige con desconocimiento de las leyes de nuestro desarrollo mental: nuestra inteligen- cia va necesariamente de lo concreto a lo abstracto, y sin consideración a este hecho, estudios abstractos, como la gramática, que debiera venir al fin de los estadios, se colocan al principio; la geografia política,

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