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El principio especial de la relatividad.

tomada como eje x, y entonces queda establecido el eje t como paralelo a la recta que toca en P. De igual modo puede el eje t ser elegido como una línea universal cualquiera que toque a la curva G = -1, y entonces el correspondiente eje x queda determinado unívocamente por la construcción análoga.

Estas reglas vienen a substituir las leyes de la cinemática clásica; en éstas el eje x era el mismo para todos los sistemas inerciales, la unidad de longitud estaba dada fijamente en él y la unidad de tiempo era igual a la sección sobre el eje t, en general oblicuo, hecha por una recta determinada, paralela al eje x (véase pág. 88, fig. 37).

¿Cómo es, pues, que esas al parecer tan distintas construcciones son en realidad apenas discernibles?

fig114
fig114

Ello obedece al enorme valor de la velocidad de la luz c, si se mide en centímetros y segundos. En efecto; si en la figura queremos representar 1 sec. y 1 cm. por distancias de igual longitud, habrá que reducir el dibujo en la dirección t, de manera que todas las distancias paralelas al eje t se compriman en la relación 1:c. Si c fuese igual a 10, resultaría una imagen como la que presenta la figura 114; las dos líneas luminosas formarían un ángulo agudísimo que representa el espacio dentro del cual juegan los ejes x; en cambio, el ángulo que queda para los ejes t sería muy grande; y cuanto mayor sea c, tanto más resaltaría la diferencia cuantitativa de variabilidad entre la dirección x y la t. Para el valor real de c, que es 3·1010 centímetros/sec., no podría hacerse el dibujo en el papel; las dos líneas luminosas coincidirían prácticamente, y la dirección x, que cae siempre entre ellas, sería, pues, constante. Esto