- postergamos solamente, i eso para cuando haya como realizarlos en una ancha escala i de una manera mas estensiva. Queremos que se comience por mejoras que beneficien en grande, e igualmente a la ▼nacion, desde Chiloé hasta Atacama: ahí está la abolicion del diezmo i del estanco. Deseamos que se comience por vivificar la industria nacional, por fomentar la fuerza productriz del pais, para convertirla despues mas sólidamente en provecho de las luces, culto, etc.: ahí está otra vez la abolicion del diezmo i del estanco.
- Contamos, en fin, para realizar las reformas, con la marcha ascendente i natural de las entradas del Erario. Esta marcha ascendente no es producida por los ramos cuya abolicion pedimos, sino por el de importacion, ramo que por sí sólo ha hecho crecer las entradas en el año pasado en 300,000 pesos. Si un aumento tan considerable pudiera calcularse para todos los años, él sólo bastaría para abolir el diezmo; mas no es posible contar con esto. No tememos, sin embargo, que se estacionen nuestras rentas, miéntras dure el órden i la paz que reina en la ▼República; i por lo tanto, bien podemos contar con algun fondo proveniente del aumento natural de los consumos. I si se tiene presente que este aumento debe ser no poco favorecido por la reforma misma, i si se recuerda que él es quien nos ha producido, en tres años casi el sobrante de dos millones que hoi tenemos en caja, se convendrá en que tenemos razon en contar por esta parte con un fondo considerable.
Hemos concluido de señalar las fuertes principales que a nuestro juicio pueden proveer al déficit que al principio produjese una reforma, i reasumiendo nuestros antecedentes, decimos: unido el fondo que cada ramo abolido deja tras sí, con el fondo que se emplea cada año en mejoras parciales, i con el aumento natural de los derechos de importacion i demas ramos ¿no podria un Ministro hábil emprender desde ahora una reforma gradual en el sistema de impuestos? ¿No alcanzarán estas partidas a componer la cantidad de 300,000 pesos seguros desde el primer año, la cual iria creciendo sucesivamente con mas rapidez que hasta ahora?... Pero guardémonos de seguir mas adelante en nuestros cálculos, porque ni tenemos las inspiraciones de una silla ministerial, ni las luces nacionales que ella da, ni tampoco sus deberes. Mui léjos estamos de pretender dar un trabajo hecho a nuestro Gabinete, i sabemos que por mui buenas i fecundas que fuesen nuestras ideas, con ellas no amenguaríamos en un ápice, ni las tareas, ni las glorias que a él le pertenecen. Al hablar de este asunto, no nos hemos propuesto elaborar un proyecto de lei, ni combinar todas las cifras del departamento de hacienda. Nuestro objeto es llenar los deberes de la ▼prensa, emitiendo ideas, revelando intereses i formando votos. Lo demas lo dejamos con gusto a los esfuerzos de un Ministerio que tantas pruebas nos ha dado de celo i de ilustracion; i si este endoso fuere rechazado, no lo sera al ménos por ilejítimo o por poco caritativo, sino porque serán inexactos los antecedentes que hemos fijado, sobre lo que, bien seguro debe estar el Gabinete de nuestra deferencia, aunque no le cedamos nuestras convicciones.
Una sola obseivacion haremos ántes de terminar. Supóngase que las fuentes que hemos indicado para llenar el déficit que produzca una abolicion, no alcanzasen a llenarlo todo entero. ¿Qué sucederá por esto? Que tendremos un déficit de 100,000 pesos uno o dos años. ¿I a esto se llama bancarrota? ¿I por no tener este déficit hemos de dejar de abolir el diezmo? ¡Santo Dios! ¿A qué nacion se le viene el cielo encima por tener un miserable déficit, i qué nacion por miedo de esto deja de protejer su industria? ¿Tan efímera será la prosperidad de Chile, i tan mezquina su riqueza que no podamos mirar sin turbacion la perspectiva de un déficit, que lo soporta cómodamente una de nuestras casas de cemercio? Mucho podríamos alargarnos sobre este punto, estendiendo la vista a lo que pasa en todos los pueblos del mundo, i concluyendo con envidiar a los paises que deben, i con compadecer a los que tienen sobrantes. Pero ya es tiempo de terminar tan inagotable asunto, i de dejar algo para los lectores.