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CÁMARA DE DIPUTADOS

duccion propuesta de una tercera parte de la diferencia i desnivel entre el avalúo de la tarifa i el verdadero precio de plaza, pidiendo de golpe como justo i necesario su completo nivelamiento. ¿Qué mas querria el señor Diputado que hiciese la prensa? Pues por cierto que ella hizo entónces lo que no ha hecho la Cámara con toda su independencia.

Dice el señor Diputado que nada ha dicho la prensa sobre la necesidad de dar inmediato empleo al sobrante existente en caja, i sentimos decirlo, la falta de reparo o la falta de memoria han vuelto a hacerle caer en el error.

La prensa ha pedido, ha exijido del Gobierno la devolucion al pueblo en alguna forma de esos capitales a que tiene derecho, bien sea que ella se haga en forma de bancos, caminos o canales; la prensa ha dicho que el pueblo que provee a las necesidades nacionales, tiene el derecho de exijir se le devuelva lo que sobre de sus rentas; la prensa se ha pronunciado siempre contra el funesto sistema de guardar, i ha proclamado con repeticion que la verdadera economía consiste a veces en gastar.

La prensa, al abrirse las sesiones de las Cámaras en este año, ha esperado de estas medidas financieras. "En este ramo de la administracion, ha dicho ella, mucho es en realidad lo que hai que hacer ¿para qué? para que ni sobre ni falte.

Todo lo que sobre es del pueblo, i debe restituírsele sin demora, de alguna manera, en alguna forma.

Esta manera, esta forma será sin duda lo que ocupará a las capacidades reunidas del cuerpo representativo i el ejecutivo nacional".

Esto esperaba la prensa de la Cámara el 1.° de Junio, i el 9 de Agosto se dice en el seno de la Cámara que nada se ha hecho de lo que se esperaba ¡por qué no ha hablado la prensa!

El señor Diputado a su falta de memoria agrega la ingratitud.

¿Dónde halló mas apoyo la mocion sobre abolicion del Estanco, en la prensa o en la Cámara?

En la prensa; i el opositor era el Gobierno.

¿Dónde se ha abogado con calor por la abolicion del diezmo que mata nuestra agricultura i arrebata el pan a nuestros proletarios, en la Cámara o en la prensa?

En la prensa.

Nos dice con ahinco un Diputado que acaba de examinar las cuentas de la administracion, que ha visto la inversion del último cuartillo.

¿Por qué no hablan Uds? ¿I sobre qué hemos de hablar? ¿Con qué datos? ¿Con los que tiene la Cámara en la secretaría? Pero esos conocimientos no nos llegan a nosotros i deducen de nuestro silencio la falta de libertad; es una consecuencia violentamente deducida. El reproche que hoi se nos hace porque no hablamos de lo que no llega a nuestro conocimiento, equivaldría a decirnos que somos esclavos porque nada hemos dicho sobre las memorias de los Ministros i que aun no han presentado.

Pero el argumento que ha creido el señor Diputado revestido de mas fuerzaa, el que constituye el arma poderosa blandida con empeño contra nosotros i el Ministerio que nos defiende, es el que forma de las circunstancias que acompañaron al cambio de redaccion que tuvo lugar en nuestro diario en Diciembre del año pasado, i es aquí donde mas tenemos que deplorar esa falla de reparo, esa falta de memoria, que si es disculpable en cualquiera, no lo es en un señor Diputado sobre el asunto mismo que motiva sus palabras, sobre los hechos que constituyen la base de sus asertos.

"Hai otro hecho, señor, dice el señor Toro, entre muchos que podria citar. Se trataba de mejoras de rentas en la República: el único diario que ha tratado de esto es El Mercurio, mas esto fué cuando el redactor se separó de la prensa, entónces fué cuando vino a tomar parte en esta discusion, a manifestar sus ideas sobre esta materia, sin saberse todavía qué parte fué la victoriosa: el público lo habrá decidido.

¿I qué prueba este hecho de no haber tomado parte el redactor de El Mercurio, sino despues de haberse separado de la redaccion? ¿Qué prueba este hecho? ¿Esto ha dicho el honorable Diputado? I quién creyera que en todo ello hai una estraña inexactitud, una injustificable lijereza, un estraordinario olvido de las circunstancias, de los hechos mismos que se citan. Pues bien, se ha partido de un hecho equivocado i las consecuencias que de él se deducen lo son igualmente. Vamos a probar que en esto como en lo demás se han forzado los hechos para acusar al Ministro i a la prensa de una liga, una conveniencia, una abnegacion completa de la una en favor del otro, que no existe, ni ha existido, ni existirá jamás entre nosotros i Gobierno alguno. El Mercurio jamás ha recibido, jamás recibirá el programa de sus trabajos del bufete de un Ministro; pero no lo recibirá tampoco de las ideas esclusivas de un partido, de un bando, de una clase de la sociedad, ni se constituirá en eco de las ideas de un solo hombre o de un círculo de hombres. El Mercurio sirve a todos i no es esclvavo de nadie. El Mercurio tiene su bandera, sus principios, representa ciertos intereses, ciertas ideas; se ha trazado un sendero que no alcanzaria a torcer todo el oro del mundo, ni el ceño de un Ministro, ni lo que es mas temible, el enojo de centenares de sus suscritores.

Estos pequeños incidentes son en la vida de un periódico circunspecto, moderado i patriótico, pequeñas tormentas que concluyen siempre por impelerlo favorablemente en su camino, que le dan mas popularidad, mas opinion, mas proteccion que los aplausos interesados de un corto número o el efímero triunfo de un movimiento.

Pero en otra ocasion nos ocuparemos de esta parte del discurso del señor Toro, contentándo