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CÁMARA DE DIPUTADOS

al comercio i a las artes. Hace seis o mas meses o quien sabe qué tanto tiempo a que carecemos de ese Ministro, i está desempeñando sus trabajos el señor Ministro del Interior. Por supuesto ¿qué otra cosa puede hacer éste, que dedicarse tan sólo a lo mui necesario i urjente, con lo cual no habremos conseguido mas que firmar uno que otro decreto, despachar una que otra solicitud de las muchas que se presentan a los Ministro del despacho? Digo, pues, que es necesario renunciar a toda esperanza de ver al Gobierno ocupado en lo que mas importa a la República, en lo que produce el verdadero adelantamiento del pais; ínterin no haya un Ministro que desempeñe aquel cargo, creo que la Cámara se encuentra en el caso de hacer uso de la facultad que tiene denegar al Gobierno las cantidades del presupuesto para los gastos de este departamento de la administracion. No se crea por esto que quiero suscitar una oposicion al Gobierno; nó, señor. Si no estuviese enfermo como estoi, si estuviese en estado de decir alguna cosa... yo diria todo lo que se oculta al Gobierno, con respecto a su verdadera situacion, para hacerle conocer cuánto le importa que la Cámara le ponga en la necesidad de obrar activamente a este respecto. Necesitamos un Ministro, señor, i sin él no podemos pasarlo, esto es bien claro. Pero todos los amigos del Gobierno se niegan, no tenemos aquí ni una Camarilla, ni siquiera eso que hai en otras partes, en donde, como a un foco, se vienen todas las ideas i sentimientos del lugar i del pais. El Gobierno vive ignorante de todo lo que pasa. Voi a hablar francamente, señor: lo veo colocado en una desgraciada posicion con respecto a sus amigos, aunque en verdad ¿cuáles son esos amigos que rodean al Gobierno? ¿dónde están? Yo no los veo, señor, no veo esos amigos de que en todas partes necesita el Gobierno, i mucho ménos en Chile, que tiene que luchar con una multitud de exijencias i que carece de brazos i de medios con qué satisfacer esas exijencias. Yo le diré, señor, si usted no hace todo lo posible para poner en ejercicio las atribuciones que la Constitucion i las leyes le han confiado, para poder realizar el pensamiento de la revolucion, para poder satisfacer exijencias que la jeneracion presente ha hecho nacer en el pais, para poder desempeñar los compromisos en que estos últimos tiempos ha contraido con la clase pensadora de la sociedad, ya veo la hora que se levante un grito que le porga en terribles aflicciones.

I todo proviene de esa falta de actividad, de la falta de aquello de que vive el hombre, porque, señor, desde que el pais se pacificó; desde que la piensa i la tribuna han dejado de ocuparse en vanas discusiones; desde que las pasiones han abandonado el campo, i el buen sentido ha recobrado su poder i empezado a obrar, debemos aplicar esas operaciones a la mejora del pais, aquellas mejoras en que se versan los grandes intereses de la Nacion, a su situacion económica. Nosotros no tenemos poesías, no somos aplicados a discusiones metafísicas, en suma, no tenemos nada que nos distraiga: se acabaron esas polémicas que suscitó la ajitacion de los espíritus i el buen sentido nos pide ahora el elemento, la vida, la sociedad. ¿Para qué repetir, señor, lo que tantas veces hemos dicho? Despues de haber hablado tanto en materia de caminos, de la necesidad que de ellos tiene el pais, hemos dado una lei que léjos de llenar esas exijencias, las ha aumentado, porque tendremos que hacer gastos que podian haberse empleado mucho mejor. Estamos luchando con otro enemigo que es el crecido interes del dinero en la agricultura sohre todo, ¿quién puede remediar este mal? ¿Quién puede hacer mejoras a este respecte? Nadie mejor que el Ministro de Hacienda, que tiene mas conocimiento de los medios necesarios para conseguirlo. Todos los dias crece esta necesidad del medio circulante ¿i esperaremos entre tanto a que la sanidad del señor Ministro de Hacienda se restablezca para que cese el mal? Cuando esto digo, señor, lo digo lleno de dolor, porque realmente reconozco como el pais reconoce, las grandes aptitudes del señor don Manuel Renjifo; pero seguirá todavía, según he oido, ni dentro de seis meses estará restablecido, i durante este tiempo ¿sabemos cuánto cuerpo habrá tomado ya la crisis del pais? Votemos el presupuesto ¿i qué se pensará el Gobierno al ver que nosotros no nos hemos ocupado siquiera de la necesidad de nombrar un Ministro; al ver que tenemos un cargo que hacer i no lo hacemos? Por ese efecto, señor, la lejislatura tiene que hacer un gran cargo al Gobierno, pues este carece de amigos. A los señores Ministros los quieren, tienen anegos personales, amigos de etiqueta, si se quiere tambien los tienen cordiales; pero carecen de esos amigos a toda prueba epie, identificándose con su situacion, que estudiando el estado de las cosas, tomasen a su cargo el salvarlos de los compromisos en que a la vez se encuentran sumidos. Yo no culpo a esos amigos, culpo sí, a la frialdad de sus corazones. Aunque quién sabe, si yo tambien seria frió. Yo no encuentro otro medio por ahora, sino es que el Cuerpo Lejislativo, ya que la leí ha puesto en sus manos la facultad de conceder o negar al Gobierno los medios que necesita para los gastos del Estado, niegue los del Ministerio de Hacienda a fin de que se nombre un Ministro para aquel Departamento. Yo también quisiera votar una accion de gracia para recompensar los servicios que en todo tiempo debe la Nacion al actual Ministro.

Mas por ahora, debe subrogarse a ese Ministro consultando el bien del pais, i seria un error creer que, en las circunstancias actuales, no se hallase un individuo capaz de subrogar al actual Ministro; seria tambien un insulto inferido injus