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Página:Sesiones de los Cuerpos Lejislativos de Chile - Tomo XXXIV (1844).djvu/276

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CÁMARA DE DIPUTADOS

nistrativo, estará, no hai por qué dudarlo, dispuesto a sostenerlo en cuanto a sus intereses conviene.

El Gobierno no tiene amigos apasionados, es cierto, porque el Gobierno actual no es de partidos i en eso consiste, a mi modo de ver, el triunfo mayor de la presente administracion.

En mi posicion, señor, reconozco i sírvase la Cámara creerme, que no empleo ninguna gazmoñería i que hablo desde el fondo de mi corazon; en mi posesion actual, digo, reconozco que ocupo un puesto que no puedo desempeñar con acierto porque me faltan muchas cualidades; talvez no tengo otra, que mi recta intencion i mis principios políticos, principios que mas de una vez he manifestado i que jamas abandonaré.

Sin embargo estoi dispuesto a contestar (no sólo en esta Sala sino en todas partes) a todo cargo que se haga al Gobierno en los ramos relativos a los Departamentos que están a mi cargo.

Pero, ¿son de esta especie los que se han hecho? ¿cómo entraría yo, señor, a probar que se desenvuelven planes en cuanto a los medios, en cuanto a los recursos con que cuenta el pais para llevar a cabo mejoras que no se indican? ¿cómo entraría a demostrar que el Gobierno sabe lo que el señor Diputado piensa i quiere? ¿cómo manifestaría que tiene amigos, cuando el señor Diputado dice que está aislado? He aquí a lo que está reducido en sustancia el discurso que se ha oido; discurso, señor, que creo inspirado por deseos llevados hasta el último estremo, que si bien han tenido un oríjen digno, patriótico, se han convertido, dándoseles suma latitud, en una verdadera estravagancia, i tal considero, señor, la idea de querer privar al Gobierno de los recursos con que puede contar para subvenir a los gastos públicos de la nacion.

El señor Palazuelos. —He tenido la desgracia de no ser comprendido, ha dicho el señor Ministro cosas que es preciso rectificar.

Señor, yo no he negado al Gobierno su popularidad, ni la niego tampoco; si no la tuviese, me habria abstenido de hablar, porque esa impopularidad la hubiese hecho ver un hombre solo, aislado; tambien me habria adelantado a revelar al Gobierno las causas de su impopularidad.

Yo he dicho que hai grandes exijencias en el pais, grandes necesidades que el Gobierno mismo conoce, i que conocidas por un pueblo tan sensato como el nuestro, ha acarréado un cierto desabrimiento ese estado natural en que nos coloca la conciencia de un mal que se padece; porque, ¿qué hombre cuando sufre, cuando carece de lo necesario, cuando lo espera todo de una mano cualquiera i no lo recibe, estará sin culpar a ese hombre de quien espera el bien que necesita? Digo, pues, que he supuesto el antecedente de que el Gobierno no obra cuando son tantas las necesidades que se hacen sentir. Se pregunta ¿qué necesidades son esas? La primera de todas es la crisis comercial que tenemos a la vista. ¿Quién puede negar que no hai un comerciante con crédito? ¿Quién duda que no hai un propietario cuyo fondo no esté gravado? ¿Quién ignora que entre nosotros no hai negocio en que se pague ménos del 18% i quién no sabe tambien que el producto comun no pasa de un cuatro? Aquí tenemos, pues una necesidad sentida por el Gobierno i por las clases de la sociedad.

Vamos al comercio ¿qué nos dice el comercio? ¿no hemos visto caer una en pos de otra las casas de primer órden tanto en Santiago como en Valparaiso? ¿No hemos visto obstruirse uno de los canales que tenia nuastra industria con las provincias trasandinas? No se compra sino con lo que se adquiere i ¿qué adquirimos nosotros? nada.

No se esporta un grano de trigo: aquí hai hacendados que podrán decirlo; no tenemos un sólo artefacto para producir, ni cosa alguna que nos sirva para exonerarnos de esa deuda con el estranjero. Tenemos todos los elementos para salir de la crisis comercial en que nos vemos i ¿cómo se restituirá la vida a ese comercio cuando el medio circulante desaparece? ¿Cuál es el sistema de crédito que tenemos? Todo sistema de crédito está fundado en parte en la constitucion de un pueblo, porque el crédito es esencialmente nacional. ¿I cómo puede haber crédito en los particulares, si no lo hai en la nacion? I he aquí otro motivo de vergüenza: la nacion tiene un gran crédito en el estranjero i no tiene ninguno en su casa. ¿Qué le importa a Pedro Palazuelos que el Gobierno pueda negociar si él no puede hacerlo? ¿Qué le importa al pobre que venda en yerba sus frutos? Es cosa dura, señor, que el pobre para acabar de producir, tenga necesidad de vender en yerba casi todo lo que ha producido, que tenga que perder la mitad para aprovechar la otra mitad. ¿No es ésta una crisis? ¿i podemos disimularlo?; ¡ah! señor! Yo confieso francamente que si el Gobierno de la República fuese un niño i yo fuese su padre, si este niño me estuviese llorando ¡quién sabe si por este afecto femenino me dejaria llevar de su súplica, aunque supiese que había de hacerle daño! ¡Pero al Gobierno de mi pais, al alma de mi pais! ¿qué no se conoce, señor, en mis palabras, en mi conducta toda, con cuánto amor me contraigo a servir a ese Gobierno? ¿En qué época he desmentido ese sentimiento para que se me hagan cargos? i sobre todo cuando se habla de Gobierno, se habla de la forma ¿mas qué importa esta forma, este ropaje de que se cubre el Gobierno i de que se desnuda con frecuencia aun en las monarquías, donde es preciso, señor, ponerse, por decirlo así, al nivel de todas las novedades que ocurren en un suelo tan movedizo? ¿es posible que un pais nuevo, en una época tan revolucionaria como la presente, tan