Pensamientos (Rousseau 1824): 05
Si en todo esto no se vé mas que una profesion poco decente, se debe tambien ver una fuente de malas costumbres en el desórden de las actrices, que fuerza y arrastra consigo el de los actores; pero ¿por que es inevitable este desórden? ¡Ah! ¿Por que? En cualquier otro tiempo no habria necesidad de preguntarlo; pero en este siglo en que tan soberbiamente reinan las preocupaciones y el error bajo el nombre de filosofía, embrutecidos los hombres por su vano saber, han cerrado su espíritu á la voz de la razon, y su corazon á la de la naturaleza.
¿Como un estado como el de cómica, cuyo único objeto es manifestarse al público, y (lo que es peor) manifestarse por dinero, convendría á unas mugeres honestas, y seria compatible con la modestia y las buenas costumbres? ¿Hay acaso necesidad de disputar sobre las diferencias morales de
los sexos, para conocer cuan difícil es que la que se pone en precio en representacion no se ponga muy luego en persona, y no procure alguna vez satisfacer unos deseos que ella cuida tanto de escitar? ¡Que! á pesar de las mas esquisitas precauciones, una muger honesta y sagaz, aunque no se esponga sino al menor peligro, se vé apurada para preservar su corazon; y esas jóvenes atolondradas, sin otra educacion que un hábito constante de liviandad y ligereza, ejercitadas en representaciones amorosas, vestidas con poca decencia, siempre rodeadas de una juventud fogosa y atrevida, en medio de los dulces ecos del amor y del placer, ¿podrán resistir á su edad, á su corazon, á los objetos que las cercan, á los requiebros que las prodigan, á las ocasiones continuas, aloro á que ya anticipadamente estan medio vendidas? Era necesario que fuésemos escesivamente fatuos para que tal nos persuadieran.Un cómico que tiene modestia, costumbres y honradez, es doblemente estimable, pues que en ello muestra que el amor á la virtud escede en él á todas las pasiones del hombre y al ascendiente de su profesion. El
único yerro que se le puede imputar, es haberla abrazado; pero demasiadas veces un estravío de juventud decide de la suerte de la vida; y cuando uno se siente con un verdadero talento, ¿quien puede resistirse á su atractivo? Los grandes actores llevan consigo mismos su escusa; á los malos es á los que es menester despreciar.- ↑ Se ha censurado esto como exagerado y como ridículo, y se ha censurado con razón. No hay vicio del que sean menos acusados los cómicos que el de la ratería o robo. Su oficio, que les ocupa mucho y aun les da sentimientos de honor bajo ciertos respectos, les aparta de semejante bajeza. Dejo este pasaje porque me he impuesto por ley no quitar nada; pero lo desmiento altamente como una gran injusticia. Nota de Rousseau en su carta al señor d’Alembert sobre los espectáculos.