Recordación Florida/Parte I Libro IV Capítulo IV

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Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


CAPÍTULO IV.

De las demás ocupaciones y admirables servicios del Adelantado Don Pedro de Alvarado, y nuevo viaje que hizo para los reinos de Castilla.

No permitía la inclinación de D. Pedro de Alvarado que su espíritu generoso se estuviese quieto, y á este paso parece que la fortuna le ofrecía la ocasión de militares empleos, en unas y otras conquistas y unas y otras pacificaciones de los indios de este Reino; y así la tuvo de ejercitar las armas en los que, por las causas ponderadas del tiempo del visitador Orduña, se habían sublevado, y otros, sin estos, que también habían sacudido la cerviz, como todos los de este contorno de Goathemala y otros más distantes de esta corte,[1] como fueron los Guaimoco, Jumay, Salpatagua, Uspantan, Cumaitepeque, Pueblo de tuerto, Tepatlán, Tequepán, Poymatlán y otros, cuya fuerza y guerra se describirá á su tiempo y en las partes que les tocaren. Pero habiendo de salir personalmente á estos empleos militares, á que le llamaba la obligación y el celo del servicio de Su Majestad, para que la justicia en Goathemala estuviese cumplida, por hallarse su hermano D. Jorge de Alvarado en Mexico, nombró por su teniente al licenciado Rodrigo de Sandoval; presentándose éste con el nombramiento de D. Pedro, el día 23 de Febrero del año 15..... ,[2] en el Cabildo de esta ciudad,[3] que fué obedecido de él. Y el Adelantado partió á la parte de Yucatán, á convenirse con D. Francisco Montejo, Adelantado de aquella provincia y la de Cozumel; rebusando el rompimiento de las armas unos españoles con otros: habiendo estado muy á pique de suceder, en las repetidas demandas y respuestas, que había habido, sobre quererse introducir violentamente el Adelantado Montejo en la provincia de Honduras, que era, como siempre lo ha sido, de la gobernación de este Reino de Goathemala; y que si no lo había conquistado D. Pedro por su persona, al menos lo habían allanado y reducido á fuerza de grandes trabajos, con orden de Cortés, los capitanes Bernal Díaz del Castillo y don Luis Marín, su compañero y amigo. Y habiendo reducido D. Pedro de Alvarado todos los países que estaban sublevados, y dado otra vuelta á lo de Cozumel, con ánimo de acabar de perfeccionar sus tratados con el Adelantado Montejo, dió vuelta a Honduras, adonde se encaminó, á buscar puerto conveniente en la mar del Norte; descubriendo entonces el que se conoce en las demarcaciones con título de Puerto de Caballos, y fundada allí una villa con título de San Gil de Buenavista, en virtud de cédula expedida en Toledo, á los 20 de Febrero del año de 1534. Estando en este servicio de la Majestad del Rey, y del público beneficio, tuvo noticia en aquel puerto, de haberse introducido en la ciudad de Goathemala, sin haber avisado de su venida, el licanciado Alonso Maldonado, pidor de la Audiencia de Mexico,[4] (esto es, de la segunda Audiencia, quitada la primera en que hubo otro Alonso Maldonado, y á distinción de aquél llamaron á éste el bueno) y que traía cédula de la Reina, fecha en 27 de Octubre de 1535, para tomar residencia á D. Pedro de Alvarado del tiempo de su gobierno. Pero llegando por la posta el Adelantado Alvarado á Goathemala, hechas sus protestas en toda forma, y dado suficientes fianzas á satisfacción del juez de su residencia, tomó la vuelta á Mexico, para de allí continuar en la resolución de embarcarse para España, como lo efectuó con suma felicidad, prosperado en los sucesos del viaje y en los efectos de pretensión.

Y parece que esto se califica más bien, con el admirable suceso y próspera fortuna de la pretensión que llevaba, porque habiendo suplicado á Su Majestad, antes que le viniese el juez de residencia, que le admitiese la dejación del gobierno destas partes, y que en virtud de los muchos méritos y excelentes servicios de Jorge de Alvarado, su hermano, le confiriese en esta gobernación; sin embargo de esta súplica, y de no haberse visto si de la residencia resultaba cargo contra D. Pedro, vemos que Su Majestad le nombró de nuevo por gobernador y capitán general de la provincia de Goathemala el día 9 de Agosto de 1538 años; y que á más de esta merced, que no tiene mucho ejemplar, consiguió en aquella gran corte muchos favores y grande aplauso, y que, favorecido de D. Francisco de los Cobos y del Duque de Alburquerque, el invictísimo Emperador se interpuso, y consiguió el que Su Santidad le dispensase para que contrajese matrimonio con doña Beatriz de la Cueva, hermana de doña Francisca, primera esposa que fué de D. Pedro, y con quien había consumado el matrimonio; y como ambas eran sobrinas del Duque, solicitó por su parte en la Curia romana esta tan singular dispensación: pasando, desde la muerte de doña Francisca de la Cueva su primera esposa, que sucedió en la Veracruz el año de 1529, á las segundas nupcias con doña Beatriz, hermana de aquella, más tiempo de nueve años.

  1. Libro I de Cabildo, fols. 133 y 164.
  2. En el original escribió primero el auto 1536; pero están borrados los dos postreros números, y sin duda debe leerse 1536; pues como dijo bien al fin del presente capítulo, Alvarado, venido del Quito, aportó á su gobernación á fines de Abril de 1535.
  3. Libro II de Cabildo, fol. 95.
  4. Libro II de Cabildo, folio 103.-Bernal Díaz.