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Recordación Florida/Parte I Libro V Capítulo V

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Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


CAPÍTULO V.

De las hermosas y recreables salidas que con inmediación tiene esta ciudad de Goathemala, para la frecuencia de los concursos.


Bien pudiera, á no parecer pasión, comparar á los pensiles estas maravillosas tierras, descubiertas y dominadas de aquellos valerosos españoles, conquistadores de tantos escondidos tesoros, hasta que su valor, aliento y celo acometió á tan ardua y peregrina empresa; pero como quiera que la delicia de estos amenos prados americanos es tan patente á los desapasionados, ellos mismos, sin otro encomio, dejándose ver, son su más acertada alabanza; pues no admira menos lo dilatado de estos sitios que lo florido y matizado de sus quebradas y breñas, y no menos el recreo de la variedad de aves que pueblan sus selvas y suspenden con dulces y varios cantos, como ni más ni menos divierte la grande y excelente copia de aguas, que de perenes ríos, fuentes y arroyos fertilizan y fecundan lo liso de las campiñas.

Cinco son las maravillosas y deleitables subidas que, contiguas á los muros de esta ciudad, dan sobrado, honesto, desenfado á los frecuentes paseos de lucidos y numerosos concursos; y como la más bella, dilatada y alegre, se frecuenta en copioso paseo la fresca, verde y recreable de la Alameda, que desde la lucida puente da principio, con las vegetales frescas pompas de umbrosas, verdes calles, á terminar en el magnífico y devoto templo del Calvario. Aquí son los más festivos numerosos concursos, paseo de los coches, gente de á caballo en número crecido y decente, y infinito gentío de á pie de entrambos sexos, en variedad de gala y colores lucida. Tiene la Alameda, como ya se dijo , por frente, hacia la parte del Sur, el devoto y magnífico santuario del Calvario; cuya fábrica, sin pasión del natural cariño, cuyo aseo y cuyo adorno á muchos de mucho mundo, si no aventaja, compite: es fundación del venerable y generoso sacerdote D. Jaime del Portillo y Sosa, chantre que fué de esta santa catedral iglesia primitiva de Goathemala, dignísimo deudo de los nobilísimos caballeros Salazares Sosas; á cuya ilustre familia me hallo unido por el vínculo del matrimonio.

Hace esta peregrina fábrica del Calvario, en lo interior de sus firmes levantados muros, que corren por el ámbito de trescientos veinte pasos geométricos en cuadro, que en circunferencia corresponde á mil doscientos ochenta pasos, en el primer desenfadado atrio de la portada, que se forma de dos decorosas ilustres bóvedas, dos cultos y matizados jardines, que corren y se tienden con variedad de flores, á uno y á otro costado: viéndose á el de la siniestra mano, que corre á el Oriente de la situación del templo, tres primorosas y pulidas capillas, en que tres sagrados, dolorosos pasos de nuestra salud y redención se veneran; de cuyo tránsito, siguiendo á la parte de Mediodía, se pasa á un tránsito unido á el templo que se forma de una elevada y ostentativa bóveda, que se mantiene y asegura sobre cuatro columnas, de decorosa y grave arquitectura, donde se rinde adoración y culto á el crucificado y manso cordero Jesús, vida y aliento de los hombres. De allí corre por capaz y prolongada longitud, el templo artesonado, con primores y desvelo del arte , perfectamente pulido, todo el adorno de sus levantadas y robustas maestras, de excelentes pinturas de la sagrada y dolorosa pasión de Nuestro Divino Redentor; obra toda de D. Antonio de Montúfar, natural de Goathemala, diestro y aventajado en el arte, y que habiendo con tanto primoroso acierto dado fin y perfección á esta obra, quedó ciego hasta su muerte, sin duda que para ver mejor después de la vida. Termina esta bella, tierna, reverente historia en un altar primoroso, que debajo de otra elegante peregrina bóveda se erigió en un cañón, con secretos subterráneos, para su aseo, á un primoroso sepulcro mausoleo de aquel divino absoluto universal Monarca, panteón de aquel superior á todos, triunfante coronado príncipe, túmulo y flamante luciente pira, de aquel único abrasado amante fénix, Jesús, rey, pastor, maestro, luz y principio de las almas. Corre la situación del templo por longitud de Norte á Sur.

De esta soberana y maravillosa capilla mayor, se pasa á el costado occidental, á su admirable y bella sacristía; luégo á una espaciosa y alegre sala, que á dos puertas de sus costados da paso; la una, á la parte del Septentrión, al patio de los Laureles; la otra, á el Mediodía, para lo interior dilatado y alegre del patio de las pobres y humildes celdas de los virtuosos hermanos Terceros, que cuidan vigilantes del adorno y policía deste venerable y prodigioso santuario. De este patio se pasa á una dilatada y excelente huerta de muchos y exquisitos frutales, en cuyo cultivo también se emplean estos devotos hermanos de la Orden Tercera de mi patrón San Francisco. Esta es, en breve y estrecha suma, la fábrica material de tan elegante, devoto y famoso santuario.

A la parte que de este sitio y campo de la Alameda dijimos que, mirando á el Norte, tiene principio la formación y verde engase de la Alameda en la puente de los Remedios, para decir ahora cómo tiene allí su situación y asiento la iglesia parroquial de los Remedios, de quien tomó su común pronombre esta puente. Es esta ilustre parroquia de los Remedios de las más antiguas, y primitiva desde la fundación de esta ciudad, entre las que hasta hoy están erigidas en parroquiales, y aunque no la de más pingüe y crecida obvención, es muy decente y no totalmente pobre; y a él tiempo de darse la traza para la Ciudad Vieja, entre las cosas mandadas hacer y erigir por Jorge de Alvarado, teniente de gobernador y capitán general, una de ellas es el sitio de esta iglesia y dice:[1] Otrosí mando, que es señale un sitio qual convenga, para una ermita y oratorio que contenga y haya por nombre Nuestra Señora de los Remedios, etc. Es su pronunciación en el congreso del día 21 de Noviembre de 1527 años.

Corre, desde las calles de la Alameda á la parte que mira á el Ocaso, un espacio de campo, de igual y nivelada llanura, que tiene de latitud, desde la Alameda novecientos ochenta pasos geométricos, y en el término de an alegre, fresco, esparcido ámbito, se mira el matadero, que en aquella hermosa campiña hace triángulo con los dos templos de los Remedios y el Calvario; quedando esta oficina á la parte occidental: obra, sin duda, la mejor y más aventajada para este ministerio, que gozan absolutamente las Indias, y que á el juicio de varones capaces y desapasionados, pocas ciudades de nuestra España tienen tan excelente y aseada oficina; donde todos los días del año, después de la ordinaria y crecida matanza de ganado que en ella se hace, le entra el río Pensativo, que lava y lleva la sangre detenida, y demás inmundas superfluidades, que lo frecuente del tragín ocasiona. Esta pública y útil oficina se levantó á el dictamen y cuidado de D. Rodrigo de Fuentes y Guzmán, corona y paterno bisabuelo mío, siendo la primera vez alcalde ordinario de primer voto,[2] de esta muy noble y muy leal ciudad de Santiago Goathemala; varón á todas luces loable, y que en el servicio de Su Majestad, en lo militar y político, se mereció eterna fama. Es obra esta que prevalece y dura desde el día 26 de Febrero de 1585; y aunque ha pasado por los muchos terremotos y combates que en ciento y cuatro años han acaecido después de su fábrica, está con admirable y entera fortaleza y constancia firmísima este mismo numeroso matadero.

En la calle de en medio de la Alameda, está una graciosa y peregrina fuente de piedra de cantería, que por diversos caños de bronce vierte sobre una corona gran cantidad de agua, que sube á el remate de la pilastra por la elevación de nueve varas castellanas. Tuvo de costo á los propios de esta ciudad tres mil pesos, que se gastaron y distribuyeron por mano del capitán D. José de Aguilar y Rebolledo, siendo alcalde ordinario el año de 1679. Es constante que en las Indias, sola la de la plaza Mayor de Lima la excede, y otra> de otro cualquiera lugar no la iguala; y para su total y cumplida arquitectura, fuera de los tres mil pesos que aplicó el Cabildo, gastó de su caudal D. José de Aguilar quinientos pesos; que así constó de la cuenta jurada que presentó en Cabildo acerca de esta comisión.

La otra frecuentada y alegre salida, que por espacioso prado se extiende entre la parte occidental y meridional del valle, es el ameno sitio de San Lázaro, que fuera de lo que ofrece á la vista de recreo el alegre y fresco país de su llanura, es utilísimo y provechoso por la vacada y cabalgaduras que en su feraz terreno se apacientan. Llámase del nombre de San Lázaro, por el hospital que en él está fundado, para la curación de pobres enfermos leprosos, á el cuidado y desvelo de los caritativos hijos del padre de pobres San Juan de Dios.

El fértil y ameno prado que se ve y goza, situado á la parte occidental de esta ciudad, que tiene por término y lindero el abundante y noble río de la Magdalena, y que propasado su curso ofrece, entre su margen y la sierra que corre del Volcán de Fuego y otros cerros, el apacible objeto de potreros, molinos, pueblos y granjas, que están fundadas en aquella espaciosa vega, es el sitio que por el común pronombre del Prado del Cortijo es conocido, que además de lo mucho, apacible y recreable que ofrece, se goza, desde su situación, todo el prado de la Alameda y dilatación de el de San Lázaro. Igual es, en el tragín de el numeroso concurso, el divertido paseo de Jocotenango, cuya situación cae á la parte del Norte, arrimándose al Occidente , y es salida de mucha diversión; así por el verde, ameno boscaje de las frescas, floridas calles de este pueblo, que son, como en los demás, de Tazacuales (que son calles formadas de arboleda), como por la abundante y ordinaria feria de varias cosas que en su plaza se venden y cambian: á que se llega el concurso transible de infinidad de entrantes y salientes de Mexico, Puebla, Goaxaca, Teguantepeque, Chiapa y los cuatro corregimientos de la sierra, que no pequeña diversión ocasiona. Este es el pueblo obligado á dar, según la tasa del arancel, los avíos de cabalgaduras de silla y carga, de que no poca utilidad se le ocasiona, como por el abasto de manteca y carne de marrano, teja y ladrillo, aunque no lo más aventajado en bondad; y no es menos la utilidad y granjería de estos indios en lo que le retribuye la abundante copia de aceite de Chian, que sirve, con mucho beneficio y ahorro, á los pintores, que se exprime y saca por prensa de una semilleja menor que el ajonjolí, de color pardo y blanco, y que entre los indios sirve en bebida y toman por regalo y medicina.

La otra y última, como contigua, y apacible salida, aunque menos frecuentada, que entre la parte de la Tramontana y el Levante se extiende, es la de la Chacara; centro y divertible estación de las lozanas pompas, en que nivela el tiempo las cuatro edades del año, y hacienda y blanda recreación de la ilustre y sacra religión Guzmana; á cuyo dominio ministra toda la loza que su refectorio gasta por todo el año, con grande porción de lacticinios, no sólo suficiente á la sustentación de esta crecida comunidad, sino también abundante á comunicarse por granjería como abasto de la vecindad. Extiéndese esta hacienda á fructificar, por medio de sus canteras, con mucho material para las fábricas más ilustres, empizarrados, y igualdad y empedrados de las calles, sin la abundante copia de adobes que á los edificios humildes y pobres se comunica.

  1. Libro I de Cabildo, fol. 22.
  2. Libro V de Cabildo, fol. 226.