Toute la Lire
Con las pruebas más duras, me probaste,
Señor. Mucho he sufrido. Me parezco
A las míseras viudas que trabajan
Y sueñan por la noche, amargamente.
Nunca hice el mal, pero sufrí el castigo;
Mi obra es difícil y mi vida estéril.
Después de la fatiga he contemplado
Talando el enemigo mi cosecha.
Ví al odio, y á la injuria, y la mentira,
Entre sus dientes triturar mi nombre.
Tanto, tanto soñé! Mi pensamiento
Ha lacerado, sin piedad, la duda.
La ardiente envidia con letal ponzoña,
Aquí en mi corazón entristecido,
La sonrisa mató con la confianza.
Con los ojos vagando en tu horizonte,
Partir he visto, de mi hogar sombrío,
¡Ay! para siempre silenciosos féretros!
Lloré como hijo, como padre sufro,
Y tiemblo aún, por lo que alguno espera.
Mas yo no me lamento, y de rodillas
Te doy mi gratitud, Dios poderoso;
A tí, que has puesto todos los dolores
Y todas las miserias confundiste
Sobre mi corazón, sobre mí mismo: —
Todo, menos amar sin ser amado!