Viajes de Fray Francisco Menéndez a la cordillera/Diario

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DIARIO PRIMERO

AL REGISTRO DE LA

CORDILLERA QUE ESTA AL LESTE DE LAS YSLAS DE CHILOE

EN COMPAÑIA DE

Dn. MIGUEL BARRIENTOS

CON TRES HIJOS

y otros parientes hasta el número de diez y siete personas todos a sus espensas,

EL AÑO DE 1783

CON EL PERMISO DEL

Señor Governador Dn. Antono Martinez y la Espada, Ponce de Leon [1],

Coronel de los reales Egercitos

Y DEL PE. PRESIDENTE DE LAS MISIONES

Fr. MIGUEL ARNAU & [2]
MOTIVOS PARA ESTA ENTRADA

El año de mil setecientos setenta y uno cedió el Colegio de San Ildefonso de Chillan estas Missiones de Chiloe al Colegio de Santa Rosa de Ocopa, por estar aquel falto de Religiosos, y por la mucha dificultad, que habia para poder proveher de sacerdotes a estas Yslas. Entre los quince sacerdotes, que el Colegio de Ocopa destinó para Chiloe, me tocó a mi la suerte, y el P. Comisario de Misiones [3] nos dió en Lima una copia de una Cédula Real para la fundacion de la villa de Chonchi y Caaylin [n 4] pedida por los Padres Jesuitas, a cuyo cargo estaban estas Misiones, su data en el mes de Abril el mismo mes [4] de la espulsion, y encarga dicha cédula a los que sucedan a los Jesuitas, que procuren averiguar, si se puede encontrar paso para la otra parte de las Cordilleras, para ver si por allí se pueden registrar las tierras Magallánicas [5]. Esta copia la pidió el P. Guardian de Ocopa para las temporalidades de Lima, la que se le remitió, y ni quedó en Chiloe copia, y ni la volvieron a remitir.

A mi me destinó la obediencia a la Mision circular [6] de estas Yslas, y con esta ocasion tomé conocimientos con muchos Yndios y Españoles de sus havitantes, y entre ellos fueron Dn. Miguel Barrientos y sus hijos existentes en el partido de Quiquell [7]. Estos por el mes de Abril de este año de ochenta y tres internaron las cordilleras hasta encontrar las vertientes que iban al oriente, de donde se volvieron por ser tarde [8], y a la vuelta a Chiloe me convidaron para acompañarlos. Yo que tenia el mismo deseo, traté el asunto con el P. Presidente, y con el señor Governador y dispusimos, el que se corriese antes la Mision, saliendo a ella algo mas temprano que lo acostumbrado, y asi logre uno y otro.

Dia 11 de Diciembre de 1783

Por la mañana salí de la ciudad de Castro [9], capital de las Yslas de Chiloe, y al anochecer llegué con Dn. Joseph Barrientos y su hermano Dn. Dionisio al parage de Quiquel, estancia de su padre, en donde estaba la pirahua, en que habiamos de ir, y allí se habian de juntar los demas, que nos han de acompañar. Se compuso la pirahua el dia siguiente y se fué a buscar algunos mozos, que estaban en la Ysla de Quinchau [10], en lo que se gastó el tiempo hasta el

Dia 15 del mismo

Aunque habia muchos dias, que el tiempo estaba bueno, amaneció entoldado. Con todo nos embarcamos entre seis y siete de la mañana con un norte suave: seguimos a vela hasta la capilla de Calen [11], en donde arribó el viento al O, y pasamos a la capilla de Añihue, en los Chauquis [12], en donde estuvimos por causa de los tiempos hasta el dia 18, que dió algunas esperanzas, y salimos por entre las Yslas de Añihue, y pasamos a la Ysla de Vutachauqui, que es la última, que está poblada hácia la Cordillera. Tomamos puerto en la punta de la Ysla, que está al Sur llamada Conef. Es puerto bien desamparado, porque aunque algunos vientos no le dan de lleno, la resaca es mui fuerte. Al Leste se ve la entrada del estero de Rugnihue [13] como unas seis leguas de distancia, y al Norte de la ahuja se ve la ensenada, que entra para Marillmo. Los tiempos tambien nos detubieron aquí hasta el

Dia 20

Amaneció el tiempo claro y con esperanza de Sur, y apénas amaneció nos embarcamos, navegando a fuerza de remo [14]. Como a las seis y media comenzó un Sur suave y a vela fuimos hasta la ensenada, que ay antes de entrar en Marillmo [15], y tomamos puerto en Poyehuapi [16], que es una punta de piedras y ey está algo resguardado para pirahuas, pero ha de ser mar bajo, porque si es mar lleno, sirve mui poco. Tardamos en llegar desde Conef mas de ocho horas, y para llegar a Comau [17] aun falta mas de una legua.

Dia 21

A media mañana continuamos a remo hasta Comau, en donde ay bastantes lobos. En quanto rebasamos la punta, entró la virazon, que aseguran nunca falta, y a vela fuimos a tomar puerto tras de una punta de piedras, que llaman Loncochallua [18], en la costa del Leste del estero, y antes queda en la misma costa el estero de Cahuelmo [19]. Este estero es famoso en Chiloe, pero estoi que solo en la voz y no en la realidad, porque los que nunca le han visto, ni saben en donde está, quentan que ay en él cosas grandes, y mis compañeros aseguran, que ellos lo anduvieron todo, y juntamente una laguna que se sigue a él, y que no ay mas que cordilleras nevadas.

Despues que se pasa la boca de Comau sigue el estero al S. E, de la ahuja, y en ambas costas ay algunos astilleros o sitios a donde van los de Chiloe en busca de tablas de Alerce, las que bajan de los altos de la Cordillera [20]. Pone miedo el ver, de donde las bajan, y solo la miseria de Chiloe puede obligar a sus infelices havitantes a buscarlas. Si se considera el trabajo que cuesta a los infelices, dejando aparte los gastos y peligros de mar y tierra, no es pagada una tabla con tres reales [21].

Dia 22

Como a las siete de la mañana nos embarcamos, y como cosa de una hora navegamos a remo. Despues entró la virazon [22], que nos llevó en popa hasta el fin del Estero, en donde pegado al mismo cerro desemboca un rio [23], que baja del Leste [24] por una abra y con el mismo viento seguimos en popa rio arriba hasta llegar a una punta de arena, que forma la punta de otro rio que baja del Sur, y llaman Reremo [25]. Para entrar en este rio, se ha de esperar media creciente, pues hasta esta hora para la vaciante, y comienza a correr la agua ácia adentro del rio[26].

Despues que dimos fondo se aseguró el bastimento y la pirahua. La gente hizo sus albarcas [27] para el monte, y el dia siguiente salieron diez hombres a abrir el camino, y al otro dia volvieron a media tarde. Todo el monte es de cañas, quilas o colehues, robles y Laureles [28]. Ay tambien tepuales [29], y en particular uno que está luego que se sale de aquí, y muchos árboles caidos. Aqui estubimos por causa del tiempo hasta el dia veinte y nuebe, en cuio intermedio se hizo un ranchito para decir misa los dias de Pasqua.

Dia 29 del mismo

Amaneció el dia claro i determinamos el viage. Cada uno se acomodó con su bastimento y salimos ácia el leste por medio del monte, siguiendo siempre el rio, y luego encontramos con el tepual, que está mui espeso, y tiene muchos palos caidos, que nos molestaron bastante. Tendrá ocho quadras, y despues siguen quilas y cañas. Por estar el monte abierto se hizo una jor- nada mui buena, y el rio tiene varias vueltas, pero su curso viene ya del S. E. Los dos dias siguientes no se andubo tanto, porque tienen que ir abriendo el camino para poder pasar, y en algunas partes ay algunas barrancas; pero todas se pasaron [30]. Los rios que bajan de los cerros no son hasta ahora mui caudalosos, y por consiguiente de poco cuidado, pues fácilmente se les pone puente.

Dia 1. de Enero de 1784

Antes de amanecer comenzó a llover, y nos fué preciso suspender el viage hasta que mejore el tiempo, porque el monte y ramas de los colehues no nos mojen a nosotros y al bastimento. Continuó el aguacero hasta el dia cinco, y para librarnos de la lluvia hicimos unos ranchitos los que al principio cubrimos con los ponchos; pero estos luego los pasó la agua, y nos vimos precisados a desollar árboles, y con las cortezas nos defendimos mejor de la agua [31]. No se vió el sol hasta el dia cinco a la tarde.

Dia 6 del mismo

Amaneció el dia claro y apacible, cerca de medio dia salimos siempre siguiendo el rio que baja del S. E. [32] y fuimos a dormir cerca de la vuelta que hace el rio que ya viene del Leste y le pusimos por nombre la Laja [33], que fué una jornada mediana.

Dia 7 del mismo

Continuamos el camino al Leste: encontramos una ciénaga llena de Alerces y cipreses pequeños y un rio caudaloso[34], que baja de una barranca de la Cordillera y forma un salto que pone miedo. Este salto está en un recodo y no se ve, hasta que se va acabando de rodear, pero se oye el ruido que hace. Fuimos hacer noche al pié de una barranca, y teniamos a la vista otro salto como el antecedente[35], pero a la otra parte del rio[36].

Dia 9 del mismo

Ayer amaneció lloviendo y duró el aguacero hasta media tarde, que aclaró un poco. Oy amaneció el dia claro, y algo tarde

continuamos el viage por una ladera agarrándonos de las ramas, y de los árboles, por no caer en el rio [37]. Aquí se hallan las cordilleras mui pegadas al rio, solo en algunas partes ay algun llano pero mui corto. Despues de medio dia encontramos con un rio que baja de la Cordillera del Sur [38], y en el medio tiene una Yslita de piedras a la que pasamos por un árbol caido, mas pasar a la otra parte nos costó bastante cuidado. Dos hombres se animaron a vadearle y derribaron un roble que cayó sobre la Ysla y por él pasamos todos. Despues vimos que mas abajo havia un árbol grande caido que atravesaba todo el rio, y lo seňalamos para la vuelta [39]. Fuimos a hacer noche en un llano mui bueno.

Dia 10 del mismo

Por la mañana comenzó a llover, por lo que luego hicimos unos ranchitos de cañas techadas con las ojas del pangue que ay bastante en este sitio. No prosiguió el aguacero, y nosotros continuamos el viage: pasamos una barranca mui trabajosa por tener mui espesas las cañas [40], y despues una ladera [41], que está ya cerca del pié de la Cordillera. Aquí ay muchos Alerces y se dejó encargado a Narciso Miranda que nos trujese algun bastimento para la vuelta a este sitio en donde quedarian dos cruces, y le pusieron por nombre Laul Cruz, que es lo mismo que Cruz de Alerce [42].

"Lahual o Lahuan" alerce.

Dia 11 del mismo

Comenzamos a subir la Cordillera por una ladera que tiene bastantes árboles, pero no están mui espesos; ay si muchos canelos pequeños [43] echados por el suelo, que molestan bastante. A las nuebe de la mañana llegamos a un valle que corre al principio N S y el rio por el medio [44], y a la orilla del rio encon- tramos pisadas de animales, que me parece serán Huanacos [45]. Este valle está rodeado de elevados cerros cubiertos de nieve, y en lo llano tiene a una y otra parte varios árboles de los que no ay en Chiloe [46]. Por causa de estar cegado el paso con árboles pequeños por la parte del O, nos pasamos a la otra banda vadeando el rio, y despues de andar mas de media legua lo volvimos a vadear, y al egecutarlo Dn. Joseph Barrientos resbaló y se hirió en una pierna. Desde aquí tira la quebrada al S E despues de caminar como un cuarto de legua, encontramos un rio, que baja de una abra del Sur que está cubierta de nieve, y otro que viene de la parte del S E y se juntan. Entre estas dos abras ay un cerro mui elevado, y por huir de la nieve fuimos por el S E y tambien encontramos nieve; pero ántes habia un llano que da gusto el verlo, y sino estubiera con nieve diera gusto el andar por él. Subimos por una barranca y pasamos al otro lado de la nieve y salimos a otro valle en donde corren las aguas ácia el Leste [47]. Frente al cerro que divide las dos abras dichas, ay otro mas elevado, mediando entre ellos el valle. Sobre este cerro estubo Dn. Miguel Barrientos con sus hijos, y divisaron tierras llanas o pampas [48]. Fuimos siguiendo la costa del cerro por la parte del Leste, y por mas vueltas que dimos no podimos encontrar bajada para una vega que divisamos bien cerca [49]. En esta diligencia nos cojió la noche, y nos fué preciso hacer noche en una quebrada pequeña, que aun tenia alguna nieve. No tubimos mas cubierto que el cielo, ni mas abrigo que el fuego.

Dia 12 del mismo

Antes de amanecer comenzó a nebar y luego que amaneció volvimos en busca de la bajada del rio con el fin de abrigarnos y ver si podiamos reconocer una vega que el ayer habiamos visto, a la orilla del rio. A poco que anduvimos por una loma encontramos bajada para el rio, y así mojados seguimos sus orillas hasta que encontramos una punta de tierra que hace barranca al mismo rio, la que pasamos agarrandonos de las ramas; pero no podimos proseguir porque seguia una ladera de peñas. Se determinaron dos a reconocer si habia paso, y volvieron con la noticia de que habia una barranca de mui mal paso. Salieron con otros tres mas, y no volvieron hasta el segundo dia. En el interin andaban los cinco hombres en el reconocimiento, nosotros nos volvimos un poco mas arriba para ver si nos podiamos calentar y enjugar la ropa que toda estaba mojada. Nos costó bastante trabajo encender el fuego, y despues nos servia mui poco, porque aunque el fuego nos calentaba, y esto por solo un lado. la agua que caia sin cesar nos mojaba por todas, hasta que hicimos unas medias aguas con corteza de árboles, que no fué poca fortuna. Llovió todo el dia sin cesar.

Dia 14 del mismo

Cerca de medio dia llegaron por la otra parte del rio los que fueron al reconocimiento y dicen que el valle, quanto mas se anda va abriendo mas: que despues de pasar la vega entra un monte de cañas, Alerces y otros árboles, y que las cordilleras van en diminucion y que ácia el Leste se divisa un cerro alto y derecho [50]. Estaba yo pensando en continuar, quando salen seis hombres diciendo que no tenian bastimento, y aunque los Barrientos y yo teniamos no podia alcanzar para todos, nos fué preciso el retirarnos. Despues de medio dia emprendimos la retirada y fuimos a dormir a Laual Cruz que es al pié de la cordillera a la parte del O, adonde llegamos mui entrada la noche [51].

Dia 15 del mismo

Salimos bien temprano y como no havia que talar ni en que detenerse anduvimos jornada doble. El dia siguiente cerca de medio dia encontramos a Narciso Miranda que con otros tres nos iba a llebar bastimento [52].

Dn. Diego Barrientos y su hermano Dn. Dionisio propusieron el volber atras para ver si descubrian algo. Los acompañó su sobrino Narciso Miranda, mi muchacho [53] Manuel Barria y Juan Joseph Barrientos [54]. Propuse el viage a los demas, y respondieron que hacian falta en sus casas. El viejo Dn. Miguel Barrientos por sus años, y su hijo Joseph por causa de la herida que recibió al vadear el rio en lo alto de la cordillera tampoco pudo volber. Al dia siguiente llegamos a la playa [55] en donde se me incharon los piés y me dió un dolor de cabeza que me molestó bastante.

Dia 27 del mismo

Como a las tres de la tarde llegaron [56] los que havian ido al registro, y dicen: que siguieron el camino que havian reconocido antes, y que en dia y medio llegaron al cerro que se havia visto y de repente se hallaron junto a una laguna: todo el camino es llano, y en algunas partes falta la agua [57]: el rio hace muchas vueltas, y en el monte ay muchos Alerces. La laguna está entre dos cordones de cerros y para pasar a una punta en donde habia Alerces hicieron una balsa pequeña de cañas secas. Derribaron un Alerce, y hicieron una Canoa y al dia siguiente embarcaron [58]. Navegaron la laguna hasta su fin que serán seis leguas, y ay en ella seis Yslas. Tomaron puerto junto al desague [59], que tiene una caida por entre piedras. El desague va a otra laguna a la que pasaron por tierra llana, y no ay mucha distancia de una a otra. Fueron siguiendo la playa de la laguna, y encontraron con un cerro que hace pared en la Laguna, la que no pudieron pasar. Determinaron subir a lo alto del cerro y lo consiguieron, aunque con bastante trabajo. Desde lo alto del cerro divisaron al oriente pampas, y el rio que sale de la Laguna, y va al oriente, bastante ancho: varios cerros colorados ácia el Sur: Junto a los cerros colorados ay tres cerros negros. No mui lejos del cerro en que estaban divisaron una quemazon grande: y otra a la parte opuesta del rio distante como quatro leguas. Allí durmieron y al dia siguiente bajaron al valle en donde antiguamente hubo una quemazon mui grande: así mismo ácia el Sur divisaron mas valles [60]. Con esto se retiraron y tardaron en llegar a la playa cinco dias.

Despues que descansaron dos dias nos retiramos para Chiloe [61] a donde llegamos el dia seis de febrero de 1784.

Nota.—Este diario [62] lo entregué al Señor Governador, quien lo remitió al Exemo. Señor Virrey [63] de Lima y su Excelencia con vista del Fiscal lo aprobó, y mandó a este señor Governador, diesse las gracias de parte de Magestad (que Dios guarde) que premiase a los Barrientos, esperando que continuarian los descubrimentos, que presumia serian útiles a la Religion y al Estado, y que hecho el premio diese parte. Esto no se verificó, porque quisieron primero ver si descubrian mas, para cuio fin se habia querido intentar otra entrada al verano siguiente y por estar los tiempos mui malos se omitió hasta el año de mil setecientos ochenta y seis.

2.ª Todos los que fueron a esta entrada fueron de su cuenta y mension [64] sin expender cargo alguno a la Real Hacienda; solo el Señor Governador los eximió por dos años de las pensiones y molestias que sufren en esta Provincia los Milicianos, dando orden a los capitanes y demas oficiales de las (compañias) [65] para que no los ocupen en cosa algo [66], salvo en caso de tener que defender la patria. Con este corto alivio quedaron todos contentos, y prontos para otra ocasion [67].



  1.   Encontramos aquí de Gobernador de Chiloé a un antiguo conocido de Valparaiso, don Antonio Martinez y la Espada, a quien el ilustre Benjamin Vicuña Mackenna dedica todo un capítulo lleno de anécdotas i episodios, en que figura este estadista orijinal pero notable de la Colonia [n 1]. Habiendo llegado de España en 1759 como capitan con grado de teniente coronel de infantería, gobernó el puerto de Valparaiso durante veinte años.

    De las reminiscencias graciosas de su gobierno en Valparaiso no podemos ménos de traer a colacion una bastante orijinal.

    El gobernador residia en el viejo castillo de San José, situado en el cerro, arriba de la actual calle de Serrano, elal restauró i ensanchó en julio de 1760 [n 2]. Amigo de la vanidad i ostentacion "colocó en la testera de su blanqueado salon del castillo una enorme silla de su invencion i fantasia, donde se arrellenaba para dictar sus decretos." Sus ofendidos, que eran numerosos a causa de sus arbitrariedades, "divisando con frecuencia en el invierno el lejano monte que en realidad ofrece a la distancia cierta semejanza con una silla de brazos de estilo antiguo, pusieron a la última por represalia e ironía contra el sultánico mandoncillo, el nombre de la Silla del Gobernador". Esta es famosa "por el fenómeno de que cada vez que se descubre con la vista desnuda desde Valparaiso en dia claro, es signo infalible que va a llover" [n 5], mas seguro aun que los pronósticos modernos del profesor Rodolfo Falb. Esta Silla se mira siempre con el mayor interes por los vecinos de Valparaiso, pero con impresiones diversas, segun tengan razon de desear o temer la lluvia; los que tengan aficion a la historia recordarán en estas ocasiones la tradicion del arbitrario gobernador Martinez de la Espada.

    En 1780 el gobernador que habia ascendido a coronel, pasó a gobernar la provincia de Chloé, hasta 1786. De su gobierno en ésta sacamos un dato, que se refiere a una tradicion antigua que e aquella época tenia mui preocupados los ánimos de los habitantes de estas comarcas. Martinez escribió con fecha 27 de Marzo de 1780 al coronel don Joaquin de Espinosa en Valdivia, que no podia hacer la proyectada salida, desde Chiloé a Osorno para tomar parte en la espedicion a los Césares [n 6].

    Parece que Mariinez, hallándose avanzado en años i en otro campo adoptó en Chiloé un temperamento ménos altivo i entrometido que en Valparaiso. A lo ménos se portó bien con nuestro autor, a lo contrario de su sucesor, como veremos mas adelante.

    La última noticia biográfica del gobernador Martinez, de que disponemos, es el recibimiento cortes que hizo, acompañado de su esposa e hijas, a su sucesor don Francisco Hurtado, recien legado de Lima en la fragata Dolores, i la entrega del mando el 17 de diciembre de 1786 (Moraleda). Su conducta correcta en esta ocasion contrastó mucho con la de este último en el mismo acto al espirar su gobierno.

  2.   Frai Miguel Arnau de la Provincia de la Concepcion, que ocupa el segundo lugar en la lista dada por Agüeros de los quince sacerdotes, que vinieron de Ocopa en 1771, se instaló a su llegada en Carelmapu, donde hizo iglesia nueva i casa de habitacion [n 7]. En 1794 estaba al cargo de la mision de Quenac [n 8].
  3. Fr. Juan Matud [n 3]
  4. El sentido mismo de este párrafo deja entrever un lapso de memoria, hablándose del mes, en que haya tenido lugar la espulsion, con omision del año. Es evidente que Menendez, aunque recordaba bastante bien el contenido de la cédula en cuestion, no tenia bien presente su fecha. La espulsion no tuvo lugar en abril, sino "fué en Chiloé el dia ocho de diciembre de 1767", dato importante i nuevo que nos ha legado nuestro mismo autor [n 9]. Quiso referirse indudablemente al año i debe leerse por consiguiente "el mismo año", en lugar de "mes".
  5. Agüeros, el colega de Menendez, cita una cédula real de fecha 3 de agosto de 1767, que fija las asignaciones de las misiones de Chonchi i Cailin [n 10], pero no menciona la disposicion que nos interesa, relativa a estas entradas.

    Felizmente sabemos por otra fuente, que estas misiones fueron fundadas por decreto de 12 de julio de 1764 del Presidente de Chile don Antonio Guill i Gonzaga, i que se asignó al misionero de Cailin, fuera del sínodo, la cantidad de cien pesos en los años, "en que se verificase entrada en la tierra firme para el Estrecho de Magalanes i naciones, que la habitan, con licencia del Superior Gobierno" [n 11].

    Esta providencia fué confirmada segun Astaburuaga [n 12] por la cédula real que cita Agüeros, de modo que no cabe duda alguna que ésta sea idéntica a la que Menendez tenia en mira.

    Queda pues perfectamente fundada la recomendacion de las entradas a la cordillera aseverada por nuestro autor.

    Agüeros agrega que las asignaciones de la cédula no tuvieron efecto para los franciscanos; de este modo el premio de cien pesos, ofrecido a los jesuitas, habia quedado en desuso i no tocó tampoco a Menendez.

    Por otra parte, podemos inferir que el autor no se dejaba llevar solo por su espíritu emprendedor i hasta cierto punto aventurero, al lanzarse a estas esploraciones, sino obedecia a un fin positivo, recomendado por el rei i aprobado por las autoridades del Archipiélago.

    Con este argumento se vindica ademas de modo indirecto de los cargos, que le hacian Moraleda i los vecinos de Chiloé, que emprendiera estos viajes para buscar a los Césares. Veremos con todo que las ilusiones de esta leyenda romántica tenian efectivamente un tanto cautivada su imajinacion.

    Observamos de paso, que la mision de Cailin, de que nos ocupamos aquí por incidente, ha hecho un papel importante en la historia de Chiloé. Desde la conquista hasta hace poco era el fin austral de la cristiandad i la estacion intermedia entre ésta i las tribus salvajes de los Chonos. Los misioneros que iban a catequizarlos, recalaban siempre a ella ántes de atravesar el peligroso golfo de Huafo.

    El último misionero jesuita de Cailin, el Padre Joseph Garcia, emprendió desde ahí en 1766 su memorable Viaje hácia el Sur [n 13]. A él correspondia sin duda en derecho el mentado premio por las entradas.

  6. Tocó a Menendez desempeñar la tarea mas difícil i penosa de las misiones, de recorrer las capillas i puntos del archipielago que no podian ser atendidos directamente por los misioneros establecidos de fijo. Como sacerdote prestijioso i viajero avezado era sin duda la persona mas apta posible para desempeñar cumplidamente las funciones de este ministerio penoso.

    Poseemos varias descripciones de este servicio relijioso tan importante en la vida patriarcal de los isleños (Claudio Gay [n 14], Ch. G. von Murr [n 15], Agüeros). Los jesuitas llamaban esta parte de su ministerio "la mision andante o anual"; era servida desde setiembre a mayo por dos relijiosos. Con los franciscanos corria al cargo de uno solo i duraba ménos tiempo, tal vez por haber mayor número de misiones fijas. Esta circunstancia da ha lugar a Menendez de hacer sus esploraciones.

  7. La apreciable i numerosa familia de los Barrientos, los fieles guias i compañeros del autor, se componia, segun resulta de la relacion de éste, de los miembros siguientes: su jefe i ya anciano padre Miguel Barrientos, los hijos Joseph, Diego i Dionisio, de Juan Joseph Barrientos sobrino (?) i Narciso Miranda sobrino. Ella proporcionaba embarcacion i gran parte de los víveres para estas espediciones, de modo que era sin duda relativamente acomodada. Veremos en el curso de la narracion, que los Barrientos se portaban con verdadero arrojo i rara habilidad como vaqueanos i taladores del monte. Ademas se mostraron mui afectos a Menendez: no solo le acompañaron en las dos espediciones relatadas en este Diario, sino tambien en los dos primeros viajes a lago de Nahuelhuapi (1791 i 1792). Diego Barrientos se embarcó con Menendez en este lago i tomó parte en las conferencias con los indios de la otra banda. Estas últimas esploraciones fueron llevadas a cabo con jente i elementos reclutados en su mayor parte en Calbuco por estar mas inmediato al estero de Reloncaví, que conduce a Nahuelhuapi. Seguir desde su vivienda en Chiloé a Menendez en esos viajes envolvia pues para los Barrientos un sacrificio, que ellos le rendian en obsequio de su afeccion personal. Participaba ademas talvez en eso su espíritu novedoso que los habia llevado ántes a muchas otras escursiones.

    Moraleda conocia tambien a los Barrientos i les pedia informe sobre sus correrías en busca de los Césares. Refiere que hicieron con este motivo desde el año 1775 varias espediciones, rejistrando el estero de Palena i otros esteros, las dos últimas al de Comau, sirviendo de guias a Menendez [n 16]

    Quiquell o Quique la residencia de los Barrientos se halla ubicada solo en el mapa casi contemporáneo de Moraleda. Está situada a orillas del pintoresco canal de Dalcahue, que separa la isla de Quinchao de la isla grande de Chiloé, entre la villa de Dalcahue al Sur i Quetalco al Norte

  8. Merece aquí mencion una coincidencia cronolójica bastante curiosa. Al mismo tiempo que estos modestos vecinos de Chiloé se lanzaban a esta escursion al interior completamente desconocido de la Cordillera alcanzó el ilustre esplorador de la Patagonia Basilio Villarino, en su esploracion del Rio Negro desde el Atlántico, a un punto que no se hallaba demasiado léjos de aquellos; podemos calcular la distancia que los separaba en unas 45 a 47 leguas. El 26 de marzo de 1783 Villarino estaba en la confluencia de los rios Colloncurá i Limai; como llevaba la mision de dirijirse a Valdivia, siguió el primero de estos rios, lo que le alejaba algo de nuestros espedicionarios; el 5 de mayo pasó en su viaje de vuelta otra vez por la boca del Limai [n 17].

    Eran tan vastos los dominios del rei de España i permanecian sus provincias en un aislamiento tan completo, que estas esploraciones pasaron desapercibidas una de otra, mientras que una advertencia oportuna habria tenido talvez el éxito feliz, de llevar a Villarino a Chiloé. Esta conjetura no parecerá estraviada, si tenemos presente que Menendez tuvo 11 años mas tarde en Nahuelhuapi relaciones con el cacique Chulilaquin, que figuró de un modo tan prominente, aunque funesto, en la espedicion de Villarino [n 18].

  9. Aprovechamos la ocasion para dar algunos detalles sobre la lejendaria ciudad de Castro, la antigua capital de Chiloé. Fué fundada solemnemente por órden del gobernador de Chile Rodrigo de Quiroga en febrero de 1567, por el jeneral Martin Ruiz de Gamboa, el mismo que fué mas tarde gobernador interino de Chile (Diego Barros Arana). Ruiz de Gamboa desempeñó esta mision, que ofrecia grandes dificultades por los bosques impenetrables i sobre todo por los riesgos del mar, con toda felicidad. El historiador Padre Diego de Rosales, que conocia personalmente el Sur de Chile i nos ha legado datos mui prolijos sobre el archipiélago de Chiloé, llama con mucha propiedad a Castro la "última ciudad de este nuevo mundo de la India occidental, que es el non plus ultra de la América". Es notabilísima, pues, por su antigüedad i situacion avanzada en la rejion austral; pertenece a las ciudades mas antiguas de la América. Su existencia como ciudad no ha sufrido interrupcion desde su fundacion, bien que su marcha no haya sido próspera. Estas circunstancias debian haberle asegurado una vasta zona de dominio. Vemos que el tratado de límites de 1881 ha cercenado ésta en gran parte i que hoi dia las pretensiones arjentinas amenazan reducirla casi a cero.

    Desde la época del descubrimiento de Chiloé hasta la presente Castro ha sido el centro de sus misiones. Las construcciones de los jesuitas i franciscanos del siglo pasado o han desaparecido o se hallan en ruina. La Iglesia parroquial, construida en 1657, que Astaburuaga supone existente [n 19], fué destruida por un incendio en 1772, usándose desde entónces la Iglesia del colejio de los jesuitas [n 20]. King i Fitzroy (1835) [n 21] representan ésta como un edificio estenso, ya medio ruinoso, de un estilo sombrio, peculiar a todas las iglesias de Chiloé construidas de tablas de alerce. Desgraciadamente no existe ya, i no fué su estado ruinoso el que la hizo caer, sino un incendio que la destruyó en 1861 [n 22]. En 1857 el mismo elemento voraz del fuego, que es tan desastroso para las poblaciones de Chiloé construidas todas de madera i que ha hecho recientemente nuevos estragos en Castro, incendió tambien el convento de los franciscanos. Este fué reedificado en mejor pié i al abrigo de nuevos incendios.

    Aunque Castro haya cedido su rango de capital a Ancud i le sea inferior en poblacion e importancia comercial, es siempre el emporio de aquella rejion mas poblada i rica del Archipiélago, que se comprende bajo el nombre el Interior de Chiloé. La ciudad está situada en un hermoso llano a orilla del riachuelo Gamboa, cuyo nombre recuerda a su fundador; en frente de ella se estiende la ensenada del mar, que es algo angosta primero, pero se abre mas afuera formando una bahía anchurosa, que abraza numerosas islas grandes i pequeñas de perfiles suaves i de una verdura primorosa; estas islas están completamente cultivadas i ostentan un sinnúmero de casas i campanarios; los tranquilos brazos de mar que separan las islas, deslizándose por medio de ellas en vueltas caprichosas, son surcados por embarciones en constante movimiento: hé aquí un conjunto que forma un cuadro risueño i encantador que con razon es el orgullo de Chiloé. Las admirables facilidades que ofrece esta comarca a la navegacion, i su densa poblacion le auguran un gran porvenir comercial e industrial. Es tiempo ya que Chiloé despierte de su largo sueño durante el coloniaje i mas de medio siglo de gobierno patrio.

  10. Esta isla es sin duda la mas hermosa i poblada de Chiloé, en la que tanto los jesuitas como los franciscanos tenian sus mejores establecimientos. Los primeros sobre todo se habian esmerado de cultivar en ella jardines preciosos, en que crecian segun la tradicion confirmada por el historiador Carvallo varias clases de árboles frutales desconocidos en estas latitudes.

    La iglesia de Achao, la cabecera de la isla de Quinchao i residencia predilecta de los jesuitas, es la mas notable de las pocas que se han conservado de su tiempo. Es de un estilo parecido a la de Castro i bastante suntuosa [n 23].

  11. Este puerto se halla a poca distancia de Quiquel sobre la misma costa en la ribera Norte del canal de Quinchao, que es la continuacion del de Dalcahue.
  12. Las islas Chauquis están situadas en el Golfo de Ancud al Este de la isla de Chiloé i separadas de ella por un canal ancho. Se hallan divididas por un canal que corre NS, en dos grupos, los Chauquis occidentales i orientales, equivalentes a las islas de Anihue de Menendez el primero, i las islas de Vuta-Chauqui el segundo. Se cuentan diez islas; son bastante pobladas [n 24]. Parece que por su situacion mas apartada que las demas islas del interior mantienen poco comercio. Moraleda describe estensamente estas islas. Añihue tenia en esa época capilla i 17 casas de familias [n 25].
  13. Menendez menciona aquí con el nombre de estero uno de aquellos grandiosos brazos de mar con riberas escarpadas, que se internan a la Cordillera. Ellos son característicos de esta costa i ocurren tambien en otras rejiones en las mismas condiciones, es decir toda vez que una cordillera con cumbres nevadas faldea el mar. Se llaman fjord en Noruega, föhrde en aleman. La lengua castellana no posee una palabra apropiada para esta importante configuracion oro-hidrográfica. Como estero indica en América un arroyo o las mas veces la entrada abierta que este suele formar al caer al mar [n 26], su significado no corresponde efectivamente a la entidad que se quiere denominar. Por esta razon algunos autores proponen otros términos: de Enrique Simpson el de estuario, don Jorje Rohde el de inlet. Estos términos no son tampoco completamente satisfactorios. Pero aun cuando lo fueran, creemos que no conviene aceptar esta innovacion, porque el uso tradicional de Chiloé, seguido tambien por Menendez, ha sido sancionado por la autoridad de hidrógrafos tan competentes como Moraleda i Vidal Gormaz.

    Otra denominacion, que se ha hecho popular en los últimos años i no deja de ser significativa, es la de Boca, llamándose el estero de Reloncaví la boca del Norte i el de Comau la de S. El doctor H. Steffen les da con preferencia este nombre [n 27].

    Menendez, quien es algo particular en la ortografía de las voces araucanas, llama este estero Rugnihue, miéntras Moraleda i sus sucesores le llaman Reñihue. Es el mismo nombre, que llevan un lago i un volcan de la provincia de Valdivia. Ni una ni otra version se han prestado hasta ahora a una interpretacion.

    Miéntras los esteros de Reloncaví i Comau han sido visitados desde una época remota, el conocimiento del de Reñihue data solo de pocos años a esta parte.

    Debo las primeras noticias sobre él a mi entusiasta amigo, desgraciadamente ya finado, don Manuel Telles. Este jóven habia heredado la aficion a las esploraciones de su antepasado, el famoso sarjento Pablo Telles, que fué el compañero de Menendez en sus viajes a Nahuelhuapi; le guiaba ademas el interes práctico, porque una parte de estas dilatadas cordilleras es el patrimonio de su familia. Telles halló que este estero tiene menos estension que los de Reloncaví i Comau. Descubrió en la playa un manantial caliente de agua mienral, de que me trajo una muestra en 1866; el exámen de ella reveló la presencia de sulfatos. Telles acompañó mas tarde a don Francisco Vidal Gormaz como guia, siendo tan útil a él como habia sido a mí.

    Los terrenos de Reñihue pertenecen a los señores Silvestre i Felipe Navarro en Dalcahue, quienes han hecho de años atras varias esploraciones a la Cordillera adentro. Segun los informes recibidos pasaron en octubre de 1874 sin mucha dificultad un cordon que tenia nieve, i anduvieron al otro lado por tres lagunas i hasta las pampas. En 1886 o 1887 don Felipe Navarro hizo otra espedicion, atravesó cinco grandes lagunas, tres cuyos desaguaderos corren a este lado i dos al otro, i llegó hasta una inmensa llanura cubierta de pasto [n 28].

    A principios del año 1887 el estero fué esplorado a bordo de la "Magallanes" por D. Ramon Serrano Montaner, quien nos ha dado de él una descripcion casi completa [n 29].

    El mapa que levantó permanece inédito aun. Parece, sin embargo, que el señor Oscar de Fischer le ha consultado para su "Carta Jeneral" de la espedicion Steffen al Palena, porque la configuracion que ella trae del estero concuerda con la descripcion de Serrano M. Así la hemos aprovechado para nuestro cróquis.

    Serrano Montaner i el doctor D. Federico Delfin como naturalista, hicieron una espedicion desde el estero al interior de la Cordillera, siguiendo los pasos de los señores Navarro. Ella nos interesa especialmente por darnos a conocer una hoya hidrográfica, que colinda con la del Vodudahue. Tratando de circunscribir ésta lo mejor que sea posible por los datos de Menendez, tenemos que ponerla en relacion no solo con las otras hoyas recorridas por este autor, las de los rios Staleufu i Chubut, sino tambien con las hoyas colindantes del Renihue i Puelo. Es de sentir que los datos publicados por Serrano i Delfin, aunque nuevos i preciosos, no sean suficientes para fijar una ubicacion mas exacta, por indicar mui pocos rumbos i distancias. El derrotero de los esploradores es en resúmen el que sigue:

    Dejan el buque anclado en la caleta Buill situada en la costa N. del estero. Se dirijen el 27 de febrero en botes a la boca del torrentoso rio Reñihue, que entra al estero formando una playa pantanosa de estension considerable; siguen a pié rio arriba por un valle que faldea la base del volcan Chayapiren, inclinándose fuertemente al Sur. Este notable volcan es llamado tambien Michinmahuida o Chana, segun don Cárlos Martin, se presenta como una imponente cubre nevada, tiene la forma de una loma tendida con pequeñas protuberancias i se eleva a 2,438 metros sobre el mar, siendo talvez el mas alto de los volcanes de la costa; tuvo en 1835 una erupcion observada por Darwin i Fitzroy. Continuando los espedicionarios su derrota, llegan a la primera laguna, que es rodeada de altos cerros en su mayor parte nevados i tiene 5 a 6 kilómetros de O a E por 15 de N a S; la atraviesan embarcados, arrastran el bote por tierra en un trecho de dos kilómetros a la segunda laguna, que es mas grande; la recorren en el mismo bote i acampan a la orilla de un riachuelo, que baja al lago del lado N; siguen por tierra una quebrada con cerros nevados al frente i a la izquierda, rodean un ventisquero, suben un alto i pasan arriba, casi sin apercibirlo, i sin encontrar nieve "la línea anticlinal de esas elevaciones" (Delfin); bajan por una pendiente escarpada; dan a su pié con un rio caudaloso, que corre por un valle pantanoso, guarnecido por alerces enormes de mas de 5 metros de diámetro, i cae a la tercera laguna, que es la mas grande i "parece ser oríjen de uno de los afluentes del rio Chubut." Serrano se embarca en un bongo i hace un lijero reconocimiento del lago. Se ve obligado luego a disponer la vuelta por el mal tiempo, que no cesa de incomodarles hasta su llegada al buque el 25 marzo [n 30]. Ya se ve que tuvieron que pagar su tributo a las lluvias de Chiloé, lo mismo que Menendez quien se queja de ellas tantas veces.

    Es sensible que no hallemos en esta descripcion dato alguno sobre la direccion de la estension i figura de la tercera laguna. Así nos hemos visto en la necesidad de dar a ésta una situacion mas o ménos imajinaria, haciéndola desaguar por un rio mencionado por Menendez. Su desagüe puede caer al rio Staleufu en cualquier otro punto; es posible que este lago i rio sea idéntico al que los mapas de Escurra i Nolte[n 31] figuran al O de las fuentes del Staleufu i que el último autor denomina lago San Nicolas.

    Las relaciones de Serrano i Delfin estan mas o ménos conformes los datos mas antiguos. Ellas nos permiten inferir ademas que su ruta sigue llanamente la hoya del rio Reñihue hasta su fin, para continuar por el valle correspondiente de la falda opuesta; esta ruta no toca pues la hoya del Vodudahue. Veremos mas adelante, que tiene ciertos visos de probabilidad el caso inverso, que el camino de Menendez se interne, despues de abandonar la hoya del Vodudahue, a la del Reñihue. En su lugar trataremos de fundar la version dada en nuestro cróquis, que establece la independencia de las dos rutas que quedan separadas solo por una cumbre que es una de que habla nuestro autor.

    Al concluir esta reseña del estero de Reñihue agregamos todavia el pequeño dato que al Sur de su boca se halla situada, junto a la costa firme, la isla Llahuenhuapi, que ofrece cierto interes por hallarse cerca de ella (o talvez sea ella misma) la isla del guano, que es pequeña i sin vejetacion (apunte del año 1866). Puede ser que esta sea el farellon blanco de la punta de Chumeline, que forma por el Sur la boca del estero de Reñihue, porque este farellon debe su color, segun Serrano Montaner, a una capa blanca de guano.

  14. La costa firme de Chulao, a lo largo de la cual pasa Menendez en su trayecto de Conef a Marillmo, forma con los esteros mui internados de Coman i Reñihue una península alta con declive relativamente suave para la ribera del Golfo. Esta península fué hace poco el teatro de fenómenos físicos sumamente intensos en que conviene detenernos un momento.

    El 26 de mayo de 1892 esta costa i la de Hualaihue, que le sigue al Norte, esperimentó un fuerte temblor, que duró nueve dias consecutivos. Al mismo tiempo i probablemente a consecuencia de este temblor, un rio de bastante consideracion denominado Huequi, que hai en Chulao, quedó casi seco por espacio de dos dias luego despues se desbordó trayendo consigo innumerable cantidad de árboles i piedras. Parece que hubo ademas una erupcion volcánica, porque la avenida del rio trajo tambien consigo inmensa cantidad de "piedras blancas que flotaban sobre el agua", es decir de piedra pomez.

    Como una singular coincidencia se observó el mismo dia una caida de ceniza blanca, volcánica (?) en una vasta estension del territorio adyacente de Chubut hasta la costa del Atlántico[n 32].

    Estos hechos pasaron casi desapercibidos. Con todo, al poco tiempo de haber estallado la portentosa e inesperada erupcion del volcan Calbuco (febrero de 1893), el intelijente observador señor F. Gaedicke en Llanquihue ventilaba ya la conjetura, que los movimientos subterráneos del Huequi hayan sido los precursores de aquella [n 33]. Esta tímida suposicion fué confirmada plenamente despues, porgue a fines de agosto de 1893 estalló nuevamente el Huequen, haciendo varias erupciones, que rivalizaron en intensidad con las del Calbuco. Era aquel el satélite mas importante que con el Michinmávida. Martin i San Martin (?), de cuyas erupciones se tienen noticias poco seguras, formaba el séquito de aquel jigante. Estas erupciones accesorias forman un complemento hasta ahora poco estudiado de la principal i siempre fenomenal del Calbuco i autorizan a inferir, que sus focos hayan estado en comunicacion. Moraleda coloca en su mapa jeneral el rio Heguetumao al N. de Chulao i el rio Huell al S. de esta punta cerca de la de Huequen que marca la entrada a Reñihue (Serrano Montaner). No sabemos a punto fijo, cuál de estos rios corresponde al que nos ocupa. En cuanto al volcan Huequen le hemos situado en nuestro croquis al O. del estero de Comau cerca de su entrada; "se halla en 42° 15' Lat. 72° 39' Lonj. i termina en un picacho vertical, en forma de aguja, mui característico i por lo tanto de fácil reconocimiento" [n 36]. La Carta jeneral de la esploracion del rio Palena por O. de Fischer señala su ubicacion en el mismo punto.

  15. Desde aquí ya nos guiarán la relacion i mapa de don Francisco Vidal Gormaz de su siempre memorable espedicion al estero de Comau i rio Vodudahue del año 1863 [n 34], a mas de los apuntes de su Jeografia Náutica [n 35].

    "La islita de Lihuapi divide la boca del estero de Comau en dos canales, accesibles ambos para toda clase de buques i el del N. se llama Marilmo i el del S. Comau.

    Marillmo es uno de los nombres jeográficos araucanos que terminan en mo, sílaba que equivale a varias de las partículas mas usuales (de, en, con, para, por, etc.) i se agrega al fin de la palabra. Llama la atencion que sean tan frecuentes en esta rejion, mientras son raros en las otras partes de Chiloé. Algunos de ellos son de oríjen moderno, segun se colije del hecho, que la partícula se ha añadido a una palabra castellana, como Ascensiomó, Anjelmó i otros. Hé aquí una pequeña lista de estos nombres fuera de los citados: Cogomó, Cochamó, Huelmó, Sotomó, Codomahuidamó, Cahuelmó, Yanchilmó, Telelemó, Pillaumó, Reremó, Bonechemó, Llecumó, Peñasmó, Pillañmo: los cuatro últimos son cerros.

  16. Moraleda ha confundido la isla de Lilihuapi ya citada con la de Poyehuapi dando a la primera el nombre de la segunda i ha omitido ésta en sus planos, aunque existe. El señor Vidal G. ha señalado no solamente esta equivocacion, sino ha fjado tambien en su mapa esta islita que dió abrigo a Menendez. Es mui pequeña i se halla pegada a la costa al S. E. de morro de Comau, ántes de llegar a éste.

    Poyehuapi se deriva de poye, que es segun mis apuntes la "Bromelia bicolor," i huapi isla. Esta hermosa planta con sus hojas en parte encarnadas, dispuestas radialmente alrededor de la flor, adorna las rocas i árboles de las provincias del Sur. El Padre José García relata que sus remeros "cojieron grandes i dulces poyes" en una isla de las Huaitecas.

  17. "Los rios Blanco i Negro, que se juntan poco ántes de caer al estero de Comau, arrastran grandes palizadas de árboles, lo que ha dado el nombre al estero, porque Comau significa en lengua huiliche: "agua que arrastra palos" [n 37].
  18. "Al S. E, del morro de Comau se abre la pequeña ensenada de Lonco-challhua con dos puntos propios para surjir con balandras i demas embarcaciones medianas. El nombre significa "cabeza de pescado"[n 38].

    Moraleda menciona tambien esta caleta poco segura i agrega: "aquí se nota ya el agua casi dulce" [n 39]. Vidal Gormaz marca el límite del agua dulce un poco mas adentro por una línea que atraviesa el estero en las Porcelanas, mas o ménos en el mismo lugar en que brotan unas aguas termales. El hecho que estos esteros largos, a pesar de estar abiertos al mar, sean de agua dulce en sus últimas ramificaciones, es otro de sus rasgos fenomenales.

  19. Este famoso estero merece en realidad nuestra atencion bajo varios conceptos.

    Es un brazo i parte del estero principal de Comau, razon porque Moraleda le califica, con otros de la misma clase, como esterillo, es decir estero pequeño o secundario. Es esta una práctica que se recomienda, porque conviene distinguir estos esteros de segundo órden o tributarios de los principales o de primer órden.

    Moraleda, quien segun se ve es a veces algo lijero en sus apuntes, confunde los dos esteros vecinos de Quintuhuepeu i Cahuelmó, dando el primer nombre al de mas al Sur i el segundo al del Norte. El señor Vidal Gormaz ha hecho una rectificacion en la forma i direccion de los dos esteros, pero ha seguido en su mapa a Moaleda en cuanto a su denominacion. Guiado por la autoridad del incansable esplorador Manuel Telles he demostrado hace años [n 40], que los nombres de estos esteros están colocados equivocadamente en los mapas, i que el estero de mas al Norte el de Quintuhuepeu, i Cahuelmó, que nos interesa de preferencia, el del Sur. La relacion del P. Menendez ha confirmado plenamente esta opinion, porque al pasar a Loncochallua, situado al Sur de los dos esteros en cuestion, hace preceder Cahuelmó inmediatamente a este lugar. Por consiguiente mi croquis adjunto coloca ya desde 1883 los nombres en el órden mencionado.

    Posteriormente el señor Vidal Gormaz, quizá en vista de mi observacion, ha hecho en su "Jeografía Náutica" una modificacion de su version primitiva, suprimiendo el nombre, a la verdad poco eufónico, Quintuhuepeu i estableciendo dos ensenadas diferentes del mismo nombre: llama la una estero de Cahuelmó i la otra bahía de Cahuelmó. Esta version no corresponde a la realidad i tiene ademas el inconveniente de dar lugar a la confusion de los dos esteros.

    Recientemente el comandante de la "Pilcomayo", capitan don Froilan Gonzalez, señala como nueva i efectiva la misma ubicacion, que yo habia indicado hace muchos años [n 41].

    La descripcion que los compañeros de Menendez le dan del estero, es gráfica i nos lo pinta como un modelo de estos cajones imponentes e inaccesibles.

    Algunos viajeros que han visitado Cahuelmó en los últimos años ponderan tambien el magnífico cuadro de su naturaleza. El lago mencionado por Menendez es, segun el señor Cárlos Vattier, de gran superficie i situado a poca distancia (4 kilómetros por tierra, solo 8 cuadras por su desagüe?) de la ribera del mar; sus contornos abundan en maderas de alerce, que se esplotaban en grande escala en 1891 [n 42].

    La relacion de Menendez nos deja suspensos en cuanto a "las cosas grandes", que en su tiempo daban fama "en Chiloé" a Cahuelmó, porque las pasa en silencio i no deja traslucir tampoco, con qué objeto sus compañeros le habian recorrido.

    En estas circunstancias es una verdadera revelacion la que nos da Moraleda sobre el particular. Estos dos autores se complementan un modo feliz en muchas partes, de modo que la historia de Chiloé en aquellos años queda dilucidada hasta en sus menores detalles.

    Sucedia que el estero de Cahuelmó era uno de aquellos lugares, en que habia plantado sus reales la romántica fabula de los Césares. Segun Moraleda [n 43]"el teniente de milicias don Alonso de Oyarzun intentaba hacer viaje en 1794 a dicho esterillo, porque a corta distancia de él se encontraba una laguna mediana, en donde está la ciudad nombrada Santa Mónica del Valle, una de las cinco que, segun él, existen en el continente patagónico. Tenemos pues delante de nosotros la fantástica leyenda en todo su esplendor; nos hallamos a la puerta de la ciudad encantada, que nos brinda mil maravillas. Desgraciadamente recibimos aquí el mismo rechazo como todos los mortales que han pretendido acercársele. Menendez nos informa que las creencias de Chiloé con respecto del estero no tienen efectividad alguna. Nos vemos desalentados para ir a buscar las otras dos o mas ciudades, que al decir de los autores ofrecen mas probabilidades de encontrarlas. No podemos estendernos tampoco aquí sobre esta vasta i brillante materia, que necesita un libro aparte.

    Es curioso que Menendez aparenta ignorar que el estero debia su fama a los Césares. Sin embargo, el hecho le era sin duda conocido, por que sus compañeros, Los Barrientos, emprendian, segun Moraleda, sus viajes en busca de los Césares i habian hecho el rejistro infructuoso, de que le hablaron, precisamente con el mismo objeto con que el teniente Oyarzun pretendia hacerlo mas tarde. Menendez, que era medio creyente, recibia por el relato del chasco que esperimentaron los Barrientos en Cahuelmó, una leccion que le impone la reserva que observa.

    La ciudad encantada, que creiamos tener tan cerca se nos ha desvanecido en las nubes. Parece que nos habremos de retirar desengañados del estero talvez injustamente renombrado. Pero ya vimos que tiene fama merecida por su riqueza estraordinaria en maderas de alerce, lo que sin duda preferible al encanto mas halagüeño. Aun este no falta hoi dia a Cahuelmó, de modo que nos sentimos satisfechos hasta bajo este respecto. Esta maravilla son sus aguas minerales no mencionadas por Menendez, sea por ignorarlas, sea por no llamar su atencion.

    Don Manuel Télles, a quien habia dado las instrucciones del caso, me trajo de una de sus escursiones en 1869 muestras de una agua termal, que brota abundante en la playa de este estero i levanta una humareda grande. Puse estas muestras en manos del ilustre Ignacio Domeyko, quien menciona estas aguas, pero no parece haberlas analizado. Vattier examinó estas fuentes i constató como uno de sus ingredientes el hidrójeno sulfurado. El mismo autor confirma la existencia de otras fuentes mas alejadas de la ribera.

    Faltando aun una derivacion satisfactoria de la palabra Cahuelmó, recordamos que viene talvez de jahuel, voz quechua, si no nos equivocamos, que significa "manantial, fuente de agua". Parece que la j se cambia en araucano a la c, como en el ejemplo San Cuan en lugar de San Juan [n 44]. Otra palabra que podria tenerse presente, es gahuenn, "curar los ojos", porque es posible que los indios, a falta de soluciones minerales, se hayan servido de tales aguas naturales para curar los ojos, i aun recuerdo que un enfermo de la vista me contó haberlas empleado con buen resultado. Dejamos a los conocedores del araucano de darnos su opinion definitiva.

    Los alrededores de Comau son ricos en aguas termales, lo mismo que el estero de Reloncaví. Mencionamos ya la de las Porcelanas, situada al S, de Cahuelmó en la ribera opuesta; es abundante, la cubren las mareas, su temperatura es de 55° Cdo. (Cárlos Juliet) [n 45]. Hemos apuntado en nuestro croquis la situacion aproximada de estos baños, sin pretender que sea exacta.

  20. Como Menendez nos introduce aquí a un centro de la esplotacion del alerce, logramos la ocasion para dar una idea jeneral de este preciosísimo árbol, que es de tan vital importancia para Chiloé i Llanquihue.

    La industria mui primitiva del corte de las tablas de alerce, hechas a pulso de la mano solo con hacha i todas de tamaño igual i reducido, para admitir su trasporte a hombro por los senderos mas escabrosos al traves de los bosques impenetrables, forma un cuadro etnográfico altamente orijinal i lleno de vigor. Aunque este trabajo esté lleno de penas i privaciones como lo pinta Menendez, no deja de ofrecer sus atractivos i cierto aire de poesía, que son la causa que los tableros se dediquen a él con la mayor aficion. Parece que a él principalmente se deben la robustez, la ajilidad, las buenas aptitudes para andar por mar i tierra i el espíritu franco de los vecinos de Calbuco i Chiloé. Podemos decir que el alerce es digno de figurar como el emblema de estas provincias australes. Otro rasgo mui orijinal es el uso jeneral de las tablas de alerce como medio circulante, en lugar del dinero, en las transacciones comerciales i privadas del Archipiélago.

    Vemos que ya en tiempo de Menendez el estero de Comau era un centro importante de la esplotacion del alerce. No tenemos datos seguros sobre la época en que principió a hacerse el corte del alerce, ni sobre la fecha de su esplotacion en este estero. Los cronistas hablan segun Gay de árboles cortados en tiempo de la gran sublevacion de los indios (1599) Es probable que Comau haya sido uno de los centros mas antiguos, porque era el punto mas cercano para los tableros del interior de Chiloé miéntras los de Calbuco i Huar se dirijian al estero de Reloncaví i a la zona de astilleros que rodean el de Melipulli. Parece que la esplotacion de Comau contaba al tiempo de nuestro autor ya mas de un siglo i medio. Vidal Gormaz menciona tambien el corte de alerce en esta boca, i acabamos de ver que se hace aun hoi dia en escala considerable. Resulta por consiguiente un período mui largo de esplotacion para esta rejion.

    Esta duracion tan larga del alerce, nos da la idea que sus bosques sean casi inagotables i que se puedan comparar, como suele hacerse efectivamente, a una mina cuya riqueza no se agota tampoco. Ella se esplica por lo demas por la vasta estension de territorio, que las profundas ensenadas i los rios de los grandes esteros de Reloncaví, Comau i Reñihue abren a su estraccion i embarque.

    El alerce se halla en manchas mas o menos estensas i frecuentes i raras veces forma verdaderos bosques, como en el gran alerzal, que señala Vidal Gormaz, i en el del rio Arrayan, cerca de Puerto Montt, que concluyó hace años. Los árboles están colocados las mas veces algo dispersos i entremezclados con otros árboles, principalmente la Fagus nitida Ph.

    Sobrepujando sus jigantescas columnas blanquiscas por mucho el bosque que las rodea, dan estas manchas al paisaje de la Cordillera una fisonomia especial. El ojo esperimentado las conoce al momento i a distancia mui grande; así se distinguen desde Puerto Montt a simple vista los alerzales vecinos del estero que nos ocupa.

    El modo con que los tableros proceden a su esplotacion hace que esta no deje agotada sino despues de mucho tiempo la existencia de la madera. Habiendo ellos descubierto una mancha de alerce, que no esté demasiado distante de algun puerto cómodo de embarque, el astillero, hacen entre varios un sendero (camino de cuicuyes. B. Muñoz Gamero), que siempre es mui estrecho i resbaloso i les sirve para bajar con sus cargas de tablas al hombro hasta la playa o el rio. Siendo trabajadores espertos escojen solo los palos mas fáciles de voltear i de mejor calidad, es decir mas dóciles para rajar en tablas, para obtener así en poco tiempo el mayor número de ellas. En las estaciones siguientes de corte se dirijen a otros lugares de condiciones análogas. A estos siguen otros tableros ménos diestros i emprendedores, que se establecen en la mancha abandonada por los primeros i que, no aspirando a un provecho mayor, procuran sacar un cuantas tablas de los palos sobrantes de inferior calidad. Actualmente se trabajan varios alerzales, donde "ya pasó el antiguo". Por último habiéndose acabado la madera útil para tablas, se van aprovechando en nuestra época los restos de los trozos para durmientes de ferrocarriles. Así sucede que estos alerzales no se hayan agotado aun despues de mas de cien años de constante esplotacion.

    Si bien parece casi inagotable el alerce, al modo de una mina, a la que se asemeja ademas por ser objeto del hallazgo i de una esplotacion libre pero llena de sacrificios, debe cesar allí la comparacion. El rendimiento de árboles jigantes, que se hallan solo dispersos i necesitan siglos i siglos para volver a crecer, no puede competir en manera alguna con el de los veneros contínuos de minerales. El alerce está ya mui escaso en la falda marítima de la Cordillera, que es por ahora la única accesible. Mas adentro, donde Menéndez i los esploradores modernos le encontraron tambien, existe abundante i en estado virjinal. Aun en esa parte i en todas, en que no ha pasado la mano destructora del hombre, le han destruido por grandes trechos las quemazones que ocurren allí en épocas mas o ménos distantes. Felizmente suelen dejar los troncos casi intactos para el uso. Es raro ya encontrar un árbol íntegro de grandes dimensiones. Recuerdo haber visto solo uno, en la cuesta de los Reulis del paso Perez Rosales, en estado virjinal i de un aspecto i tamaño propio de estos prodijios de la naturaleza.

    Diego de Rosales, el sabio historiador jesuita, llama el alerce el príncipe de los árboles de Chile, juicio que hace alto honor a su espíritu de observacion. El alerce es en realidad el representante en el hemisferio Sur de los árboles jigantes de la familia de las Coníferas, que crecen en la América setentrional en situacion i latitud análogas a las de nuestro árbol i gozan con razon de una fama universal. Es verdad que no alcanza del todo las dimensiones colosales de la Wellingtonia gigantea del valle Yosemite, pero no queda mui atras i por lo demas revela el mismo carácter i aspecto: palos inmensos en forma de columnas, de la cual salen sus ramas mas arriba de la altura de los árboles que le rodean, follaje pequeño i poco tupido, corteza mui gruesa, troncos sumamente anchos en la base que estienden léjos por encima i debajo de la tierra sus brazos retorcidos.

    No se conoce bien la altura máxima del alerce; creo que alcanza hasta 80 metros o talvez mas. Es comun hallar palos o troncos de 4 i 5 varas de diámetro. Vimos que Delfin observó en el fondo de Reñihue alerces de mas de 5 metros de diámetro que son los mas grandes que se conocen. He calculado la edad de un árbol de la primera clase en 1939 años; nuestro gran sabio R. A. Philippi atribuye a los ejemplares mas corpulentos la verdaderamente estupenda edad de 2500 años. Nos hemos valido para hacer este cálculo de los cercos o círculos del crecimiento anual que revelan las famosas "tablas anchas", que se hacian ántes a mano con hacha, de un metro i medio o mas de anchura. Segun estos cálculos cada árbol es un monumento contemporáneo de la fundacion de Roma. El alerce deja mui atras a los árboles viejos del mundo antiguo, tanto en dimensiones como en edad. Las mas corpulentas encinas i hayas de la Europa, que se guardan hoi como recuerdos preciosos, no pasan de mil años.

    Hai dos zonas diferentes, aunque no bien separadas, en que crecen los alerces. La una es baja, llana i pantanosa i se halla a la altura de solo 100 a 200 metros sobre el nivel del mar. A esta pertenecia el gran alerzal ya mencionado que se estendia ántes a espaldas de Melipulli (hoi Puerto Montt), i muchos valles andinos. La otra se halla en los cerros a la altura de 796 a 1035 metros (C. Juliet)

    Su situacion jeográfica no está aun bien determinada. Conocemos su límite Norte que se halla en Corral (C. Gay), pero ignoramos hasta hoi su límite Sur, que no parece estenderse léjos, porque, si no nos equivocamos, no se observó en la reciente espedicion del doctor H. Steffen al Palena.

    La parte botánica del alerce ofrece en las descripciones científicas, un error debido a su confusion con la Libocedrus tetragona, el cipres de Huaitecas i Chonos. Los tableros que distinguen tan bien estas dos maderas, no saben distinguir sus hojas, como he tenido ocasion de verificarlo. Ha sucedido que los viajeros (King, Fitzroy, Darwin) i por su conducto los autores (Dalton, Hooker, Gay) recbieron solo las hojas del cipres. De allí resultó, que Gay ha dada una descripcion botánica correcta del cipres, atribuyéndola al alerce. Ademas existe la descripcion de la Fitzroya patagonica que es exacta con escepcion de las hojas, en que parece haber prevalecido tambien la del Libocedro. Con todo queda establecido que la Fitzroya es la especie botánica que corresponde al alerce. Habiendo visto el verdadero alerce en 1855, he llamado ya en aquella época la atencion de R. A. Philippi, nuestra gran autoridad botánica, sobre este particular.

    No tengo espacio para estenderme aquí sobre la importancia futura del alerce, que se encuentra en las pendientes orientales de la Cordillera, para los nuevos pobladores de aquellas comarcas, consideracion que ya hace mas de un siglo entreveia el Padre Falconer. No puedo tocar tampoco otros puntos menores de su historia como el uso de su resina como incienso i de su corteza como estopa de las piraguas. Convendria juntar todos los datos en una monografía completa. Para el aficionado adjunto al pié de esta nota una lista bibliográfica relativa a este árbol Casi todos los autores sobre Chile i Chiloé se han ocupado de él [n 46].

    Solo me permito, al concluir este tema tan interesante, aventurar una proposicion que tiene por objeto evitar la completa estincion de esta maravilla de Chiloé i conseguir que nuestros nietos no sean privados del placer de contemplar los árboles jigantes del hemisferio Sur. Consiste en imitar el ejemplo del gobierno de los Estados Unidos, que ha declarado inviolables ciertos bosques i distritos como los del valle de Yosemite i Yellowstone, para conservarlos en estado virjinal, i ha destinado la cantidad necesaria para su proteccion. Si no se toma una medida análoga, desaparecerá el alerce en época no lejana del territorio de Chile.

  21. El precio actual de una tabla varia de seis a doce centavos, no alcanza pues por mucho al avaluo de nuestro filantrópico autor

    La falta de espacio i tiempo nos permite solo aludir a la lijera al grave tema de la pobreza proverbial de Chiloé.

    Los varios autores que escribieron a fines del siglo pasado sobre el Archipiélago están unánimes en señalar la miseria de sus habitantes i se ocupan de sus causas i de los medios de aliviarla.

    Menendez la toca solo de paso, pero deja entrever que ella le preocupa vivamente.

    Moraleda la trata algo mas en estenso.

    Agüeros es un elocuente protector de los pobres de Chiloé i pinta con colores sombrios la miseria de ellos en su Descripcion historial i dos memoriales al rei.

    El Discurso sobre la provincia de Chiloé, Lima 1782, por el alférez don Lázaro de Rivera permanece aun inédito. Los estractos que nos dan de él Benjamin Vicuna Mackenna i el señor Jose Toribio Medina (Literatura colonial), demuestran que su autor estaba animado de los sentimientos mas puros de filantropía. Nos consta que nuestro ilustrado amigo don Nicola Anrique tiene la intencion de publicar el Discurso de Rivera; deseamos que logre realizarla oportunamente.

  22. Esta es la segunda vez que Menendez habla de este viento constante que sopla durante el dia del lado del mar i es favorable para entrar al estero. Vidal Gormaz no le menciona, pero tuvo tambien una navegacion fácil para entrar al fondo del estero. Parece pues que es un rasgo característico para su meteorolojía i merece por lo tanto llamar nuestra atencion. No tenemos datos si existe aquí el viento de tierra que en toda la costa de Chile i en el lago de Todos los Santos corre alternado con esta virazon durante la tarde.
  23. Este cerro es el Monte Centinela de Vidal Gormaz. Muchos rios de la rejion austral, dentro i fuera de la Cordillera, desembocan pegados a la base de un cerro. He observado que esta disposicion se halla cada vez que la boca de rio se encuentre espuesta a la marejada producida por uno de los vientos reinantes. Esta marejada destruye cada vez los canales abiertos por la corriente del rio en las arenas movedizas de su delta, de manera que solo al pié del cerro o barranco le queda un cauce constantemente abierto. La boca del Vodudahue, que es el nombre de este rio, está espuesta al embate de las olas levantadas por los recios vientos del Norte que reinan gran parte del año.
  24. El autor escribe constantemente "Leste" por Este.
  25. "Reremo" se deriva de rere, el hermoso Picus magellanicus, llamado vulgarmente, segun Gay, Rere, Concona o carpintero de cabeza colorada, que abunda, segun parece, en esta comarca, como en todos los bosques solitarios del Sur de Chile. El silencio sepulcral que reina en estos bosques es interrumpido en partes por los golpes que da este carpintero singular con su pico agudo en los árboles secos, labrando hoyos.

    El señor Vidal Gormaz[n 47] llama este rio Talevoire "del apellido de un misionero frances, que en fines del siglo pasado pretendió hallar la fabulosa ciudad de los Césares, siguiendo su curso por tierra", i le describe como sigue: "Es un tributario de Vodudahue que le fluye por sobre la ribera izquierda i a 3 millas de la boca de aquél; es caudaloso, pero inaccesible para botes. No obstante, los labradores bajan por él sus balsas de tablillas de alerce, desde algunas millas al interior.

    El padre Menendez, quien suele mencionar sus antecesores en estos viajes, no dice nada de algun precedecesor suyo ni ménos de un misionero del nombre Talevoire. Seria preciso suponer que este haya hecho el viaje despues de él, lo que coincidiria con la época señalada por el señor Vidal G. Podria ser tambien un viajero anterior i de la órden de los jesuitas, porque Moraleda asegura que el estero de Comau "ha sido esplorado con repeticion por los misioneros de la estinguida compañia". Es sensible que no se conozcan los datos de estas esploraciones. Pero el hecho aludido posee en sí mismo poca probabilidad, puesto que es notorio que las dos órdenes, los jesuitas i franciscanos, contaban en Chile con mui pocos miembros de nacionalidad francesa, si es que los habia.

    Me inclino a creer que el supuesto "Padre Talevoire" sea nuestro mismo autor trasformado a tal por la leyenda tradicional de los vecinos de Chiloé i especialmente de los tableros que visitan esta boca. La embocadura del Reremo en el Voludahue es, como veremos, un punto demasiado importante en los viajes de Menendez, por haberle servido de cuartel jeneral, para que no sea recordado, aunque de un modo confuso, por los tableros que desde entónces han visitado sucesivamente el rio Vodudahue. Existen otros ejemplos que las tradiciones populares trasmitidas en Chiloé de una jeneracion a otra reflejen solo de un modo vago el hecho orijinal a que se refieren. Es mui posible, pues, que Menendez, a quien su contemporáneo Moraleda atribuye la intencion de ir en busca de los Césares, aparezca en esta leyenda bajo el disfraz de un misionero frances de mui distinto nombre. Si no, habríamos de investigar, si otro misionero desconocido hasta ahora ¡raya hecho la tentativa de internarse por el rio Reremo despues de los viajes de nuestro autor.

    De todas modos la bonita tradicion comunicada por el señor Vidal G., es un curioso complemento para la relacion de este viaje.

  26. "La boca del rio (Vodudahue) es de 200 metros de ancho con una hondura, en principio de creciente, de 3 a 4 metros, fondo arena fina El canal es uniforme i el fondo aumenta al paso que se avanza rio arriba. El canal se estrecha poco a poco hasta quedar reducido a 56 metros en el Mal paso (el primer rápido), anchura que permanece inalterable en el resto del curso" (Vidal Gormaz).

    Nos referimos a la descripcion del mismo señor Vidal G, para los detalles del curso del rio, como sus rápidos i correntadas, sus afluentes el Rio Seco i el rio Barceló i sus islas José Andrade, Jose Miguel Silva i Mariano Lorca.

  27. Esta palabra, que no he encontrado en los diccionarios modernos, es segun el de la Academia del año 1823 idéntica a abarca, que significa calzado rústico de cuero de buei. Es el mismo que conoce en Chiloé bajo el nombre ojotas, que son mui útiles para los que atraviesan estos bosques tan tupidos, en que los piés descalzos—ni el tablero ni el talador usan zapatos—se lastiman tan fácilmente. Este i algunos otros ejemplos indican la tendencia de Menendez de escribir en castellano castizo, por lo que trata de evitar las voces vulgares o técnicas de Chiloé.
  28. El señor Vidal G., da una lista mas estensa de árboles. Los mencionados por nuestro autor indican terrenos mas o ménos fértiles. Mas arriba en el valle abunda el alerce, que crece en terreno pantanoso que escluye el cultivo.
  29. El tepu, Myrthus stipularis o Tepualia stipularis Grieseb, es un árbol pequeño, de ramas tortuosas, de madera dura, colorada i pesada, que es excelente combustible. Crece siempre en terreno mui húmedo, las mas veces con corriente suave de agua cristalina por debajo, sobre el cual descansan sus raices entretejidas, formando un tronco cónico mas o ménos circular. Cada arbolito, cuyas ramas i raices se hallan ademas entrelazadas por ciertas clases de enredaderas (entre ellas la hermosa Philesia buxifolia) i helechos, es una pequeña islita encima del fango i se toca casi con otros iguales alrededor, de modo que el infeliz caminante se ve obligado de saltar de un tronco a otro, enredándose a cada paso con los piés en las raices o hundiéndose en el pantano. Así se comprende que aun cortos trechos de tepuales ofrezcan gran dificultad al viajero i que Menendez tenga razon de mencionar este tepual como un paso bastante molesto.

    El tepual es un tipo especial de terreno modificado por la vejetacion que alimenta; es análogo a varias otras formas de vejetacion, que ofrecen los bosques del Sur i que juntas caracterizan su fisionomía. Es poco frecuente en esta latitud: abunda cada vez mas al avanzar hácia el archipiélago de Chonos i las tierras magallánicas.

    En esas latitudes mas australes los tepuales se revisten de una fisionomia en cierto modo singular i aun grotesca, pero de grata impresion para el observador atento: el tepu se asocia allí con el especioso helecho arborescente, "la Lomaria magallanica", que soporta sobre su tallo derecho de un metro o aun mas de alto una vistosa copa de frondes. El aspecto de este helecho llamó en el siglo pasado la atencion de los navegantes española del Estrecho, que le consideraron como una especie de palma estéril, llamándole "palmilla". El tipo de vejetacion del tepual no deja de ser pues bastante curioso.

    Mas arriba en el valle del Vodudahue encontró el señor Vidal G. un gran tepual, de que tendremos que ocuparnos. El señor Juan Williams R. describe los tepuales del rio Maullin [n 48]. El que escribe estas líneas recuerda tambien uno bastante grande i molesto en el rio Gayenel, que es ocupado hoi por edificios i calles de la ciudad de Puerto Montt.

  30. "En toda la extension que recorre el Vodudahue solo tres pequeñass puntillas interceptan el valle al Sur o ribera izquierda, pero sin ofrecer obstáculo alguno para la apertura de un caminan (F. Vidal G.).
  31. Veremos que Menendez i sus compañeros se valen en adelante de este mismo arbitrio para protejerse contra las lluvias; se usa actualmente en la misma forma. Veremos tambien que este recurso falla en ciertas condiciones.
  32. El texto dice erróneamente SO.
  33. El autor ha entrado al rio i seguido su curso, sin ocuparse de su nombre. Aquí "le pone" un nombre, version fija que repite en casos análogos. Mas adelante, en su segundo viaje, menciona el rio en su boca bajo otro nombre en idioma araucano. Este último existia probablemente desde ántes. Tenemos, por consiguiente, dos nombres diferentes del mismo río. En posible que Menendez, al dar un nombre nuevo al río, seguia la costumbre de los indíjenas de la América, que no distinguen en abstracto las corrientes especiales i contínuas de los rios, sino solo cada una de sus fracciones que el viajero toca, incluyéndolas en el conjunto del lugar visitado. En este caso el nombre la Laja dado aquí corresponde tanto al rio como al punto del alojamiento.

    Veremos luego que Menendez observa a menudo este fraccionamiento de un rio en varias partes, sin preocuparse a cuál corriente o sistema fluvial pertenezcan. Esta circunstancia hace difícil é incierta la interpretacion de sus derrotas.

    La palabra "laja" significa segun Francisco S Astabluruaga (artículo "rio de la Laja" de su Diccionario) una piedra micacea esquitosa en láminas finas. Esta clase de roca abunda en la cordillera de la Costa, pero es rara en la Corilillera. No sabemos pues, si se refiere a una verdadera pizarra o si solo a una greda plana i algo dura parecida a la que le ha valido el nombre Laja a un lugar situado entre Puerto Montt i Puerto Varas.

    La Laja de nuestro antor, si no es idéntica, debe hallarse mui cerca de la Plaza de la Fuente de Vidal Gormaz (véase su mapa).

    En frente de este punto está situado el rio i boquete de Olavarrieta, de que nos ocuparemos luego.

    El señor Vidal Gormaz le dió su nombre en honor del señor Olavarrieta, distinguido injeniero i laborioso Intendente de Chiloé en la época del viaje de este esplorador.

  34. Menendez «encuentra" aquí "un rio caudaloso". Esta manera de espresarse podria hacer creer que este sea un rio nuevo. Por la descripcion del señor Vidal Gormaz sabemos que este rio es el mismo que se ha seguido, i que no hai otro. El autor sigue pues la costumbre que acabamos de señalar con respecto a la denominacion de los rios. Como en el curso de este viaje "encuentra" varias veces "un rio" en la misma forma, podriamos suponer que fuese siempre un rio nuevo i diferente del anterior. Ma viendo que en este caso es el mismo rio, es admisible tambien en los otros casos que sea el mismo. Ente punto es de cardinal importancia para la fijacion de nuestro itinerario.

  35. El derrotero del señor Vidal Gormaz indica que pasó el rio un poco abajo de la poza. Hemos trazado el mismo camino a Menendez, quien cruzó el rio talvez por el mismo vado i se halló en la ribera opuesta lo mismo que aquel en la mejor situacion para divisar las cataratas. Parece que la primera catarata no permite pasar por su pié, lo que obliga a vadear el rio ántes de enfrentarla.

    "El recodo que hace el rio" i luego los saltos que se desprenden de lo alto de las barrancas, nos hacen reconocer fácilmente el recipiente i las entrantes del rio descrita i demarcadas tan bien por el señor Vidal Gormaz.

    He aquí como este autor describe el cuadro grandioso que tenia a la vista: "La poza, llamada el Recipiente, es una pequeña laguna de doscientos metros de diámetro. De la parte occidental nace el Vodudahue, i por el Sur le entran de golpe las aguas de una imponente catarata que, descolgándose por un hondo tajo formado en el abra de dos cerros, se precipitan sobre el Recipiente desde una elevacion de ciento veinte metros. Hermosísima es sin duda esa vista; pero una vez que se asciende un poco mas por la falda del cerro Peña, el cuadro mejora aun ofreciendo el magnífico espectáculo de otra dos cataratas, que colocados en forma de escalones se descuelgan la una sobre la otra. La mas baja tiene ciento sesenta metros sobre la anterior i la última doscientos sobre la segunda. Por la parte del ocaso se ve otra cuarta catarata en todo igual a la tercera. Esta es formada por dos grandes torrentes que corren faldeando el cerro Demetrio i una vez que reunen sus aguas las precipitan sobre el nivel de la segunda catarata".

    Los ilustres esploradores Menendez i Vidal Gormaz son los únicos mortales que han gozando del prodijioso espectáculo que ofrecen estos saltos. Es difícil imajinarse un cuadro mas pintoresco é imponente. No dudamos que estas cataratas igualan i aun superan los mas célebres saltos conocidos, si se toma en cuenta, para su valorizacion el conjunto de su altura enorme (cerca de 500 metros, sin contar la cuarta) i su caudal abundante de agua. Los cerros grandiosos i bosques sombríos que las rodean, deben imprimir a este paisaje un carácter encantador de magnificencia i soledad.

    Es de esperar que los grandes adelantos que el último decenio ha introducido en estas comarcas, sobre todo los viajes de descubrimiento llevados acabo en una i otra banda por el Dr. I. Steffen i el coronel Luis Jorge Fontana abran mui pronto estas cordilleras que permanecian completamente cerradas i faciliten al viajero de paseo, al turista alpino, los medios de contemplar este i otros fenómenos en que abundan.

    Segun el señor Vidal Gormaz se ve desde el recipiente inicia el Este un gran tepual bajo que atraviesa el Boquete Juan Oyarzun. El mismo autor suponia en aquella época, que este boquete fuera el mas inmediato a las pampas, i que el punto mas ventajoso para comunicarse con las pampas patagónicas i mar Atlántico, fuera el valle por donde serpentea el Vodudahue i en que se ven los hermosos boquetes Olavarrieta i Juan Oyarzun. El nombre de este último recuerda al fiel compañero de viaje i ayudante del señor Vidal Gormaz en esta espedicion.

    Al emitir este esplorador su opinion, tocó un problema que desde ántes ofrecia el mas alto interes, no solo para la jeografía sino tambien para la comunicacion interoceánica, i que recientemente ha asumido una faz nueva de palpitante actualidad por estar íntimamente ligado al limite entre Chile i la Arjentina en esta latitud.

    El señor Vidal Gormaz fundaba bien su teoría tanto por la configuracion i direccion del cordon como por el hecho, consignado en su mapa, que estos boquetes se hallan mui cerca "del meridiano de la parte mas occidental del lago del Nahuelhuapi". Se refiere a este lago por estar su situacion ya en aquella época bien determinada. Si la Cordillera observara en su curso una direccion exacta de Norte a Sur, podria inferirse efectivamente que estos boquetes atraviesan la division de aguas i que su pié oriental marque el fondo de un valle trasandino lo mismo que la ensenada citada de Nahuelhuapi. Sin embargo por una parte no se puede contar con un curso tan regular de la Cordillera, i por otra sucede, que segun los recientes descubrimientos el problema de la division de aguas i la ubicacion del paso principal en esta rejion es bastante complejo.

    No solo el señor Vidal Gormaz sino tambien el señor Serrano M,[n 49] y i el que escribe estas líneas [n 50] han creido i emitido su opinion en el mismo sentido que aquel, es decir, que el cordon mui alto que bordea al E. las hoyas del Vodudahue i Reñihue es el cordon central i divisorio de aguas. Solo el Dr. Delfin se ha espresado de un modo mas reservado [n 51]. Las recientes esploracionesde Fontana i del Dr. Steffen han demostrado, que este modo de ver es erróneo i que la cadena en cuestion no divide las aguas. Menendez halló, segun veremos luego, despues de atravesar este cordon, un rio que se dirije primero al Este, forma varios lagos i sale de ellos en direccion al Sur. Fontana confirmó la existencia de este rio, que habia quedado enteramente desconocido, i probó al mismo tiempo, que no se dirije finalmente al oriente, como suponia Menendez, sino que cae al Pacífico.

    Para los pasos situados mas al Norte, el Olavarrieta i Juan Oyarzun, resulta igualmente que ellos no corresponden a la línea que divide las aguas, ni conducen directamente a las Pampas, sino a otro valle que va a rematar al Oeste por un gran rodeo.

    La reciente espedicion del Dr. I. Steffen al rio Puelo ha demostrado que el gran lago Superior del que nace este rio, envia un brazo en direccion Sur hasta los 42°10' Lat. S., en que desemboca el rio Turbio que corre por larga distancia paralelo al cordon central de S. a N. [n 52], de modo que su oríjen queda mas Sur de los dos boquetes citados por Vidal Gormaz. Podemos deducir, pues, casi con visos de certeza, que estos dos pasos conducen a la hoya del rio Puelo, que es tributario del estero de Reloncaví, describiendo las aguas de esta cuenca un gran arco al N. i NO. para encontrar el Pacífico.

    Es raro que Menendez no se detuviera aquí para salvar la Cordillera por el paso Juan Oyarzun, sino avanzara hasta las fuentes del Vodudahue para atravesarla mas al Sur. Como resulta que los pasos señalados por Vidal Gormaz conducen probablemente a la hoya del rio Puelo, es posible que ésta ofrezca mas dificultades para salir ulteriormente a las Pampas que por esta razon los Barrientos, sabedores de este hecho por sus esploraciones anteriores, le hayan guiado mas al Sur, donde se abria otra hoya, que daria tal vez acceso mas fácil a ellas.

    Si agregamos a los detalles de esta rara configuracion, que los grandes esteros de Comau i Reñihue no reciben aguas del cordon central, sino solo de dos hoyas de órden secundario, se nos presenta un grandioso conjunto oro-jeográfico, que es difícil apreciar por el momento en todo su alcance. En la prosecucion de nuestro viaje tendremos que ocuparnos de nuevo de esta misma cuestion, acometiéndola por los lados opuestos del horizonte, con el fin de dejar planteado lo mejor posible este interesante problema de la estructura de la Cordillera austral.

  36.   Esta última frase, al parecer algo anticuada, es una de las varias que Menendez usa como típicas i técnicas a la vez. Su sentido es importante para trazar correctamente el derrotero. No admite otra interpretacion que en la ribera opuesta del rio. Notemos que Silvestre Rojas el autor del famoso "derrotero a los Césares", usa esta misma frase [n 53]. Sabemos que nuestro autor consultaba este documento.
  37. Nuestra tarea ha sido mui fácil hasta ahora por acompañarnos el señor Vidal Gormaz, quien esclarece toda duda que se podria ofrecer sobre la marcha de nuestro autor. Desde este punto, en que el primer emprendió la vuelta, tendremos que atenernos solo a la descripcion de Menendezl.

    El primer punto que tenemos que aclarar aqui es, si Menendez sigue desde el recipiente por el paso Juan Oyarzun o por el curso del rio de las cataratas. Su descripcion no deja casi duda alguna, que subió por la misma pendiente alta de que se precipita el salto. Ademas la existencia del tepual señalado por Vidal G. i la falta de un rio en el boquete citado, del cual baja solo un riachuelo que corre escondido debajo del tepual escluyen la posibilidad que haya avanzado en otra direccion; es seguro que Menéndez habria mencionado este obstáculo, que llama cada vez su atencion, si hubiese seguido por el paso en cuestion.

    En segundo lugar se presenta una lijera dificultad sobre el oríjen de este rio. Segun el mapa del señor Vidal Gormaz el rio viene del Sur i pierde entre los cerros a la distancia de unas cuatro las náuticas en línea recta del recipiente. Un recuerdo amistoso del mismo señor Vidal Gormaz trae a nuestra memoria una version diferente. Conversando con él hace años sobre su memorable viaje al Vodudahue, tuvo la amabilidad de diseñarme un lijero cróquis de su curso. Segun éste el rio sale de un lago. Nos hallábamos mui favorecidos, pues, con este nuevo dato. Posteriormente el mismo autor ha dado publicidad a la misma version en su Jeografía Náutica, señalando el oríjen del rio "en unos lagos andinos i en el corazon de la Cordillera". Tenemos que contar pues con este lago que no es mencionado por Menendez. Valiéndonos de una consideracion que hemos hecho valer en el prefacio, no trepidamos en bautizarlo Lago Vidal en honor de su benemérito descubridor.

    Notemos aquí que la altura de los tres saltos juntos indica que el suelo del valle se halla a una elevacion relativamente considerable. El valle del Vodudahue, que hasta este punto i segun la analojía de los valles conocidos de la falda Oeste de la Cordillera es de nivel bastante bajo esperimenta en este lugar una subida repentina i escepcional.

  38. Encontramos aquí por segunda vez la frase del dia 7, que se presta a las mismas consideraciones. Como el rio viene del Sur, es decir en la direccion en que Menendezavanza, debe ser tambien el mismo que seguia antes.
  39. Esta clase de puentes improvisados (cuicuyes) es de uso corriente en la Cordillera austral. Menendez se sirvió repetidas veces de este recurso en sus viajes. Los peligros i peripecias relacionadas con ellos, le tenian bastante impresionado, de modo que mas adelante no pierde ocasion de ponerlas de nuevo en relieve.
  40. Miéntras el pangue, tan notable por sus hojas jigantescas i tan jeneral en los lugares húmedos i sombríos, indica todavía una elevacion poco considerable del nivel, estas cañas espesas o quilas bajas, como suelen llamarse, se hallan ya a cierta altura el tránsito de la vejetacion comun, propia de las rejiones inferiores, a la alpina. Son tallos tiesos i de nudos cortos i forman espesuras tupidas; no cabe duda que esta bonita gramínea arbórea es una especie distinta de la quila comun.
  41. Esta ladera podria ser "un deshecho" motivado por las paredes cortadas a pique de uno de los lagos andinos mencionados por Vidal Gormaz. Hemos situado uno solo a poca distancia mas arriba.
  42. Es costumbre en Chiloé la colocacion de una cruz de alerce a la entrada de los caminos escabrosos de los alerzales. Fué sin duda obedeciendo a esta costumbre, que los compañeros de Menendez pusieron las dos cruces en este lugar, que era el punto de salida para su internacion a la parte alta de la Cordillera. En situacion análoga hallé en mi viaje a Nahuelhuapi (1856) al pié del paso Perez Rosales varios árboles marcados con grandes cruces.

    Debemos al señor Vidal Gormaz el conocimiento de pormenores instructivos sobre esta costumbre simpática i orijinal: "Cerca del puerto o punto del destino hai una cruz de maderas, que (los tableros) colocan desde que abren la senda, para que les indique el fin de su viaje. Aquí descansan algun tiempo mas para esperar a los atrasados i descender juntos a la ribera. Antiguamente no pasaban por la cruz sin rezar un padre nuestro a las ánimas, mas hoi la colocan solo como el símbolo de esperanza que les anuncia el fin de su penoso viaje"[n 54].

    Juzgo posible que esta cruz simbólica sea una version, trasformada por la conversion cristiana, de las lejendarias apachetas de Atacama i Bolivia, i que así mismo tenga relacion con las ceremonias descritas por don Guillermo Cox[n 55] al atravesar el paso de Lifen. El señor Rodolfo Lenz ha llamado recientemente la atencion sobre estas últimas en una publicacion mui interesante [n 56].

    Sucede a menudo, que una antigua costumbre indíjena exista hasta el dia mas o ménos cambiada por el culto de la relijion católica. Un ejemplo que demuestra este hecho con relacion a las antiguas apachetas, es una mencionada i diseñada por E. George Squier en el paso de Guaylillo (14750 piés) entre Tacna i el lago Titicaca. La apacheta, que tiene 20 piés de altura, es coronada por una cruz. Tenemos aquí, por consiguiente un conjunto que se acerca bastante a nuestra cruz en el camino a la Cordillera i que confirma la mezcla aludida de costumbres paganas i cristianas.

    Se nos objetará que no hai lugar a jeneralizar por haber poca analojía entre los actos citados i ser demasiado grande la distancia de esos pueblos para suponer que tengan costumbres iguales. En cuanto a la primera objecion observaremos que las ceremonias, vista la suma diferencia en el carácter i recursos de los lugares, son necesariamente mui diferentes en su forma, aunque domine en ellos una misma idea fundamental El atacameño no dispone en el sitio sino de piedras y de pequeñas ofrendas que trae consigo. El pehuenche i el chilote disponen de abundante madera; el último echará de preferencia mano del alerce que le es tan útil. Ademas la gran distancia no ha sido impedimento que la altiplanicie de Bolivia cultive las mismas plantas alimenticias que Chiloé; es probable que el llama haya sido comun tambien a los dos. He demostrado en otro lugar que estos pueblos mantenian cierto comercio de piedras i útiles de piedra. Es mui probable que, así como venian éstas, se hayan propagado tambien las plantas de cultivo, el llama i aun la costumbre de las apachetas desde aquel centro lejano de civilizacion a las agrestes playas de Chiloé.

    Nuestra conjetura no deberá tenerse pues por ilusoria. Antes nos deberá llenar de interes el hecho que pueblos distantes i de condiciones mui diversas concurran en ciertos ritos mas o ménos análogos i tendentes a rendir culto a la divinidad con el fin de impetrar un viaje feliz.

  43. El canelo, el árbol sagrado de los araucanos, se halla en la Cordillera hasta una altura considerable, pero los rigores del clima alpino impiden su desarrollo, de modo que queda enano i solo de pocas pulgadas de alto. Causa sorpresa que nuestros piés pisen estos tallitos bajos con su bonita flor blanca rodeada del pasto.
  44. Se nos presenta aquí un problema análogo a los disecutidos anteriormente sobre los rios encontrados, pero de mas difícil solucion. Menendez sube desde Lahual-Cruz una ladera o cuesta bastante alta, que le lleva a una elevacion considerable, pasada la cual se halla en un valle, que corre en la misma direccion que el seguido hasta aquí, aunque talvez con pendiente opuesta. Falta saber, si el rio que lo recorre es el mismo Vodudahue o un tributario de otra hoya, que no podria ser ora que la del rio Reñihue, que se acerca desde el Sur segun tuvimos ocasion de verlo mas arriba. En el primer caso el autor habria pasado por un desvio, a que le obligaba algun accidente del terreno; en el segundo habria atravesado un boquete, abriéndosele otro valle con un rio que corre en direccion opuesta, es decir al Sur. Si Menendez nos hubiera comunicado cualquier de estos datos, p. e. la direccion que llevaba la corriente del rio, no quedaria duda alguna. Como no los ha dado, nos vemos en la necesidad de analizar la cuestion.

    En favor del segundo caso obra la descripcion de la cuesta, que deja entrever un verdadero boquete. Los ventisqueros de que habla nuestro autor podrian ser los mismos que menciona Delfin; ademas el rio que cae a la segunda laguna del Reñihue, viene segun Serrano M. del Norte [n 57] i podria ser idéntico al rio que nazca al pié del supuesto boquete i corra en esta direccion.

    No hemos aceptado, sin embargo, esta configuracion por otras razones de peso, sino que hemos estampado en nuestro derrotero la del primer caso. Menendez dice que el valle corre mas adelante en direccion SE es decir hácia su fin al pié de la cuesta, i que en esta parte se junta al rio otro rio que baja del Sur; este último se halla en el lugar que ocuparia el rio del Norte, i lleva, por consiguiente, una corriente opuesta. Parece que los rumbos indicados no son compatibles con un rio afluente del Reñihue. En cuanto a la ascension de la cuesta. Menendez usa casi las mismas palabras en otro viaje para la de un simple desvio que conduce del lago Calbutué al rio Concha, arriba de su desembocadura en el lago [n 58].

    Preferimos pues la opinion que "la subida de la Cordillera" desde Lahual-Cruz haya sido un deshecho motivado, lo mismo que en este caso, por las escarpadas riberas de un lago que no admiten paso por su orilla; que este lago sea el Lago Vidal; que el rio en cuestion sea siempre el mismo Vodudahue, que despues de formar este lago i talvez otro anterior, nace a poca distancia en los dos ventisqueros descritos por Menendez. De este modo este misterioso lago, a que nos hemos referido arriba, entra a completar oportunamente la configuracion dudosa que nos ocupa.

    Dejamos con todo a las futuras esploraciones la solucion definitiva de esta cuestion.

    Agreguemos todavia que el lago Vidal es el último punto actualmente conocido de la ruta de Menendez, quien avanza desde aquí primero por una rejion que nadie ha pisado despues de él; en seguida por un territorio que ha sido esplorado parciamente, i llega solo al fin del segundo viaje a puntos situados en la pendiente oriental de la Cordillera, que se pueden identificar con lugares conocidos.

  45. Los esploradores Vicente Gomez i Felipe Geisse (1855) hallaron en la cuesta de los Reulis del boquete Perez Rosales, en situacion análoga a la descrita, rastros de un animal que suponian de guanaco, por lo que llamaron un pequeño lago inmediato "de los Guanacos". Pero nadie parece haber visto estos animales en la vasta rejion de los bosques impenetrables. Es mas probable que estos rastros sean del Güemul (Cervus chilensis), el celebre animal heráldico del escudo de la República, el cual ha sido estudiado tan bien por nuestro sabio R. A. Philippien los Anales del Museo Nacional.
  46. Menendez, aunque no sea naturalista, posee, sin embargo, buen talento de observacion, de modo que a su ojo escudriñador no pasan desapercibidos los cambios que la vejetacion esperimenta en el curso de su viaje. Siendo Chiloé i todo el Sur de Chile un campo en que la vejetacion arbórea tiene una lozanía i abundancia verdaderamente asombrosas, las variadas clases de árboles i sus maderas son conocidas por cada habitante. Menendez se ha familiarizado tambien con estos tipos i no deja de reconocer cuando se le presente alguno nuevo.

    Segun lo que he observado en el lago de Todos los Santos, supongo que uno de los árboles vistos por el autor sea una especie de haya o "Fagus", árbol grande que es talvez la Fagus procera o Rauli i no encuentra en la parte llana de Llanquihue i Chiloé.

    Otro árbol mui notable, que aparece en el interior de la Cordillera, una Conífera mui bonita, la Libocedrus chilensis (variedad inermis Ph). Parece que era desconocida en el Sur ántes de mi viaje a Nahuelhuapi. Encontré ejemplares aislados en Todos los Santos i bosquecillos hermosos a orillas del lago de Nahuelhuapi. Es un hecho interesante en la jeografía botánica, que algunas plantas como esta, el Pichi i una que otra especie de helechos de la Cordillera del Norte o falten en el Sur cerca de la costa o se hallen solo en ejemplares escasos i raquíticos, pero aparezcan abundantes en el interior i en la pendiente oriental de la Cordillera. Posteriormente se han tenido en Chiloé noticias de algunas manchas de este árbol i se le ha llamado Cedro para diferenciarle de la Libocedrus tetragona o Cipres. En la boca del rio Palena se han encontrado palos de esta madera arrastrados por el rio. Las espediciones del señor R. Serrano M., i del Dr. J. Steffen han demostrado que este árbol es mui frecuente en la parte superior de este rio. No dudo que entre los árboles observado por Menendez en este valle figure tambien este árbol tan vistoso por su porte i su corteza colorada-oscuro con mezcla de ceniciento plateado, como útil por su madera excelente.

    En la zona alpina, a la que Menendez se va acercando, domina la hermosa haya antártica (Fagus antarctica o sea la especie afin Fagus Montagnei). Estos árboles son de mediana estatura, bastante corpulentos, con corteza mui adherente i de color gris blanquecino, i dejan caer las hojas. Crecen, a lo contrario de casi todos los demas árboles de Chile, en bosques cerrados de la misma especie, aunque no mui tupidos, sin mezcla de otros árboles i alternando con quilas i colihues mencionados ántes. Los bosques ofrecen claros con pequeños prados de risueño aspecto i dispuestos a la manera de un parque. Mas arriba cesan las quilas i cerca de la nieve perpetua, los árboles quedan cada vez mas bajos i se tumban, formando sus ramas ascendentes con el tronco un codo, que en parte está tendido por el suelo i en parte derecho. Esta forma singular de los troncos, llamada en aleman con mucha propiedad Knieholz, se observa en todos los árboles del límite superior de la vejetacion, sea cual sea la especie a que pertenezcan. Ella es causada por el peso de la nieve que cubre estos bosques durante gran parte del año. El señor Delfin describe tambien este tipo de vejetacion.

    Esta haya es notable en la jeografía botánica por otra razon mas. Ofrece un ejemplo perfecto del cambio de la altura relativa sobre el mar segun las latitudes. Desciende con toda regularidad desde una altura mui considerable i un límite Norte no bien conocido todavia hasta el nivel del mar en la Tierra del Fuego, hallándose en Llanquihue su altura inferior mas o ménos a 1,000 metros i no faltando en ninguna de las alturas i latitudes entremedias.

    El célebre viajero aleman Eduardo Poeppig estableció la teoría que un cerro alto como el volcan Corcovado debia ofrecer en sus faldas, aunque no toda la flora de Chile, como dejaba traslucirlo Poeppig, por faltar la del Norte, a lo ménos las plantas de la misma latitud i ademas todas las que crezcan mas al Sur, de modo que la ascension de esta sola cumbre revelaria de un golpe la vejetacion completa de una rejion inmensa. Pues bien la Fagus antarctica confirma por su ubicuidad i su constante descenso esta teoría, aun cuando ésta por lo demas sea admisible solo parcialmente.

  47. Es evidente que la abra cubierta de nieve i el llano con nieve, que tanto llamaron la atencion de Menendez, son ventisqueros o glaciares. En otra parte de sus diarios (del primer viaje a Nahuelhuapi) tuvo ocasion de observar bien de cerca uno o mas ventisqueros i nos da una descripcion característica de ellos, pero sin comprender su naturaleza i oríjen: los considera como derrumbes. Su contemporáneo Moraleda los llama con bastante propiedad raudales de nieve. Solo el famoso navegante Antonio de Vea (1675) poseia un conocimiento mas exacto de ellos i los menciona bajo su nombre verdadero [n 59].

    No es este el lugar para entrar en una disertacion sobre los ventisqueros, que hacen un papel tan importante en la orografía de toda la gran península austral. Nos proponemos abordarla en la continuacion de nuestro trabajo sobre ella, que hemos emprendido precisamente con el objeto de ilustrar los viajes de Menendez en lo relativo a esta ciencia. Nos limitamos aquí a considerar los ventisqueros solo como fenómeno local con relacion al paso que atraviesa el cordon de que bajan.

    Menendez describe de un modo bastante claro i con colorido animado las dificultades que se presentan para ganar acceso al paso por entre los dos ventisqueros que obstruyen el camino a cada lado. La estructura orográfica de los pasos de alta-cordillera esplica estos obstáculos i enseña tambien la direccion que el viajero debe tomar para evitarlos.

    El macizo nevado de un alto cordon envia, por regla jeneral, al macizo siguiente un eslabon que cierra el fondo del valle i forma la cumbre del paso. Junto al pié de éste desciende de uno de los macizos por una quebrada profunda un torrente que arrastra las aguas de la nieve derretida; a veces como en el caso que nos ocupa, baja allí mismo otro torrente de la falda del otro macizo. En las latitudes avanzadas hácia el Sur, estos torrentes asumen la forma de ventisqueros. El viajero, que siguiendo el valle i rio, quisiera subir por la orilla del torrente o ventisquero, se perderia. Parece que esto sucedió, segun la relacion de Menendez, al Padre jesuita Sejismundo Guell en el ventisquero del rio Peulla, porque no alcanzó a llegar a Nahuelhuapi. Menendez dice mui bien que hai que huir o dejar a un lado el ventisquero precisamente en el punto en que toca el suelo del valle; desde aquí se debe enfrentar i escalar de una vez la falda de la cumbre que une los dos macizos. El ventisquero debe quedar a aquella mano del viajero, a que se halla el macizo.

    En nuestro caso el problema era complicado, porque el paso se halla en la depresion de dos macizos mui altos (el cerro mui elevado al Sur i el cerro mas elevado al Norte), que envian cada uno un ventisquero con frentes opuestas al fondo del mismo valle, una conformacion que es poco frecuente segun parece. Debida a ésta, Menendez tenia que barajar primero el ventisquero que viene del macizo segundo i en seguida el del primero, dirijiéndose entre ellos en línea de zig-zag al pié de la cuesta. Puede ser que la barranca que subió haya sido la moraina terminal del último ventisquero, sirviéndole ésta para rodearlo.


    Teniendo en mira una consideracion que he hecho valer en el Prefacio, me he permitido bautizar el boquete que el autor acaba de franquear, "Paso Menendez", dando su nombre a un imponente lugar de sus trabajos i hazañas i aparente para perpetuar su memoria entre las jeneraciones futuras.

    El autor señala cada vez que sube un paso, el punto en que se dividen las aguas, dando en esto tambien una prueba de su esperiencia práctica en la orografía. Se espresa sobre este particular de un modo mui esplícito: en la introduccion a este viaje dice que "los Barrientos internaron las cordilleras hasta encontrar las vertientes que iban al orienten"; aquí dice: "salimos a otro valle, en donde corren las aguas hácia el E." i en la segunda espedicion describe "la loma que divide las aguas al oriente i poniente". No cabe duda pues que consideraba esta division de aguas como la principal de la Cordillera i del Continente. Militaban razones poderosas en favor de esta opinion, porque se deduce del gran desarrollo de los ventisqueros, de los cerros nevados que rodean el valle i de la nieve que encontró sobre el paso en Diciembre i Enero, es decir, ya entrado el verano, que este cordon es mui alto. Aparenta éste en realidad por su elevacion i la direccion de Norte a Sur, que lleva en esta parte, ser la cadena central i principal de la Cordillera. Es, sin embargo, solo un alto cordon secundario o lateral, i el paso, apesar de su altura, no es divisor de aguas sino solo un paso ausiliar destinado para evitar la vuelta por el largo valle del rio Staleufu que conduce de la costa del Pacífico al boquete del cordon central. No solo Menendez sino tambien otros autores ya mencionados i nosotros nos hemos dejado engañar por estas apariencias.

    Para pasar del Vodudahue a las Pampas por la ruta de Menendez hai que servirse, no de un solo paso como sucede en la mayoría de los casos, sino de un sistema combinado de dos pasos, el paso ausiliar (nuestro paso o boquete Menendez) i otro que franquea el descenso a las vertientes del Atlántico por el cordon central divisorio.

    Esta segunda clase de pasos, que suelen ser relativamente bajos, se podria llamar pasos interoceánicos por su situacion dominante entre los dos mares, mediante la cual su uso es forzoso, miéntras el del paso ausiliar es solo eventual. La Cordillera tiene siempre un paso interoceánico i en la mayoría de los casos, cuando se sube por valles trasversales, es el único de que hai que echar mano; el uso de un paso ausiliar es mucho ménos frecuente i, lo repetimos, no obligado estrictamente por la estructura orográfica, porque el valle abierto por el paso interoceánico ofrece invariablemente una salida al mar con pendiente contínua, bien que a veces tan larga o tan accidentada que conviene acortarla mediante el paso ausiliar. Este es bajo el punto de vista orográfico solo un elemento secundario, pero tiene en ciertos casos gran importancia práctica parte integrante de una ruta de tránsito [n 60].

    Creemos que los términos técnicos usados indican bien la entidad orográfica que se quiere definir brevemente. La cordillera de los Andes es un sistema de montaña tan inmenso, tan especial i tan diferente de las montañas del Viejo Mundo, que su estudio disculpa i aun requiere nuevos términos. Abrigo la esperanza pues que la ciencia aceptará los que acabo de proponer.

    Estas consideraciones nos darán tambien la medida para apreciar las condiciones que el nuevo boquete descubierto por Menendez ofrece como via de comunicacion. Vemos que no se presentan mui favorables a primera vista: su altura es considerable, tiene nieve durante algunos meses del año i los ventisqueros dificultan su acceso. Estos factores son análogos a los de otros pasos ausiliares, los cuales atraviesan un elevado cordon lateral, que faldea un valle lonjitudinal al pié del cordon central, siendo mas altos que los pasos interoceánicos correspondientes. En este caso se halla en el Norte el boquete del Espinacito, que conduce al famoso valle de los Patos, con relacion al paso del Valle Hermoso, configuracion sobre la cual ha llamado nuevamente la atencion el intelijente injeniero i orógrafo arjentino don Emilio B. Godoy. Mas al Sur tenemos en la falda del poniente el mismo caso en el paso de Lipela dado a conocer por don Guillermo Cox en su nunca bien ponderado viaje a la Patagonia i estudiado en su variante por el rio Huauhum por don Guillermo Frick. Este paso del cordon lateral alcanza, segun las observaciones recientes de los señores Pablo Kruger i Oscar de Fischer, de la espedicion del Dr. Steffen, a 1,440 m., miéntras el paso de Chapelco, que atraviesa el cordon central, es solo de 860 m (1,040m. segun Fernandez Vial). Podemos calcular en vista de estos datos que los guarismos de las alturas de los dos pasos atravesados por Menendez (anticipando aquí lo relativo al paso interoceánico que pasó despues) sean aproximadamente los mismos, talvez unos cien metros mas bajos, es decir, de 1,340 i 760 m., respectivamente. Tendremos ocasion mas adelante de calcular la altura de este último por otros datos, resultando con corta diferencia la misma cifra.

    Observo de paso que los primitivos datos inexactos sobre la altura relativa i absoluta de los pasos de Lifen i Chapelco i ademas la equivocacion de Menendez sobre la division de aguas en el paso de su nombre me han inducido a afirmar erróneamente en mi "Orografía", que el paso interoceánico es mas alto que el ausiliar; me apresuro pues a rectificar este error.

    Ninguno de los pasos interoceánicos está hasta ahora abierto directamente sin el uso del paso ausiliar; ellos solos no pueden pues competir todavía. Hai, por otra parte, muchos caminos de tránsito directo por valles trasversales (Perez Rosales, Puyehue, Villarrica i otros) con un solo paso interoceánico de 1,000 m., mas o ménos. Tenemos, por consiguiente para establecer un punto de comparacion, una ruta trasandina con dos pasos (uno ausiliar bien alto i el interoceánico bastante bajo como en el caso que nos ocupa), i otra ruta un poco mas corta con un paso de clase interoceánica i una altura que es intermedia entre los dos de la primera clase. Parece que las facilidades quedan a favor de la segunda ruta i no de la nuestra.

    Con todo, es mas que probable que el Paso Menendez o el vecino de Reñihue tengan un gran porvenir. El desarrollo de las colonias que han comenzado a establecerse en los preciosos valles nuevamente descubiertos de la Cordillera, vencerá fácilmente los obstáculos que se oponen a su comunicacion con el Pacífico. De este modo, aunque no sea posible juzgar por ahora si el Paso Menendez tendrá en lo futuro una importancia primordial como via de comunicacion internacional, que vindicaba el señor Vidal Gormaz a los pasos tributarios del Vodudahue [n 62], será a lo ménos dentro de poco de una importancia local mui grande como el primer paso que viniendo del Norte conduce al valle del rio Staleufu.

  48. He llamado esta notable cúspide de los Andes "Cerro Barrientos", en recuerdo de la familia del mismo nombre, que fueron los primeros que le pisaron i prestaron tan buenos servicios a nuestro autor. Se recordará que, segun la introduccion de Menendez a este viaje [n 61], los Barrientos hicieron una entrada a la Cordillera en Abril de 1783. Fué en esta ocasion, que ellos alcanzaron hasta la altura del paso i subieron a este cerro para orientarse ántes de volver.
  49. Parece propio de los boquetes del Sur, que el declive de lo alto de su cumbre al valle del Este sea mui parado. De la misma manera Menendez se vió, en su primer viaje a Nahuelhuapi, en la imposibilidad de bajar al lago Gutierrez. La bajada al rio Frio, en el boquete Perez Rosales, es tambien bastante escarpada. Segun la descripcion del doctor Delfin, sucede algo parecido en el boquete Reñihue; ademas se encuentra allí tambien una vega pantanosa al pié del paso. Podrian abogar estas circunstancias a favor de la identidad de los dos pasos. Ya hemos discutido esta cuestion, acabando por dejarla abierta, bien que hayamos optado por considerarlos distintos [n 63].

    Sea como sea las bajadas escarpadas para el Este i las vegas al pié de ellas son frecuentes o aun talvez constantes en esta situacion. Habiendo observado que el fondo de la ensenada del Puerto Blest en el lago Nahuelhuapi está formado en parte por paredes verticales, lisas i desprovistas de vejetacion, hemos atribuido este fenómeno a la accion de los ventisqueros de la época diluvial i moderna. Nos figuramos que estos valles se hallaban en aquel período llenos, hasta una altura considerable, de estas corrientes de hielo que alisaban las paredes de las rocas, lo mismo que en un "Fjord" de nuestro tiempo que es caracterizado tambien por paredes casi perpendiculares. Es posible pues que el fenómeno señalado sea debido a esta causa i se halle mas o ménos constante.

  50. No me ha sido posible ubicar este cerro mencionado tambien mas adelante el 27 de Enero. Se halla inmediato a la estremidad poniente del primer lago.
  51. Nótese que los esploradores hacen solo en medio dia el camino del otro lado de la cuesta hasta Lahual-Cruz, pasando por el desfiladero que hai ántes de bajar a este punto. No es pues ni larga ni mui difícil esta parte mas escabrosa del camino.

    La vuelta se efectua mui lijera. Es esta una particularidad comun a todas las espediciones en estas rejiones i debida en parte al descanso natural del terreno i en parte al alivio del bagaje por el consumo mas o ménos completo de los víveres.

  52. Recuérdese que Menendez habia despachado el dia 10 en la venida a este jóven para traer del depósito del Reremo "algun bastimento" a Lahual-Cruz. Este venia ahora de vuelta con una provision abundante que se aprovechó para habilitar una salida nueva de gran alcance.

  53. La mencion hecha por Menendez de este valiente muchacho aun que al parecer insignificante, nos obliga sin embargo a ocuparnos de un episodio histórico de importancia, i a pesar de que no se refiera a los viajes de que nos ocupamos, sino a los que el autor hizo posteriormente a Nahuelhuapi i a los primeros que se emprendieron a este lago en nuestro tiempo.

    Corria en Calbuco i Chiloé de años atras la tradicion popular que vivia aun en Huelmo, punto situado entre Calbuco i Puerto Montt, un miembro anciano de la familia de los Olavarria que habia acompañado a Menendez a la edad de catorce años como su fámulo para ayudar a misa. Los beneméritos fundadores de la Colonia de Llanquihue, Vicente Perez Rosales i Francisco Geisse, deseosos de fomentar por todos los medios posibles la naciente Colonia, consideraron mui importante este hecho que prometia restablecer la comunicacion perdida desde el último viaje de nuestro autor (1794) con el lago de Nahuelhuapi. La historia de este lago, que recuerda rasgos tan sublimes, habia estado hasta aquella época íntimamente ligada a la de Chiloé. El camino que se trataba de volver a hallar ofrecia un nuevo horizonte a la Colonia i a todo el Sur de Chile por abrirles una ruta interoceánica espedita por el valle del rio Negro. Llamaron pues en 1855 al anciano Jose Antonio Olavarria i le encomendaron guiar una espedicion al lago, capitaneada por su mismo nieto Vicente Gomez i el jóven aleman Felipe Geisse. El débil anciano desempeñó su comision a satisfaccion, llegó a las alturas que rodean el puerto del lago, pero no acertó a efectuar la bajada, sea por falta de fuerzas, sea por habérsele olvidado los detalles. Es indudable que estaba en jeneral bastante bien orientado. El año siguiente, el que escribe estas notas se hizo cargo de otra espedicion, asociando a ella al ilustrado Fernando Hess, quien se distinguió tanto por su plano i vistas inmejorables. Jose Antonio Olavarria, un anciano venerable e intelijente, estaba presente tambien para embarcarse con la espedicion, pero se enfermó de modo que tuvo que quedarse. Posteriormente siguió don Guillermo Cox a la Patagonia por el mismo camino ya abierto por esta iniciativa, en que cupo, segun acabamos de ver, una parte esencial al supuesto asistente antiguo del Padre Menendez. Cox conoció tambien a Olavarria [n 64]. Se presenta pues aquí la cuestion, si Manuel Barria el muchacho citado de Menendez, haya sido el mismo ayudante de misa trasmitido por la leyenda i el mismo José Antonio Olavarria. Ella no deja de tener sus dificultades porque nuestro autor no nombra en ninguno de los seis viajes de que disponemos a otro muchacho asistente suyo, siendo esta la única vez que lo hace. Luego el que Menendez menciona aquí, dando pruebas de valor i entusiasmo, tiene un nombre bastante diferente. Se llama Barría i no Olavarria. Esta diferencia no es sin embargo efectiva: los dos nombres son en realidad idénticos. Es histórico que a fines del siglo pasado varias familias de Chiloé que figuraban de algun modo cambiaron sus nombres, dándoles una forma mas altisonante como título de nobleza, entre ellos se sabe p. e. que los actuales "Oyarzun" se llamaban ántes Oyarso i los "Olavarria" Barria. Pero no coincide de ninguna manera el nombre de bautismo: es evidente que el muchacho Manuel Barria i el anciano José Antonio Olavarria de nuestro tiempo son personas diferentes, bien que el último estaba bien informado sobre los viajes de Menendez.

    Para remover esta dificultad i avanzar talvez en algo la solucion de la cuestion servirá quizás otro dato que es un recuerdo personal mio. Pues bien, Chiloé lo mismo que el resto de Chile, escele por la frecuencia de personas de edad mui avanzada. El capitan Fitzroy i Benjamin Vicuna Mackenna se ocupan tambien de este hecho i citan varios casos. Corria en mi tiempo la fama en Calbuco que en Huelmo vivian dos hermanos del apellido Olavarria de edad casi secular. Uno de ellos era sin duda José Antonio, el guia a Nahuelhuapi, i el otro hermano puede haber sido el verdadero fámulo de Menendez. Con tal que se haya llamado Manuel lo que no podemos aseverar en manera alguna. Este último habria sido conocedor perfecto i habria instruido a su hermano en todo lo relativo a Nahuelhuapi.

    Sea como sea, queda subsistente la parte activa que ha tocado a la bonita tradicion del asistente de misa de Menéndez,—persona cuya existencia se confirma plenamente por este testimonio del mismo autor—en el renacimiento de los descubrimientos de nuestro tiempo.

  54. Causa admiracion el arrojo e incansable espíritu emprendedor de estos jóvenes, tanto en esta como en la siguiente espedicion en que hacen cada vez nuevas salidas para reconocer. Por lo demas el sistema de estas partidas volantes enviadas adelante, miéntras el estado mayor i el tren con los víveres quedan atras, es un sistema obligado en estas esploraciones tan difíciles i usado en larga escala tanto por Menendez como por sus sucesores.

  55. El retiro i la consiguiente llegada a la playa, como cuartel jeneral i punto de desembarque i embarque a la vuelta, son frases típicas, que Menendez usa para este mismo caso en todos sus viajes. Llegó el 17 de Enero al campamento situado en la confluencia de los rios Vodudahue i Reremo.
  56. Habiendo salido los esploradores el dia 16, demoraron once dias en su escursion. Menendez tuvo que esperarlos diez dias largos, talvez no sin ansiedad.
  57. La abundancia de agua corriente en Chiloé es tal que su falta en el camino debe llamar la atencion.
  58. El tiempo en que escavaron la canoa fué mui corto e indica el vigoroso empuje con que trabajaron estos cinco jóvenes. En mi espedicion a Nahuelhuapi se hizo, en condiciones análogas, una canoa de alerce para cuatro personas en dos dias.
  59. Hemos colocado el puerto de su desembarque en la orilla Sur del lago i desagüe, es decir, en lugar diferente del de la segunda espedicion que estaba al Norte. Creemos probable esta situacion, porque si hubieran desembarcado al Norte del rio, mas o ménos caudaloso, habrian tenido que vadearlo para dirijirse al cerro que subieron al dia siguiente,—lo que no mencionan i habria sido talvez difícil
  60. Esta relacion es bastante prolija i clara i está en un todo conforme con los resultados obtenidos por Menendez en la espedicion segunda; sirve aun para aclarar ciertos puntos que la descripcion de ésta dejaba en oscuras.

    Prescindimos de entrar ya en comentarios sobre los valiosos descubrimientos por tener que ocuparnos mas adelante de estos mismos confirmados i ensanchados por nuestro autor.

    El avance hecho por esta partida volante a los pasos de Menendez era bien grande, porque él en persona se habia adelantado poco al último punto alcanzado por Miguel Barrientos en el año anterior. Podemos decir que Menendez habia pasado en esta primera espedicion terrestre bajo la enseñanza de los Barrientos por un aprendizaje práctico en esta clase de esploraciones que le facultaba para proseguir en lo futuro con todo acierto.

  61. Quiere decir: a Castro. Parece que esta frase no envuelve otro propósito que el de la brevedad.
  62. Moraleda conocia este diario; dice que "no hai relacion alguna en el archivo de la provincia sobre los viajes hechos a Comau i solo existe una mui sucinta de la primera esploracion del padre Menendez en el año de 1783, escrita por el mismo relijioso". Esta relacion comunicada a la autoridad era diferente del diario que reproducimos aquí i proporcionaria si existiese, algunos datos nuevos como ha sucedido en los diarios oficiales de Menendez relativos a Nahuelhuapi. Es posible que el precioso documento citado por Moraleda haya sido destruido con el archivo en Castro o Ancud por uno de los incendios desastrosos. Sin embargo se puede abrigar aun la esperanza que exista un ejemplar en orijinal o copia.
  63. La alta dignidad de Virei del Perú cambió en los mismos dias en que Menendez entregó su diario al Gobernador, cesando don Agustin Jauregui en Abril de 1784 i sucediéndole don Teodoro de la Croix. Como la comunicacion de Chiloé a Lima era siempre demorosa, es seguro que este último fué quien ordenó premiar a los espedicionarios.
  64. Parece que la palabra "mencion" no corresponde al sentido que le da Menendez. Diciendo "de su cuenta" repite lo afirmado en el encabezamiento del diario que fueron "todos a sus espensas". La palabra que tenia en la mente o debia esplayar eso mismo o significaba talvez que fueron por su propia iniciativa. Es curioso i característico para el estilo uniforme del autor, que usa la misma frase en circunstancias iguales al fin del segundo viaje.
  65. Falta aquí una palabra; segun el sentido hemos agregado la que va en paréntesis.
  66. Hai un pequeño error: debe decir "cosa de algo" o "cosa alguna."
  67. Resultan en este arreglo de recompensas a los abnegados Barrientos dos rasgos característicos para Chiloé: la modestia de sus habitantes que tiene algo de noble por la reserva que guardan para admitir un premio i la poca consideracion con que ellos fueron tratados por sus gobernantes
Subnotas
  1. Historia de Valparaiso 1869, t. II, páj. 78
  2. Almanaque para 1883 de F. W. Schwager & Ca., Valparaiso.
  3. "El Mercurio" del 1.° de mayo de 1885, Crónica.
  4. Véase sobre estas misiones, Agüeros I. t. p, 158, 172. 177; MORALEDA l.c.p. 59, 79, 307, 378; Claudio Gay, Documentos t. I p. 316; Francisco S. Astaburuaga, Diccionario Jeogr. de Chile 1867 p. 127: F. Vidal Gormaz, Anuario Hidrogr. t. VIII p. 129, 138.
  5. Pedro de Angelis, Coleccion de Obras, etc, Buenos Ayres 1837, t. I, Derrotero de los Cesares p. 59
  6. Fr. P. Gonzalez de Agüeros, Descripcion historial de Chiloé, Madrid 1791 p. 173.
  7. José de Moraleda, Esploraciones Jeograf. e Hidrogr., Santiago 1888 publicadas por Francisco Vidal Gormaz p. 19 i 460.
  8. Agüeros l. c. p. 168.
  9. Fr. francisco Menendez, Diario de la 1ª espedicion a Nahuelhuapi, Nota 1.ª. M. S.
  10. l. c. p. 162.
  11. Véase la importante memoria del señor Adolfo Ibañez, Cuestion de límites entre Chile i la República Arjentina, Valparaiso 1874. p. 141 c Historia de la Compañia de Jesus en Chile por el P. Francisco Enrich, Barcelona, 1891, t. II p. 269 i 275.
  12. l. c. p. 128
  13. Nacrkichten, aus dem spanis chen Amerika von Ch. G. von Murr, Halle 1809 p. 437 i Anales de la Universidad 1871, t. II p 351.
  14. Historia política, t. IV p. 183.
  15. l. c. p. 600.
  16. l. c. p. 425 i 504.
  17. Coleccion de documentos por Pedro de Angelis. Buenos Ayres 1837 t. VI, Reconocimiento del Rio Negro p. 70.
  18. Cuarta espedicion M. S, i Anuario Hidrográfico, t. XV (1890) p. 65.
  19. l. c. p. 51.
  20. AGÜEROS l. c. p. 176.
  21. Voyages of the Adventure and Beagle, t. I p. 300, t. II p. 382.
  22. P. F. Enrich, l. c. t. II p. 356 nota. Anuario Hidográfico. Jeografia Nautica por Francisco Vidal Gormaz, 1883, p. 128.
  23. Enrich, l. c. p. 354.
  24. Franisco Vidal Gormaz, Jeografia Náutica, l. c. p. 108.
  25. l. c. p. 127.
  26. Zorobabel Rodrigez, Diccionario de chilenismos.
  27. Beitraëge zur Topographie u. Geologie der andinen Region von Llanquihue, S. A. Berlin 1893, p. 10.
  28. Correspondencia de Ancud en "El Mercurio" del 13 de abril de 1887.
  29. Derrotero del Estrecho de Magallanes, etc., Santiago 1891 p. 455.
  30. El estero de Rinihue, apuntes para su historia natural por Federico T. Delfin. Revista de Marina. Enero 1894 p. 88.
  31. Plano del Territorio del Chubut por Pedro Escurra. Buenos Ayres 1893. La Gobernacion del Chubut por Ernst Nolte 1895.
  32. "El Ferrocarril" del 9 de Julio de 1892.
  33. "Deutsche Nachrichten" del 18 de Abril de 1893.
  34. Parte que pasa el teniente 2.º don Francisco Vidal Gormaz, etc., en "Apuntes hidrograficos sobre la Costa de Chile", 1866 p. 92. Descubrimiento de dos boquetes, etc. Anales de la Universidad, 1863 p. 670.
  35. Anuario Hidrográfico 1883, t. VIII, p. 101.

    Desde ántes existe un plano especial del estero de Comau en ingles, copiado de Moraleda segun su reconocimiento en 1795.

  36. Correspondencia escrita a bordo de la "Pilconayo" en el "Ferrocarril del 16 de Diciembre de 1893.
  37. F. Vidal Gormaz, Reconocimiento del rio Maullin. Anuario Hidrogr, 1875 p. 215.
  38. Jeografia Náutica p. 104.
  39. l. c. 501.
  40. Breve noticia sobre varias aguas minerales descubiertas en Llanquihue. Anales de la Universidad 1869, t. I p. 411.
  41. Dato hidrográfico núm. 89—1893. "El Mercurio" vea ántes.
  42. El Porvenir de la Metalurjia del Fierro, Nueva espedicion a las rejiones australes, tercer apéndice, 1893 p. 38.
  43. l. c. p. 506.
  44. B. Havestadt. Chilidugu, t. I, p. 170.
  45. Anales de la Universidad 1870. II, p. 109.
  46. Alonso de Ovalle. Relacion del Reino de Chile. Roma 1646, p. 61.
    Diego de Rosales. Historia jeneral de Chile. Santiago, t. I p. 221
    P. Miguel Olivares. Historia de la Compañia en Chile. Coleccion de Historiadores t. VII p. 365.
    Tomas Falkner. Descripcion de la Patagonia, traduccion alemana. Gotha 1775 p. 111
    Basilio Villarino l. c. p. 67
    Ignacio Molina, Historia Natural de Chile.
    FR. Pedro Gonzalez De Agüeros, l. c. p. 125 i 127
    Jose de Moraleda, l. c. p. 215
    King and Fitzroy, l. c. t. I p. 283, t. II p. 391
    Claudio Gay, Botánica de Chile, t. V p. 407
    Benjamin Muñoz Gamero, Diario a los lagos de Llanquihue, etc. "El Araucano" 1850, o reimpresion por Nicolas Anrique. Valparaiso 1893 p. 15.
    Cárlos García Huidobro, Anales de la Universidad 1864, II p. 480.
    F. Fonck, Zeitschrift für Akklimatisation, Berlin 1866 p. 109. Chile en la actualidad., Berlin 1870 p. 22
    R. A. Philippi, Elementos de botánica, Santiago 1869 p. 385. Sobre las maderas de Chile, Chile en la Esposicion de Paris de 1867
    Francisco Vidal Gormaz, Viaje de esploracion, Anales de la Universidad 1871. II p. 65: la descripcion mas completa, detalles mui importantes.
    Cárlos Juliet, ibid, p. 107
    Carlos Martin, der patagonische Uruald p 11
    Federico T. Delfin, l. c. p. 100.

  47. Anuario Hidrográfico, t. VIII. 1883. p. 105.
  48. Apuntes hidrográficos sobre la Costa de Chile p. 72.
  49. Vea arriba p. 13.
  50. Orografía p. 25.
  51. Vea arriba p. 13.
  52. Dato orijinal e inédito que el autor ha tenido la amabilidad de comunicarnos.
  53. Moraleda l. c. p. 432.
  54. Viaje de esploracion, 1871 p. 72.
  55. Viaje etc. a la Patagonia. Santiago, 1863, p. 125.
  56. Viaje al pais de los Manzaneros. Anales de la Universidad 1895, marzo, p. 367.
  57. Véase arriba la descripcion del estero de Reñihue p. 13.
  58. Véase Anuario Hidrográfico 1890, p. 24.
  59. Anuario Hidrográfico, 1886, p. 567.
  60. Véase sobre esta clase de pasos Fonck, Introduccion a la Orografía. Valparaiso. C. F. Niemeyer, editor, 1893, p. 94.
  61. Apuntes Hidrográficos, 1866, p. 98. Patagonia, por un Quenorcano, "El Mercurio" setiembre 17 de 1863.
  62. Véase arriba p. 6.
  63. Véase arriba p. 26.
  64. Véase informe de Francisco Geisse El Araucano, julio 21 de 1855. Fonck i Hess. Anales de la Univ. 1857 p. 1. G. Cox l. c. p. 10 i 25.