Voces chilenas de los reinos animal y vegetal/G

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Voces chilenas de los reinos animal y vegetal
que pudieran incluirse en el Diccionario de la lengua castellana y propone para su examen a la Academia chilena (1917) de José Toribio Medina
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Gallinaciega. f. (Caprimulgus bifasciatus).

Esta avecilla, llamada también bocón y plastilla en Chile, por la forma de bosta de vaca que afecta y su color, se halla en todo el país y también del otro lado de los Andes en la provincia argentina de Mendoza. Distinguese la hembra del macho, principalmente en que, en lugar de la faja blanca que éste tiene en el pecho, la de aquélla es amarilla.

«Las gallinasciegas son aves solitarias y nocturnas, solamente en la primavera se las suele encontrar en parejas... Durante la noche son excelentes voladoras, pero en el día vuelan con un vuelo incierto y corto...» «Para procurarse su alimento les ayuda mucho su boca, que es muy hendida, y unos pelos negros dirigidos hacia adelante, semejantes a cerdas negras, que tienen en la base del pico, y una secreción viscosa que tienen dentro de la boca, la que durante el vuelo llevan abierta.» Gay.

Román la apunta bajo el nombre de plastilla.


Gallina trintre.

Que se dice también, naturalmente, del pollo o del gallo, que tiene el plumaje crespo, como si estuviera vuelto al revés.

Es voz que han estudiado Rodríguez, Cañas y Lenz. Su etimología es araucana: thinthi.

«Me refiero a las gallinas rizadas o trintres... no me cabe duda de que hay en ese tipo sangre propia del continente americano...» Castelló, Curso de Avicultura, p. 130.


Gallineta, f.

Único nombre con que es conocida en Chile la gallina de Guinea, y, según entiendo, en otros países americanos en que se la ha propagado.


Gansillo, m. (Bernicla dispar).

Ganso silvestre de Chile, notable por su marcado dimorfismo sexual, hasta el punto de que muchos naturalistas han considerado especies diversas al macho de la hembra. Esta tiene todo su plumaje superior de un pardo gris, con visos metálicos, y aquél ostenta la cabeza y el cuello blancos, y tiene en el lomo, el pecho y los flancos fajas ondeadas negras, de modo que estas partes aparecen como escamadas. Vive en las lagunas de la cordillera de los Andes de las provincias centrales de Chile.


Guairabo. m. (Ardea naevia).

«El guairabo y el chuid también son nocturnos.» Córdoba y Figueroa.

Lenz escribe Huairavo y huairavillo (por la especie más pequeña de esta ave zancuda nocturna), y respecto de su etimología observa, que, aunque falta tal voz en los diccionarios araucanos, pudiera relacionarse con algún verbo de esa lengua. Román cree que se trata de un nombre onomatopéyico, como parece lo natural cuando se ha oído el graznido del guairabo.

Descríbelo así Philippi: «Plumaje muy variado; cabeza, dorso y escapularios negros, con visos bronceados; el macho adulto tiene tres plumas blancas... que desde la nuca caen por bajo del cuello unas tres a cuatro pulgadas; el obispillo, las alas y la cola, de color blanco, la frente, los lados hasta lo superior de la cabeza, la garganta, la delantera del pescuezo y todo el resto del cuerpo por bajo, de un blanco puro...; pico negro, con la base amarilla; iris rojo, sanguíneo. Longitud: total 21 pulgadas y seis líneas.»


Guanaco. ca.

Falta en el léxico el nombre de la hembra, y no parecería demás incluir a guanaquear, que empleó ya Febrés y que es corriente en Chile por cazar guanacos. Guanaquero se dice también por el que se dedica a este ejercicio.

Convendría, apunta Román, que el Diccionario admitiera ambos vocablos, al menos como chilenismos.


Guarén, m.

Nombre que se da a la rata mas grande que existe en Chile, que vive de ordinario a orillas de las corrientes de agua, en las que encuentra su alimento en los sapos y ranas; es gran nadador y cuando se le observa, para despistar atraviesa sumergido grandes espacios de agua.

Al paso que Lenz estima que la etimología de esta voz debe de ser araucana, Román ve en ella un origen francés y acaso castellano, procedida de agua, de donde aguareno y por aféresis, guareno o guarén. Sea comoquiera, es término correntísimo en Chile.


Guaucho, m. (Baccharis concava).

«Arbusto de las costas de Chile, de hoja menuda y gruesa, y que, por ser resinoso, arde en estado verde.» Román, que esto dice, refiriéndose a la descripción que de la planta trae Gay, cree que su etimología bien pudiera venir de wau, valle y chod, amarillo. Véase Wautro en el Dic. del P. Augusta.


Guayacán. m. (Porlieria hygrometrica).

Arbusto de la familia de las Zigofiláceas, con ramas torcidas, cortas; hojas paripinadas, de cinco a nueve pares de pinas, lineales oblongas, obtusas y de cuatro a cinco milímetros de largo; flores solitarias axilares; fruto, cápsula morada.

«Esta misma duración conserva también el guayacán en el mar...» Solórzano, Política Indiana, lib I, cap. IV, n. 14., dando como autoridad a Monardes en el capítulo del Guaiaco. «El guayacán se cría en los montes y cordilleras, y así toma de ellos lo duro, pesado y denso de su madera...» Ovalle. «Hallase otro árbol llamado guayacán en los términos de la ciudad de Santiago, cuya madera es fortísima y dura para obras de dura, curiosas y perpetuas, y es eficaz remedio para el humor gálico bebiendo el agua cocida de sus astillas.» Rosales. Citan también al guayacán Córdoba y Figueroa y Olivares, Alcedo, etc. El anotador de Fernández de Oviedo advierte que «la Academia de la Lengua lo describe con el nombre de guayaco, que recibió en España durante el siglo XVI, al aplicarse a la medicina.» Pero bien se deja entender que por lo menos se trata de dos diversas especies.

Guevín. m. (Guevina avellana).

«... guevín, árbol hermosísimo, cuyo fruto se come y se parece algo por su gusto a la avellana verdadera.» Philippi.

De muy diversas maneras se ha escrito esta voz. Molina y Gómez de Vidaurre, gevuin; Carvallo, guehnin; Lenz, guevuin. Preferimos la forma empleada por Philippi, que la da como corriente, y responde, por lo demás, a la primera que dice Febrés le corresponde en araucano: gevùn. Véase avellano.


Guillave, m.

Llámase así el fruto de los quiscos, que suele venderse en los mercados. Tiene bastante semejanza con el higo chumbo llamado en América tuna, que da el nopal. Debe entrar en el Diccionario, opina Román, que escribe el vocablo con b. Lenz ha oído, indudablemente, mal esta voz, cuando la escribe guyave. Cree este lexicógrafo que tal voz procede de los conquistadores, que así denominaron el fruto del quisco por cierta semejanza que reviste con la guayaba; por mi parte, me inclino a pensar que proceda del araucano gùyun, estrujar como ordeñando por la manera como hay que comer el fruto de que se trata.