Don Gonzalo González de la Gonzalera
Al Señor D. R. de Mesonero Romanos
I: Que puede servir de introducción
II: El estudiante
III: Lo que Narda ignoraba
IV: Los de la casona
V: Los propósitos del estudiante
VI: Don Gonzalo
VII: Cómo empezó
VIII: Los primeros miasmas
IX: La feria de Pedreguero
X: Lo que descubrió la feria
XI: Aegri somnia
XII: El cenagal de Coteruco
XIII: La bola de nieve
XIV: Cómo estaban los mejores
XV: El verdadero fondo del cenagal
XVI: El festín
XVII: Más leña al fuego
XVIII: Luz entre sombras
XIX: Historia de cinco meses
XX: Los relámpagos
XXI: El estampido
XXII: El fruto de la semilla
XXIII: En el que habla don Lope
XXIV: En el que sigue hablando don Lope
XXV: El club
XXVI: La fuerza de la razón
XXVII: La luz de una conciencia
XXVIII: Nubes siniestras
XXIX: Sucesos trascendentales
XXX: La catástrofe
XXXI: Otra catástrofe
XXXII: Conclusión
Manifiesto de Patricio Rigüelta