El festín de Alejandro
IV
EL FESTIN DE ALEJANDRO
Era el regio festín que en Persia esclava,
Por su conquista daba
El hijo de Filipo armipotente:
En su trono imperial, con asio adorno,
Sus próceres en torno,
El héroe sobrehumano alza la frente.
Tais al lado de él, lozana rosa,
Como, á sus nupcias, oriental esposa,
En flor de juventud esplende hermosa.
¡Copia feliz, feliz, feliz mil veces!
Sólo el valor,
Sólo el valor,
Sólo, ¡oh valor! á la beldad mereces
¡Copia feliz, feliz, feliz mil veces!
Sólo el valor,
Sólo el valor,
Sólo, ¡oh valor! á la beldad mereces
En medio al coro arınónico,
Subido Timoteo,
Con tacto volador pulsa la lira:
La nota ondula trémula,
Y altísimo recrco
Al paso de ascender mágica inspira.
Principia en Jove el canto,
A quien hizo el Amor (puédelo tanto)
Dejar los sitios de celeste encanto:
Y que, dragón mentido, el dios se encorve,
Y en radiante espiral se alce sublime,
A Olimpia bella cuando unido imprime
La imagen de sí mismo, un árbitro del orbe.
Se aplaude el canto y más se reverencia:
De una deidad se entiende la presencia:
"Deidad!" proclama el coro;
"Deidad!" revoca el artesón sonoro.
El rey suspenso
Bebe el incienso :
Se goza Dios: la sien divina
Inclina,
Y estremecer presume el orbe inmenso.
El rey suspenso
Bebe el incienso:
Se goza Dios: la sien divina
Inclina,
Y estremecer presume el orbe inmenso.
Ensalza ahora el estro numeroso
A Baco siempre joven, siempre hermoso.
Ya viene en su pompa
El ledo inmortal:
Que rompa la trompa,
Y el indio atabal.
Muestra el rostro rubicundo,
Jubiloso rosicler :
Tú, por quien celebra el mundo
El placer que hay en beber.
¡Que llega ! ¡ que llega! aliento al obóe :
Y el coro que loe
Al ledo inmortal.
Es de Baco el dón divino;
Del soldado es dicha el vino:
Dón divino;
Dulce vino:
¡Dulce el bien después del mal!
Es de Baco el dón divino;
Del soldado es dicha el vino:
Dón divino;
Dulce vino:
¡Dulce el bien después del mal!
Baco embravece al bélico mancebo:
Cuanta batalla dió dála de nuevo:
Tres veces á los rotos desbarata;
Tres á los muertos mata.
En la encendida frente,
En la pupila ardiente,
El frenesí que apunta observa el vate:
Y mientras cielo y tierra desafía,
Cambia armonía,
Él, y su orgullo abate.
"Que musa lastimera,"
Pensó, "piedad requiera."
Dice entonces de Darío,
Grande y pío:
A quien hunden, hunden, hunden,
Hunden ay! golpes del hado:
Derrocado
De áureo trono,
Y en su sangre revolcado:
¡Qué abandono!
Nadie, de cuantos regio mantenía,
Le asiste á su agonía:
Yace expirado en la desnuda tierra,
Y ni un adicto el párpado le cierra.
Quedóse el vencedor mirando al suelo
Con desconsuelo:
De la Fortuna, en su turbada mente,
Recorre el vario giro:
Se exhala algún suspiro;
Brotar el lloro siente.
Quedóse el vencedor mirando al suelo
Con desconsuelo:
De la Fortuna, en su turbada mente,
Recorre el vario giro:
Se exhala algún suspiro;
Brotar el lloro siente.
Sonríe, cierto el gran cantor
Que cerca está dulee dolor:
Y al tono acuerda
Amiga cuerda,
De la piedad sacando Amor.
Blandamente en modo lidio
Vierte al pecho sed de halago:
"Es," cantó, "la guerra estrago,
No acabar; error; fastidio.
Son vapor gloría, memoria;
El honor mera quimera.
La victoria,
Capitanes,
¡Qué de afanes!
Los conoces:
¿Vale el mundo que lo ganes?
¿Valga, valga que lo goces?
Has al lado á Tais linda:
Logra el bien que un dios te brinda."
Doliente queja revelaba en tanto
La victoria de Amor, obra del canto.
El príncipe contempla ansioso aquella
Autora bella
De su penar:
Suspira
Y mira;
Suspira y mira ;
Vuelve á mirar,
Y á suspirar:
Y apoyo ¡oh ninfa! de sí mismo ajeno,
Vencido el vencedor pide á tu seno.
El principe contempla ansioso aquella
Autora bella
De su penar:
Suspira
Y mira;
Suspira y mira;
Vuelve á mirar,
Y á suspirar:
Y apoyo ¡oh ninfa! de sí mismo ajeno,
Vencido el vencedor pide á tu seno.
Suene otra vez la lira de oro ;
Alto, más alto el són canoro :
Del sueño vil los vínculos quebrante
Rompiendo en él cual trueno rebramante.
¡Ay! ya, ya está, despiertos
Los ojos con espanto revolviendo:
Cual si, de entre los muertos,
Le alzara la cabeza el són tremendo.
"¡Venganza! ¡ venganza!" su Píndaro clama:
"Las Furias acuden, los ojos de llama,
La crin de culebras: su silbos oíd :
Tras de ellas de sombras un lívido bando,
Blandones vibrando:
Son griegos segados en bárbara lid.
"Quedaron insepultos,
Yaciendo desdorados:
Vengad tales soldados;
Vengad tales insultos.
"No veis indicar los castigos?
¡Miradlos tender los hachones,
Señalando las pérsicas mansiones,
Y los templos de dioses enemigos!"
Aplauden los grandes, el rey los apoya:
Y empuña una tea con torva alegría ;
Destocada va Tais de guía,
Al estrago alumbrando la vía,
Y, á fuer de nueva Elena, incendia nueva Troya.
Y empuña una tea con torva alegría;
Destocada va Tais de guía,
Al estrago alumbrando la vía,
Y, á fuer de nueva Elena, incendia nueva Troya.
J. M. Maury.