Elogio de Italia
VI
ELOGIO DE ITALIA
Mas no los Medos con sus selvas ricos,
No el Ganges bello, y turbio el Hermo de oro,
No Bactria, no los Indos, no Pancaya
Con arenas de incienso envanecida,
Osen á Italia disputar sus glorias:
Italia, á quien el seno
No con la reja revolvieron toros
Que por la ancha nariz llamas despiden
Y á dientes de dragón la tierra mullen;
Mies de guerreros no espigó sus campos
Con duros yelmos y apretadas picas:
No; mas ¿ves cuál abunda
En llenas mieses y süaves vinos.
Cuál olivos la alegran y rebaños?
Allá erguido campea
El guerrero corcel: acá, bañadas
Frecuentes veces en tu sacro río,
Miro albas reses, y el fornido toro,
Cabeza de las víctimas, Clitumno,
Que romanas conquistas
Condujeron en triunfo al Capitolio.
Perpetua ¡oh Primavera! aquí floreces;
Mitiga ajenos tiempos el estío;
Dos veces cada un año
Prole anuncian las hembras del rebaño,
Y da sus pomas el frutal dos veces.
No aquí rabiosos tigres, de leones
La raza maldecida aquí no prueba;
Ni vegetal ponzoña, al que en el campo
Hierbas cogiendo va, traidora engaña;
No rastrera en enormes vueltas gira,
Ni en tanto espacio como en lueñes tierras
Cierra la sierpe su escamosa espira.
Contempla luégo, y mira
Tanta egregia ciudad, tanta obra insigne;
Tantos castillos, fábrica del hombre,
Acumulada piedra sobre piedra,
Que dan temor; y las corrientes aguas
Que viejos muros sojuzgadas lamen.
¿O el mar diré que á un lado y á otro lado
La Patria ciñe? ¿Tantos lagos bellos?
¿A ti, príncipe entre ellos,
Lario, ó á ti, que al férvido Oceano
En olas y fragor, Benacio, copias?
¿O cantaré los diques, del Lucrino
Las allegadas moles; y el furioso
Rugir del mar, por donde la onda Julia
Lejos retumba al ímpetu del ponto,
Y el Tirreno agitado
Hierve, y las fauces del Averno invade?
Tierra en todo fecunda,
Venas de argento y cobre Italia encierra,
Y en oro bullidor su seno abunda.
Y ella hijos fuertes á sus pechos cría:
Los Marsos, las sabélicas legiones,
El sufrido Ligur, el Volsco armado
De dardo invicto; Marios ella y Decios
Brota, grandes Camilos, Escipiones,
Nacidos á la guerra; y madre es tuya,
¡Oh César soberano!
Que hoy triunfante en las últimas regiones
Del Asia, haces que el Indo tiemble, y huya
De las almenas del poder romano.
¡Salve, madre feliz, de mieses rica,
Rica en hombres de pro, Saturnia tierra!
¡Salve! En tu honor mi voz y mi deseo
A las artes agrícolas levanto
Que celebraron las antiguas gentes;
El sello rompo de las sacras fuentes,
Y las lecciones del anciano ascreo
Por las romanas poblaciones canto.