Sobre la poesía popular impresa de Santiago de Chile/II

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CAPITULO II.
Las hojas sueltas de «versos»

§ 11.—Las hojas sueltas en que se imprimen las producciones de los poetas populares se espenden al público por los mismos «suplementeros» que no venden sólo suplementos sino también los números regulares de los diarios de Santiago, i cuestan cinco centavos. Como centro de este comercio se debe considerar el gran Mercado Central, situado entre la calle del Puente i la de 21 de Mayo, a orillas del Mapocho. El pueblo denomina el mercado comúnmente con el nombre de «la plaza». Allá, alrededor de los grandes galpones del mercado, que por su orden i limpieza harían honor a cualquier capital europea, hai una infinidad de tiendas, almacenes, casas de préstamos (ajencias) i despachos, en que la jente menuda encuentra todo lo que necesita. Ese es el lugar de preferencia, donde los suplementeros no sólo ofrecen los diarios serios, sino también los periódicos humorísticos ilustrados i los versos. Alguna añadidura sersacional al nombre del diario llama la atención del público. «El Ferrocarril con incendio, con el incendio el Ferrocarril tengo-o.»! «El Fígaro, con caricatura el Figaro!» «Con la esplosión de la fábrica de cartuchos, los versos, los versos con muertos i heridos» son los gritos que se alternan en medio de los pregones corrientes de los tortilleros, empanaderos, fruteros, hueveros i todos los demás -eros que ofrecen su mercadería. Se ve que estamos en el centro de una capital sudamericana que lleva carácter nacional pro pio.

En el trascurso de los cuatro años de mi permanencia en Santiago, he juntado unas ochenta hojas de versos, que constituirán, quizás, la cuarta o la sesta parte de las que se publicaron en este tiempo. Es mui difícil calcular esto. Las ediciones me parecen mui irregulares; durante semanas no se oye nada; de repente un suceso estraordinario da motivo para «sacar versos», i en una semana aparecen media docena de hojas casi al mismo tiempo. Uno de los poetas populares, el ciego José Hipólito Cordero, me dijo que poetas aplicados publican más o menos cada quince días una hoja, i que la edición comúnmente es de 3,000 ejemplares; pero que «la Rosa Araneda» sacaba a veces hasta 8 i aún 10 mil de una vez. Supongo que estas noticias sean exajeradas en todo sentido.

El tamaño de las hojas en los primeros años era en jeneral de unos 26×38cm.; ahora es común el tan año de 35×56 cm., algunas miden 55×75 cm. Otras dimensiones (35 cm. de ancho por 25 de largo, una vez 50 de largo por 19 de ancho) son escepcionales. Un ejemplar está impreso en papel azul, los demás en papel ordinario blanco. Casi todas las hojas salen de imprentas pequeñas que tienen tipos mui gastados. i están llenas de erratas.

§ 12.—El lenguaje es un castellano relativamente correcto, en cuanto esté al alcance de los autores o lo enderecen los correctores de las imprentas. Lenguaje intencionalmente dialectal se halla casi sólo cuando el pocta introduce a un huaso típico en oposición a otra clase social. En tal caso es corriente suprimir la d intervocal i final o la s seguida de consonante o reemplazar la s inicial por h. Según las rimas se ve que los poetas (que a veces no saben escribir, i, por consiguiente, hacen sus versos según la pronunciación) a menudo no toman en cuenta la s final i la d intervocal, que en la pronunciación vulgar son más o menos mudas; y i ll; c, z i s no se distinguen nunca en las rimas i se confunden a menudo en la ortografía. Rimas como fino—indino (indigno) dejo—riejo (riesgo) que corresponden a la pronunciación vulgar, se encuentran en los mejores poetas populares. En la conjugación cambia frecuentemente la segunda persona del singular con la segunda del plural: has, eres, cantas, sabes con habéis, sois, cantáis, sabéis, que son en parte restituídas por el cajista en vez de las vulgares habís, sóis, cantáis, sabís con s final débil o perdida. Los pronombres sujetos son indistintamente , i vos, terminal o vos, complementario es sólo te, ya que os se puede usar en Chile únicamente en el lenguaje de la más alta ceremonia. Como posesivo se emplea casi esclusivamente tu, tuyo; vuestro es mui raro, ya que esta palabra no se oye nunca en boca del pueblo i mui rara vez aún en la conversación de personas cultas. Para dirijir la palabra a una persona se pasa con frecuencia del literario tú, tí, te, tuyo, tu, i del mismo modo del vulgar voh, te, tuyo, tu con la segunda persona del verbo a la tercera ficticia con usted, le, lo, suyo, su, sin que esto signifique un mayor cambio de cortesía: además usted se suprime en Chile con mayor frecuencia que en España [1].

Quien viera solamente los documentos impresos de esta literatura popular, difícilmente se haría, ni aproximadamente, una idea correcta del estado de la pronunciación vulgar; conociéndola por haberla oído, fácilmente descubrimos todos los rasgos fonéticos en las aberraciones de la escritura. Tal estudio minucioso de documentos escritos o impresos, comparado con el resultado de la observación directa de la pronunciación de las diferentes clases sociales, no me parece carecer de valor jeneral instructivo para la filolojía. Sólo así conseguimos una medida precisa para juzger del posible valor fonético de documentos escritos en tiempos pasados, para cuya comprobación directa carecemos de otros medios que de la analojía con nuestros documentos modernos.

§ 13.—Las hojas de versos jeneralmente llevan un título impreso en letras mui grandes, que comúnmente se refiere sólo a una o dos de las cinco a diez poesías; debe ser sensacional i llamativo: «Combate entre bandidos i carabineros, dieziocho bandidos muertos», —«Desgracia. Una hija que mata a la madre»,—«¡Viva la oposición»! Ya cayó el tirano!» —«Fusilamiento del reo Núñez»; etc. Menos corrientes son títulos más completos, como: «Sangrienta trajedia—4 reos condenados a muerte—Inundación en Valparaíso.—Otras escenas». Los suplementeros que venden las hojas, gritan en voz alta estos títulos, a veces precediendo su letanía por una introducción: «Vamos comprando, vamos pagando, vamos leyendo, vamos vendiendo... sigue el título en voz monótona sin pausa hasta concluir la enumeración de las materias i se termina repitiendo en tono agudo: «¡Los versos! ¡los versos!» Es raro que falte por completo tal título en letras grandes. Tengo una hoja de Rosa Araneda que lleva solamente en tipo chico corriente los epígrafes de las poesías: «Adivinanza, un animal con catorce patas.—Desafío de la poeta (¡así!)—Santa Jenoveva i su padecimiento.—Versos de Adivinanza, guerra de amor». Parece que tales hojas no gozan del favor del público.

§ 14.—Entre los adornos normales de las hojas debemos mencionar las estampas, que se dividen en dos: clases 1) clichés antiguos que existen en las imprentas, hechos para servir de ilustración a alguna novela, un almanaque o devocionario. Su variedad no deja nada que desear: paisajes, escenas de combates, buques de guerra, una doncella abandonada en la playa del mar, escudos de armas, flores, frutas, retratos de personas célebres de la actualidad o de tiempos pasados i cualesquiera otros, etc., etc. Mui a menudo la relación con los argumentos es superficial o nula. El grabado más bonito que ofrece mi colección mide 19×31 cm. i representa a un sacerdote que huye en un bote perseguido hasta la orilla por unos caballeros en trajes del siglo XVI. El título de la hoja, cuyo autor es el poeta Meneses, corre así: «Recuerdo de las tres carnicerías de la guerra civil en Chile del año 1891: lo Cañas, Concón i la Placilla», Su contenido es el siguiente: 1) una poesía con el mismo título citado; 2) Verso histórico la Salvación de Moises i la libertad de Israel» 3) Mas detalles de la Batalla de Concon; 4) Contestación a los insultos del poeta Reyes, el macaco contrarrestado; 5) Contrarresto; 6) Versos de literatura.

Los grabados más chicos de esta especie son de carácter alegórico: la figura burlesca de un bufón de la edad media con un violín que corresponde a la inscripción: «Cantos populares» de Rosa Araneda; una figura femenina que lleva un escudo con las palabras: «Cuestión del día»; un sepulcro como ilustración de una hoja titulada «la tumba de la dictadura» que contiene cuatro poesías netamente políticas, i otras láminas por el mismo estilo.

2) Los grabados en madera hechos ex-profeso para los verseros son casi siempre increiblemente toscos. El más grande i relativamente mejor que poseo, mide 20×45, cm., i, según el título representa la Matanza de lo Caña; el más chico es un rifle i un sable, mui burdos. La mayor parte, de estos grabados se refieren a una «trajedia», un asesinato, una ejecución de criminales, un accidente i otros asuntos sensacionales. Tales grabados orijinales se fabrican sólo por encargo especial de los poetas, quienes pagan por ellos dos a tres pesos i los guardan como propiedad suya para volver a usarlos en otras ocasiones más o menos propicias. Tuve la suerte de adquirir algunos grabados de esta clase por compra al poeta Cordero, quién los había encargado a un colega suyo, el poeta Adolfo Reyes; éste los hace, para sus propios versos o para venderlos, con un cortaplumas ordinario en un pedazo de tabla de raulí. Uno de los clichés que poseo, se ha cortado de una plancha mui delgada de plomo, pegada con dos gruesos clavos en un trozo de madera. Representa una mujer fantástica, talvez una bruja. En una lámina de una hoja de versos se puede leer en escritura inversa el nombre del grabador Adolfo Reyes; pero esto parece escepcional.

A veces se hallan las dos especies de estampas en una misma hoja. Tengo una de Meneses en que hai un grabado tosco de un hombre hincado de rodillas, con las manos levantadas que ilustra la poesía «Rendición del poeta Cordero, pidiendo perdon de sus chambonadas». Al lado se halla un grabado de imprenta, unas uvas i una botella de vino envuelta en hojas de parra, que no tiene la menor relación con los argumentos de las demás composiciones: «Lamentos de los reos políticos. Versos de las conductoras talquinas. Versos para la Pascua». Sólo dos de las hojas de mi colección carecen de estampas; una de ellas es la que está impresa en papel azul.

§ 15.—Otro rasgo característico de las hojas de versos, que sólo puede faltar por un olvido involuntario, es la firma del autor, acompañada a veces de la dirección, de algún sobrenombre o seudónimo. En mi colección se hallan las firmas que siguien (agrego el número de hojas que tengo de cada autor): 19 de Rosa Araneda (casi todas con dirección).—15 de José Hipólito Cordero (en parte con dirección, dos veces con la añadidura Autor).—12 de Adolfo Reyes, dos de ellas firmadas con el seudónimo El Tamayino, la tercera con ambas designaciones.—9 de Daniel Meneses (en parte con dirección).—9 de Rolak.—4: «Es propiedad' del autor Nicasio García».—2: El Quillotano, uno de ellos El Ñato Quillotano.—2. «El Loro (Nuevo Poeta)».—1: «D. Parra (Poeta del Sur)».—1: Juan Moreira.—1: V. Castillo.—1: «Alazor. se venden Puente Calicanto N.° 7».—1: «Ventura Espinosa. Santiago, Noviembre 19 de 1892».—1: Verdejo.

Del poeta Nicasio García tengo también un cuadernito en diez i seis avo, igual a los de Guajardo; es el tomo V de sus Poesías Populares; no he podido conseguir otros.

De los poetas mencionados parece que Castillo i Espinoza no pertenecen al gremio. En cambio, hai que añadir, según comunicación de Cordero, un tal Pedro Villegas, Bautista Peralta, Juan de Dios Peralta i Ramón Saavedra.

En cuanto a los autores de esta poesía, cultivada por el pueblo chileno, sin ser propiamente una poesía popular. sino más bien, una poesía culta, vulgarizada i dejenerada, hai que distinguir entre el autor de los versos, el poeta (en pronunciación vulgar pueta), también llamado «poeta popular», o solamente «el popular» i también «el versero», i la persona que presenta los versos al público cantandolos con acompañamiento del guitarrón, el cantor o músico. A diferencia de lo que sucedía entre los provenzales, de los cuales indirectamente se deriva toda esta producción artística, i que apreciaban más al trobador que hacía los versos, que al joglar que los cantaba i tocaba el instrumento, en Chile goza de mayor aprecio el «cantor» que el «pueta». La mayor parte de los poetas hacen imprimir sus versos i viven de su venta. No es raro que sean personas incapacitadas para el trabajo por algún defecto físico como la ceguedad. El cantor normalmente no trabaja por pago, aunque acepta no sólo bebidas i comidas durante la fiesta, sino que también regalos de sus favorecedores; lo principal es para él la gloria i, como ya lo dije, jeneralmente gana su vida como trabajador o negociante. El límite entre ambas categorías sin embargo no es fijo: los poetas a veces saben cantar i tocar, pero rara vez con la perfección de los cantores, i éstos a veces también componen sus versos, cuando no los encargan a un poeta pagando con tres a cinco pesos el manuscrito de la glosa de décima. En tal caso el cantor adquiere la propiedad literaria i el derecho esclusivo de cantar la poesía i el poeta renuncia al derecho de hacer imprimir su composición. Tales poesías se llaman «versos ocultos». La mayor parte del repertorio la toma el cantor de la tradición apuntando las poesías en un cuadernito, lo mismo que lo hacían los jongleurs del Norte de la Francia con las «chansons de gestes» que cantaban. Naturalmente todo buen cantor debe saber improvisar las introducciones i los «cogollos» (despedidas i dedicatorias). Cada uno de ellos tiene a su disposición unos cuantos esquemas de tales versos, en que con un lijero cambio de ciertas palabras caben los nombres i apellidos más comunes. Pero sobre todo en la verdadera disputa poética, la «palla» o contrapunto, los «versos de dos razones», en que se alternan cada cuatro o aún cada dos renglones, los palladores, no deben ser sólo «versos hechos» (es decir, aprendidos de memoria). Ahí se luce la habilidad de «sacar versos» i de dar a cada pregunta maliciosa, una «contesta» picante. Cordero me dió los nombres de nueve cantores famosos en Santiago, entre ellos una familia Salgado en que el arte parece hereditario.

§ 16.—El número de las poesías que se imprimen en cada hoja varía normalmente entre cuatro i ocho, más o menos (1 hasta 12) son escepcionales. El contenido en jeneral es mezclado de versos de actualidad sensacional (asesinatos, accidentes i otras «trajedias») con versos de amor, contrapuntos i los demás jéneros de poesía elevada, que trataré más abajo. De vez en cuando se ocupa algún espacio sobrante para imprimir cuecas, tonadas, cantares i otras canciones livianas que pertenecen a la verdadera poesía popular cantada jeneralmente sólo por las cantoras. Hojas que no tienen ningún argumento de actualidad son escasas. Los asuntos del día, según los cuales en jeneral sería fácil fijar la fecha aproximada de cada hoja, ocupan comúnmente sólo una o dos glosas de décimas, o poesías de cinco décimas sin tema en glosa. El resto de la hoja se llena con temas jenerales. En tiempos de gran movimiento político, como despues de la revolución de 1891, salían a veces hojas esclusivamente dedicadas a cuestiones políticas. Antes de pasar a la clasificación tradicional de los temas tratados por los poetas populares, voi a darla descripción de una serie de hojas que salen de la norma corriente.

1) Rosa Araneda: una hoja esclusivamente relijiosa que habrá salido antes de la Pascua lleva el título: Muerte i pasion de nuestro divino redentor, Entrada de Jesus a Jerusalen. Contiene: 1. Muerte i pasion de Nuestro Divino Redentor. Entrada de Jesus a Jerusalen—gl.10ª [2] 2) Ultima agonía del Salvador—gl.10ª 3) El señor marchando con la cruz a cuestas—10.ª 4) Plegaria al Salvador (11×4); 5) Versos a lo divino. Por Adivinanza—gl.10ª; 6) Versos a lo divino—gl.10ª. La hoja está adornada con siete grabados pequeños de imprenta, bastante bien hechos, referentes a la pasión, que habrán pertenecido a un libro de devoción o una historia sagrada.

2) Rolak (evidentemente un seudónimo): una hoja mui grande con el título: Crimen de San Juan, Captura de los asesinos, adornada de un grabado tosco que representa la escena (una distinguida familia fué salteada en su hacienda por bandidos). La descripción se da en 19 décimas. En seguida viene otro título: Horrible Drama. Una prisionera entre los araucanos, seguido de 41 décimas que contienen quizás el documento más curioso por su interés literario que hasta ahora he encontrado en las hojas chilenas. Así como los poetas franceses del siglo XIII modernizaban en versos alejandrinos rimados muchas antigues chansons de geste primitivamente escritas en el decasílabo francés de la más antigua Chanson de Roland, así el pueta chileno Rolak ha amoldado al gusto de su público una composición arjentina. Se trata de uno de los libros más leidos de la literatura gauchesca: El Gaucho Martin Fierro por José Hernández. Este libro apareció por primera vez en 1872 i ya hasta 1882 se habían vendido 58,000 ejemplares, según lo dice el editor de la 12ª edición (Buenos Aires, 1883). Son más de 400 estrofas de seis versos. Tal éxito animó al autor a publicar en 1885 una continuación: La Vuelta de Martin Fierro de la cual en seis años salieron 48,000 ejemplares, según dice la edición de 1891. El trozo arreglado por Rolak corresponde a las pájinas 17 i siguientes de la Vuelta. Doi sólo el comienzo de remaniement chileno seguido de su orijinal:

CHILENO

Aquellos tristes jemidos
en medio de aquella calma
penetraron en mi alma
en la forma de alaridos;
no son raros los quejidos
en los toldos del salvaje,
pues, aquel es vandalaje
donde no se arregla nada
sino a lanza i puñalada
a balazos i a coraje

Para narrar lo que cuento
pasado en aquel confin
se atreve el huaso Martin
hasta hacer un juramento,
he visto en un campamento
de esos bárbaros destierros

entre quebradas i cerros
a un salvaje que se irrita
degollar a una chinita
i tirársela a los perros.

He visto muchas crueldades
que el cristiano no imajina
pues ni el indio ni la china
sabe lo que son piedades;
por saber pues las verdades
del llanto que percibí
al punto me dirijí
por donde el grito venia
¡me horroriza todavía,
el cuadro que descubrí!

ARJENTINO

Sin saber que hacer de mi
I entregado á mi aflicion,
Estando alli una ocasion,
Del lado que venia el viento,
Oi unos tristes lamentos
Que llamaron mi atencion.

No son raros los quejidos
En los toldos del salvage,
Pues aquel es vandalage
Donde no se arregla nada
Sino á lanza y puñalada
A bolazos y á corage.

No preciso juramento
Deben creerle á Martin Fierro—
He visto en ese destierro
A un salvage que se irrita,
Degollar una chinita
Y tirársela á los perros.

He presenciado martirios
He visto muchas crueldades—
Crímenes y atrocidades
Que el cristiano no imajina;
Pues ni el indio ni la china
Sabe lo que son piedades.

Quise curiosiar los llantos
Que llegaban hasta mi,
Al punto me dirijí
Al lugar de ande venian—
Me horroriza todavia
El cuadro que descubrí!

3) Rolak: una hoja esclusivamente política con el título La Matanza de lo Caña que al lado del gran grabado mencionado en el § 14 contiene una caricatura del presidente Balmaceda. Contenido: 1. La pájina mas negra de la dictadura—(38×10); 2. Reflexiones (sobre el mismo argumento—(5×10); 3. La malidicion (8x10); 4. A los Balmacedistas—(44×10). Al pie de esta poesía está la firma de Rolak; pero en la misma hoja sigue otra composición más en siete octavas reales que son evidentemente debidas a un poeta culto. Rolak la habrá agregado en su hoja por el tema tratado La Batalla de Concon. Hé aquí la primera estrofa como muestra:

La estrella esplandorosa que fulgura
de mi querida patria en el pendon
con su rayo mejor, de luz mas pura
alumbra la batalla de Concon;
en ella recibió la Dictadura
puñalada de muerte al corazon
i ante aquel heroismo de espartano
se espantaron las hordas del Tirano.

4) Hipólito Cordero: una hoja adornada con cuatro figuras que deberán de ser tipos sociales, un anciano, un lechuguino, un inglés (?) i un vagabundo. El contenido es: 1. Contrapunto habido en Copiapó entre un anciano i un moderno—(36×4). Los dos adversarios se alternan con las redondillas, que por lo demás carecen de interés. 2. Atroz sacrilejio. Gran robo de la iglesia de Andacollo.—gl.10ª.

5) Nicasio García: Contra-punto de Tahuada con don Javier de la Rosa etc., del cual hemos dado una muestra en el § 9.

6) Nicasio García: Nuevo i curioso romance de los veintiun prisioneros chilenos vendidos por el jeneral Daza por una relacion del soldado Luis Araya a Juan Valenzuela. La hoja, que sólo mide 27×37 cm., lleva como adorno, un pequeño grabado de imprenta que representa un lansquenete manco i cojo, con muleta; contiene sólo un romance en dos partes, 132+110 octosílabos, con rima asonante distinta. La primera parte, que no lleva título especial comienza:

A tí Vírjen Sacratísima
Con título del Carmelo
A Vos suplico Señora
Eleveis mi entendimiento
Para narrar el martirio
Donde desfallece el éco
Doi principio a mi romance
Como sucedió en el tiempo
De la guerra i los conflictos
etc.

SEGUNDA PARTE:

Aquí voi analizar
El encuentro de los cuatro
Cierta narracion de Araya
Desde que ya caminaron
Les anunció el indio Lucho
Que apresuraran el paso.
etc.

Después del último verso está la indicación: «Fin del romance». Es este el único romance que hasta ahora he encontrado en hojas sueltas. El único poeta popular que todavía ha cultivado el romance, tambien llamado «Corrido», en cuanto sepa, es Guajardo. (Véase arriba § 6.)

7) Ventura Espinosa: Los asesinos del señor Velasco. Ejecucion de cuatro reos—26 quintillas. La hoja presenta cinco grabados que parecen hechos por encargo especial i muestran los retratos de los criminales con sus nombres. Es la única hoja que tiene adornos marjinales, una especie de Marco, i la fecha: Noviembre 19 de 1892.

8) Verdejo: Hoja mui grande (55×78cm.) que contiene una poesía, gl. 10ª, de actualidad: Fusilamiento del reo Retamal con un grabado encargado mui tosco, i, en seguida otro grabado que representa a dos palladores, un caballero elegante con guitarrón i un negro con guitarra. Después del título: «Contrapunto», están simplemente copiadas 93 estrofas de seis versos, casi todo el N.° 30 de la Vuelta de Martin Fierro (páj. 49-55) del poeta arjentino José Hernández. El plajiario no ha cambiado siquiera los groseros arjentinismos por formas chilenas. Sólo la ortografía se ha chilenizado.


  1. Mayores detalles acerca de la pronunciación vulgar chilena pueden verse en mis «Chilenische Studien», en la Revista Phonetische Studien, tomos V, p. 272-292, VI, p. 18-34, 151-166 i 274-301, publicados en los años de 1891 i 1892. Sobre morfolojía en Zeitschrift für Romanische Philologie, XV, p. 518-522 (1891). Véase también, en la misma Revista, tomo XVII, p. 188-214 (1893).
  2. Es decir: glosa de décimas, tema i cinco estrofas en la forma descrita en el § 6. Del mismo modo indicaré cuarteta; 4.ª, quintilla: 5ª; (5×10) quiere decir cinco estrofas de 10 versos.

    Los versos, salvo indicación contraria, son octosílabos.