Vida y escritos del Dr. José Rizal/Sexta época, II
En la gran causa que comenzó á instruirse por el coronel Olive tan pronto como surgieron los acontecimientos, el nombre de Rizal figura repetidas veces; aportáronse además algunos documentos que en mayor ó menor grado le comprometían, y por tales motivos, el juez Olive reclamó de Blanco la presencia de Rizal. Véase á continuación la lista completa de los cargos acumulados contra éste[1]:
1. Carta de Antonio Luna, fechada en Madrid, á 16 de Octubre de 1888, y dirigida á D. Mariano Ponce. —«Mi querido amigo Mariano: Rizal ha dicho muy bien de Lete [filipino, estudiante de Derecho en Madrid, director del periódico España en Filipinas] que no servía para grandes empresas. Consulta con éste sobre esto de la dirección del periódico á Llorente [otro filipino]. Rizal conoce á ambos; sabe también la capacidad de Llorente, y es muy íntimo suyo, pues son dos chicos de valer, y Rizal le tiene á Llorente en muy buen concepto. Pídele consejo y ten muy en cuenta lo que él te diga. Dile que he conseguido de Llorente que aceptara la dirección. —Un abrazo, y eleva á consulta el asunto á Rizal. —Tuyo, Antonio. —P. D. Rompe esta carta después de enterarte de su contenido. Indícame en seguida las señas de Rizal en Londres.»
2. Carta de J. Rizal á sus hermanos, fechada en Madrid, á 20 de Agosto de 1890. (Después de manifestarles que no había podido hablar con el Ministro de Gracia y Justicia respecto á un expediente gubernativo instruído contra varias personas, dice): «Si las autoridades [de Filipinas] fuesen ilustradas, ni habría expedientes gubernativos traidores, ni chanchullos ni infamias. Yo veo la Providencia en estos destierros de personas ilustradas en puntos lejanos para mantener despierto el espíritu de los pueblos, no dejarlos dormir en una paz letárgica, acostumbrar al pueblo á no temer los peligros, á odiar las tiranías, etc. Mañana veré lo que ha de resultar de mi entrevista con el Ministro. Muchos recuerdos á todos; beso la mano á nuestros padres. —Vuestro hermano, Madude.»
3. Carta de Marcelo H. del Pilar, dirigida á Deodato Arellano y fechada en Madrid, á 7 de Enero de 1891. —«Ayer, día de Reyes, correspondimos á Rizal con una merienda. Rizal quiere vincular «La Solidaridad» en la colonia filipina, y yo me he opuesto. —Recuerdos á todos y recibid un abrazo fraternal de vuestro Vzkkqjc del Pilar.»
4. Kundiman. Poesía fechada en Manila (sic), á 12 de Septiembre de 1891. (Rizal se hallaba en Gante.) —Dice así:
En el bello Oriente,
Donde nace el sol,
Una tierra hermosa
Henchida de encantos
Con fuertes cadenas
El déspota abruma.
¡Ay! esa es mi patria,
Mi patria de amor.
Cual esclava muere,
Entre hierros gime:
¡Dichoso quien puede
Darla libertad!»
5. Carta de Carlos Oliver, fechada en Barcelona á 18 de Septiembre de 1891, y dirigida… (no se dice á quién). —«Muy señor mío y de toda mi consideración: Razón tendrá Vd. para calificarme de atrevido, dirigiéndome sin tener el honor de ser conocido por Vd.; no es la persona humilde que con su nombre firma, sino el patriota que en su pequeñez quiere colaborar en la regeneración de su oprimida patria. —Hemos sabido con general sentimiento que entre los dignos individuos de ese Comité domina cierta prevención contra Rizal. —En una de sus correspondencias me escribe el citado R. lo que íntegramente transcribo á continuación: —«Siento mucho que me hagan la guerra, desprestigiándome en Filipinas, pues me resigno, con tal que el que me haya de sustituir, prosiga la obra comenzada. Pregunto sólo á los que dicen que yo desuno á los filipinos: ¿había algo sólidamente unido antes que yo entrase en la vida política? ¿Había algún jefe cuya autoridad haya querido combatir? ¡Es triste cosa que en la esclavitud nos arrojamos los trastos á la cabeza! Me alegro mucho saber el entusiasmo de ustedes por fundar un periódico; espero que tendrá las mismas aspiraciones que la «Sol∴» [La Solidaridad]; es un campeón más.» —Leído esto, el que ve en lontananza el porvenir de Filipinas, el que conociéndolo sabe que peligra al menor percance, víctima como es de la más tirana opresión, le pregunto: ¿Así [se] corresponde al hombre que patriótica y abnegadamente se ha olvidado de sí mismo para sacrificarse [por la Patria?] trabajando por ella para ponerse al lado de sus hermanos, alentarlos y tenerlos dispuestos para el momento de la lucha? —El que cree aún en una Providencia, no puede menos de ver en ese hombre, el hombre providencial que ella envía entre todos nosotros, para que nos conduzca á la tierra prometida de la Libertad. —Creo de más recomendarle el sigilo que se debe guardar en este punto. —Aprovecho esta ocasión para ofrecerme suyo afmo. s. s. q. b. s. m., —Carlos Oliver.»
6. Documento masónico (9 Febrero 1892).
La Gr∴ Log∴ Central Nilad de A∴ L∴ y A masones, en federación del Gr∴ Or∴ Esp∴ (sede en Madrid) —envía
al q∴ h∴ Dimasalang [Rizal]; y le hace saber que en ten∴ ord∴ de 31 de Enero pasado se acordó por este cuadro nombrar Ven∴ de honor de esta Resp∴ Gr∴ Log∴ al susodicho h∴ á quien se dirige el infrascrito Sec∴ G∴ S∴, como premio á sus relevantes servicios en pro de su país natal. —Igualmente le participa que oportunamente se le comunicará el proyecto de reorganización mas∴ que el que suscribe presentó al Gr∴ Or∴ Esp∴, por lo cual se recabó los plenos poderes para constituirnos en familia aparte, como en efecto levantamos columnas en 6 de Enero pasado. —Lo que transcribo para su conocimiento. —Recibe, q∴ h∴ el ósculo de paz que os envían los oobr∴ de este tall∴ —VVall∴ de Manila, 9 de Febrero de 1892 (e∴ v∴). —Panday Pira [Pedro Serrano Laktaw.]
7. Carta de Dimasálang (Rizal) al h∴ Tentuz [Zulueta] feahada en Hong-Kong, á 24 de Mayo de 1892. —(Después de censurar un artículo de Lete en La Solidaridad, que halla ofensivo, y cuya satisfacción la deja al arbitrio del Comité, añade:) «Repito una vez más: no comprendo la razón del ataque, cuanto que yo me dedico ahora á preparar á nuestros paisanos un seguro refugio en caso de persecución (la colonia agrícola de Borneo Norte) y á escribir algunas obras de propaganda, que dentro de poco saldrán á luz. El artículo además es altamente impolítico y perjudicial para Filipinas. ¿Por qué decir que lo primero que necesitamos es tener dinero? Lo sabido se calla y no se lava la ropa en público. —Saludo fraternalmente á todos. —Suyo afmo. —Dimasalang.»
8. Carta de Dimasálang (Rizal) al Comité de…?, fechada en Hong-Kong, 1.º de Junio de 1892. —«Queridos hermanos. (Trata del establecimiento de una colonia agrícola en el Norte de Borneo, y concluye:) «Sin más, espero que ese Comité nos secundará en esta patriótica obra, como él la llama. —Su h∴ —Dimasalang.»
9. Anónimo y sin fecha. (¿Mediados de Julio de 1892?) —«¡Qué iniquidad! —Sr. Director del periódico Hong-Kong Telegraph. —Muy señor mío. —Por decreto de la superior Autoridad del Archipiélago Filipino…» (Censura el destierro de Rizal, que acababa de decretar el general Despujol.)
10. Carta de Ildefonso Laurel, fechada en Manila, á 3 de Septiembre de 1892. (Dudamos que el original llegase oportunamente á su destino.) —«Sr. D. José Rizal. Dapitan. —Querido amigo y paisano. A mi llegada en ésta, desde la bahía he sabido la triste desgracia que le ha sucedido. Su padre, en una noche que estuve de visita en su casa, me ha dado la noticia de que dentro de poco será Vd. indultado. ¡Cuánto nos alegraríamos fuese verdad esta noticia! El estado de ánimo del pueblo se encuentra latente, y siempre en espera de Vd., como á su redentor y salvador. —No dude Vd. de la fidelidad de sus paisanos, pues todos lloran con Vd. la traición de que ha sido Vd. victima[3] y todos están dispuestos á sacrificar su sangre por la salvación y por la de nuestra patria. Todos le saludan por medio de mí, y le envían el abrazo de amor á la Patria con que todos, algún día, unidos, desean morir. —Ildefonso Laurel. —P. D. Nuestro amigo D. Deodato Arellano me ha dicho que ha recibido dos cartas de Madrid dirigidas á Vd. sin que pueda enviarle hasta ahora por carecer de medios, y por tanto espero la disposición que Vd. adoptase.»
11. Carta de Rizal Segundo (pseudónimo de…?) fechada en Mánila, 17 Septiembre 1893[4]. —(Dice que el 16 de Septiembre fueron arrestados en sus casas Doroteo Cortés y Ambrosio Salvador, y añade:) «y conducidos delante del Gobernador civil, que les ordenó fuesen deportados inmediatamente á los distritos del Príncipe y de Bontoc». (La carta está dirigida al Hongkong Telegraph, y el comunicante deplora el estado en que se hallan los filipinos, cada vez más tiranizados. Atribuye estas deportaciones á los frailes, que tenían á los dichos sujetos por «amigos de Rizal».)
12. Carta de Marcelo H. del Pilar, fechada en Madrid, á 1.º de Junio de 1893, dirigida á D. Juan A. Tunluz (Juan Zulueta). —«Mi querido amigo: (Después de comunicarle los disgustos que había tenido con Rizal y de lamentar el grande daño que Pedro Serrano había causado á los intereses de la Masonería, malversando ciertas cantidades recaudadas para la «Propaganda», añade:) «La Masoneria peninsular es para nosotros un medio de propaganda. Si los masones de allí [ahí: los de Filipinas] pretenden hacer la Masonería un órgano de acción para nuestros ideales, estarían muy equivocados. Es preciso un organismo especial [¿el Katipunan?] dedicado especialmente á la causa Filipina; aunque sean masones sus miembros ó algunos de sus miembros, es preciso que no dependa de la Masonería. Parece que esto es lo que viene á realizar la L[iga] F[ilipina]. —Sin más por hoy, recuerdos. —Marcelo.»
13. Discurso de Emilio Jacinto (en una reunión del Katipunan; concluye:) «Mientras tanto, alentemos nuestros corazones con estos gritos: ¡Viva Filipinas! ¡Viva la Libertad! ¡Viva el Doctor Rizal! ¡¡Unión!! —[Manila,] 23 de Julio de 1893.»
14. Discurso de José Turiano Santiago (en la misma reunión; concluye:) «Gritemos de una vez: ¡Viva Filipinas! ¡Viva la Libertad! ¡Viva el eminente Doctor Rizal! ¡¡Muera la nación opresora!! Manila, Santa Cruz, 23 de Julio de 1893. —Tik-tik.»
15. Á Talisay. —Fragmento de una poesía escrita por Rizal en Dapitan, 1895. —Véase la nota 416, donde se reproduce.
Hasta aquí, la lista completa de los documentos; véanse ahora las
(prestadas de Septiembre á Noviembre de 1896):
Martín Constantino. —Dice que «el objeto y fin de la Asociación [Katipunan] era el matar á los españoles, proclamar la Independencia, y nombrar supremo á Rizal».
Águedo del Rosario. —«Que Rizal es Presidente honorario del Katipunan; que su retrato está en el salón de actos, y que Pío Valenzuela fué encargado para comunicar á Rizal que el pueblo pedía el levantamiento.»
José Reyes. —«Rizal era uno de los muchos masones que trabajaban por la independencia de las Islas; que vino de España Moisés Salvador con instrucciones de Rizal, para establecer una Liga Filipina, cuyos Estatutos estaban redactados por José Rizal.»
Moisés Salvador. —«Que José Rizal constituyó en Madrid una Asociación de Filipinos que dirigía la instalación de logias en Filipinas y trabajos filibusteros, en la cual fué elegido Presidente, que estando Rizal en Hong-Kong le remitió al declarante los Estatutos para organizar la «Liga Filipina», cuyos jefes eran Rizal y M. H. del Pilar; que la «Liga» era para proporcionar medios para conseguir la independencia de Filipinas; que en Junio [de 1892] llegó Rizal á Manila y tuvo una reunión en casa de Doroteo Ong-junco, manifestando la necesidad de la «Liga» para conseguir la separación de estas islas de la nación española.»
José Dizón. —«Que la «Liga» era para allegar fondos para los gastos del levantamiento en armas, y que el Katipunan y la «Liga» constituían una misma Asociación.»
Domingo Franco. —«Que Rizal convocó una reunión en casa de Doroteo Ong-junco, manifestando en ella la conveniencia de establecer la «Liga» para allegar fondos á fin de alcanzar prontamente la independencia de estas islas, y que, acogida la idea, fué nombrado presidente de la «Liga» Ambrosio Salvador.»
Deodato Arellano. —«Que comisionado por José Rizal, vino de España Pedro Serrano para establecer logias; que estas logias tenían por objeto la propaganda filibustera; que Timoteo Páez recibió una carta de Rizal cuando éste estaba en Hong-Kong, remitiendo un reglamento de la «Liga»; que una vez Rizal en Manila, convocó una reunión de todos los asociados á la «Liga», resultando elegido Presidente Ambrosio Salvador; que deportado Rizal á Dapitan, las logias allegaron fondos para su evasión; citando el discurso de Rizal, por el cual se hace ver la importancia de la «Liga», y que marcharía á Hong-Kong, porque esperaba la resolución del Gobierno [inglés?] para establecer una colonia filipina en Sandakan (Borneo).»
Ambrosio Salvador. —«Que en la reunión celebrada en casa de Ong-junco se trató de organizar una «Liga», propuesta por Rizal, y que fué elegido presidente el declarante.»
Pedro Serrano. —«Que hizo una expedición con Rizal al pueblo de Tárlac; que estuvo en la reunión de casa de Ong-junco; que habló Rizal y otros del periódico «La Solidaridad» y en contra de la Masonería.»
Pio Valenzuela. —«Que reunidos en Pásig acordaron (algunos filipinos) un viaje al Japón, para el cual esperarían la resolución de Rizal.»
Antonio Salazar. —«Que Timoteo Páez fué con la hermana de Rizal á Singapore, para fletar un barco, y caso de escaparse Rizal, se iría al Japón á reunirse con Doroteo Cortés y Marcelo del Pilar, detallando la suscripción que se hizo para facilitar la evasión de Rizal, deportado en Dapitan.»
Francisco Quison. —«Que se acordó costear el viaje á Pío Valenzuela para ir á Dapitan y manifestar á Rizal, Jefe supremo del Katipunan, que la Sociedad tenía vivos deseos de llevar á efecto el levantamiento.»
Timoteo Páez. —«Que asistió á la reunión en casa de Ong-junco; que Rizal remitió á Moisés Salvador unos Estatutos de la «Liga», y éste se los llevó al declarante, y que cuando fué á Singapore lo hizo por mero recreo.»
¡Hé aquí todos, absolutamente todos los cargos que había contra Rizal! ¡Hé aquí el conjunto de argumentos que sirvió para fusilarle! Pero antes de examinar esos cargos óigase á Rizal, que lleno de pesadumbre, y es de presumir que de amarga indignación, comparece ante D. Francisco Olive y García el 20 de Noviembre de 1896. El Juez fué preguntándole qué grado de amistad, relación, parentesco, etc., tenía con cada uno de los que quedan citados, y otros que jugaron gran papel en la Masonería, en la «Liga», en el «Katipunan» y en la Revolución. Rizal (no se pierda de vista) ignoraba en absoluto el curso del gran proceso, instruído precisamente mientras él navegaba; y desde el buque que le había devuelto á su país, pasó á la citada fortaleza de Santiago. No tenía, pues, la menor presunción de quiénes eran los procesados, qué suerte corrían, ni de lo que en su favor ó en su contra se había dicho. Es éste un pormenor de importancia, que la crítica habrá de tener en cuenta para explicarse ciertas vaguedades que se hallan en la extensa declaración que prestó.
De Valenzuela, dijo: que le conoció en Dapitan, adonde le llevó un enfermo de la vista; que no le conocía de antes; que no ha vuelto á verle; que le debe gratitud por las atenciones que guardó á la familia del declarente y el regalo que le hizo de un botiquín».
De Martín Constantino Lozano, dijo: que «no conoce á ninguna persona de ese nombre; pero que pudiera ser que conozca al individuo, si le viera».
De Águedo del Rosario, dijo: que «no conoce á ningún individuo de ese nombre; pero pudiera suceder que le conociera personalmente».
De José Reyes Tolentino, dijo: que «no le conoce».
De Antonio Salazar, dijo: que «conoce un sujeto apellidado Salazar que es dueño del «Bazar del Cisne», donde se provee de zapatos el declarante; pero no le conoce personalmente ni sabe si su nombre es Antonio».
De José Dizón, dijo: que ha oído nombrar á un grabador de ese nombre y apellido; pero que «no le conoce personalmente».
De Moisés Salvador, dijo: que le conoció en Madrid en 1890; que entonces sólo tuvieron trato como paisanos; no le tiene por sospechoso.
De Domingo Franco, dijo: que no le conoce.
De Irineo Francisco, dijo: que no le conoce.
De Deodato Arellano, dijo: que sí; «porque cuando vino el declarante á Manila en 1887, le visitó para felicitarle por el «Noli me tángere»; que en 1890 tuvo el declarante algunos disgustos con Marcelo H. del Pilar, cuñado de Deodato Arellano, y supo que este último habló mal del declarante, y hasta manifestó que estaba bien deportado en Dapitan, por cuyo motivo le tiene por sospechoso».
Del teniente de infantería D. Ambrosio Flores, presidente del Consejo Regional masónico de Filipinas, dijo: que no le conoce personalmente, ni de nombre.
De Teodoro Plata, dijo: que no le conoce personalmente, ni de nombre.
De Ambrosio Salvador, dijo: «que le conoce por ser el padre de Moisés Salvador, al que le fué presentado por su hijo».
De Bonifacio Arévalo, dijo: que «le conoce, porque estuvo á comer un domingo el declarante en casa de Bonifacio Arévalo, al que no ha vuelto á ver desde entonces».
De Timoteo Páez, dijo: que «le conoció en 1892, porque le fué presentado por Pedro Serrano, con el cual tuvo alguna intimidad en aquella fecha; pero luego ha sabido el declarante en Dapitan que estaba en contra suya».
De Francisco Cordero, dijo: que «no le conoce personalmente, ni de nombre».
De Estanislao Legaspi, dijo: que no le conoce personalmente, ni de nombre; «pero cree recordar alguna firma de Legaspi en alguna carta dirigida á Marcelo H. del Pilar ó alguna otra persona».
De los hermanos Alejandro y Venancio Reyes, sastres establecidos en la Escolta, dijo: que «conoce un compañero de colegio que se apellida Reyes, que tiene sastrería en la Escolta, en la que se hizo un traje; pero no tiene amistad con el citado».
De Arcadio del Rosario, dijo: que le conoció en Manila siendo niño el declarante, y luego en Madrid tuvo con Arcadio algún trato.
De Apolinario Mabini, dijo: que «no le conoce personalmente, ni de nombre».
De Pedro Serrano, el maestro, dijo: que «le ha conocido en Manila en 1887, y luego han tenido alguna intimidad en Europa; pero luego ha sabido el declarante que le hacía la guerra, por lo que le tiene por sospechoso».
Preguntado nuevamente sobre Pío Valenzuela, en lo que toca á si llevó á Dapitan algún otro objeto que el de hacer una consulta facultativa, dijo: «que el médico D. Pío le habló de que iba á llevarse á cabo un levantamiento, y que les tenía con cuidado lo que pudiera ocurrirle al declarante en Dapitan. El dicente le manifestó que la ocasión no era oportuna para intentar aventuras, porque no existía unión entre los diversos elementos de Filipinas, ni tenían armas, ni barcos, ni ilustración, ni los demás elementos de resistencia, y que tomaran ejemplo de lo que acurría en Cuba, donde á pesar de contar con grandes medios, con el apoyo de una gran Potencia y de estar avezados á la lucha, no podían alcanzar sus deseos, y que cualquiera que fuera el resultado de la lucha, á España le convendría hacer concesiones á Filipinas, por lo que opinaba el declarante debía de esperarse».
«Preguntado: si ha formado ó constituído en Madrid una Asociación de filipinos; qué nombre ó denominación se le dió á la aludida Sociedad, y cuáles eran su objeto y fines, dijo: Que con un nombre ó denominación que en este momento no recuerda, el declarante constituyó una Asociación de filipinos en Madrid, que tuvo corta existencia, y cuyo objeto era el de moralizar la colonia filipina.
»Preguntado: qué relación existía entre la aludida Sociedad y el periódico «La Solidaridad», dijo: que eran independientes una de otro; que Marcelo H. del Pilar hacía trabajos para que la Sociedad y la Asociación fuesen dirigidas por el citado Marcelo; y encontrando el declarante marcada oposición por el citado Marcelo á sus deseos de que no se realizara la fusión, dejó la dirección de la Sociedad el declarante, y se marchó á París.
»Preguntado: qué tendencias políticas perseguía la repetida Sociedad, dijo: que ninguna; que la parte política estaba encomendada al periódico «La Solidaridad», dirigido por Marcelo H. del Pilar.
»Preguntado: si ha dado comisión á alguna persona ó si ha hecho trabajos para la instalación de logias masónicas en Filipinas, dijo: que puede asegurar que no ha tenido la menor intervención en la Masonería de estas islas.
»Preguntado: si ha redactado los Estatutos ó Reglamento para una Sociedad denominada «Liga Filipina», y á qué persona remitía dichos Estatutos, y con qué objeto, dijo: que en 1891 llegó á Hong-Kong el declarante y se hospedó en casa de D. José Basa, cuyo sujeto, en las varias conversaciones que tuvieron, le dijo al dicente que la Masonería había tenido gran éxito en Filipinas, pero que los masones estaban muy quejosos en la parte referente á su administración; y excitado por D. José Basa, el que declara redactó los Estatutos y Reglamento de una Sociedad denominada «Liga Filipina», bajo las bases de las prácticas masónicas.
»Preguntado: para qué objeto y fines se instituía la «Liga Filipina», dijo: que el objeto de la Asociación era para conseguir el establecer la unión entre los elementos del país, con el fin de fomentar el comercio, estableciendo una especie de Asociación cooperativa.
»Preguntado: qué fines políticos se perseguían por la repetida «Liga Filipina», dijo: que en este momento no recuerda el declarante haber indicado ningún fin político en los Estatutos; que se los entregó á José Basa, no recordando á la persona que se los remitió.
»Preguntado: si escribió á alguna persona interesándole que se enterara de los Estatutos de «La Liga», dijo: que es posible que el declarante haya escrito á alguna persona; pero que no recuerda en este momento.
»Preguntado: si en los días 27 y 28 de Junio de 1892 hizo un viaje de ida y vuelta á la provincia de Tárlac, acompañado de Pedro Serrano, y con qué objeto, dijo: que no recuerda la fecha; pero que debió de ser el día 30 de Junio y 1.º de Julio cuando al tomar el tren de Malolos, para ir á Tárlac, encontró á Pedro Serrano acompañado de un joven que le presentó con el nombre de Timoteo Páez, acompañando ambos al declarante en su viaje, que tenía por objeto conocer el ferrocarril y las provincias; en aquel entonces estaba ya tendida la vía, la cual terminaba en Tárlac.
»Preguntado: si por iniciativa del declarante se verificó una reunión en casa de Doroteo Ong-junco, antes ó después de su viaje á Tárlac, dijo: que asistió á la reunión indicada; pero que no tomó la iniciativa el declarante, y tuvo lugar algunos días después de su viaje á Tárlac; que Timoteo Páez le dijo al que declara que algunos filipinos deseaban verle y saludarle, contestándole que no tenía inconveniente, y acompañado de Timoteo Páez asistió á la reunión.
»Preguntado: de qué se trató en la aludida reunión, dijo: que se trató de la «Liga Filipina» y de la Masonería, y que recuerda que tomó la palabra Pedro Serrano, proponiendo que se fundieran la «Liga» y la Masonería, procurando atender las quejas y remediarlas, creyendo el declarante que aceptó la idea, puesto que se separaron cordialmente.
»Preguntado: si al dirigir la palabra á los convocados en casa de Doroteo Ong-junco, sobre poco más o menos, dijo el declarante lo siguiente: Que le parecía que estaban muy desalentados los filipinos, y que no aspiraban á ser un pueblo digno y libre, por lo que se ve siempre á merced de los abusos de las Autoridades, como así lo había manifestado el (sic; debe de ser al) general Despujol en una de sus conferencias; que los abusos eran debidos d las facultades discrecionales que tienen los Gobernadores, y que era preciso pensar en ello; que á pesar de los consejos de algunos amigos para que no viniera á Manila, por temor al daño que pudieran hacerle sus enemigos, había venido para ver de cerca al toro, y al mismo tiempo para arreglar la desunión que existe entre los amigos de la propaganda, y que la desunión de los filipinos en Madrid la zanjó cuando fué á Europa, y que, a pesar de todo, Marcelo H. del Pilar era un buen amigo. Después habló Rizal sobre la importancia de que se estableciera la «Liga», conforme al Reglamento de que era autor, y para alcanzar sus fines; Reglamento del que todos debían tener conocimiento; que por medio de la «Liga» adelantarían las artes, las industrias, el comercio; y el país, siendo rico y estando unido el pueblo, conseguiría su propia libertad y hasta su independencia; dijo: que conviene en que cuanto se le ha dicho haya podido decirlo el declarante en la reunión en la casa de Doroteo Ong-junco, porque lo ha dicho muchas veces; pero que no está seguro si en la aludida reunión lo dijo. Que respecto á que estaban desalentados y desunidos los filipinos, no pudo decirlo el declarante, porque estaba penetrado de lo contrario, al ver que la Masonería se había propagado más de lo que era de esperar. Asimismo, no puede decir el declarante que había conseguido la unión de los filipinos en Madrid, porque era todo lo contrario, hasta el punto que hubo desafíos entre ellos.
»Preguntado: si antes de terminar la reunión en casa de Doroteo Ong-junco, se procedió á la elección de cargos, para la organización de los trabajos de la «Liga», y si resultaron elegidos, provisionalmente: Presidente, Ambrosio Salvador, y Secretario, Deodato Arellano, recomendando el declarante á D. Ambrosio la mayor actividad, la unión y la armonía entre los asociados, dijo: que efectivamente ocurrió lo que se le pregunta, excepto en lo referente á que fuera elegido Secretario Deodato Arellano, porque el declarante no tiene ni siquiera idea de que Arellano asistiera á la reunión.»
Al día siguiente, 21, el mismo juez Olive le amplió la declaración. Comenzó Rizal por afirmarse y ratificarse en la prestada el día anterior, si bien expuso que tenía que hacer algunas pequeñas rectificaciones en algunos detalles que ha recordado mejor». Y fué
»Preguntado: si ha asistido á una reunión que hubo en el mes de Junio ó Julio de 1892 en casa de Estanislao Legaspi, calle de la Encarcación, Tondo, en la cual casa fué presentado por Juan Zulueta y Timoteo Páez, dijo: que durante su estancia en Manila por aquella fecha, comía todos los días en diferentes casas, y puede que lo haya hecho en la de Estanislao Legaspi; pero no recuerda ningún detalle personal del sujeto, ni de la casa ni de la fiesta; pero del apellido Legaspi recuerda que creyéndole un pseudónimo lo ha visto en Hong-Kong en algunas cartas dirigidas á José Basa.
»Preguntado: si tomó la iniciativa para la reorganización de la «Liga Filipina», que tuvo lugar en uno de los primeros meses del año de 1893, dijo: que no tiene noticia de la reorganización de la «Liga» ni ha tomado ninguna iniciativa para dicho objeto el declarante, ni ha tenido ninguna relación con la aludida Sociedad.
»Preguntado: si conoce á Andrés Bonifacio, presidente del Consejo Supremo del «Katipunan», y si ha estado relacionado con el citado individuo, dijo: que no lo conoce por el nombre, siendo ésta la primera vez que lo oye, y personalmente tampoco, aun cuando asistiera á la reunión en la casa de Doroteo Ong-junco, donde le fueron presentados muchos que ni siquiera recuerda sus nombres ni su figura.
»Preguntado: cómo explica el declarante que su retrato estuviera entre los afiliados á dicha Asociación, dijo: que respecto al retrato, como el declarante se hizo en Madrid uno de regular tamaño, pueden haber adquirido alguna reproducción; respecto á que se tomara su nombre como de guerra, ignora el declarante el motivo, pues no ha dado ni pretexto para ello, y lo considera un abuso incalificable; que sí sabía, por referencia de su familia, que se abusaba del nombre del declarante para recaudar fondos en su favor, y el declarante, además de darle cuenta al Comandante político-militar de Dapitan para que lo pusiera en conocimiento del Excmo. Sr. Gobernador general, interesó á su familia el declarante para que por medio de sus conocimientos dijese que el dicente no pedía limosna, y que tenía fondos suficientes, con lo que le producía su profesión y lo que había ganado de la Lotería (Véase la página 279), para todas sus atenciones.
»Preguntado: si ha tenido conocimiento para que estuviera prevenido de que se intentaba su evasión de Dapitan, dijo: que ha oído rumores de tal intento, pero que no se le ha dicho directamente al declarante, ni hubiera aceptado el salir en semejante forma de Dapitan, á no ser que hubiera sido arrancado violentamente y sin saberlo de antemano el dicente.
»Preguntado: si personas de importancia ó de representación por cualquier concepto de estas islas simpatizaban y apoyaban los ideales del declarante ostensiblemente, dijo: que no sabe de ninguna persona de representación é importancia, simpatice ni coadyuve en favor de los ideales del declarante, ni ostensible ni secretamente, y que más bien ha recibido pruebas en contrario.
»Preguntado: si conoce á José Ramos y á Doroteo Cortés, y qué clase de relaciones les une, dijo: que la primera vez que vino de Europa el declarante [1887] tuvo algún trato aquí en Manila con José Ramos; pero la segunda vez que vino de Europa [1892] no ha hablado ni visto siquiera á José Ramos. Respecto á Doroteo Cortés, le conoció de vista cuando era estudiante el dicente; pero no le ha hablado nunca; y hasta cree que Doroteo Cortés no le quiere bien, atribuyendo al declarante que fué la causa de su deportación. (Véase la página 302.)
»Preguntado: si conseguida la evasión de Dapitan en cualquiera forma, el declarante había de ir al Japón á reunirse con Doroteo Cortés y Marcelo H. del Pilar, para gestionar de aquel Gobierno que prestara ayuda á los filipinos, dijo: que no ha tenido conocimiento de semejante cosa, y que los que han propalado semejante especie, ignoraban sin duda el antagonismo que existe entre Doroteo Cortés y el declarante, que no les permite obrar juntos para nada.
»Preguntado: qué objeto y qué gestiones tenían las practicadas por el declarante para establecer una colonia filipina en Sandakan [Borneo], dijo: que no era una colonia filipina en Sandakan lo que proponía el declarante, sino domiciliarse con su familia en aquella colonia inglesa, como así se lo manifestó á S. E. el general Despujol en carta desde Hong-Kong, y de palabra cuando el declarante vino á Manila.»
Con esta declaración, un testimonio de las prestadas por los sujetos citados y copia de los documentos transcritos, el juez Olive se dirigió de oficio al general Blanco, el 26 de Noviembre, y éste, el día 2 de Diciembre, lo trasladó todo al capitán de infantería D. Rafael Domínguez, nombrado Juez especial, para que procediese «á incoar con la mayor actividad la correspondiente causa, haciéndole presente que el citado D. José Rizal y Mercado Alonso se halla preso comunicado en la Real Fuerza de Santiago, donde queda á su disposición.»
- ↑ Para esta parte, la más delicada, de nuestro trabajo tenemos á la vista infinidad de datos, entre los cuales descuellan los que bizarramente nos ha proporcionado D. Salvador Canals, director de Nuestro Tiempo. Este aventajado escritor acarició, años há, el propósito de escribir una obra intitulada Mane, Thecel, Phares, para la cual llegó á acopiar abundantes materiales: era su deseo hacer un estudio concienzudo acerca del Desastre Colonial, y entre los datos que logró reunir hay muchos que tratan del problema filipino, y entre ellos no pocos relacionados con la causa instruida contra Rizal y demás filipinos distinguidos. El señor Canals, al brindarnos generosamente sus papeles, nos dice, y así desea que conste, que responde de la veracidad de los documentos que iremos transcribiendo. Parécenos ocioso encarecer aquí cuánta es la gratitud que somos en deber al ilustre publicista Sr. Canals.
- ↑ Pertenecientes á Andrés Bonifacio, los cuales fueron descubiertos por la guardia civil Veterana de Manita en la bodega de Mr. Fresell, de la que aquél era guarda. Los papeles eran muchos, y la mayor parte escritos en tagalo. En los relacionados con Rizal, que se unieron á la causa grande, téngase presente que no eran todos ellos los originales precisamente, sino copias. Bonifacio, como se ve, acabó en acaparador de papeles patrióticos. Su archivo lo tenía en la bodega citada.
- ↑ Una prueba más, elocuentísima, de que el pueblo filipino estaba íntimamente persuadido de la inocencia de Rizal; que fué una superchería la que sirvió de pretexto para deportarle.
- ↑ Indudablemente, yerro: Doroteo Cortés y Ambrosio Salvador fueron deportados poco después que Rizal: en Septiembre de 1892.
- ↑ La mayor parte de ellas las publiqué integras en los tomos iii y iv de mi Archivo del Bibliófilo Filipino: Madrid, 1897 y 1898.