El general Don Pedro Santana y la anexión de Santo Domingo a España/05

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V[editar]

Baez, como él mismo ha probado recientemente, ha sido francés por cálculo ya que por principios no podía serlo: Santana, afecto siempre a la nacionalidad española, ha demostrado la franqueza y sinceridad de sus sentimientos, poniendo a la vez de manifiesto los nobles deseos del pueblo Dominicano.

Baez ha llegado al poder, no por las simpatías del pueblo a quien tiranizaba y dilapidaba, sino por medio de la intriga y la alevosía; Santana ha ocupado siempre la Presidencia previo el asentimiento de los dominicanos y merced a la legítima influencia que sobre ellos ha sabido ejercer y ejerce todavía, sin que nadie hasta el presente haya podido amenguarla.

Baez, desprestigiado antes de subir al poder, ha hecho sentir de un modo escandaloso los efectos de su administración corruptora apenas ha podido hacer uso de la fuerza; desde el primero al último dominicano le acusan de inmoral, cínico y dilapidador; Santana es universalmente aplaudido y realzado por haber impreso a su administración el sello de la mas estricta moralidad, castigando severamente los manejos que tendieran a menoscabar la justa reputación de su rígida conducta administrativa.

Baez, arrojado del poder, a trueque de dar rienda suelta a sus sentimientos mezquinos, ha tendido a disolver las fuerzas del país, de mancomún con sus eternos enemigos los haitianos; Santana ha unido esas fuerzas, dándolas cohesión y vigor, consiguiendo resistir a Baez y a Haití.

Baez, así que vio que el iris de paz empezaba a brillar en el horizonte del país, arrojó en él la tea de la discordia; Santana ha tenido que acudir a apagarla destruyendo sus perniciosos efectos.

Finalmente, tenemos un hecho general que ofrecer a la consideración del lector y que por su naturaleza da a conocer el carácter respectivo de cada uno de los hombres que comparamos.

Santana, vencedor, colmado de honores y riquezas, ocupando el poder, según declara el folletista, por espacio de mucho tiempo y habiendo llegado a él dueño de una fortuna, respetable, vive hoy en la pobreza; en tanto que Baez, vencido, derrocado, habiendo obtenido el poder en medio de la miseria y no obstante de haber pasado por él como una exhalación, subvenciona periódicos para combatir la grande obra de la anexión, hace gala de haber adquirido una fortuna en el gobierno y vive en la opulencia.

El secreto de la fortuna de Baez descansa en la inmoralidad de su administración; la humilde condición del general Santana consiste únicamente en su honradez y probidad mientras ha sido gobierno, en su comportamiento generoso cuando ha permanecido alejado de él.

Tal es el paralelo que cabe entre esos dos hombres tan distintos entre sí, y nosotros al consignar los datos precedentes, no hacemos mas que escribir el fallo que sobre ellos ha pronunciado el gran tribunal de la opinión.