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Album de un loco: 15

De Wikisource, la biblioteca libre.
Segunda parte de Album de un loco
de José Zorrilla

La inteligencia

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II

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EL GÉNESIS
Es cosa convenida que la historia
del mundo por el Génesis comienza;
puesto que el mundo sabio se halla falto
de más vieja y auténtica memoria,
ni hay dato de evidencia más notoria
que de cosa en contrario le convenza.

No extrañes, pues, lector, si no vacilo,
de aquesta relación, que es una trenza
de largos cabos hecha, en ir tan alto
clavo a buscar en que amarrar el hilo.

Verdad es que desde esta altiva cumbre,
que al empezar mi relación asalto,
para caer en nuestra edad de gloria,
de luz, charlatanismo y desvergüenza,
voy a tener, a fe, que dar buen salto;
mas no temas, lector, que me acongoje,
ni que mi poca gravedad me venza
en la inmensa parábola que trace,
cuando tal voltereta a dar me arroje.
Por mucho espacio que al caer abrace,
no te pases afán; en esta era
de fósforos, telégrafos y globos,
de vapor y gimnástica, cualquiera
en letras o en política se hace
a dar tales cabriolas y corcovos.

Yo soy hombre de alientos y de ahinco,
y verás con qué gracia doy el brinco.
Además de que siempre ha de haber bobos
que nos tomen por genios estupendos,
y vulgo que por sabios nos acoja,
que nos crea doctores reverendos
y nos tenga por unos Salomones,
si la historia al contar de… unos calzones,
verbigracia, mostrar se nos antoja
erudición, probando que es preciso
que hayan tenido origen en la hoja
con que Adán se salió del paraíso.

¿Qué tal hoja, lector? Si paradoja
te parece, convén en que no es floja;
y como la hallo original y nueva,
suéltola al viento; ahí va, si hay quien se atreva
(y brinca más que yo), que la recoja,
y entre las uñas se le torne breva.
Te desafío a que, por más que hagas,
me encuentres un bragólogo anticuario,
de esos que los museos nos dirigen,
chupándose un buen sueldo de erario,
que nos sepa buscar para las bragas,
ni más antiguo, ni mejor origen.
Tal es la ciencia de hoy; tal es el uso
de este siglo feliz, que, entre otras plagas,
tiene la de tener sabios sin ciencia,
tontos con borla, y pillos sin conciencia;
de este siglo de ruido y de bambolla,
de vanidad y de saber infuso,
en que nadie se aturde ni se atolla,
y en que, por recto o por torcido modo,
todos podemos aspirar a todo.

Así, pues, hasta el Génesis subiendo,
y hecha esta salvedad, sigo diciendo.

Del instinto social que Dios dió al hombre,
¿cómo usó el racional género humano?
El Génesis lo dice; no te asombre;
es la historia; Caín mató a su hermano.

El principio es atroz; mas es un hecho
consumado, lector; a lo hecho, pecho.

Ante la mancha que en la tierra humea
de aquella sangre que vertió su mano;
que del cadáver de su yerto hermano
con muda palidez se enseñorea,
blanco futuro del rencor humano,
vivo baldón de su mortal ralea,
del fratricidio al consumar el acto,
quedó el feroz Caín estupefacto.

Su padre le maldijo; él se fué lejos,
a engendrar hijos y a fundar ciudades;
y llegando a ser muchos y a muy viejos,
llegaron a maestros en maldades.
Seth, otro hijo de Adán, es el origen
de otra progenie buena: los dos nombres
que llevan sus dos razas, se dirigen
a marcarlas no más; los Cainitas
se llamaron los hijos de los hombres;
hijos de Dios los de su hermano; empero
las hijas de Caín eran bonitas,
y a los hijos de Seth, pueblo severo
y pío, logró amor prendar, mañero,
de las muchachas de Caín malditas.

La historia subsiguiente a estos amores
no se halla muy explícita en autores,
libro, ni tradición; mas tiene traza
de haber sido la cosa peliaguda,
puesto que, airado Dios, la humana raza
disolvió en un diluvio de agua cruda.

Esta primera prueba que dió el hombre
de su instinto social, no fué gran cosa
que digamos, ni pudo gran renombre
dar a su sociedad; mas es curiosa
de consignar; y aunque nos dé vergüenza,
lector, de confesarlo, así la historia
de la social humanidad comienza;
así empieza y concluye su memoria:
EN UN ASESINATO FRATRICIDA,
Y UN CHAPUZ GENERAL DE AGUA LLOVIDA.

Tal es la introducción, el primer acto
de la escena social. Salió la prueba
mala. Sirve el diluvio de entreacto;
llovió; cayó el telón; escena nueva.