Benjamín Constant de Rebecque (Juicios)

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Juicios de Napoleón de Anónimo
Nota: En esta transcripción se ha mantenido la ortografía original.

CONSTANT DE REBECQUE (Benjamin.) [1]


Madama de Staël, desechada por mí excitó desde luego a su servidor del momento, quien no entró noblemente en la carrera. Cuando la formación del tribunado, empleó este las mas vivas solicitaciones cerca de mí para ser comprendido en él. A las once de la noche, el estaba todavía a mis pies; a media noche, y pronunciado el favor, estaba ya rebelado hasta el insulto. La primera reunión de los tribunos fue para él una bella ocasión de decir invectivas. Por la tarde hubo iluminación en casa de Madama de Staël. Ella coronó a su Benjamín en medio de una reunión brillante y lo proclamó un segundo Mirabeau. A esta farsa ridícula, sucedieron planes más peligrosos. L. C.


  1. Nació en Ginebra, en 1769, de padres protestantes. Su padre era general. En 1796 M. Benjamin Constant se presentó a la barra del consejo de los 500 para reclamar los derechos de ciudadano francés en calidad de descendiente de una familia expulsada por la revocación del edicto de Nantes. Nombrado miembro del tribunado, en 1800, fue echado de este cuerpo, en 1802, como miembro de la oposición que se había formado en su seno; se alejó entonces de la Francia con Madama de Staël y se retiró a Goettingue. Vuelto a su patria, en 1814, desplegó una gran firmeza en escritos contra Napoleón; cuando los 100 días, mudó de opinión y fue nombrado consejero de estado: se le atribuyen los artículos adicionales a las constituciones del imperio. En 1820 M. Benjamin Constant habiendo sido nombrado miembro de la cámara de diputados, votó con la oposición, de quien es uno de los órganos elocuentes. Este diputado, reelecto en 1824, y 1826, es uno de los primeros publicistas de este siglo. Nos parece que Napoleón se muestra demasiado injusto hacia M. Benjamin Constant, que le hizo algunos servicios a su vuelta de la isla de Elba, y que, según dicen, le dio algunos consejos que él no siguió. Quizá él siguió este juicio en la memoria de Madama de Staël a quien en efecto este célebre orador fue muy afecto.