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Fisilología (DCB)

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Nota: En esta transcripción se ha mantenido la ortografía original.

FISILOLOGÍA.


Ramo de la ciencia médica que enseña el oficio de las partes del cuerpo humano, y los requisitos necesarios para el pleno ejercicio de sus funciones en todo lo que le constituye en estado de perfecta sanidad, ó sea cabal salud, que yo para mí deseo en compañía de todos los buenos españoles y hasta de los malos, si se hacen buenos.

A los escritores les conviene tener siquiera una tintura de esta ciencia; para, si se les ofrece hablar de alguna parte ú órgano del cuerpo humano, no escribir adefesios como aquel autor de mis pecados, que hablando del cerebro y el diafragma estampó que en el cerebro ú en el diafragma tenemos un hueso; el cual hueso, debiendo ser como todos insensible ni mas ni menos que el hueso de una aceituna sevillana, es no obstante el alma, principio y fin de toda sensibilidad. -- (V. Alma.)

Que un teólogo no sepa de fisiología, es muy de perdonar; pero que no la sepa, y sin que ni para que se ponga á definirla, esto perdonéselo Dios: que yo en conciencia crítica no puedo absolutamente. Yo no sé por que el lexicógrafo manual se mete á hablar de fisiología, ni porque dice que esta ciencia «es un método seguro para aprender á descreer los misterios de nuestra santa Religion.» -Para lo que es método seguro (buscando hasta lo mas lejos el enlace que pueda tener la fisiología con la religion) es para no dar en ocasiones al cuerpo, lo que solo es bueno para el alma; administrando v. gr. los sacramentos, cuando es menester administrar un par de ayudas ó unas ventosas sajadas: para no confundir un epiléptico, ó un hombre que tiene una gota coral que le parte el corazon, con un energúmeno á quien le berrea en el alma una legion de diablos: y sobre todo la fisiología es un soberano especifico para distinguir las flaquezas de estómago y de cabeza de los estásis ó arrobamientos de contemplacion perfecta. Asi lo hizo discretamente Santa Teresa con aquella monja ilusa que, teniendo menguado el seso á puros ayunos, consultaba con la Santa, (no sin su granito de vanidad) las apariciones y otros portentos celestiales que se le representaban por las noches en vision deleitable. Santa Teresa, aguda y sazonada sin segunda: «hermana (la contestó), coma y beba; y yo la fío que no verá visiones.» --Asi fué.

Pregunto: ¿en esto se implica ningun misterio de la Fé? ¿ofende esto á la moral, á las buenas costumbres, ni á las regalías de S. M.?