Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos: Capítulo VI
132 (76). En algunos de los nombres que se aplican a personas o cosas significando el lugar de su nacimiento o el país a que pertenecen, hay diferencia de terminaciones entre el sustantivo y el adjetivo; como vemos en godo, sustantivo, gótico, adjetivo; persa, sustantivo, persiano, pérsico, adjetivos; escita, sustantivo, escítico, adjetivo; celta, sustantivo, céltico, adjetivo. El sustantivo se aplica a personas e idiomas, el adjetivo a cosas: los persas fueron vencidos por Alejandro; Zoroastro escribió en el antiguo persa, llamado Zend; la vida errante de los escitas; el traje persiano; la lengua escítica; a diferencia de lo que sucede en los más de estos nombres, que siendo de suyo adjetivos, se sustantivan para significar o las personas o los respectivos idiomas: como francés, italiano, griego, turco.
133 (a). A veces hay dos o más adjetivos para significar una misma nacionalidad o país, pero que sin embargo no pueden usarse promiscuamente uno por otro. Así, de los tres adjetivos árabe, arábigo y arabesco, el primero es el que siempre se sustantiva, significando los naturales de Arabia, de manera que pudiendo decirse el árabe y el arábigo por la lengua (aunque mejor a mi parecer, el primero), no se toleraría los arábigos por los árabes, hablándose de la nación; pero el más limitado en sus aplicaciones usuales es arabesco, que apenas se emplea sino como término de pintura. Algunos se aplican exclusiva u ordinariamente a lo eclesiástico; verbigracia anglicano por inglés, hispalense por sevillano. Otros suenan mejor como calificaciones universitarias o académicas, verbigracia complutense por alcalaíno, matritense por madrileño. Dícese el golfo pérsico, no el golfo persiano. Sustantivos hay que sólo se aplican al idioma, como latín, romance, vascuence; romance se adjetiva en lenguas romances (las derivadas de la romana o latina). Hablando de los antiguos naturales de España o de una de sus principales razas, se dice iberos, que, aplicado a los españoles de los tiempos modernos, es puramente poético; ibérico se usa siempre como adjetivo: la península ibérica, las tribus ibéricas. Hispano, hispánico, son adaptables a la España antigua y la moderna, particularmente en poesía; pero el segundo no admite otro oficio que el de adjetivo, que es también el que más de ordinario se da al primero, al paso que español se presta a lo antiguo y lo moderno; es el más usual en prosa, sin que por eso desdiga del verso; y no se emplea menos como sustantivo que como adjetivo.
Presentamos estas observaciones como una muestra de la variedad de acepciones especiales que da el uso a esta especie de nombres, y de la necesidad de estudiarlo; porque sólo a los poetas es permitido hasta cierto punto usar indiferentemente los que pertenecen a cada país.