Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos: Capítulo XI

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Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos
Capítulo XI: Nombres numerales​
 de Andrés Bello

188 (90). Llámanse numerales los nombres que significan número determinado, sea que sólo expresen esta idea o que la asocien con otra. Son de varias especies.

Numerales cardinales

189 (91). Los numerales cardinales son adjetivos que significan simplemente un número determinado, como uno, dos, tres, cuatro, etc. Júntanse a veces dos o más de estos nombres para designar el número de que se quiere dar idea, como diez y nueve, veinte y tres, trescientos ochenta y cuatro, mil novecientos cuarenta y seis, doscientos sesenta y ocho mil setecientos cincuenta y cinco. En este último ejemplo se ve que los cardinales que preceden a mil denotan la multiplicación de este número, como si se dijese doscientas sesenta y ocho veces mil.

190 (92). Uno, una, carece de plural si se limita a significar la unidad. Puede tenerlo en los casos siguientes:

1.º Cuando es artículo indefinido; se le da este título siempre que se emplea para significar que se trata de objeto u objetos indefinidos, esto es, no consabidos de la persona o personas a quienes hablamos: un hombre, una mujer, unos mercaderes, unas casas.

2.º Cuando lo hacemos sustantivo, denotando el guarismo con que se representa la unidad: el once se compone de dos unos.

3.º Cuando significa identidad o semejanza: el mundo siempre es uno; no todos los tiempos son unos.

191 (93). Dos, tres, y todos los otros numerales cardinales son necesariamente plurales, a menos que los hagamos sustantivos, denotando los números en abstracto, o bien empleándolos como nombres de guarismos, naipes, regimientos, batallones, etc. En estos casos los hacemos del número singular, y podemos darles plural; verbigracia ocho es doble de cuatro; el veinte y tres se compone de un dos y un tres; el seis de infantería ligera; quedaban en la baraja tres doces.

192 (94). Ambos, ambas, es un adjetivo plural de que nos servimos para señalar juntamente dos cosas de que ya se ha hecho mención, o cuya existencia suponemos conocida, como cuando, hecha mención de dos hombres, digo, venían ambos a caballo, o sin mención precedente, tengo ambas manos adormecidas. Dícese también entrambos, y ambos o entrambos a dos.

193 (95). Ciento sufre apócope: cien ducados, cien leguas. La forma abreviada es necesaria antes de todo sustantivo, como en cien duraznos, cien pesos, o interviniendo solamente adjetivos, como en cien valerosos guerreros, cien aventuradas empresas; pero sería viciosa en cualquiera otra situación: los muertos pasaron de cien, cien de los enemigos quedaron en el campo de batalla, son expresiones incorrectas; bien que no dejan de encontrarse en distinguidos escritores modernos. Cuando precede a un cardinal, se distingue: si lo multiplica, se apocopa: cien mil hombres; si sólo se le añade, no sufre apócope: ciento cincuenta y tres, ciento veinte y tres mil.

194 (96). Ciento y mil se usan como sustantivos colectivos, y entonces reciben ambos números: las peras se venden a tanto el ciento; muchos cientos, muchos miles. Con ciento como colectivo se forman los adjetivos compuestos doscientos, trescientos, etc., que tienen dos terminaciones para los géneros: doscientos reales, cuatrocientas libras. Millón, billón, trillón, etc. (y lo mismo cuento, que en el significado de millón apenas tiene ya uso), se emplean constantemente como sustantivos colectivos.


Numerales ordinales

195 (97). Los numerales ordinales denotan el orden numérico: primero, segundo, tercero, noveno, décimo, undécimo, duodécimo, vigésimo, centésimo. Combínanse cuando es necesario, y entonces puede sustituirse a primero, primo, y a tercero, tercio: trigésimo primo, cuadragésimo tercio. Algunos otros hay que tienen también formas dobles, verbigracia séptimo y seteno, noveno y nono, vigésimo y veinteno, centésimo y centeno. Empléanse asimismo como ordinales los cardinales: la ley dos, el capítulo siete, Luis catorce, el siglo diez y nueve.

196 (98). Con los días del mes no se junta otro ordinal que primero, y ésa es también la práctica más ordinaria en las citas de las leyes. En las de capítulos se usan indiferentemente desde dos los ordinales y los cardinales, pero suelen preferirse los cardinales, desde trece.

197 (99). Con los nombres de reyes de España y de papas se prefieren constantemente los ordinales, hasta duodécimo: dícese Benedicto catorce y Benedicto decimocuarto; pero siempre Juan veinte y dos. Con los nombres de otros monarcas extranjeros solemos juntar los ordinales hasta diez u once los cardinales desde diez: Enrique cuarto (de Francia), Federico segundo (de Prusia), Luis once o undécimo (de Francia), Carlos doce (de Suecia), Luis catorce (de Francia).


Numerales distributivos

198 (100). No tenemos otro numeral distributivo que el adjetivo plural sendos, sendas; cuyo recto uso y significación se manifiestan en estos ejemplos: «Tenían las cuatro ninfas sendos vasos hechos a la romana» (Jorge de Montemayor); esto es, cada ninfa un vaso. «Eligiendo el duque tres soldados nadadores, mandó que con sendas zapas pasasen el foso» (Coloma); cada soldado con su zapa.

«Mirando Sancho a los del jardín tiernamente y con lágrimas, les dijo que le ayudasen en aquel trance con sendos paternostres y sendas avemarías» (Cervantes); cada uno con un paternóster y una avemaría. «El rey y la reina, vestidos de sus paños reales, fueron levantados en sendos paveses» (Mariana); el uno en un pavés y la otra en otro. «Envió (el rey moro de Córdoba) sus cartas para el rey de Galicia con dos hermosos caballos ricamente enjaezados y sendas espadas de Córdoba y de Toledo» (Conde); una de Córdoba y otra de Toledo. «Salieron de la nave seis enanos, tañendo sendas arpas» (Clemencín); cada enano una arpa. «Masanielo y su hermano iban en sendos caballos hermosísimos, enjaezados con primor y riqueza» (el duque de Rivas); Masanielo en un caballo y su hermano en otro. «Ya se hallaban todos ellos apercibidos, prontos en sendos caballos de pelea» (Martínez de la Rosa); cada uno en su caballo.

199 (a). Yerran los que creen que sendos ha significado jamás grandes o fuertes o descomunales. No puede decirse, por ejemplo, que un hombre dio a otro sendas bofetadas; y se dieron sendas bofetadas quiere decir simplemente que cada cual dio una bofetada al otro; sendos no envuelve ninguna idea de cualidad o magnitud, sino de unidad distributiva. Yerran más groseramente, si cabe, los que usan este adjetivo en singular, como lo hizo un célebre escritor del tiempo de Carlos III. La Academia no ha transigido con estas corruptelas, y sería de sentir que las autorizase.

200 (101). Para significar la distribución numeral nos servimos casi siempre de los cardinales, verbigracia asignáronsele cien doblones al año, o cada un año; nombrose para cada diez hombres un cabo; eligieron cada mil hombres una persona que los representase. Se usa, pues, cada como adjetivo de todo número y género bajo una terminación invariable; y sólo puede juntarse con los numerales cardinales uno, dos, tres, etc., subentendiéndose casi siempre el primero. En cada uno o cada una o cada cual, uno, una y cual son adjetivos sustantivados. Cada no se hace colectivo cuando se construye con sustantivos plurales, porque concierta con el verbo en plural, según se ve en el último ejemplo.

201 (a). En los siglos diez y seis y diez y siete se usaba de diverso modo este adjetivo. «Dejando en los fuertes cada dos compañías, volvió la gente a Antequera» (don Diego Hurtado de Mendoza); esto es, dos compañías en cada fuerte. «En recompensa del cargo que les quitaban, dieron (las cortes) a Juan de Velasco y a Diego López de Zúñiga cada seis mil florines; pequeño precio y satisfacción» (Mariana); seis mil florines a cada uno. «Ofreciendo Mr. de Vitry levantar dos compañías de cada ciento cincuenta caballos, tuvo maña», etc. (Coloma); cada una de ciento cincuenta caballos. «Presentaba a los clérigos cada sendas peras verdiñales» (don Diego Hurtado de Mendoza); una de estas frutas a cada clérigo. Esta locución es desusada en el día.


Numerales múltiplos

202 (102). Llámanse proporcionales o múltiplos los numerales que significan multiplicación, verbigracia doble o duplicada fuerza, triple o triplicado número, cuádrupla o cuadruplicada gente. Duplo y triplo son siempre sustantivos; los demás son adjetivos, que en la terminación masculina pueden sustantivarse: el doble, el cuádruplo, el décuplo, el céntuplo; lo que no se extiende a los que acaban en ado.

203 (103). Formamos también numerales múltiplos dando al respectivo cardinal la terminación tanto, como cuatrotanto. «Es verdad que el valor de esta industria (empleada por los extranjeros en las lanas españolas) supera en el cuatrotanto el valor de la materia que les damos» (Jovellanos). Pero no suelen formarse estos compuestos sino con cardinales desde tres hasta diez.


Numerales partitivos

204 (104). Los numerales partitivos significan división, verbigracia la mitad, el tercio, el cuarto. Comúnmente se emplean en este sentido los ordinales desde tercero en adelante, construidos con el sustantivo femenino parte, la tercera o tercia parte, la décima parte, etc., o sustantivados en la terminación femenina o masculina: una tercia, un tercio (no una tercera, un tercero), una cuarta, un cuarto, dos décimas, tres centésimos, etc.; sobre lo cual notaremos: 1.º que el ordinal masculino es general en su significado, mientras el femenino se aplica a determinadas cosas, como tercia, cuarta, de la vara; 2.º que la terminación femenina es menos usada que la masculina en la aritmética decimal; 3.º que cuando el ordinal sufre alteración en su forma, se aplica también a determinadas cosas, verbigracia sesma, de la vara, diezmo, de los frutos, impuesto fiscal o eclesiástico. En la aritmética se forman partitivos de todos los cardinales, simples o compuestos, desde once, añadiéndoles la terminación avo; un onceavo (1/11), dos veinteavos (2/20), treinta y tres centavos (33/100), novecientos ochenta y tres, mil-cuatrocientos-cincuenta-y-cinco-avos (983/1455).


Numerales colectivos

205 (105). Finalmente, los numerales colectivos son sustantivos que representan como unidad un número determinado, verbigracia decena, docena, veintena, centenar, millar, millón. Ya se ha dicho que ciento y mil se suelen emplear como colectivos.