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Inocentes (DFV)

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Nota: En esta transcripción se ha mantenido la ortografía original.

Inocentes

Inocentes (Degollación de los).

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CUANDO se habla de la degollación de los Inocentes, no se entiende ni las vísperas sicilianas, ni los maitines de París conocidos con el nombre del San Bartolomé, ni los habitantes del Nuevo mundo degollados porque no eran cristianos, ni los autos de fe de España y Portugal, &c. &c. &c.; por lo común se entiende los niños que fueron degollados en el distrito de Bethleem por orden de Herodes el grande, y que en lo sucesivo fueron transportados a Colonia, donde se encuentran algunos todavía.

Toda la Iglesia griega ha supuesto que fueron catorce mil los degollados.

Las dificultades que los críticos han objetado a este acontecimiento, todas han sido resueltas por los cuerdos y sabios comentadores.

También se han puesto dificultades sobre la estrella que condujo a los Magos desde el fondo del Oriente hasta Jerusalén. Se ha dicho, que siendo el viaje largo, debió aparecer la estrella por mucho tiempo sobre el horizonte; que sin embargo ningún historiador, excepto san Mateo, ha hablado jamás de esta estrella extraordinaria; que si hubiera brillado por tanto tiempo en el cielo, la habrían visto Herodes y toda su corte, del mismo modo que los tres magos, o reyes; que en consecuencia Herodes no había podido informarse diligentemente de estos reyes en qué tiempo habían visto esta estrella; que si estos tres reyes hubieran hecho al niño recién nacido los presentes de oro, de incienso y de mirra, sus padres habrían sido muy ricos; que Herodes no pudo creer que este niño, nacido en un establo en Bethleem, fuera rey de los Judíos, pues que este reino pertenecía a los Romanos, y era un don de César; y que si tres reyes de la India vinieran en el día a Francia y se detuvieran en casa de una mujer de Naugirard, no sería posible hacer creer al rey reinante que el hijo de esta aldeana era rey de Francia.

A estas dificultades, que son los preliminares de la degollación de los Inocentes, se ha respondido completamente bien; y se ha hecho ver, que lo que es imposible para los hombres, no lo es para Dios.

Respecto de la matanza de los niños, sea el número de estos de catorce mil, o mayor o menor, se ha demostrado que este horror espantoso y único en el mundo no era incompatible con el carácter de Herodes; que a la verdad, habiendo sido confirmado rey de Judea por Augusto, no podía temer nada de un niño nacido de padres oscuros y pobres en una aldea; pero que estando entonces atacado de la enfermedad de que murió, podía, tener la sangre tan corrompida, que hubiera perdido la razón y la humanidad; y en fin que todos estos acontecimientos incomprensibles, que preparaban unos misterios mas incomprensibles todavía, eran dirigidos por una Providencia impenetrable.

Se objeta que el historiador Josefo, casi contemporáneo, y que ha referido todas las crueldades de Herodes, no habla sin embargo de la matanza de los niños, ni de la estrella de los tres reyes; que ni Filón el judío, ni ningún otro Judío ni Romano han dicho nada de esto; y que hasta tres evangelistas han guardado el más profundo silencio sobre objetos tan importantes. Se responde que san Mateo los ha nunciado, y que el testimonio de un hombre inspirado es mas fuerte que el silencio de toda la tierra.

Los censores no se han rendido; y tienen la osadía de argüir al mismo san Mateo, porque él mismo ha dicho, que estos niños fueron degollados, "para que se cumpliesen las palabras de Jeremías: Una voz se ha oído en Rama, una voz de llantos y de gemidos, Raquel llorando a sus hijos, y sin consuelo porque ya no existen."

Estas palabras históricas se habían cumplido a la letra en la tribu de Benjamín, descendiente de Raquel, cuando Nabuzardan hizo perecer una parte de aquella tribu hacia la ciudad de Rama. Esto, dicen ellos, no era una predicción mas que lo que lo son estas palabras: "se llamará Nazareno. Y vino a vivir en una ciudad llamada Nazareth, para que se cumpliese lo que se había dicho por los profetas; se llamará Nazareno."

Y triunfan porque estas palabras no se encuentran en ningún profeta, lo mismo que triunfan porque Raquel, que lloraba a los Benjaminitas, en Rama, no tiene ninguna conexión con la degollación de los Inocentes en tiempo de Herodes.

También se atreven a suponer que siendo visiblemente falsas estas dos alusiones, son una prueba manifiesta de la falsedad de esta historia; y concluyen, que no hubo ni degollación de Inocentes, ni estrella nueva, ni viaje de tres reyes.

Todavía adelantan mas, y creen que entre la relación de san Mateo y la de san Lucas hay una contradicción tan grande como la de las dos genealogías referidas por ellos. [1] San Mateo dice que Josef y María se llevaron a Jesús a Egipto, temiendo que no fuese comprendido en la degollación: y san Lucas dice al contrario; "que después de haber cumplido todas las ceremonias de la ley, volvieron Josef y María a Nazareth su ciudad, y que iban todos los años a Jerusalén a celebrar la Pascua."

Ahora bien, era menester que se pasasen treinta días antes de que una parida se purificase y cumpliese todas las ceremonias de la ley. Esto hubiera sido exponerse durante estos treinta días a que pereciese el niño en la proscripción general. Y si sus padres fueron a Jerusalén a cumplir con la ley; es claro que no fueron a Egipto.

Estas son las objeciones principales de los incrédulos, que están bastante refutadas por la creencia de las Iglesias griega y latina. Si fuera necesario aclarar continuamente las dudas de todos los que leen la Escritura, sería menester pasar toda la vida disputando sobre todos los artículos. Refirámonos mas bien a nuestros maestros, a la universidad de Salamanca cuando estemos en España; a la de Coimbra si estamos en Portugal; a la Sorbona en Francia, y a la sagrada congregación en Roma. Sometámonos siempre de corazón y de entendimiento a lo que se exige de nosotros por nuestro bien.


  1. Véase Contradicción