Compendio de la filosofía: 05

CAPÍTULO II.

En que consista la felicidad.

Si hay en la Filosofía alguna qüestion obscura y confusa es esta. Veamos, pues, el modo de explicarla poco á poco, y conforme podamos. Ello parece cierto, que el fin último de qualquiera accion humana se ha de poner, ó en el placer, ó en la virtud, porque en qualquiera accion que el hombre hace busca siempre, ó aquel, ó esta; y si quiere el placer, jamas se le pregunta por que le quiere, creyendo que el placer se ha de querer por sí mismo: y lo propio se puede decir de la virtud. Por tanto reduciéndose el último fin al placer, ó á la virtud, parece que la felicidad no podrá separarse mucho de estas dos cosas.

De aquí han nacido varias opiniones muy diversas entre sí. Epicuro, que floreció por los tiempos de Aristóteles, quiso que la felicidad se pusiese solamente en el placer, pareciéndole que el hombre no pudiese por último querer otra cosa fuera del deleyte. La qual opinion es muy verisimil que la tomó de Aristipo, que fué cabeza de los Cirenaycos, y floreció antes que Aristóteles. Aunque algunos creen que Epicuro todo lo tomase de Demócrito, el qual Filósofo fué de la secta de los Eleáticos descendiente de ios Pitagóricos.

Zenon, que fué Xefe de los Estoicos, y vivió cerca de los tiempos de Epicuro, quiso que la felicidad no consistiese en otra cosa que en sola la virtud. Con todo no fué él el primero que fué de este dictamen; pues ya lo habia dicho Antístenes, Xefe de los Cínicos, el qual vivió algun tiempo antes que Aristóteles.

Platon, que tuvo en su escuela muchos hombres muy grandes, y entre otros al mismo Aristóteles, juzgó que la felicidad debia colocarse en la contemplacion de la idea del bien: lo qual necesita de una explicacion muy exacta. Pero luego hablarémos de esto.

Aristóteles fué de otra opinion, la qual explicarémos despues que hubiéremos discurrido alguna cosa acerca de las otras.