Compendio de la filosofía: 16
CAPÍTULO IV.
[editar]Y lo cierto es que no basta para ser la accion voluntaria el que sea hecha por un principio intrínseco, si el tal principio no se mueve con conocimiento; de otro modo se diria tambien voluntaria la caida de algun cuerpo grave, proviniendo de un principio intrínseco que está en el cuerpo mismo; la qual caida sin embargo no se dice voluntaria, pues aquel principio de donde ella procede, no se mueve por conocimiento, sino por otra causa.
De aquí es, que por la violencia se hace involuntaria la accion, y del mismo modo por la ignorancia. La violencia es, quando se hace una accion contra su propia voluntad por un principio extrínseco que impele para ello, como, por exemplo, si uno empujase al compañero siendo él empujado por otro, á quien querria, pero no puede resistir; y en tal caso la accion es involuntaria, porque no procede de principio intrínseco. La ignorancia es, quando uno hace una cosa sin conocimiento de lo que hace, y por falta de este conocimiento, no ha podido examinar las razones que hay para hacerlo. Y entonces la accion es involuntaria por falta de conocimiento.
Y para quitar qualquiera duda que podria originarse en este lugar, no será fuera de propósito el decir algo sobre aquellas cosas que se hacen por temor, las quales por algunos se confunden fácilmente con las que se hacen por violencia; y despues añadirémos algunas advertencias acerca de la ignorancia.
Las acciones que se hacen por temor, á fin de evitar alguna grave desgracia que nos amenaza, no dexan por eso de ser voluntarias, porque nacen de principio intrínseco, y se hacen con plenísimo conocimiento de aquello que se hace; como el que arroja las mercadurías por temor del naufragio, el qual las arroja moviéndose por sí mismo á hacerlo, y conociendo muy bien lo que hace. Luego la voluntad excitada por el temor no dexa de ser voluntad. Por esto dixeron bien los Juristas: Coacta voluntas voluntas est; y el famoso Pablo: Coactus volvi. Que si las leyes no tienen por voluntario aquello que uno hace movido por gran temor, y vemos que los contratos hechos de esta forma en muchísimos lugares se tienen por nulos, esto no es porque la accion no sea en la realidad voluntaria, sino porque no es voluntaria en aquel modo que requieren las leyes para el valor del contrato. Este voluntario que nace del temor, lo llama Aristóteles muy sabiamente voluntario mixto, porque por él querria el hombre no hacer aquello que hace; mas con todo lo hace queriéndolo hacer, y queriendo con disgusto, se verifica en cierto modo que á un mismo tiempo quiera, y no quiera.
Vengamos ahora á la ignorancia, acerca de la qual es de advertir, segun Aristóteles, que el que hace una cosa creyendo que hace otra, no siempre obra contra su voluntad; porque tambien obrando así puede hacer una cosa que despues le agrade el haberla hecho, ó por lo menos no le desagrade; mas si conociendo el error se pone triste y descontento, manifiesta bien que haya obrado contra su querer, y entónces la accion es sin duda involuntaria.
Hay dos divisiones de la ignorancia bien conocidas en las escuelas, las quales explicarémos ahora; mas por no omitirlas, que porque deban tener uso alguno en este nuestro Compendio.
Una es la ignorancia del derecho, ó sea de la ley, y otra la ignorancia del hecho. La ignorancia del derecho es quando uno conoce muy bien la accion que hace; mas con todo ignora la ley á que está sometida la tal accion, como uno que trae armas por la Ciudad, y no sabe que esto esté prohibido por las leyes. En este caso él conoce la accion, mas no todas las circunstancias de la accion, no sabiendo que por ella se viola la ley común; y aunque la accion de llevar armas es voluntaria, con todo no es voluntaria la transgresion. La ignorancia del hecho es, quando uno conoce muy bien la ley, pero no conoce plenamente la accion que hace; como quando uno lleva un baston, sin saber que dentro hay un puñal, y sabe por otra parte, que el llevar puñal está prohibido. En este puede decirse que sea involuntaria así la accion de llevar el puñal, como la transgresion.
Hay tambien la ignorancia vencible, y la ignorancia invencible. La ignorancia vencible es aquella, que podia evitarse solo con que la persona que la padece pusiese las diligencias debidas. La invencible es, quando ni con esto podia evitarse. Aquel que tiene v. gr. en casa un hijo, y no sabe que trata todo el día con gente maligna, y no lo sabe, porque no tiene cuidado, y no le observa, tiene una ignorancia vencible; porque si él hubiera puesto las diligencias que debia poner, sabria lo que no sabe. Pero si uno no sabe que aquel á quien encuentra, y que no conoce es un asesino, padece una ignorancia invencible. La ignorancia vencible no es bastante para que la accion no se tenga por voluntaria; porque aquel que no cuida de vencer la ignorancia, en cierto modo da á entender que la quiere; y de consiguiente quiere tambien en cierta manera los efectos que de ella provienen. Mas la ignorancia invencible hace involuntaria la accion, á lo menos por aquella parte sobre la que recae la ignorancia. Y esto baste en quanto á la accion voluntaria.