Muchas y muy varias son las qualidades del ánimo, las que por mas que sean bellas y apreciables, con todo no se les da lugar todavía entre las virtudes, y ménos entre los vicios sus contrarios. Pero conviene tratar de ellas, ya porque algunas disponen para la virtud, ya porque otras pertenecen en gran manera á la felicidad, y ya tambien porque muchas son tan semejantes á la virtud, que casi se confunden con ella; y es obligacion del Filósofo el distinguirlas. Mas no por esto nos detendrémos ahora á tratar de todas, sino solamente tocarémos algunas, que ya echó de ver, y notó Aristóteles; ni pondrémos gran cuidado en el órden, como una cosa que difícilmente podria ordenarse, y por otra parte no hay necesidad de ello.
Hablarémos en primer lugar de la virtud heroyca, la qual mas es un exceso de virtud, que virtud. Despues pasarémos á la continencia y á la tolerancia, la primera de las quales mira al placer, y la segunda al dolor. Explicadas estas tres qualidades y sus contrarios, hablarémos tambien de la vergüenza, la qual se excita quando el hombre echa de ver una cierta descompostura en sí mismo, y por el enojo que le causa quando la advierte en otros. Tambien discurriremos con alguna mayor extension acerca de la amistad, la qual parece en cierto modo virtud; y del placer, el qual ha subido á tanta estimacion, que para muchos hace las veces de la felicidad. De allí volviendo adonde comenzamos al principio, dirémos algo acerca de la felicidad, y pondrémos fin á este nuestro compendio.
