Compendio de la filosofía: 17
CAPÍTULO V.
[editar]Por tanto se ve claro, que para una accion libre se requiera, ademas de ser voluntaria, el que no se haga por necesidad; y así puede definirse diciendo que es: una accion voluntaria sin necesidad; ó para decir lo mismo de otro modo: una accion que proviene de principio intrínseco con conocimiento, é indiferencia para hacerla, ó dexarla de hacer. Las palabras de principio intrínseco con conocimiento, denotan que debe ser voluntaria; y las otras con indiferencia para hacerla, ó dexarla de hacer, quitan del todo la necesidad.
Se distingue en las Escuelas una libertad, que es y se llama de indiferencia, y otra libertad que no es así. La primera es la libertad que uno tiene de escoger entre dos partidos aquel que mas quiere, no estando de ninguna manera mas inclinado al uno que al otro. La segunda es aquella libertad que uno tiene de escoger el que mas le agrada de dos partidos, estando sin embargo mas inclinado al uno que al otro. Esta mayor inclinacion ciertamente no quita la libertad, porque aunque ella en verdad mueva al ánimo, no le hace fuerza, y aun él conducido muchas veces por la razon escoge y quiere aquel partido á que menos se inclinaba. Otras divisiones hay de la libertad; mas nosotros al presente para nada las necesitamos.
Aquí vendria bien una qüestion muy sutil y muy controvertida; esto es, si verdaderamente se da, y si el hombre tiene la libertad que hemos definido. Esta qüestion es sin duda importantísima en la Moral; pues si el hombre no es libre, y en todas sus acciones es conducido por una cierta fatal necesidad, ¿de qué sirven tantas leyes y tantos preceptos? Pero nosotros dexarémos esta disputa á los Físicos, á quienes toca en realidad el tratarla; y tendremos en tanto por cosa muy firme que el hombre sea libre, y no gobernado en todas las cosas por el destino, como quiso Zenon y muchos Estoicos; sin embargo de que Crisipo, que fué tambien de aquella secta, y oyó á Cleantes, y aun se dice que fué discípulo del mismo Zenon, sacó las acciones humanas de la potestad del destino. Y si con todo algun Estoico nos importunase, nosotros le responderémos, que si los hombres hacen por destino todo aquello que hacen, nosotros que creemos ser libres, deberíamos por esta razon ser destinados á creerlo; y si nos engañamos en esto, será culpa del destino, y no nuestra. Déxennos, pues, dar crédito á quien, segun su opinion, estemos destinados. Y esto baste en quanto á la libertad.