Quisquis de Ramus/2 (DFV)
Quisquis (Del) de Ramus..
El catálogo de las persecuciones seria larguisimo, sino tratáramos de abreviarlo.
El primero que suscitó la borrasca contra el muy estimable y muy sentido Helvecio, fué un convulsionarillo.
Si este miserable hubiera sido un verdadero literato, hubiera censurado con honradez los defectos del libro. Pero esclamar que era un deista y un ateista al mismo tiempo; recurrir indignamente á estas dos acusaciones contradictorias; intrigar para perder á un hombre de un grandísimo mérito, para despojarlo á él y á su aprobador de sus empleos; solicitar contra él, no solamente á la sorbona que no puede hacer ningun mal por si misma, sino tambien al parlamento que podia hacer muchísimo: todo esto fué la maniobra mas ruin y mas cruel; y todo esto es lo que han hecho dos ó tres hombres llenos de fanatismo, de orgullo y de envidia.
DEL GACETERO ECCLESIASTICO.
Cuando salió á luz el Espíritu de las leyes, no dejó el gacetero eclesiástico de ganar el dinero, como lo hemos observado, acusando en dos hojas absurdas de deista y de ateo al presidente de Montesquieu. En cualquiera otro gobierno era perdido Montesquieu; pero las hojas del gacetero, aunque á la verdad se vendieron bien porque eran calumniosas, le valieron tambien la mofa y el horror del público.
DE PATOUILLET.
A un exjesuita, llamado Patouillet, se le ocurrió en 1764 hacer una pastoral con el nombre de un prelado, en la que acusaba tambien á dos literatos conocidos de deistas y de ateos, segun la loable costumbre de estos señores. Pero como esta pastoral atacaba tambien á todos los parlamentos del reino, y como por otra parte estaba escrita en estilo de colegio, casi no fué conocida mas que del procurador general que la delató, y del verdugo que la quemó.
DEL DIARIO CRISTIANO.
Algunos escritores habian emprendido un diario cristiano, como si todos los demas diarios fueran idólatras. Estos rendian su cristianismo por una peseta al mes; en seguida lo propusieron á tres reales, luego bajó á veinte cuartos, y despues desapareció para siempre. Estas buenas gentes habian renovado en 1760 la acusacion ordinaria de deismo y de ateismo contra M. de Sain Foix, con la ocasion de algunos hechos muy ciertos referidos en la historia de las calles de París. Esta vez encontraron en el autor que atacaban, un hombre que se defendia mejor que Ramus; y les suscitó un proceso criminal. Estos cristianos se vieron obligados á retractarse; despues de lo cual volvieron á la nada.