Reír, Risa (DFV)

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Nota: En esta transcripción se ha mantenido la ortografía original.

Reir, Risa.

Ninguno que se haya reido alguna vez, duda que la risa es la señal de la alegria, como las lágrimas son el sintoma del dolor. Los que buscan las causas metafisicas de la risa, no son alegres; y los que saben, porqué la alegria que escita á la risa, retira hacia las orejas el músculo zigomático que es uno de las trece músculos de la boca, son sapientisimos. Los animales tienen tambien este músculo como nosotros; pero no se rien de alegria, de la misma manera que tampoco lloran de tristeza. Un ciervo acosado puede hacer salir de sus ojos un humor, como le sucede al perro que es disecado vivo; pero no lloran á sus queridas ni á sus amigos como nosotros; ni tampoco prorrumpen en carcajadas de risa á la vista de un objeto cómico: el hombre es el único animal que llora y que rie.

De la misma manera que no lloramos sino por lo que nos aflije, tampoco reimos sino por lo quo nos alegra. Los habladores han supuesto que la risa proviene del orgullo, y que el que se rie se cree superior al que es el objeto de la risa. Es cierto que el hombre que es un animal risible, es tambien un animal orgulloso; pero el orgullo no hace reir: un niño que se rie á carcajadas, no se abandona á este placer porque se cree superior á lo que le hace reir: y si se rie cuando le hacen cosquillas, seguramente no es porque está sujeto al pecado mortal del orgullo. Yo tenia once años cuando leí por la primera vez el Anfitrion de Moliere, y me reí casi hasta caerme de espaldas: ¿Seria por orgullo? Yo estaba solo, y ciertamente no hay orgullo cuando no hay testigos á quien manifestarlo. ¿Seria por orgullo cuando el amo del borrico de oro se echó á reir de ver á su borrico comer y cenar? El que se rie esperimenta cierta alegría con este movimiento sin tener ninguna otra sensacion.

Todos los gozos no hacen reir, pues los grandes placeres son muy serios; y jamas han hecho reir á nadie los del amor, de la ambicion y de la avaricia.

La risa llega algunas veces hasta las convulsiones; y aun se dice que algunas personas han muerto de risa: trabajo me cuesta creerlo, pero seguramente han muerto muchas mas de disgustos y sentimientos.

Los vapores violentos que en tanto escitan las lágrimas, y en tanto los síntomas de la risa, contraen á la verdad los músculos de la boca, pero esta no es una risa verdadera, sino una convulsion y un tormento. Las lágrimas pueden ser entónces verdaderas porque se sufre; pero la risa no lo es y así ha sido preciso darle otro nombre, y se ha llamado risa sardónica.

La risa maligna, perfidum ridens, es otra cosa muy distinta; pues es la alegría de la humillacion de otro. Al que nos ha prometido hacer maravillas y solamente hace necedades, lo perseguimos con carcajadas de risa, pero esto es mas bien chiflar que reir. Nuestro orgullo se mofa entónces del orgullo del que nos ha creido engañar. En la Escocesa se chifla á nuestro amigo Freron, mas bien que se rie, y yo gusto hablar siempre del amigo Freron, porque esto me hace reir.