Quisquis de Ramus/3 (DFV)
Quisquis (Del) de Ramus.
Continuación.
DE NONOTTE.
Otro ex jesuita, llamado Nonotte, del que algunas veces hemos dicho dos palabritas para ayudar á conocerlo, hizo tambien la misma maniobra en dos volúmenes, y repitió las acusaciones de deismo y ateismo contra un hombre bastante conocido. Su grande prueba era que hacia cincuenta años que este hombre habia traducido en una tragedia dos versos de Sófocles, en los que se dice que los sacerdotes paganos se habian engañado frecuentemente. Nonotte envió su libro á Roma al secretario de los breves, y esperaba un beneficio, que no consiguió; pero tuvo el honor inestimable de recibir una carta del secretario de los breves.
Es una cosa graciosa que todos estos dogos atacados de la rabia tengan tambien vanidad. Este Nonotte, regente de colegio y predicador de aldea, el mas ignorante de los predicadores, habia impreso en su libelo que Constantino fué en efecto muy dulce y muy honrado en su familia; y que en consecuencia se le habia aparecido el labarum en el cielo; que Diocleciano habia pasado toda su vida en asesinar cristianos para divertirse, aunque los protejió durante diez y ocho años sin interrupcion; que Clodovico no fué nunca cruel; que los reyes de aquella época no tuvieron jamas muchas mugeres al mismo tiempo; que los confesonarios se usaban desde los primeros siglos de la Iglesia; y que fué una accion muy muy meritoria levantar una cruzada contra el conde de Tolosa, darle azotes y despojarlo de sus estados.
M. Damilaville se dignó censurar los errores de Nonotte, y le advirtió que no era muy cortés decir grandes injurias sin ninguna razon al autor del Ensayo sobre las costumbres y el espíritu de las naciones; que un crítico está obligado á tener siempre razon; y que Nonotte habia observado muy pocas veces esta ley.
¡Como! esclama Nonotte; ¡yo no tengo siempre razon, yo que soy jesuita, ó que por lo ménos lo he sido! ¡Yo poder engañarme, yo que he regentado en Provincia y que hasta he predicado! Y he aquí á Nonotte que hace otro grueso volúmen, para probar al universo, que si se ha engañado, ha sido sobre la fe de algunos jesuitas; y que por consiguiente se le debe creer. El amontona yerros sobre equivocaciones para quejarse al universo de la sin razon que se le ha hecho, y para ilustrar al universo muy poco instruido de la vanidad de Nonotte y de sus errores.
Todas estas gentes encuentran siempre malo que nadie se atreva á defenderse contra ellos. Se parecen al Escaramuche de la antigua comedia italiana, que robaba una valona de punto á Mezetin: este rompía un poco la valona al defenderse, y Escaramuche le decia: ¡Como! ¡Insolente, tú me rompes mi valona!
DE LARCHER, ANTIGUO PASANTE DEL COLEGIO MAZARINO.
Otra antorcha de colegio, un tal Larcher, podia sin ser un mal hombre hacer un mal libro de critica, en el que parece que convida á todas las señoras hermosas de Paris á que vengan á la Iglesia de N. Señora á dormir por el dinero con todos los carromateros y todos los barqueros, y esto por devocion. Pretende que los jóvenes Parisienses son muy propensos á la sodomia; y da por garante á un autor griego su favorito. Se estiende con complacencia sobre la bestialidad; y se enfada muy seriamente, porque en una errata de su libro se ha puesto por equivocacion: dice, bestialité: léase bítise.
Pero este mismo Larcher principia su libro, como los de sus cofrades, queriendo hacer quemar al abate Bazin; al que acusa de deismo y de ateismo porque ha dicho que las plagas que aflijen á la naturaleza, vienen todas de la Providencia. Y despues de esto se admira M. Larcher de que nos burlemos de él.
Al presente que son reconocidas todas las imposturas de estos señores, que los delatores en materia de religion son el oprobio del género humano, y que si sus libros encuentran dos ó tres lectores no escitan mas que la risa; es una cosa divertida ver como todas estas gentes se imaginan que el universo tiene los ojos sobre ellos, y como acumulan folletos sobre folletos, en los que toman por testigo á todo el público de sus inumerables esfuerzos para inspirar las buenas costumbres, la moderacion y la piedad.