Secta (DFV)

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Diccionario Filosófico - Tomo IX de Voltaire
Nota: En esta transcripción se ha mantenido la ortografía original.

Secta.

Toda secta, sea del género que quiera, es la reunion de la duda y del error. Escotistas, tomistas, reales, nominales, papistas, calvinistas, molinistas, jansenistas, todos no son mas que nombres de guerra.

En geometría no hay sectas; ni se dice un euchidiano, un arquimediano.

Cuando la verdad es evidente, es imposible que se susciten ni partidos ni facciones. Jamas se ha disputado si es de dia al medio dia.

Una vez conocida la parte de la astronomía que determina el curso de los astros, y la aparicion de las eclipses, se acabaron las disputas entre los astrónomos.

¿Porqué no se dice en Inglaterra, yo soy neutoniano, lockciano, ó haleyano? Porque ninguno que haya leido puede reusar su consentimiento á las verdades que han enseñado estos tres grandes hombres. Cuanto mas reverenciado es Newton, tanto ménos se titulan neutonianos; porque esta palabra supondria que hay anti-neutonianos en Inglaterra. Puede ser que haya todavía algunos cartesianos en Francia; y esto consiste unicamente en que el sistema de Descartes es un tejido de imaginaciones erroneas y ridículas.

Lo mismo sucede en el corto número de verdades de hecho que estan bien averiguadas. Cuando Rymer ha compilado auténticamente los hechos de la torre de Londres, no ha habido rimerianos; porque á nadie se le ha ocurrido combatir esta compilacion. En ella no se encuentran ni contradicciones, ni absurdos, ni prodigios; nada que repugne á la razon, y por consiguente nada que se esfuercen los sectarios á sostener, ó á combatir con argumentos absurdos: y todo el mundo conviene en que la obra de Rymer es digna de fe.

Tú eres mahometano; luego hay gentes que no lo son; luego tú puedes muy bien engañarte.

¿Cual seria la verdadera religion, si no existiese el cristianismo? Seria la que no tuviese sectas, la que reuniera necesariamente todos los ánimos.

Ahora bien, ¿en qué dogma estan todos conformes? En la adoracion de un Dios, y en la probidad. Todos los filósofos de la tierra que han tenido una religion, han dicho en todos tiempos: Hay un Dios, y es menester ser justo. He aquí pues la religion universal establecida en todo tiempo entre todos los hombres.

El punto en que todos convienen, es pues verdadero, y los sistemas en que difieren, son falsos.

Mi secta es la mejor, dice un bracman. Pero, amigo mio, si tu secta es buena, es tambien necesaria; porque si no fuera absolutamente necesaria, me confesarás que seria inútil: si es absolutamente necesaria, lo es á todos los hombres; ¿como pues puede suceder que todos los hombres no tengan lo que les es absolutamente necesario? ¿Como puede suceder que lo restante de la tierra se mofe de ti y de tu Bracma?

Cuando Zoroastro, Hérmes, Orfeo, Mínos y todos los hombres grandes de la tierra dicen: Adoremos á Dios y seamos justos; nadie se rie; pero toda la tierra chifla al que pretende que no se puede agradar a Dios, sino teniendo al tiempo de morir una cola de vaca, ó al que quiere que nos cortemos un pedazo del prepucio, al que consagra los cocodrilos y las cebollas, y al que quiere que la eterna salvacion dependa de un hueso de un muerto que llevemos debajo dela camisa, ó de una indulgencia plenaria que se compra en Roma por dos sueldos y medio.

¿De donde viene este concurso universal de risas y de diluidos desde un cabo al otro del mundo? Preciso es que las cosas de que se burla todo el universo, no sean de una verdad muy evidente. ¿Qué diremos de un secretario de Sejan, que dedicó á Petronio un libro de un estilo hinchado, que tituló: "La Verdad de los oráculos sibilinos probada por los hechos?"

Este secretario nos prueba, primeramente que era necesario que Dios enviase á la tierra muchas sibilas, una despues de otra; porque no habia otros medios de instruir á los hombres. Está demostrado que Dios habló con estas sibilas; porque la palabra sibila, significa consejo de Dios. Ellas debian vivir mucho tiempo; porque este es el menor privilegio de las personas con quien habla Dios. Ellas fueron en número de doce, porque este número es sagrado. Ellas habian predicho ciertamente todos los acontecimientos del mundo; porque Tarqino el soberbio le compró á una vieja tres de sus libros en cien escudos. ¿Qué incrédulo, añade el secretario, se atreverá á negar todos estos hechos evidentes que han pasado en un rincon de la superficie de toda la tierra? ¿Quien podrá negar el cumplimiento de todas sus profecias? ¿No ha citado el mismo Virgilio las predicciones de las sibilas? Si no tenemos los libros sibilinos originales, escritos en un tiempo en que no se sabia ni leer, ni escribir, ¿no tenemos sus copias auténticas? Forzoso es que la impiedad se calle ante estas pruebas. Asi hablaba Houttevillus en Sejan, que esperaba conseguir una plaza de augur con cincuenta mil libras de renta; pero no consiguió nada.

Confieso que lo que enseña mi secta, es oscuro, dice un fanático; pero en virtud de esta oscuridad es menester creerlo, porque ella misma dice que está llena de oscuridades. Mi secta es estravagante, luego es divina; porque, ¿como lo que parece tan loco, pudiera ser admitido por tantos pueblos, si no tuviera algo de divino? Por esta razon precisamente dicen los Sonnitas que el Alcoran tiene una cara de ángel y otra de bestia: no os escandaliceis del morro de la bestia, y reverenciadla cara del ángel. Así habla este insensato; pero un fanático de otra secta le responde: Tú eres la bestia y yo soy el ángel.

Ahora bien. ¿quien juzgará este pleito? ¿Quien decidirá entre estos dos energúmenos? El hombre de razon, imparcial, é instruido en una ciencia que no consista en palabras; el nombre despreocupado y amante de la verdad y de la justicia; el hombre, en fin, que no es bestia, y que no se cree ángel.