Señor/2 (DFV)

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Señor. Sección II.

¿Como ha podido un hombre llegar á ser el señor de otro, y por qué especie de magia incomprensible ha podido llegar á ser el señor de muchos? Sobre este fenómeno se han escrito muchos y buenos volúmenes; pero yo doy la preferencia á una fábula india, porque es corta, y porque las fábulas lo han dicho todo.

Adimo, el padre de todos los Indios, tuvo dos hijos y dos hijas de su muger Procriti. El mayor de los hijos era un gigante vigoroso, el menor era un jorobado muy pequeño, y las dos hijas eran bonitas. Luego que el gigante sintió su fuerza, durmió con sus dos hermanas y se hizo servir por el jorobadillo. De las dos hermanos una fué su cocinera y otra su jardinera. Cuando el gigante queria dormir, ataba á un árbol á su hermano menor; y cuando este se escapaba, lo cojia en cuatro zancadas, y le daba veinte azotes con un nervio buey.

El jorobado se hizo sumiso y el mejor súbdito del mundo. Contento el gigante de verlo llenar sus deberes de súbdito, le permitió dormir con una de sus hermanas, de la que se habia cansado. Los hijos que vinieron de este matrimonio no eran enteramente jorobados, pero tenian el cuerpo un poco contra hecho. Estos fueron educados en el temor de Dios y del gigante; y con esta escelente educacion, se les enseñó que su gran tio era gigante de derecho divino, y que podia hacer de toda su familia lo que le diera la gana: que si habia alguna sobrina, ó resobrina bonita, era para él solo sin dificultad, y que nadie podia dormir con ella, hasta que él ya no la quisiese.

Muerto el gigante, su hijo que no era ni con mucho tan fuerte ni tan grande como él, creyó no obstante que era gigante de derecho divino como su padre. En consecuencia quiso hacer trabajar para él á todos los hombres, y dormir con todos las mugeres. La familia se coligó contra él, lo acogotó y se hizo república.

Los Siameses pretenden, que la familia habia principiado siendo republicana, y que el gigante no vino hasta despues de muchos años y de muchas disenciones: pero todos los autores de Benares y de Siam convienen en que los hombres vivieron una infinidad de siglos ántes de tener el talento de hacer leyes; lo que prueban por una razon que no tiene réplica; y es, que aun en el dia en que todo el mundo se precia de tener talento, no se ha encontrado todavía el medio de hacer una veintena de leyes pasaderas.

Tambien es una cuestion indisoluble en la India, la de si las repúblicas han sido establecidas ántes ó despues que las monarquías; si la confusion ha debido parecer á los hombres mas horrible que el despotismo. Yo no sé lo que ha sucedido en el órden de los tiempos; pero en el de la naturaleza, es indispensable convenir en que, naciendo todos los hombres iguales, la violencia y la habilidad han hecho los primeros señores: las leyes han hecho los últimos.